Kim Il Sung, Stalin y Mao, grandes luchadores por la Libertad humana
“De
los países socialistas que visitamos personalmente, Corea es uno de los
más extraordinarios. Quizás es el que nos impresionara más de todos
ellos. Tiene solamente diez millones de habitantes y tiene el tamaño de
Cuba, poquito menos, unos ciento diez mil kilómetros cuadrados. La misma
extensión territorial que la parte sur de Corea, pero la mitad de
habitantes, fue asolado por una guerra tan fantásticamente destructiva
que de sus ciudades no quedó nada, y cuando uno dice nada, es nada. Es
como los pequeños poblados de guano que MerobSosa y Sánchez Mosquera y
esa gente quemaba aquí, y de los cuales no quedaban nada más que
cenizas. Así quedó, por ejemplo, Pyonyang, que es una ciudad de un
millón de habitantes. Hoy no se ve un solo resto de toda aquella
destrucción, todo es nuevo.
Pyongiang la heroica
Napalm de las bestias contra los campesinos coreanos
bombardeo naval del puerto de Hungnam
El
único recuerdo que queda es, en todos los caminos, en todas las
carreteras, y en todas las vías férreas, los huecos de las bombas que
caían unas al lado de otras.
Niños del almacén de Wonan-ri masacrado por las bestias imperialistas
fábrica bombardeada
Ellos
me mostraron muchas de las fábricas, todas ellas reconstruidas y otras
hechas nuevas, y cada fábrica de esas había soportado entre 30 y 50 mil
bombas. Si
nosotros nos hacemos una idea de lo que eran 10 o 12 bombas tiradas
alrededor nuestro en la Sierra, que significaba un bombardeo terrible, y
había que tener su dosis de valor para aguantar esas bombas, ¡lo que
significaban 30 mil bombas tiradas en un espacio de tierra, a veces
menor que una caballería!
Corea del Norte salió de la guerra sin una industria en pie, sin una casa en pie, hasta sin animales. En una época en que la superioridad aérea de los norteamericanos era tan grande, y ya no tenía qué cosa destruir, los aviadores se divertían matando bueyes, matando lo que encontraban. Era, pues, una verdadera orgía de muerte lo que se cernió sobre Corea del Norte durante dos años solamente. En el tercer año aparecieron los Mig-15 y ya la cosa cambió. Pero esos dos años de guerra significaron, quizás, la destrucción sistemática más bárbara que se ha hecho.
Todo
lo que se pueda contar de Corea parece mentira. Por ejemplo, en las
fotografías se ven gentes con el odio, ese odio de los pueblos cuando
llega a la parte mas profunda del ser, que se ve en las fotos de cuevas
donde se meten 200, 300 y 400 niños, de una edad de 3 ó 4 años, se
asesinan allí con fuego y otras veces con gas. Los descuartizamientos de
las gentes, matar a mujeres embarazadas a bayonetazos para hacerle
salir el hijo de las entrañas, quemar heridos con lanzallamas… Las cosas
más inhumanas que pueda imaginar la mente fueron realizadas por el
ejército norteamericano de ocupación. Y llegó casi hasta el confín de
Corea con China, y ocupó, en un momento dado, casi todo el país. Sumado a
eso que en la retirada lo destruían todo, podemos decir que Corea del
Norte es un país que se hizo de muertes. Naturalmente, recibió la ayuda
de los países socialistas, sobre todo la ayuda de la Unión Soviética, en
una forma generosa y amplísima.
Pero lo que más impresiona es el espíritu de ese pueblo. Es un pueblo que salió de todo esto tras una dominación japonesa de treinta años, de una lucha violenta contra la dominación japonesa, sin tener siquiera un alfabeto. Es decir, que era de los pueblos más atrasados del mundo en ese sentido. Hoy tiene una literatura y una cultura nacionales, y un orden nacional y un desarrollo ilimitado, prácticamente, de la cultura. Tienen enseñanza secundaria, que allá es hasta el noveno grado, obligatoria para todo el mundo.
Tiene en toda la industria el problema que ojalá nosotros tuviéramos hoy -que tendremos dentro de 2 o 3 años-, que es el problema de la falta de mano de obra. Corea está mecanizando aceleradamente toda la agricultura para lograr mano de obra y poder realizar sus planes, y también está preparándose para llevar a los hermanos de Corea del Sur el producto de fábricas de tejidos y otras, para ayudarlos a sobrellevar el peso de la dominación colonial norteamericana.
Pero lo que más impresiona es el espíritu de ese pueblo. Es un pueblo que salió de todo esto tras una dominación japonesa de treinta años, de una lucha violenta contra la dominación japonesa, sin tener siquiera un alfabeto. Es decir, que era de los pueblos más atrasados del mundo en ese sentido. Hoy tiene una literatura y una cultura nacionales, y un orden nacional y un desarrollo ilimitado, prácticamente, de la cultura. Tienen enseñanza secundaria, que allá es hasta el noveno grado, obligatoria para todo el mundo.
Tiene en toda la industria el problema que ojalá nosotros tuviéramos hoy -que tendremos dentro de 2 o 3 años-, que es el problema de la falta de mano de obra. Corea está mecanizando aceleradamente toda la agricultura para lograr mano de obra y poder realizar sus planes, y también está preparándose para llevar a los hermanos de Corea del Sur el producto de fábricas de tejidos y otras, para ayudarlos a sobrellevar el peso de la dominación colonial norteamericana.
Es, realmente, el ejemplo de un país que gracias a un sistema y a dirigentes extraordinarios, como es el mariscal Kim II-Sung, ha podido salir de las desgracias más grandes para ser hoy un país industrializado. Corea del Norte podría ser para cualquiera aquí en Cuba, el símbolo de uno de los tantos países atrasados del Asia. Sin embargo, nosotros le vendemos un azúcar semielaborado como es el azúcar crudo, y otros productos aún sin elaborar, como es el henequén, y ellos nos venden tornos fresadores, toda clase de maquinaria, maquinaria de minas, es decir, productos que necesitan una alta capacidad técnica para producirlos. Por eso es uno de los países que nos entusiasma más“.
Escrito en diciembre de 1960.
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