Este trabajo pretende colocarse bajo la advocación de Camilo Cienfuegos,
quien debla leerlo y corregirlo pero cuyo destino le ha impedido esa tarea.
Todas estas líneas y las que siguen pueden considerarse como un homenaje
del Ejército Rebelde a su gran Capitán, al más grande jefe de guerrillas que
dio esta revolución, al revolucionario sin tacha y al amigo fraterno.
Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en
los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre
del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa.
Creo que él hubiera aprobado estemanual donde se sintetizan nuestras
experiencias guerrilleras, porque son el producto de la vida misma, pero él le
dio a la armazón de letras aquí expuesta la vitalidad esencial de su
temperamento, de su inteligencia y de su audacia, que sólo se logran en tan
exacta medida en ciertos personajes de la Historia.
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