Código País: debate entre Héctor Amodio y Federico Fasano
El periodista y el extupamaro fueron amigos y se distanciaron de manera irreconciliable hace 40 años. En Código País volvieron a verse cara a cara.
Héctor Amodio Pérez y Federico Fasano fueron compañeros de militancia sindical en el diario BpColor en los años 60, Amodio como gráfico y Fasano como periodista. Se hicieron amigos y se dividieron poco después en caminos diferentes dentro del ambiente político agitado de la izquierda nacional de esos años: Amodio como integrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y Fasano como líder de un grupo de diarios de izquierda que apoyaron varias de las operaciones tupamaras.
En 1972, Amodio Pérez fue capturado y se lo acusa de haber comenzado entonces a colaborar con los militares, una traición al movimiento que había integrado. Poco después, le propuso a Fasano la publicación de un libro en que daba su versión de los hechos. El periodista recibió el manuscrito y decidió no publicarlo, sino en lugar de eso llevarlo a líderes de la oposición como Wilson Ferreira y Líber Seregni, ya que en sus propias palabras en ese texto Amodio “entregaba” a sus excompañeros y a un grupo de legisladores contrarios al gobierno y al golpe de Estado que se avecinaba.
Este miércoles en Código País, ambos volvieron a verse cara a cara por primera vez en 40 años en un debate fundamental para comprender la historia reciente.
Amodio fue quien abrió. Aclaró que acudió libremente al programa y sin pedir permiso a la Justicia que lo está investigando por denuncias de abuso y tortura por 28 mujeres presas políticas durante la dictadura. El extupamaro afirmó que regresó al país tras haberse exiliado cuatro décadas atrás para contar su historia, y no pudo hacerlo como quería por culpa de la intervención del Poder Judicial. “Yo quería un enfrentamiento precisamente con Fasano con testigos”, dijo. “Yo me tengo que referir a él con el aspecto que mejor lo conozco: un grandísimo manipulador de la opinión pública”. Agregó que según él Fasano estaba allí gracias al permiso del ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro y el expresidente y actual senador José Mujica, y que lo que le estaban haciendo era un linchamiento político, ya que la causa judicial contra él lo fue acusando de diferentes cosas. Todo eso está, de acuerdo con Amodio, orquestado por Huidobro y Mujica.
En su apertura, Fasano aclaró que no entraría en calificativos contra su “examigo” (en sus propias palabras), “porque no ayuda en el descubrimiento de la verdad histórica”. Dijo que este encuentro para debatir le causaba dolor, porque anteriormente admiraba a Amodio, hasta una noche en que este quiso que él traicionara a la izquierda. Explicó que por más amistad que tuviera con el extupamaro entonces preso, no iba a ir contra sus principios por esa amsitad.
Fasano aseguró que “bastaba leer” el manuscrito que Amodio le dio para saber que con eso se entregaba “de pies y manos” a diputados, senadores, a Seregni, a Wilson Ferreira y también se llevaba a la ilegalidad al Partido Comunista y otros organismos, incluso al propio Frente Amplio. “El desafuero de Erro era un poroto al lado de esto”, dijo Fasano respecto a un punto clave en la caída de la democracia en el país en 1973, cuando la Justicia Militar pidió que al senador Enrique Erro se le retiraran los fueros parlamentarios para juzgarlo por supuestas conexiones con el MLN. “No entiendo, Héctor, cómo pensaste por un segundo que con mi trayectoria, toda una vida dedicada a la izquierda, iba a prestarme a redactar y ser el autor del libro. Iba a pasar a ser el traidor yo”, profundizó Fasano. Sostuvo que detrás del libro de Amodio estaba la intención de crear las condiciones subjetivas para un golpe de Estado que terminó siendo un “exterminio selectivo” contra la izquierda.
Allí comenzó un debate que perdió rápidamente las reglas de tiempo que se habían establecido de antemano, con los protagonistas por momentos enfrascados en discusiones demasiado circunscriptas a los ambientes en que ambos se movían. Amodio aclaró que su intención no era reivindicarse ni reivindicar al MLN -afirmó en más de una ocasión que se arrepiente de haber integrado la guerrilla- y que lo que buscaba era contar una historia distinta de la versión oficial, ya que según él figuras como Fasano la habían falsificado. “Vos le hiciste creer a todo el sector político que el que estaba conspirando con los militares era yo. Y todo el mundo sabía que era Fernández Huidobro”, lanzó el extupamaro. Fasano sostuvo que el hoy ministro de Defensa “hizo muy bien” en todo su accionar luego de caer preso y no ayudó al golpe de Estado, a lo que Amodio respondió que los guerrilleros planificaban un golpe propio con el coronel Ramón Trabal, que en 1974 fue asesinado en el exilio en Francia.
En sus denuncias, Amodio involucró incluso a Wilson Ferreira, quien “también estaba metido en la conjura”. “¿Era necesario hacer un libro?”, preguntó Fasano, “¿no bastaba con mostrar cómo era la organización del MLN?”. El exguerrillero contestó que el periodista le había pedido que le entregara el mismo manuscrito pero luego de eliminar los nombres de los políticos, y Fasano dijo que la negativa de él a hacerlo le hizo entender que el objetivo último del libro era el golpe de Estado. “¿Con quién iba a hacer yo el golpe de Estado?”, preguntó Amodio. Respondió Fasano: “Lo hace un libro firmado por un director de diarios de izquierda que mete presos a once políticos todos antigolpistas”.
Amodio criticó también a Raúl Sendic (padre), de quien dijo que se falsificó la historia para “elevarlo a la categoría de héroe”, aunque para hacerlo en su opinión no era necesario mentir. De cualquier manera, calificó al líder tupamaro como “incontrolable” y acusó a Mujica y otros de entregarlo a los militares para parar la guerra, porque Sendic se negaba. Argumentó que tanto el expresidente Mujica como el ministro Fernández Huidobro llegaron a puestos de poder por una historia falsa.
Fasano, por su parte, aclaró que no temía el regreso de Amodio. “Quiero decirte, Héctor, que yo volvería a hacer lo que te hice. Si no yo era el traidor”, afirmó. Cuando Amodio dijo que él escribió el libro por voluntad propia y no por presión de los militares que lo tenían preso, Fasano se mostró sorprendido: “Tu libertad y la de tu compañera la podías obtener sin escribir el libro”. El otro respondió que lo escribió para juntar dinero para exiliarse y Fasano exclamó: “¡Ahh, peor, con un interés mercantil!”.
En una de sus acusaciones más controvertidas, Amodio sostuvo que no puede ir preso por el caso por el que está siendo indagado porque está condenado a muerte por el MLN y teme que lo maten en la cárcel. Sostuvo que eso es posible porque según él el MLN siguió realizando rapiñas y asesinatos con las armas que tenían incluso después del fin del movimiento e incluso con el retorno de la democracia, si bien reconoció no tener pruebas; Fasano lo consideró una acusación muy grave y respondió que fueron algunos elementos del MLN los que se sabe que llevaron a cabo delitos con las armas de la guerrilla, pero no que no lo hicieron bajo la forma de la organización. “Espero que algunos compañeros que vivieron esta historia salgan adelante” a hablar, dijo Amodio.
Otro momento tenso se dio cuando el periodista pidió al exguerrillero que diera nombres de los militares torturadores ya que había sido un testigo de primera línea. “Yo no voy a declarar contra los militares, yo vengo a dar mi verdad”, contestó Amodio y explicó que no lo considera necesario.
En el cierre, Amodio le pidió que opinara sobre su situación actual de indagado por la Justicia desde su perspectiva de abogado. Fasano le respondió que no había ido a eso al programa: “No solo te estoy tendiendo una mano, te estoy tendiendo la salvación de tu vida. Y vos lo considerás un chantaje”, le dijo. “Amodio es prisionero de su leyenda magnética de renegado de traidor. Él está en condiciones óptimas para volver a ser capitán de su propia alma, amo de su propio destino. Lo creo, no es un chantaje”. Que para eso debía denunciar a los militares en la causa en la que es indagado, a lo que él volvió a negarse.
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