Paula Rosales
CHALATENANGO – La jovial María Mejía vive en las profundidades de la cordillera montañosa de Chalatenango, uno de los departamentos más azotados por la guerra en El Salvador y el lugar donde se formaron las primeras unidades guerrilleras en el país centroamericano.
Su vida austera en la campiña disimula su importante rol en el conflicto, ya que en los momentos más álgidos se encargaba de transcribir en clave los mensajes del ex comandante Salvador Sánchez Cerén, ahora candidato favorito para ganar la presidencia.
La mujer de rostro afable, cuerpo delgado y una sonrisa a flor de piel, guarda en su memoria los recuerdos más duros de la guerra (1980-1992), de los combatescontra el Ejército y su lucha constante por sobrevivir.
Su ingreso en las filas de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) nada tuvo que ver con aspectos ideológicos. María decidió enlistarse, luego de que el Ejército asesinara a sus dos padres y tres de sus hermanos durante operativos supuestamente contrainsurgentes.
Corrían los años ochenta y el país vivía una de las etapas más difíciles de su historia, la población sufría de marginación, altos índices de pobreza extrema y un sistema de gobierno represivo, que mantenía a la población bajo el mando de la bota militar.
“Aquí la gente no era comunista, si hubiéramos vivido en paz y los militares no hubieran venido a matar gente. Cuando comenzamos a ver las masacres que hacían nos vimos obligados a tomar las armas y responder”, dijo.
Tras la masacre de sus familiares, tuvo que huir y refugiarse en las montañas para evitar morir durante los operativos militares que acechaban a las poblaciones más vulnerables.
De la cocina al Chile
María, abandonó su nombre oficial y lo sustituyó por el seudónimo Delmy. Lo escogió sin complicación alguna, el nombre le pareció bonito. Su primera asignación dentro de los campamentos fue la ardua tarea de cocinar para sus compañeros combatientes.
Comentó que su ameno estilo de conversar provocó que sus compañeros de armas vieran en ella capacidades y aptitudes para la rama de las comunicaciones, por lo que la enviaron a un curso para manejar radio trasmisores y en el cual logró el segundo lugar.
Su papel destacado en el curso de comunicaciones le valió para que fuera transferida al Chile, como era llamado el campamento de operaciones de los comandantes de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) y una de las cinco organizaciones que conformaron el FMLN.
“Para que yo haya llegado de un solo al campamento de la sección que correspondía al mando, es porque tenían confianza en mí”, expresó.
En el campamento “el Chile”, María fue asignada para las labores de transmisión de los mensajes del comandante en jefe de las FPL, Salvador Sánchez Cerén, cuyo seudónimo era Leonel González. Mediante claves numéricas, ella traducía y enviaba las indicaciones a las diferentes unidades guerrilleras situadas en otras regiones del país.
En esta etapa María recuerda el semblante tranquilo y mesurado del ahora candidato del FMLN.
“Él demostró en los campamentos que no está sobre nadie, nunca vio de menos a los compañeros, cuando hacíamos fila para la comida él siempre fue el último en pedir y eso para mí dice mucho de su grandeza”, recordó María.
La mujer de brillantes ojos cafés y piel bronceada fue una de las miles de mujeres campesinas, estudiantes y obreras, que dejaron a sus familias para alzarse en armas y participar activamente en los frentes de guerra.
El Salvador mantuvo una guerra durante 12 años, que enfrentó al FMLN y al Ejército, financiado por los Estados Unidos, en el que murieron unas 75 mil personas y otras 8 mil fueron desaparecidas.
delmy-4Pese a que en la actualidad las mujeres representan el 52.7% de la población del país, muy pocas mujeres participan en la política nacional, según informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio indica que la representación femenina en términos numéricos es inferior al número de hombres que ocupan cargos políticos. De los 84 diputados de los que se compone el Congreso, unas 23 mujeres son legisladoras, las mujeres también ocupan lugares marginales en el Gobierno y el sistema de justicia.
Madre y combatiente
María, es una soltera ama de casa de 51 años que tiene dos hijos. El mayor de ellos nació en medio de cruentos combates y actualmente vive y estudia ingeniería en la capital salvadoreña.
A los pocos meses de nacido su primer hijo, María fue denunciada y capturada por los órganos represivos del temido Batallón Belloso, por lo que separada de su primogénito al que amamantaba en el momento de la captura.
“Me arrebataron al niño de mis brazos y me dijeron con palabras horribles, ‘el niño ya no es tuyo y vos te vas a morir”, recordó con tristeza.
Durante su captura soportó torturas extenuantes, se vio obligada a permanecer de pie durante tres días como una medida de presión para que María delatara a los jefes guerrilleros con los que compartía en el campamento. Sin vacilar, María guardó silencio y como los militares no lograron comprobarle delitos fue puesta en libertad.
María se incorporó nuevamente a las operaciones de la guerrilla, hasta que en enero de 1992 el Gobierno y la comandancia del FMLN firmaron los Acuerdos de Paz. Ella pudo volver a su devastado poblado situado en las montañas de Chalatenango, donde sin su familia, inició una nueva vida.
La mujer, que padece de constantes achaques de migraña, actualmentevive con su hija Abigail de 16 años. Ambas sobreviven de una pequeña crianza de gallinas y elaboración de tamales.
“Me siento orgullosa porque sé que fue guerrillera y ella ha luchado para que el país esté mejor, me siento bien, me gusta que me cuente historias a diario”, expresó Abigail.
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