Una
vasta experiencia de luchas del movimiento de mujeres y de la
intensificación en estos últimos años, para enfrentar fenómenos como la
violencia doméstica, la trata, derechos sexuales y reproductivos,
aborto, acoso sexual e igualdad de oportunidades en el ámbito laboral,
hacen visible que muchos de estos hechos han sido considerados
naturales. Aunque distintos organismos del gobierno tomaron algunas
iniciativas para abordar la gama de problemas enunciados, creemos
necesario interrogar ese conjunto de prácticas e introducir una
reflexión acerca de la relación de nuestras propuestas, los logros, las
dificultades y las perspectivas.
Cuando las mujeres solicitamos y/o exigimos al Estado:
• Reconocimiento a decidir sobre nuestro propio cuerpo;
• Igualdad de oportunidades entre varones y mujeres en el ámbito laboral.
¿A qué Estado nos estamos dirigiendo?
Creemos
pertinente un debate sobre el carácter del Estado en el sistema
capitalista, diferenciando el gobierno, como sistema administrativo
aparentemente neutro con su base material y su andamiaje jurídico.
¿Cuáles son las condiciones de vida, de producción y de reproducción y el papel de las instituciones sociales?
Las
instituciones sociales dijo F. Engels (1), bajo las que viven los
hombres de una época y de un país dado, están íntimamente enlazados con
estas dos especies de producción, por el grado de desarrollo del trabajo
y por el de la familia.
F. Engels (2), caracteriza el Estado:
El
Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por
otra, tanto en la república democrática como en la monarquía; y en el
mejor de los casos, un mal que transmite hereditariamente al
proletariado triunfante en su lucha por la dominación de clase, cuyos
peores lados, el proletariado victorioso, lo mismo que la Comuna, no
podrá cercenar de golpe hasta que una nueva generación, educada en
nuevas y libres condiciones sociales, sea capaz de tirar a la basura
todo el armatoste del Estado.
A. Borón analiza tres dimensiones analíticamente separables:
En
primer lugar, el estado capitalista es un estado de clase y, en cuanto
tal, “representa” la condensación de las relaciones de dominio y
supeditación que existen en un determinado momento del desarrollo
social. Esa y no otra es “representatividad” de la vida estatal; no
representa la voluntad de todos los/as ciudadanos como pretende el saber
convencional de las ciencias sociales sino el provisorio equilibrio a
que se llega en la lucha de clases. Equilibrio que no borra la
existencia de una clase dominante, más o menos diversificada o unificada
según los casos y su enfrentamiento con las clases dominadas. Y como
estado capitalista su lógica de funcionamiento lo lleva a garantizar
incesantemente la reproducción de las relaciones capitalistas de
producción (…)
El
Estado es también un aparato administrativo, político, legal, pero esta
superestructura descansa sobre un conjunto de relaciones de fuerzas
entre las clases fundamentales, sus aliados y sus representantes
políticos (…) Cabe recordar que el estado, en tanto conjunto de aparatos
administrativos, burocráticos, legales e institucionales tiene, como su
fundamento final y decisivo el monopolio de la violencia.
En
tercer lugar el estado también aparece como un escenario “neutro” dónde
se dirimen los grandes enfrentamientos sociales. Apariencia que oculta
su esencia clasista para mejor garantizar el predominio de la clase
dominante.
¿Qué rasgos tienen estos enfrentamientos? Según Samir Amin. (3)
La
modernidad y la democracia inicia la liberación del individuo y, más
allá potencialmente, la de la sociedad. Pero solamente la inician porque
quedan encerradas en las exigencias de la reproducción capitalista (…).
Simultáneamente, la modernidad y la democracia transforman al Estado y
la política, lugar a la vez de conflictos alrededor del poder y de
conflicto en sus propios terrenos.
En
este terreno se mueven las luchas que hacemos referencia al inicio del
artículo. Cada una de ellas implica subvertir un andamiaje construido
durante siglos. Las alteraciones que permite este orden, tiene un núcleo
duro, donde confluyen intereses económicos, políticos en connivencia
con el poder policial.
Estas
barreras las encontramos cuando hablamos de igualdad de oportunidades
de varones y mujeres en el campo laboral, dado que el cuerpo social es
desigual. Asimismo sucede con otras reivindicaciones legítimas como la
prevención de las muertes de las mujeres por abortos clandestinos o la
trata de personas.
Un debate que tiene un siglo en nuestro país
Debate y revisión con las tesis de Marx
El debate central era alrededor del tema del poder, consustanciado con la idea de progreso dentro del sistema capitalista.
Desde
el año 1911 se publicaron en La Vanguardia una serie de artículos que
en forma directa e indirecta, polemizaban y/o bosquejaban un abordaje
diferente frente al sistema capitalista. El común denominador era la
propuesta de reformas dentro del propio sistema, oponiéndose al esquema
de división de clases existente.
En
forma sintética exponemos los conceptos de Antonio Tomaso, Enrique
Dickman, Emilio Vandervelde, Carlos Kautsky, A. Zerboglio, Jaime Vera,
Juan B Justo sobre temas como la relación entre el socialismo y la
patria, el nacionalismo, la democracia y la lucha términos en que se
desarrolla la lucha de clases.
Contra
el dogmatismo, se revisa la tesis sobre la conquista violenta del poder
y los términos en que se desarrolla la lucha de clases.
El 17 de marzo de 1911, Antonio Tomaso, en un extenso artículo titulado Dos aniversarios –Carlos Marx, resalta sus méritos:
“una
poderosa cabeza pensadora” y una gran “vida en constante lucha de
ideal”. El autor reconoce que con el desarrollo del capitalismo, “la
realidad social nos dice que la relativa concentración de la industria
ha corrido pareja en gran parte con una mayor distribución de la riqueza
(…) que el progreso del capitalismo ante el cual se ha levantado la
múltiple organización de los trabajadores, no va seguido de una miseria
creciente, sino al contrario por un creciente bienestar; que la
complicada división del trabajo producido por el enorme adelanto de la
técnica que aumenta y diversifica las operaciones, se ha roto la
homogeneidad en el campo del pueblo productor, dentro del cual hay ahora
distintas necesidades y aspiraciones y que con la extensión del
sufragio se hace cada vez más difícil la conquista violenta del poder
político porque asciende cada vez más la democracia, estado político
social menos rígido, más maleable, más susceptible de transformaciones.
(…)
La
lucha de clases es hoy resorte conocido y comprendido de la historia
nueva, hecha intencionalmente por los hombres por ese formidable
ejército de la Internacional obrera y socialista que bajo distintos
cielos y adaptándose a las condiciones históricas y peculiares de cada
país, realiza la conquista del poder político extendiendo la democracia y
creando por su esfuerzo técnico y directo un poder económico propio.
En
1912, en el X Congreso del PSA, continuando con su preocupación por la
legislación en materia laboral, la organización de los/as
trabajadores/as, consideraron que el salario femenino era la principal
causa de la depresión de los salarios masculinos y resaltaron la
necesidad de la participación de las mujeres en las organizaciones
gremiales y resolvieron (4):
1-
organizar a las mujeres trabajadoras en ‘Sindicatos Mixtos’ en las
industrias que empleen obreros de ambos sexos y en ‘Sindicatos
femeninos’ donde haya sólo empleadas mujeres;
2- promover una encuesta sobre el trabajo a domicilio y reglamentar el trabajo del mismo;
3- establecer la jornada máxima de 8 horas;
4- fijar un salario mínimo legal.
Los
términos de la acción parlamentaria de los diputados socialistas fue
planteada por Juan B. Justo en 1912, en relación con la clase
trabajadora y el DNT. (5)
Polemiza con los que creían que la cuestión social se terminaba con algunas leyes obreras señalando:
El
punto de vista de los diputados socialistas es otro muy distinto.
Tratamos ante todo, dar a la lucha que sostiene la clase trabajadora por
su emancipación (…) la intervención del Estado, la extensión de sus
atribuciones no la queremos, señor presidente, sino en la medida en que
la clase trabajadora penetre dentro del poder político e impregne al
Estado de sus ideales. (…)
No
es posible que una nación cualquiera joven o vieja, nos dijo un día
Jaurés llegue a la plenitud de la vida nacional sin la intervención de
una fuerza obrera organizada; ella agranda la patria porque con su
progreso la patria deja de ser un privilegio, para convertirse en la
esperanza de todos. La frase famosa del manifiesto comunista, casi
idéntica a la de patriota Saint Just, podía aplicarse como lo hace notar
Bernstein a los obreros de la época excluidos de la vida política; pero
ha perdido su valor en nuestros días y lo perderá cada día más a medida
que gracias a la influencia creciente de la democracia social, el
obrero se convierta cada vez más en ciudadano cooperador de los bienes
común de la nación.”
Existe
un hilo conductor entre el cuestionamiento a Marx de Antonio Tomaso y
la expectativa abierta que la clase obrera tuviera un interés común con
quienes la explota y un aparato estatal estructurado para avalar la
opresión.
El
distanciamiento del concepto de clases sociales, la descalificación
sobre el sentido de las luchas, los intereses contrapuestos surgidos en
esta sociedad quedan cristalizados en esta teoría:
El
socialismo y la vida es “la doctrina más amplia y universal que
registra la historia. En su seno caben muchas hipótesis teorías,
escuelas, etc. No por eso es menos científico ni verdadero. Y los
hombres que en sus filas se alistan, lucha, meros detalles del conjunto.
Enrique
Dickman, lanza esta propuesta en La Vanguardia del 19 de agosto de
1913, basándose en la teoría de la evolución, considera: el concepto más
fecundo y universal que haya formulado la mente humana. Es la moderna
brújula de las ciencias físico-naturales, como de las
económico-sociales. Es la estrella polar que guiara a los hombres hacia
un risueño y feliz porvenir.(…)
Que
la lucha cotidiana se entable en tal o cual terreno; que en un momento
dado sea más o menos áspera; que los grupos sociales, combatan más o
menos lealmente y con tal o cual arma; que a veces sea necesario el
sacrificio de muchas vidas para obtener una insignificante reforma; todo
esto no autoriza a generalizar ni a formular teorías. Son simples
incidentes de la lucha, meros detalles del conjunto.
De
este modo queda descalificado el aporte realizado por Marx y Engels,
pues concibe que “los que luchan por el bienestar del pueblo, antes que
en escuelas económicas, filosóficas y sociales, han de inspirase en la
escuela de la vida.”
En
septiembre de 1913 esta visión se completa con la publicación de la
traducción de Les Documents du Progrés registran la teoría de la
evolución y el progreso humano del Doctor Broda; éste propone: para
intervenir eficazmente en la marcha de la evolución es necesario que
esta voluntad de progreso se encarne en un movimiento amplio, en un
verdadero partido internacional, “el partido de la civilización.”
El 21 de noviembre de de 1913, el artículo El socialismo y el estado, comienza con esta afirmación:
Toda
definición es peligrosa, pero en ciencias sociales la falta de
definiciones es más peligrosa aún. La definición dada por quienes la
ignoran es imperfecta. Se dirá, por ejemplo, que el socialismo es la
apropiación por el estado de los instrumentos de producción. Pero ¿qué
es el estado, el gobierno o la nación? Si el estado es la nación, la
tesis es cierta, si el gobierno, falsa.(…) Emilio Vandervelde, autor de
esta nota, después de citar a varios autores, entre ellos a Engels,
formula esta pregunta:
¿Cuál
ha de ser el fin de los trabajadores? Apoderarse del poder político y
utilizar entonces al estado para suprimir las clases, el privilegio y el
antagonismo de clase. Cuando se establezca la producción cooperativa,
el estado desaparecerá automáticamente.
La democracia – dice Kautsky –tiende a transformar el estado en una gran cooperativa económica. (…)
En
resumen, el socialismo está contra el estado político burgués, que
ejerce una coerción moral sobre una clase y está con el estado si éste
es la nación misma.
La
democracia moderna era un tema de debate; tal es así que fue dos
extensos artículos de Carlos Kautsky, los días 12 y 13 de diciembre de
1913. Allí, parte de reafirmar que el absolutismo llegó a su apogeo en
el siglo XVIII y en este mismo siglo nacieron las fuerzas que debían
hacerle perecer.
Hace
mención a los “diferentes grupos de las clases burguesas, pequeños
burgueses y campesinos, que se unieron al proletariado para desbaratar y
destruir a la nobleza. Los problemas eran destruir un parlamento
monárquico y hacer que pasase a ser “servidor del pueblo”. De ahí que
ubica la lucha por el derecho al sufragio como un hecho importante para
saber si el parlamento:
será
un instrumento de dominación para la clase aristocrática, si servirá a
la burguesía o si será el campo de batalla para la lucha de clase entre
la burguesía y el proletariado.
El
sufragio universal, igual y directo es el medio más importante aunque
no el único, de hacer que el parlamento sea el servidor del pueblo y la
fiel expresión de las tendencias que en su seno dominan. (…)
Notas:
1) Engels, Federico, El origen de la familia, la propiedad privada y del Estado, Editorial Claridad, 1974.
2) Engels, Federico, Introducción a La guerra civil en Francia de Carlos Marx. 1891.
3)
Samir, Amin, Ser marxista hoy, ser comunista hoy, ser internacionalista
hoy, Revista Periferias, Año 13- Nº 17 – Primer semestre 2009.
4) Propuesta realizada por Carolina Muzzilli.
5) La Vanguardia, 20 de junio de 1912.
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