Alberto Barrera
Para los partidos políticos en tiempos de campaña electoral se vale de todo, o casi de todo. Promesas, regalos y hasta mentir, no importa. El objetivo es llegar al cargo o mantenerlo. Y la sociedad, acostumbrada a antiguos procesos eleccionarios en los que se fundamenta la democracia, aunque no es sinónimo, parece ver todo eso como normal.
De esa manera hemos visto el atractivo por organizar debates y ya se dieron varios entre algunos candidatos a diputados y alcaldes, aunque sin duda el de mayor gancho fue el que sostuvieron los candidatos a ocupar la alcaldía de San Salvador, Nayib Bukele por el FMLN y Edwin Zamora por Arena.
El canal de televisión en el que se organizó la polémica, aunque fue escasa, tuvo como nunca una audiencia dentro y fuera de la estación, que es la menor de las que conforman la Telecorporación Salvadoreña (TCS), agriamente criticada en el pasado.
Yo no vi el debate en vivo, fue hasta la mañana siguiente (de 5.30 a 7.00 am) y observé los detalles de la transmisión, entre ellos la cantidad de avisos propagandísticos y publicidad del espacio que atrajo a muchos como un show de cantantes o estrellas del deporte.
Bukele, un joven y rico empresario atraído por la política y con aspiraciones elevadas, fue más sobrio en la presentación televisiva, elegante y juvenilmente vestido, basó sus argumentos en garantizar la seguridad al casi medio millón de residentes en la capital, aunque por la atestada y desorganizada ciudad pasan o trabajan muchas más personas. Aludió que es necesario armar y equipar al Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) como signo de “los nuevos tiempos”.
Mientras que su opositor y defensor del puesto que en los seis años anteriores ha ocupado Arena ofreció crear unos 2.000 empleos. Zamora, también empresario y diputado por el mismo partido, inició nervioso la presentación ante las cámaras y luces, curioso pues se supone que es un tipo acostumbrado a esas presiones, se dedicó a defender su partido como “una marca” y a Bukele pareció importarle menos hacerlo con el que le apoya en su aspiración.
Bukele insistió en el tema de seguridad, considerado como el “talón de Aquiles” de éste y gobiernos anteriores, pues ninguno ha encontrado la fórmula que alivie la desesperación en que vivimos, algunos más y otros menos, por la ola de crímenes y delincuencia a lo que penosamente parecemos estar acostumbrándonos. Una epidemia dicen algunos especialistas de organismos internacionales.
En el pulso por ganar votos Zamora ofreció principalmente la creación de puestos de trabajo, ante las dificultades que tiene la población por obtener un empleo. Ambos tienen razón en sus ofertas, otra es que las puedan cumplir.
Aunque Arena seguro tiene interés en mantener la alcaldía de San Salvador que de acuerdo a diversos sondeos la va a perder, la pelea por Santa Tecla es la que ha atraído mucha de su atención y se refleja en la inversión en la campaña mediática.
Y en ese barullo propagandístico, aunque curiosamente las campañas son manejadas por empresas publicitarias, aparecen mucho o menos, las ofertas de otros candidatos y partidos. Unos sin posibilidades de ganar pero les gusta andar en el ajetreo político y hasta se vuelven famosos.
Y en eso hoy hemos visto cómo sale del anonimato una señora -Vilma dice que se llama-, quien en un spot diario y muchas veces en todos los canales de televisión comerciales pide el voto por el Fmln porque ha cumplido expectativas de la población necesitada desde el gobierno o creando leyes, como la de medicamentos que le ayuda a enfrentar el asma. Ella sustituye al anciano que con la voz quebrada decía que cuando el presidente anterior saliera quizá todos íbamos a llorar y según reportaron algunos medios ni él lloro porque en los últimos meses no le habían pagado la pensión mínima con la que fue beneficiado.
En la pelea electoral, GANA, un partido de los más nuevos y aliado del Fmln en distintos momentos, aprovecha para montarse en los logros recientes como el que gracias a sus votos se mantienen los subsidios al transporte y al gas, Ciudad Mujer y la entrega de zapatos y uniformes a los escolares.
Mientras que el PCN ha convencido a distintas figuras, como Hilda Jiménez y la atleta, Cristina López, que regalan cántaros azules de plástico a comunidades empobrecidas y que se abastezcan de agua, en vez de promover la ya vieja promesa de aprobar una ley que garantice el suministro del vital líquido. El proyecto de jurisprudencia sigue adormecido en la Asamblea.
Hilda Jiménez es conocida por su valiente lucha en busca de justicia por el crimen alevoso de su pequeña hija, cuyo nombre es utilizado en la campaña. Una pena.
Lo importante es ganar votos y mantener al partido activo, lo cual viene haciendo desde inicios de 1960 y apoyó a distintos regímenes militares hasta que en 1979 fue derrocado el del general Carlos Humberto Romero y luego se desató la brutal guerra civil. Pero el golpe de estado no importó, el PCN se mantuvo cerca del poder y maniobrando eficazmente, siendo aliado de Arena (del cual algunos le atribuyen su paternidad) y del Fmln en distintas votaciones, hasta que apareció GANA.
Mientras que el PDC, que mantiene una presencia mínima en el congreso y alguna que otra alcaldía, parece menos incisivo y apenas se escuchan voces y se ven figuras como la de Josué Alvarado quien pide el voto para representar a los de dentro y los de fuera.
Los demás partidos hacen número como parte de los miles de candidatos que buscan un puesto y asegurarse la subsistencia y otros la garantía de inmunidad porque el pasado reciente aún les persigue, como sucede con varios candidatos vinculados al ayer sangriento de guerra.
Las encuestas de nuevo reflejan una pelea cerrada entre el Fmln y Arena, los partidos mayoritarios, pero la atención está fijada en las alcaldías de la capital de San Salvador y Santa Tecla, en donde se rumoran que las victorias corresponderían a los candidatos opositores.
Mientras que algunos intuyen que el Fmln recuperará alcaldías de populosas ciudades en el área metropolitana que perdió en anteriores elecciones y sopesan la peligrosa reducción en el número de diputados en la Asamblea Legislativa. Ya veremos qué sucede después de las votaciones.
Lo bueno es que no se reporta violencia electoral y parecen respetar pactos de no agresión, lo malo es que sigue creciendo el desprestigio de los políticos, pero a eso ni caso le hacen.
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