Las ciudades de EE.UU. están inundadas de pandillas que cometen delitos relacionados con el tráfico de drogas o las falsificaciones. El problema es alarmante: se estima que un policía debe hacerse cargo de unos 500 bandidos. Así lo asegura un grupo de periodistas del Departamento ‘Freelance’ de Investigación Internacional (FBII, por sus siglas en inglés), [...]
Las ciudades de EE.UU. están inundadas de pandillas que cometen delitos relacionados con el tráfico de drogas o las falsificaciones. El problema es alarmante: se estima que un policía debe hacerse cargo de unos 500 bandidos.
Así lo asegura un grupo de periodistas del Departamento ‘Freelance’ de Investigación Internacional (FBII, por sus siglas en inglés), que ha salido a las calles estadounidenses para investigar este fenómeno.
Las peleas callejeras embisten las grandes ciudades
“Un adolescente de 15 años fue asesinado durante un tiroteo en Oregón, dos personas resultaron heridas. Seis personas fueron heridas en un tiroteo en Washington, una persona murió. Trece personas cayeron víctimas en un tiroteo en Chicago, entre ellos un niño de 3 años de edad y dos adolescentes”.
Estos son los informes diarios de la Policía estadounidense que se presentan bajo el sello ‘gang-related’, es decir, crímenes ‘relacionados con pandillas’, cuyos enfrentamientos se han convertido en los últimos años en el principal flagelo de las ciudades más grandes de EE.UU.
El FBII recuerda que en 2005 el FBI reconoció que las pandillas callejeras, junto con el terrorismo, suponían la amenaza principal para la seguridad nacional de EE.UU. Según datos oficiales de las autoridades federales, en el territorio del país operan más de 33.000 grupos. El número total de miembros supera los 1,4 millones de personas, sin contar los 2,2 millones de integrantes de estos grupos criminales que cumplen condena en la cárcel.
Las principales actividades a las que se dedican son el comercio callejero de drogas y de armas, el transporte ilegal de migrantes, el tráfico de personas, la cobertura de la prostitución, la falsificación, el fraude de créditos y el robo de datos personales. Según varios expertos, cuando las personas no pueden ganarse la vida de manera legal se ven obligadas a cometer delitos para sobrevivir.
Tatuajes, marcas de reconocimiento de la pandilla
Hasta principios de los años 90 varios grupos criminales de motoristas jugaban un papel significativo en el mundo de la delincuencia. Sin embargo, en los años 80 eran presionados de forma activa por los latinoamericanos, que hoy en día se han asentado irrevocablemente en el ‘olimpo’ criminal de EE.UU.
El grupo más grande de la costa oeste es la Banda de la Calle 18, que apareció en Los Ángeles en los años 60 y que en la actualidad cuenta con 65.000 miembros activos en 120 ciudades de 37 estados. Las distinciones de los miembros de la banda son tatuajes o tiras en la ropa con diferentes formas del número 18. Pueden ser XVIII, 9+9, 666, etc.
AFP
Corbis
La mayor y más violenta banda latinoamericana, la Mara Salvatrucha o MS-13, fue organizada en los años 80 por inmigrantes de El Salvador. Con fines de intimidación sus miembros cubren todo su cuerpo e incluso la cara con tatuajes, y su ‘especialidad’ son los homicidios con machetes. En total el grupo está formado por unos 70.000 integrantes, no solo en EE.UU., sino también en países latinoamericanos.
Un trabajo sucio bien remunerado
La mayoría de los miembros de las bandas son hombres de entre 18 y 25 años de edad. Los nuevos integrantes de las pandillas empiezan a reclutar a novatos incluso de edades escolares. Según el informe ‘La lucha contra la violencia juvenil’ preparado para el Congreso de EE.UU., las escuelas ocupan el cuarto lugar entre los ‘centros de reclutamiento’ de las bandas criminales.
“Es suficiente ofrecerle a un chico de color que entregue un paquete en la dirección necesaria y prometerle 100 dólares”, comparte su experiencia un joven pandillero. “Al día siguiente él viene para recibir el dinero —continúa— y cuando recibes 100 dólares en las manos ya es casi imposible renunciar a la siguiente propuesta. Te acostumbras muy rápido al dinero fácil”.
Si no hay dinero, no hay policías
“Si el número de bandas en Chicago en los últimos dos años aumentó de 500 a 600, paralelamente la financiación de la policía disminuyó en 67 millones de dólares, lo que redujo el personal en 1.300 personas”, sostiene el periodista Michael Snyder.
Una publicación del FBII considera que hay que tomar en cuenta que en ciudades con poblaciones de tres millones de personas los miembros de las bandas criminales van desde 70.000 hasta 100.000 personas, mientras que en el Departamento de lucha contra las bandas criminales trabajan solamente 200 policías. Es decir, que para cada policía hay 500 bandidos. “No es sorprendente que Chicago ocupe el lugar entre los líderes mundiales por cantidad de asesinatos, llevando así la delantera a México y San Paulo”, sentencia FBII.
La mayoría de los miembros de las bandas son hombres de entre 18 y 25 años de edad. Los nuevos integrantes de las pandillas empiezan a reclutar a novatos incluso de edades escolares. Según el informe ‘La lucha contra la violencia juvenil’ preparado para el Congreso de EE.UU., las escuelas ocupan el cuarto lugar entre los ‘centros de reclutamiento’ de las bandas criminales.
“Es suficiente ofrecerle a un chico de color que entregue un paquete en la dirección necesaria y prometerle 100 dólares”, comparte su experiencia un joven pandillero. “Al día siguiente él viene para recibir el dinero —continúa— y cuando recibes 100 dólares en las manos ya es casi imposible renunciar a la siguiente propuesta. Te acostumbras muy rápido al dinero fácil”.
Si no hay dinero, no hay policías
“Si el número de bandas en Chicago en los últimos dos años aumentó de 500 a 600, paralelamente la financiación de la policía disminuyó en 67 millones de dólares, lo que redujo el personal en 1.300 personas”, sostiene el periodista Michael Snyder.
Una publicación del FBII considera que hay que tomar en cuenta que en ciudades con poblaciones de tres millones de personas los miembros de las bandas criminales van desde 70.000 hasta 100.000 personas, mientras que en el Departamento de lucha contra las bandas criminales trabajan solamente 200 policías. Es decir, que para cada policía hay 500 bandidos. “No es sorprendente que Chicago ocupe el lugar entre los líderes mundiales por cantidad de asesinatos, llevando así la delantera a México y San Paulo”, sentencia FBII.
T/ RT
F/ AFP
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