Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

viernes, 31 de julio de 2015

El paro al transporte y las sombras del poder



Dagoberto Gutiérrez*


De nuevo, la sociedad salvadoreña se encuentra con un poder que es ejercido, que actúa como una fuerza capaz de imponer su voluntad y de sacar a flote sus intereses, al ordenar el paro al transporte público. Las pandillas desplegaron su capacidad operativa, su mortífero poder criminal, y lograron que, en efecto, el transporte fuera afectado en grandes segmentos.

Esta coyuntura fue un golpe a la economía, al poder tradicional, al poder del gobierno, y una demostración bastante evidente de que en la actual guerra, el poder gubernamental no es el predominante ante el poder de estas fuerzas.

En esta confrontación, el gobierno ha sido derrotado, y no hay que olvidar que hace algunas semanas, el Presidente de la República declaró la guerra a las bandas y se construyó en el país el entramado de una guerra que sin ser todavía comprendida como tal, se muestra día a día en las calles de las ciudades, en las zonas rurales, en oficinas y en cualquier esquina. Es una guerra que cobra vidas, son armas que disparan desde la sombra, que matan, aparentemente de manera indiscriminada, y que en el caso del paro al transporte, toma una dimensión política bastante evidente porque aquí se planteó una especie de medición de fuerzas que, ante todo el mundo, buscaba establecer quien tiene el control de un poder en el país. El resultado no favoreció al gobierno.

Por supuesto que cuando estamos hablando de fuerza, estamos usando un concepto sociológico para referirnos a grupos organizados con capacidad de actuar, de dictar prescripciones, de controlar territorios y de hacer cumplir sus normativas, y llamamos fuerzas a estos grupos a partir de esa capacidad demostrada de imponer, por encima de las fuerzas gubernamentales, su voluntad y sus intereses. Resulta que esa voluntad y esos intereses han sido los determinantes en esta coyuntura.

Para el pueblo, en general, estas fuerzas son conocidas, tienen rostro, tienen voz y tienen nombre, porque en las comunidades hay una tratativa que establece la relación de estas fuerzas con estas comunidades. Esta es una relación de todos los días, que tiene que ver con la vida cotidiana de las personas. Está basada en la fuerza compulsiva de estos grupos, en el uso del terror  y en la necesidad, posibilidad y capacidad de las personas de convivir con ese poder encima, controlando los tiempos, los movimientos y las vidas de los seres humanos.

Esto es posible porque en la filosofía política actual, la que aplica el gobierno y sostiene al Estado en los territorios donde viven millones de personas, reina el mercado que convierte a cada persona en un consumidor, mientras que el Estado abandona el territorio, renuncia a asegurar a las personas la dignidad del trabajo, la educación, la salud y todo bienestar.

Siendo así, las personas, llamadas ciudadanas por el Estado, abandonadas a su suerte, no tienen más camino que someterse a estas fuerzas que pasan, así, a controlar el territorio del país.

Este control se vuelve político en el momento en que las prescripciones y normativas provenientes de estas fuerzas son acatadas por los habitantes que adecúan su vida, sus tiempos, horarios, a lo establecido por fuerzas cuyo rostro no siempre es visible. Esta fuerza se convierte en poder y este poder resulta ser político porque en los territorios son la ley que hay que cumplir a costa de la vida de los infractores.

No se trata de fuerzas invisibles, que han aparecido en los pliegues de las noches, es una producción que empieza a trabajarse desde el momento en que el Foro Económico y Social de los finales de la guerra civil, en el que obreros y empresarios debían negociar los fundamentos de una nueva sociedad y una nueva economía, no lo hicieron por ausencia, rechazo y desprecio de los señores dueños del capital, de toda tratativa o acuerdo con sus trabajadores o esclavos, como ellos lo entienden.
En estos momentos, se estaba imponiendo a la sociedad la coyunda de acero de un modelo capitalista brutal y sangriento que hoy se encuentra plenamente desplegado. Y aquí, en esos momentos, se crearon las condiciones, las temperaturas y los ambientes para que millones de personas excluidas de la economía, de la dignidad, de la vida, decidieran simplemente sobrevivir, y se inicia un proceso que hoy, casi 25 años después, y luego de una serie de mutaciones, se enfrentan al Estado, de manera clara, consiente y victoriosa.

La confrontación del transporte deja en pie una serie de preguntas  que tienen que ver con el funcionamiento de acuerdos entre los diferentes agrupamientos, con las coordinaciones entre ellos, con la distribución de los territorios, con las jefaturas y con futuras acciones. Mientras del lado del gobierno aparece la soledad política y el aislamiento. Un gobierno débil e incapaz de diálogo y/o acuerdos entre y con las propias fuerzas de derecha, que sustentan el régimen, terminó presentando la coyuntura como una simple conspiración antigubernamental del partido ARENA, es decir que un grave problema con raíces profundas es transformado en un lío inter-partidario, desconociendo la pesada herencia histórica que el tema arrastra.

Por supuesto, que no se ignora los problemas que las empresas partidarias mantienen, porque aunque se trata de un universo de derechas, ninguna de estas empresas hará algo que favorezca al gobierno y lo ponga en condiciones de ganar las próximas elecciones. Este afán de derrotar al partido en el gobierno, sea cual sea éste, anula toda posibilidad de acuerdo fructífero entre estas empresas.
Aquí, por supuesto, aparecen las conspiraciones en todos sus colores, formas e intensidades, pero resulta que no es este el componente esencial y determinante de la coyuntura.

El problema político de un abordaje diferente consiste en que aquí está en juego toda la filosofía de una paz de papel de china que ha mantenido por largos años amarrada la conciencia y la acción de millones de personas que han estado sometidas a la idea de que se está viviendo momentos de paz que deben ser cuidados sin protestas, sin reclamos y sin exigencias. Y cuando resulta que nada de eso ha existido y que se está viviendo una guerra social más grave que la guerra civil, todo ese discurso se derrumba con estrépito, por eso les resulta conveniente presentar los acontecimientos como fruto exclusivo de conspiraciones anti-gubernamentales.

Dejaremos pendiente el papel particular del imperio estadounidense en esta coyuntura, pero es evidente el desencuentro de los intereses imperiales con los intereses gubernamentales locales.

*Vicerrector de la Universidad Luterana Salvadoreña

Jardín Rebelde, la historia del Movimiento estudiantil salvadoreño

El motor de las transformaciones sociales en El Salvador ha sido el Movimiento Estudiantil. Durante más de un siglo ha sembrado el futuro con esperanza.

La alegría juvenil, el dinamismo y el compromiso con su pueblo han sido los elementos catalizadores jardín más rojo: el estudiantado salvadoreño, que dio paso al surgimiento de grandes figuras, líderes y luchadores sociales.


Con el fin de rescatar y sistematizar dicha historia se produjo el documental "Jardín Rebelde, la historia del movimiento estudiantil", el cual inicia con el recorrido que Fabio Castillo Figueroa hace sobre la Huelga de Brazos Caídos en 1944, seguido de la lucha universitaria de los años 50 a voz de Schafik Handal. Roque Dalton nos sorprende con su poesía comprometida en los 60 y José Roberto Cea nos narra el trascendental aporte artístico y cultural de la denominada Generación Comprometida. Llega sin avisar la represión con la Masacre del 30 de Julio de 1975, Nidia Día, sobreviviente, nos narra esos trágicos momentos. Ante la represión militar, surgen movimientos armados y los estudiantes se integran a las filas de combatientes en los 80.


El documental finaliza con el análisis de posguerra y las expectativas futuras para el movimiento estudiantil salvadoreño.

Ficha Técnica:
Guión y Dirección: Elizabeth Torres (periodista.libre20@gmail.com)
Edición: Ivan Bonilla
Asistente de Edición: Renato Jaen
Cámaras: Dagoberto Martínez, Julio Hidalgo y Douglas Martínez
Producción: Unión de Estudiantes Revolucionarios Salvadoreños 30 de Julio (UERS-30)
Con el apoyo de la Secretaría de Comunicaciones de la Universidad de El Salvador (UES)
Año 2008



jueves, 30 de julio de 2015

El Maestro Guerrillero -Testimonio a 40 años de la masacre del 75'


Fabio Aguilar

El presente testimonio data del reciente conflicto sociopolítico que protagonizo El Salvador en el pasado siglo XX. Rigoberto Aguilar Clímaco, de seudónimo “Benja”, nos relata su experiencia:

Benja y el proceso revolucionario salvadoreño

Expresa: Me organice en el año de 1972, en una célula de la Juventud Comunista, a los 16 años de edad cursaba en ese entonces, octavo grado en grupo escolar José Martí de Santa Tecla.
Participe por primera vez en actividades políticas en la huelga de maestro de “ANDES 21 de junio” (Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños), el gremio de los maestros, en el año 1972, con cuatro compañeros más miembros de la célula en apoyo a los docentes.

En 1975 participe en la heroica marcha del 30 de julio como militante de AES (Asociación de Estudiantes de Secundaria) y de la JC (Juventud Comunista) y tiempo después en algunas otras protestas fuertes que también fueron reprimidas y de las que también soy sobreviviente.

En 1977 participe en apoyo a la UND (Unión Nacional Opositora) con el partido UDN (Unión Democrática Nacionalista) frente político del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), en el último proceso electoral antes que iniciara el conflicto armado siendo ya maestro y miembro de ANDES.

En 1980 cuando se funda el FMLN el 10 de octubre de ese año, paso a formar parte de la milicia urbana de las FAL (Fuerzas Armadas de Liberación) brazo armado del Partido Comunista, en la semiclandestinidad.

En 1981 fui parte de un comando que atacaría el municipio de Tepecoyo durante la ofensiva del 10 de enero, a última hora, la misión se aborto por órdenes superiores. El 29 de junio de ese año, soy capturado y secuestrado por miembros de la Policía Nacional, a las 11:30 pm sin más pruebas que un disco de Los Guaraguao, en casa de mi madre. Fui objeto de torturas físicas y psicológicas durante quince días que estuve como desaparecido, gracias a la Cruz Roja Internacional, fui consignado al Penal de Mariona como preso político, estuve preso de 1981 a 1983, ahí fui miembro de COPPES (Comité de Presos Políticos de El Salvador).

En 1983 fuimos amnistiados por la presión internacional y la guerra que obligo al régimen a decretar esta decisión. De junio de 1983 a junio de 1984 el Partido Comunista me saco del país junto a una compañera y un compañero mas, estuve en exilio y preparación política y militar en Bulgaria, México y Nicaragua.


En octubre de 1984 regrese al país, directamente a involucrarme de lleno a las FAL, en el Frente Sur-Oriental “Francisco Sánchez” en la zona de Jucuarán, Usulután.
En 1986 fui sacado del Frente por problemas de Salud, me sometí a un tratamiento medico y me asignaron la misión de reincorporarme a ANDES, para en la ofensiva “hasta el tope” de 1989, participar como activista estratega político.

Después de haberme reincorporado al magisterio nacional, hasta la fecha soy militante de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños.

Benja y el 30 de julio

Nos cuenta: El 30 de julio de 1975, yo me encontraba en Cuidad Normal “Alberto Masferrer”, lugar en el que estudiaba el bachillerato pedagógico, para ese día habíamos sido convocados por estudiantes universitarios y sus organizaciones para participar en la marcha en protesta por la intervención del 25 y 29 de julio de ese año, que había tenido la Policía Nacional, La Guardia Nacional y La Policía de Hacienda, estos eran los tres cuerpos represivos de aquel entonces, a la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador en Santa Ana para frenar un desfile bufo de los estudiantes en el que se ridiculizaba al gobierno de turno.

Nosotros en Cuidad Normal “Alberto Masferrer” estábamos organizados como educación media en AES, era la Asociación de Estudiantes de Secundaria, ligada a la Juventud Comunista, por ende, al Partido Comunista Salvadoreño, en esa ocasión nosotros tratamos de convencer a demás compañeros para que asistieran con nosotros a la manifestación, pero muchos tenían miedo por la advertencia previa del ministro de seguridad: Carlos Humberto Romero, bajo el gobierno del en ese entonces presidente Arturo Armando Molina, que era mas una amenaza a que no se marchará.

Entonces, como todo el día estudiábamos en la Normal, decidimos salir después el almuerzo, habíamos logrado convencer a treinta compañeros, de los cuales habíamos cinco compañeros y compañeras involucrados del todo en el movimiento estudiantil y de masas, de ellos dos, es decir una compañera: Sandra y yo éramos de AES y los otros tres compañeros del MERS, el Movimiento de Estudiantes Revolucionarios de Secundaria, al momento de salir de Ciudad Normal a la calle que va hacia Santa Ana, había un reten de la Policía Nacional e inmediatamente no nos permitieron salir y nos dijeron que era mejor que no fuéramos porque el asunto iba a estar algo “peligroso”, y de ir que nos “atuviéramos a las consecuencias”.

Los compañeros que habíamos logrado convencer se atemorizaron y desistieron de acompañarnos, de los treinta solo los cinco comprometidos con el movimiento, decidimos irnos y nos fuimos a “ray”, salimos a eso de las 12:30 md, estábamos llegando al Parque Cuscatlán en San Salvador mas o menos a las 1:30 pm y de ahí emprendimos el camino hacia la Universidad de El Salvador, en el camino no advertimos gran presencia de cuerpos represivos en las calles, pues era normal en esos días, la presencia de estos en los alrededores de la ciudad.
Llegamos a la Universidad aproximadamente a las 2:00 pm, hora en que estaba convocada la salida de la marcha, pero mas o menos, fuimos saliendo como a las 2:30 pm, ahí los compañeros universitarios que habían organizado la protesta, nos dijeron a los estudiantes de secundaria que nos fuéramos en los bloques de en medio para acompañar la marcha, porque como ya tenían todo organizado y considerando que nosotros solo íbamos cinco, como los tres compañeros del MERS buscaron a sus adeptos, Sandra y yo decidimos irnos con ellos, para mantenernos juntos.

En el transcurso de la marcha, todo pintaba para bien sin anomalías, pero cuando marchábamos ya a la altura del paso a desnivel del Seguro Social, comenzamos a ver un alboroto adelante, en las primeras filas de la manifestación, se veía que estaban lanzando bombas lacrimógenas a los que encabezaban la protesta, también comenzamos a escuchar disparos y ya se veían los antimotines que estaban casi encima de la marcha, lógicamente hubo un momento de tensión y muchas personas que nos acompañaban comenzaron a correr pero resulta que al lado de atrás, cuando quisimos retroceder aparecieron unas tanquetas, ahí por el Externado San José, y esas tanquetas venían también, dispuestas a masacrar nuestra marcha estudiantil


Nosotros nos vimos obligados con algunos compañeros y con Sandra a lanzarnos en el puente del Seguro hacia abajo, afortunadamente en ese tiempo yo estaba yendo a un gimnasio de Taekwondo y por lo menos sabía como caer, pero Sandra al lanzarse y se doblo un pie, pero no se fracturo, yo junto con otros compañeros que ya no eran los que iban conmigo, sino otros, logramos levantarla y caminamos hacia arriba de ese desnivel, afortunadamente una persona de un Pick Up nos vio y nos paro, nosotros en el momento desconfiamos, el conductor expreso que nos llevaría a la Universidad, y nos fuimos con el, nos llevo hasta allá.

Ahí llevamos a Sandra a la Facultad de Derecho, donde la atendieron, la vendaron por que no era fractura, entonces, pues, esperamos mas o menos lo que quedaba de la tarde, yo espere hasta las seis de la tarde que ya las cosas estaban un poco mas tranquilas, mas en orden, por que también esperamos una intervención en la Universidad, pero no. Yo me retire de la Universidad a las 6:00 pm y logre llegar hasta mi hogar, en esos días, residía en Santa Tecla, y pues, mi madre estaba muy preocupada, pero pues, tuve la oportunidad de llegar con bien, del hecho nunca se supo el dato de los masacrados, pues, a las pocas horas del hecho, los cuerpos represivos, ambulancia y bomberos, limpiaron la calle llena de cadáveres y lavaron la sangre.

Yo pues tuve la oportunidad de sobrevivir a esa intervención reaccionaria, a ese ataque armado al movimiento revolucionario salvadoreño, así como otros mas, como el 28 de febrero de 1977, 22 de enero de 1980, etc., Soy de los poco que tuve la oportunidad de vivir para contarlos.
Rigoberto Aguilar Clímaco, de seudónimo “Benja”, actualmente reside en Soyapango, San Salvador, El Salvador, y sus 60 años de edad aun labora como maestro de Matemáticas y Ciencias Naturales en el Complejo Educativo “Montes de San Bartolo 4”.

El testimonio fue recopilado en Julio de 2015, en Soyapango.

martes, 28 de julio de 2015

“Los medios y la batalla por la democracia en América Latina”


Atilio A. Boron

Ponencia presentada al Congreso Internacional “Comunicación e Integración Latinoamericana desde y para el Sur en el Décimo Aniversario de TeleSUR ” CIESPAL, Quito, Julio 22-23, 2015 América Latina viene protagonizando, desde finales del siglo pasado, una tremenda batalla por construir una democracia digna de ese nombre. Esto quiere decir, algo que vaya más allá de […]


Ponencia presentada al
Congreso Internacional
“Comunicación e Integración Latinoamericana desde y para el Sur
en el Décimo Aniversario de TeleSUR ”
CIESPAL, Quito, Julio 22-23, 2015


América Latina viene protagonizando, desde finales del siglo pasado, una tremenda batalla por construir una democracia digna de ese nombre. Esto quiere decir, algo que vaya más allá de la sola alusión a la mecánica electoral y que se sintetiza en la tentativa de fundar sociedades más justas en este, el continente más desigual e injusto del planeta. En otras palabras, completar el tránsito entre una democracia eleccionaria a otra de carácter sustantiva y fundamental.

En nuestro Aristóteles en Macondo vimos que la experiencia enseña que en la medida en que las democracias admitan resignadamente la injusticia, la desigualdad y la opresión inherentes al sistema capitalista sus gobernantes no tropezarán con obstáculo alguno que trabe su funcionamiento. Claro, la pregunta es si a un tipo de régimen como ese le cabe el nombre de democracia y la respuesta es un rotundo no. Pero si, conmovidos por los sufrimientos y las desdichas de sus pueblos,  esos gobernantes se propusieran poner fin a aquellos flagelos, o hacer real la soberanía popular, allí comenzarían los problemas. Y tal como lo comprueba la historia, en tales casos la respuesta de las clases dominantes es brutal. Insistíamos en el libro arriba mencionado en una tesis que hemos desarrollado y comprobado una y otra vez: que capitalismo y democracia son incompatibles, que son como el agua y el aceite. Que las premisas fundamentales de uno y otra son antagónicas, y que la reconciliación entre ambos –durante la fase keynesiana de posguerra, clausurada con la contrarrevolución neoliberal de los ochentas- fue más aparente que real, y siempre parcial y transitoria.[1]

En nuestros días se está escribiendo un nuevo capítulo de esa triste historia en Grecia.. Allí la coalición gobernante, Syriza, cometió un “error” imperdonable: honrar el proyecto democrático y consultar al pueblo ante una decisión crucial como el infame ajuste que le proponía la Troika. En una jornada memorable aquel rechazó el ajuste con casi las dos terceras parte del voto. Ante ello Angela Merkel y sus mandantes respondieron con inusitada ferocidad: llamaron a Alexis Tsipras al orden, le obligaron a votar en el parlamento griego un ajuste aún peor y, ante la sorpresa general, la coalición gobernante convalidó este atropello al mandato popular y a la degradación de Grecia, convertida luego del zarpazo de la Troika en un  enclave neocolonial de la banca europea y, sobre todo, alemana. Sorpresa, decíamos, porque luego de la notable lección de sensatez del electorado griego al rechazar el primer ajuste Tsipras debería haber encabezado el rechazo al segundo y, en caso de no poder hacerlo por las presiones recibidas desde Bruselas, denunciarlas ante su pueblo y organizar la rebelión ante las exacciones exigidas por la Troika.

Reformismo y contrarrevolución

En América Latina y el Caribe (ALC) conocemos desde hace mucho tiempo esa brutal y despótica actitud de las clases dominantes y la ferocidad con que se reprime la desobediencia de sus víctimas. El listado sería interminable: recordemos nomás algunos casos paradigmáticos como los de Jacobo Arbenz, en Guatemala; Juan Bosch en República Dominicana; Salvador Allende en Chile; Joao Goulart en Brasil; Omar Torrijos en Panamá; Jaime Roldós en Ecuador y Juan J. Torres en Bolivia. Salvo Bosch y Arbenz ninguno de ellos murió de “muerte natural”, seguramente que de pura casualidad nomás. Y la lista es incompleta: agreguemos a René Schneider y Carlos Prats, militares constitucionalistas chilenos, y también a Pablo Neruda y tantos más que no viene al caso rememorar en esta ocasión pero que atestiguan lo peligroso que puede ser en esta parte del mundo intentar construir una sociedad mejor.

Más recientemente, la reacción ante la oleada democratizadora puesta en movimiento con la elección de Hugo Chávez Frías en 1998 no se hizo esperar, procurando arrancar la maleza de raíz y evitar su propagación. La reacción ante el nuevo clima político instalado en la región se tradujo en el golpe de estado en Venezuela, en Abril 2002, derrotado por la formidable respuesta de la población que evitó el magnicidio y restituyó a Chávez Frías en el poder. Luego de eso, el paro petrolero que tanto daño hiciera a la economía venezolana. Derrotada también esta intentona, en 2008  la coalición oligárquico-imperialista vuelve a las andadas en Bolivia: tentativa de golpe y secesión, frustrada por la decisión de Evo y la rápida reacción de la UNASUR. En 2009 derrocan a Mel Zelaya en Honduras, país que es uno de los pilares fundamentales de la estrategia antisubversiva de Estados Unidos en la región.  El bloque reaccionario sufre una derrota en Septiembre del 2010 cuando trata de deponer a Rafael Correa en Ecuador. Pero no bajan los brazos: se repliegan, toman aliento y vuelven a la carga en el 2012, liquidando al gobierno de Fernando Lugo en Paraguay, otro pilar de la estrategia norteamericana en la región por su presencia en la gran base militar de Mariscal Estigarribia.[2] Es que con “gobiernos amigos” en Honduras, Colombia y Paraguay se garantiza el éxito de la operación “Frog leap” (salto de rana) del Comando Sur, concebida para concretar el rápido despliegue de sus tropas hasta los confines septentrionales  de la Patagonia en veinticuatro horas, en caso de que las circunstancias así lo exijan. Si no hubiera  gobiernos de ese tipo, serviciales y serviles, siempre dispuestos a colaborar con Washington, la logística de la operación restauradora del orden imperial sería mucho más complicada, y de inciertos resultados.

Esta vocación por rediseñar el tablero sociopolítico latinoamericano no debería causar sorpresa alguna.  si se tiene en cuenta que los lineamientos generales de la política de EEUU hacia ALC han permanecido invariables desde 1823, cuando fueran establecidos por la Doctrina Monroe: mantener la desunión a las repúblicas al Sur del Río Bravo; fomentar sus discordias y sabotear cualquier tentativa de unión o integración, directivas puntualmente seguidas desde el Congreso Anfictiónico convocado por Simón Bolívar en 1826 hasta nuestros días. Fiel a estas premisas, ante los riesgos que entraña la institucionalización de la UNASUR  y la CELAC el imperio respondió con su más reciente táctica divisionista: la Alianza del Pacífico. Esta no es otra cosa que una estratagema del imperio que le da el curioso nombre de “alianza” a un conjunto de países que casi no tienen vínculos comerciales entre sí y que, aparte de servir como caballos de Troya a los efectos de debilitar la UNASUR y la CELAC tiene como mal disimulado propósito neutralizar la presencia de China en el área. Nada nuevo: ya el Libertador había advertido sobre estas maniobras en su célebre Carta de Jamaica de 1815, hace exactamente doscientos años.

Por lo tanto, gobiernos que se tomaron –o se toman- en serio al proyecto democrático se convierten automáticamente en mortales enemigos de los poderes establecidos. En la cosmovisión burguesa del mundo y la política –que prevalece en el mundo de las ciencias sociales- la democracia nada tiene que ver con la justicia social. Es apenas el rostro hipócritamente amable de la dominación, y será tolerada siempre y cuando no ponga en riesgo a esta última. Si con sus “excesos”, su “demagogia” o sus desvaríos “populistas” algunos gobernantes amenazan con poner fin a la dominación clasista y a la injusticia, su suerte estará echada y todas las fuerzas del imperio y sus aliados locales se pondrán en marcha para destruirlos. Si no los pueden derrocar por la vía rápida del clásico golpe militar se los somete a intensas presiones desestabilizadoras hasta que, eventualmente, se produce su derrumbe. Para esto se sirven de las recomendaciones del manual de Eugene Sharp sobre la “no violencia estratégica”, que en realidad es un compendio sobre la utilización racional, fría y calculada de la violencia tal y como fuera aplicada sobre todo por la CIA en sus hazañas “liberadoras” en Guatemala, Irán e Indonesia. La historia reciente de países como Honduras, Paraguay y Venezuela ilustra con elocuencia que clase de “no violencia” es la que se emplea cuando se sigue esta metodología, y cuán “blando” puede ser el golpe de estado en curso.[3] Desestabilización aplicada, en diferentes grados y apelando a distintas tácticas, contra los gobiernos progresistas de la región, no importa si se trata de sus variantes “moderadas” (como en Argentina, Brasil y Uruguay); o uno “muy moderado”, o “inmoderadamente moderado”, como en Chile; o de gobiernos como los bolivarianos (Venezuela, Bolivia y Ecuador, por estricto orden de aparición) cuyo horizonte de cambio provoca, a diferencia de los casos anteriores, la virulenta animosidad de las clases dominantes.

Condiciones de la democratización

La realización del proyecto democrático exige la presencia de una serie de factores que faciliten su pleno desenvolvimiento: a) la organización del campo popular a los efectos de constituir el nuevo “bloque histórico” contrahegemónico del que hablaba Antonio Gramsci porque sin él, sin la organización, la mayoría social conformada por los pobres, los explotados, los excluidos carecerá de efectos políticos y mal podría alterar la correlación de fuerzas en su favor; b) la concientización, porque una mayoría social, aún organizada, puede convertirse en fácil presa de la minoría dominante que ha ejercido su dominio desde siempre. Un movimiento obrero altamente organizado pero sin conciencia de clase lejos de ser una amenaza es una bendición para la hegemonía burguesa, como lo prueban hasta el hartazgo la historia del sindicalismo peronista en la Argentina, la CTM dominada por el PRI en México y la AFL-CIO en Estados Unidos. ¿Basta con estas dos condiciones para darle impulso a una democratización fundamental, no de forma? No. Se requiere, además, y este es el tercer factor, contar con un sistema de medios de comunicación que torne posible la circulación de las ideas “subversivas” de un orden social que debe ser subvertido porque condena a la humanidad y a la Madre Tierra a su extinción.

Por eso la creación de Telesur significó un valioso aporte en el proceso de avance y consolidación democrática en los países de ALC. Y es también por eso que Telesur es perseguido y/o silenciado en los países gobernados por la derecha, que no quieren que los contenidos de esa señal informativa hagan mella en el blindaje ideológico con el que protegen a sus poblaciones.  No se puede ver a Telesur en Colombia, en Chile, en Brasil, en tantos otros países, excepto a través de la Internet. Y esto no es casual ni debido a problemas técnicos sino pura y exclusivamente por una opción política interesada en impedir –o en todo caso dificultar- el debate de ideas y alimentar todas las variantes del pensamiento conservador, manteniendo a esos países en la ignorancia de lo que ocurre en los vecinos, promoviendo el chauvinismo y la xenofobia que nos divide, fomentando el consumismo y la despolitización, la imitación del “modo americano de vida”, satanizando a los líderes y procesos políticos emancipatorios y exaltando al capitalismo como el único sistema posible y racional para organizar la vida económica de las naciones. De ahí la centralidad de luchar en el plano de las ideas apelando a los instrumentos propios de nuestra época, desde la televisión hasta las redes sociales. Esta necesidad había sido precozmente detectada entre nosotros por Simón Bolívar cuando concebía a la “opinión pública como la primera de todas las fuerzas políticas”, razón por la cual le solicitó a Fernando Peñalver, uno de sus colaboradores, que le mande “de un modo u otro una imprenta que es tan útil como los pertrechos.”  José Martí compartía esta visión al decir que “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”. Fidel, digno heredero del Apóstol, convocó hace más de veinte años a librar la “batalla de ideas”, al comprobar que el fracaso económico y político del neoliberalismo no se traducía en la conformación de un nuevo sentido común posneoliberal.

Desgraciadamente, la izquierda demoró mucho en tomar nota de todo esto. Pero el imperio, por el contrario, siempre tuvo un oído muy perceptivo a la necesidad de controlar la conciencia de sus súbditos y vasallos, tanto dentro como fuera de Estados Unidos. No de otra manera se puede comprender la importancia asignada a los estudios de opinión pública y comportamiento de los consumidores por la sociología norteamericana desde los años treinta en adelante. Estudios orientados a fines prácticos muy concretos: modelar la conciencia, los deseos y los valores de la población, en una escalada interminable que comenzó con investigaciones motivacionales para dilucidar los mecanismos psicosociales puestos en marcha en las estrategias de los consumidores en la sociedad de masas hasta llegar hoy a los “focus groups” para saber qué quiere escuchar el electorado y quién quiere que se lo diga y como y, de ese modo, garantizar que los personajes “correctos” y aceptables triunfen en las elecciones, fabricando candidatos con el perfil exacto de lo que quiere la amorfa mayoría.

Noam Chomsky y sus asociados examinaron este asunto en gran detalle y a su obra me remito. Pero no pensemos que este esfuerzo es cosa del pasado. Como lo revelara hace un tiempo Gilberto López y Rivas en México, hay un multimillonario proyecto de investigación, llamado Minerva, por el cual el Pentágono encomendó a partir del 2008 el estudio de la dinámica de los movimientos sociales en el mundo con el objeto  de neutralizar el contenido potencialmente revolucionario de organizaciones populares calificadas sin más como “terroristas”. Esto es la actualización del famoso proyecto Camelot que culminara con un escándalo a mediados de la década de los sesentas del siglo pasado y que tenía las mismas intenciones, precipitadas luego del triunfo de la Revolución Cubana.[4]

Estos estudios fueron muy importantes para elaborar ciertos aspectos de la doctrina estadounidense en materia de política exterior. Desde finales de la Segunda Guerra Mundial Washington identificó a dos actores clave para garantizar la estabilidad del nuevo orden imperial en la periferia: los pensadores -académicos, intelectuales y, más generalmente, los comunicadores sociales- y, por otro lado, los militares, imprescindible reserva última en caso de que la labor de los primeros no produjese los frutos deseados. Todos los grandes programas de becas para estudiar en universidades norteamericanas así como los numerosos programas de intercambio cultural con jóvenes intelectuales y artistas, periodistas y comunicadores en general tienen esa misma fuente de inspiración. Lo mismo cabe decir de los voluminosos programas de “ayuda militar” que Washington administra a escala mundial, porque junto al suministro de armas y el entrenamiento militar viene la identificación de los enemigos internos. En ambos casos el papel de las ideas mal podría ser subestimado.

Sobre el papel de los medios de comunicación


En esta “batalla de ideas”, emprendida por el imperio antes que por la izquierda, el papel de los medios de comunicación es de excepcional importancia, sobre todo en las sociedades de masas.[5]  Es por eso que en una audiencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos un miembro informante del Pentágono decía que “en el mundo de hoy la guerra antisubversiva se libra en los medios, no en las junglas y selvas o en los suburbios decadentes del Tercer mundo. Ese es el principal teatro de operaciones.”

Las nuevas tecnologías de información y comunicación potenciaron hasta límites inimaginables esta operación de manipulación de conciencias y lavado de cerebros. Para calibrar los alcances de la misma es oportuno recorrer los principales hitos de esta historia. La prensa gráfica, el primer medio de comunicación de masas, veía recortada su influencia por el analfabetismo y los problemas logísticos de circulación los que, sumados a las restricciones económicas que podían afectar a sus lectores, hacían que llegara apenas a un sector muy pequeño de la población. La “opinión pública” era, en realidad, la de un sector privilegiado por su posición en la estructura social.  Con la aparición de la radio se produjo un salto de enorme importancia,  potenciando una vía de comunicación que superaba los obstáculos de los medios gráficos, lo que le permitía llegar a los más apartados rincones del país y, sobre todo, de ser eficaz vehículo de transmisión al alcance de quienes no sabían leer. La introducción del transistor y la subsecuente irrupción de la radio portátil multiplicó significativamente la eficacia comunicacional de este medio. En el caso argentino es difícil comprender los primeros años del peronismo al margen del enorme impacto producido por los discursos transmitidos por radio de Perón y Evita, que cautivaron a millones de radioescuchas y los impulsaron a participar activamente en la vida política del país.

Con el advenimiento de la televisión el sistema de medios alcanzó una penetración y, sobre todo, una eficacia proselitista sin precedentes. La combinación de la imagen y el sonido, amén de la instantaneidad de los productos televisivos y sus continuos progresos tecnológicos (paso del blanco y negro al color, cable, HD, etcétera), hicieron de este medio el dispositivo por excelencia de la formación de la opinión pública. Un hallazgo decisivo de los estudios de comunicación en Estados Unidos fue quien dio un decisivo impulso a este proceso y se produjo a raíz del primer debate presidencial televisado, en 1960, entre John F. Kennedy y Richard Nixon. Este era el candidato oficialista, que hasta ese momento lideraba las preferencias. Sin embargo, en la elección fue derrotado, por un estrecho margen (aproximadamente un 1%). ¿Qué fue lo que encontraron los investigadores? Que quienes escucharon el debate por radio decían que el ganador había sido Nixon, pero quienes vieron el debate por TV se inclinaban mayoritariamente por JFK. La radio transmitía un mensaje, la voz; la TV, la voz y la imagen, y esta resultó ser decisiva, porque a Nixon se lo vio mal en las pantallas televisivas, luciendo desprolijo con una barba incipiente y sudoroso, que contrastaba desfavorablemente con la apostura y juventud de su contrincante.

Reflexionando sobre la “sociedad teledirigida”, el politólogo italiano Giovanni Sartori, escribió en Homo Videns que:

En la televisión el hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar. Como consecuencia, el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico. Para él las cosas representadas en imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras. Y esto es un cambio radical de dirección, porque mientras que la capacidad simbólica distancia al homo sapiens del animal, el hecho de ver lo acerca a sus capacidades ancestrales, al género al que pertenece la especie del homo sapiens.[6]

En otras palabras, la televisión nos hace retroceder en la escala animal, según este autor, produciendo un progresivo menoscabo de nuestras facultades de simbolización a favor de las más elementales de visualización. Puede parecer exagerado pero conviene tener en cuenta esta observación y relacionarla con la decadencia de la vida política en la sociedad de masas. Podría argüirse, siguiendo a Sartori, que la declinación en la calidad de los liderazgos políticos en el mundo desarrollado –pensemos en la trayectoria descendente que va de un Woodrow Wilson o Franklin D. Roosevelt a un Ronald Reagan, Lyndon Johnson o George W. Bush, o el abismo que separa a Konrad Adenauer de Angela Merkel, o Charles de Gaulle de François Hollande, o de Alcides de Gasperi a Silvio Berlusconi- expresa la nefasta influencia producida por la televisión, el medio por excelencia de la época actual. Es algo muy preocupante, y digno de ser pensado y examinado cuidadosamente

Concentración mediática

Ahora bien, el poderío manipulatorio de la TV creció paso a paso con un fenomenal proceso de concentración de la propiedad de los medios de comunicación. Es decir, con una deriva de signo claramente antidemocrático, y esto por dos razones: (a) porque los medios se fueron agrupando en un pequeño núcleo de propietarios –que luego se transnacionalizó- dotado de una capacidad de chantaje y extorsión que puede colocar a gran parte de los gobiernos de rodillas ante su prepotencia; (b) porque tanto los contenidos que difunden los medios como su organización y las características de su inserción en el éter están fuera de cualquier tipo de control democrático. Los monopolios mediáticos se escudan detrás de la defensa de la propiedad privada, la libertad de prensa y de pensamiento para desbaratar cualquier intento de regulación democrática. Aducen, también, que al ser entidades de derecho privado esos medios se deben encontrar a salvo de cualquier clase de fiscalización estatal que pudiera erigir trabas a su derecho a disponer de sus medios de la forma que estimen más conveniente. Pero se cuidan de señalar que son privados en cuanto al régimen que preserva sus relaciones de propiedad, pero por sus efectos y sus consecuencias son entes eminentemente públicos, y por lo tanto deben ser sometidos a control democrático. Cabe recordar aquí las incisivas observaciones de Antonio Gramsci sobre este tema, aplicado, en su caso, al papel público que tenían otras instituciones no-estatales en la Italia de finales del siglo diecinueve, como la Iglesia, y la necesidad de la fiscalización democrática de sus actividades educacionales. En el caso latinoamericano esta concentración encuentra en los casos de Televisa de México, O Globo de Brasil, Clarín de Argentina y el grupo de Cisneros en Venezuela  los ejemplos más emblemáticos de concentración de medios de comunicación en los países latinoamericanos.[7]

En relación a esta tendencia el cineasta y documentalista australiano John Pilger concluye que este proceso de acelerada concentración remata en la instauración de un “gobierno invisible” e incontrolable, que no rinde cuentas ante nadie y que actúa sin ninguna clase de restricciones efectivas a su enorme poderío: “Hay que considerar cómo ha crecido el poder de ese gobierno invisible. En 1983, 50 corporaciones poseían los principales medios globales, la mayoría de ellas estadounidenses. En 2002 había disminuido a sólo nueve corporaciones. Actualmente son probablemente unas cinco. Rupert Murdoch predijo que habrá sólo tres gigantes mediáticos globales, y su compañía será uno de ellos.” [8]

La concentración mediática se encuentra íntimamente a la aparición del llamado “periodismo profesional, objetivo, ‘independiente´”, términos muy utilizados en el debate político latinoamericano a la hora de justificar la ofensiva destituyente que los grandes medios lanzan sobre los gobiernos progresistas de la región.  Pilger lo relata de esta manera:

“A medida que las nuevas corporaciones comenzaron a adquirir la prensa, se inventó algo llamado ‘periodismo profesional.’ Para atraer a grandes anunciantes, la nueva prensa corporativa tenía que parecer respetable, pilares de los círculos dominantes – objetiva, imparcial, equilibrada. Se establecieron las primeras escuelas de periodismo, y se tejió una mitología de neutralidad liberal alrededor del periodista profesional. Asociaron el derecho a la libertad de expresión con los nuevos medios y con las grandes corporaciones.”

Y la dependencia de este periodismo con el “pensamiento dominante” y los límites del  “periodismo objetivo” queda en evidencia cuando nuestro autor recuerda que

“… numerosos periodistas famosos del New York Times, como por ejemplo el celebrado W.H. Lawrence … ayudó a ocultar los verdaderos efectos de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima en agosto de 1945. ‘No hay radioactividad en la ruina de Hiroshima,’ fue el título de su informe, y era falso.”

Se propalaba una espantosa mentira porque la creciente penetración de los intereses empresariales y de los gobiernos en las salas de redacción de la “prensa libre” (en este caso, el NYT) hacía que ciertas noticias debían ser presentadas de un modo particularmente sesgado o, simplemente, no ser dadas a conocer al público. Tendencia que si ya era perceptible a fines de la Segunda Guerra Mundial lo es mucho más en la actualidad, cuando los reportes de los diversos frentes de guerra en que se encuentran las tropas de Estados Unidos son todos, sin excepción, censurados previamente por el Pentágono. Ya no hay más fotos de soldados de Estados Unidos regresando en ataúdes a su patria, como sí las había durante la Guerra de Vietnam. Tampoco imágenes que muestren los desastres de sus huestes en terceros países. La sangre y el lodo de las guerras que libra Estados Unidos en sus incesantes aventuras están cuidadosamente eliminados de las noticias. Las víctimas de la barbarie pentagonista son abstracciones, entelequias irrepresentables incapaces de suscitar dolor, ira o ánimos de venganza.

Conclusión: no puede haber estado democrático, o una democracia genuina, si el espacio público, del cual los medios son su “sistema nervioso”, no está democratizado. Son los medios quienes “formatean” la opinión política, imponen su agenda de prioridades y, en algunos casos –no siempre- hasta fabrican a los líderes políticos (caso de Silvio Berlusconi en Italia) que habrán gobernar. La amenaza a la democracia es enorme porque un sistema de medios altamente concentrado y hegemónico consolida en la esfera pública un poder oligárquico (en la Argentina es básicamente el multimedia  Clarín y algunos otros socios de menor rango) que, articulado con los grandes intereses empresariales y con el imperialismo, puede manipular sin mayores contrapesos la conciencia de los televidentes y del público en general, instalar agendas políticas y candidaturas e inducir comportamientos políticos de signo conservador o reaccionario, todo lo cual desnaturaliza profundamente el proceso democrático.

Es más, en la situación actual de América Latina, cuando el virus neoliberal –para usar la gráfica expresión de Samir Amin- ha destruido a los partidos políticos y los reemplazó por heteróclitos “espacios” o efímeras coaliciones, donde los políticos se convierten en verdaderos camaleónicos saltimbanquis que pasan del oficialismo a la oposición y viceversa sin mayores escrúpulos (como ha ocurrido recientemente en Argentina en un fenómeno que en Brasil se llama “fisiologismo”) y cuando el impacto disolvente del neoliberalismo terminó por diluir los pocos componentes ideológicos que aún restaban, los medios hegemónicos -todos íntimamente vinculados a la dominación imperialista- han pasado a asumir las funciones de los partidos del establishment, convirtiéndose en los organizadores de la oposición de derecha ante los procesos transformadores en curso en la región. Ante la vacancia de los partidos tradicionales son los grandes medios en los países de ALC quienes reclutan la tropa de la derecha, aportan las orientaciones tácticas de su accionar, establecen la agenda del proyecto y lo militan día y noche a través de su impresionante aparato comunicacional, y se encargan de encontrar los líderes capaces de llevar a buen término estas iniciativas.

No puede ser casual que Maduro, Evo y Correa enfrenten virulentas campañas de desestabilización organizadas o, cuando menos, animadas por la prensa. Y lo mismo ocurre en países como la Argentina, Brasil y Uruguay, en donde la voz cantante para erosionar la imagen de la presidenta argentina, o a favor del impeachment a Dilma Rousseff en Brasil, la llevan los grandes medios. Por el contrario, estos han respaldado, sin el menor recato en algunos casos, a gobiernos como los de la Concertación en Chile; a Fox, Calderón y Peña Nieto en México; a Uribe y Santos en Colombia, Alan García y Alejandro Toledo en el Perú, para no citar sino los casos más evidentes. En Argentina y Brasil este papel “organizador” de los medios hegemónicos convertidos en filosos sucedáneos de la derecha partidaria adquirió en los últimos tiempos ribetes francamente escandalosos. ¡Y a esto le llaman “periodismo independiente”!

Telesur y la democratización del espacio público

De ahí la enorme  importancia de esta señal de noticias, creada por inspiración del Comandante Hugo Chávez Frías, que percibió como pocos la gravísima amenaza que para el futuro de ALC representaban los medios controlados por una coalición irreconciliablemente enemiga de cualquier proyecto democratizador o de reforma social. Era preciso iniciar una lucha frontal en contra de esos bastiones del autoritarismo y la reacción, y esa batalla no podía darse tan sólo a nivel nacional. La ofensiva era continental, y tenía su estado mayor en Washington. Para neutralizarla, o al menos para atenuar sus efectos, necesariamente debía ser librada a escala latinoamericana.

En Argentina y Ecuador se han venido librando grandes batallas para democratizar  los medios de comunicación. En otros países, como Brasil, según el analista Denis de Moraes, la lucha apenas si ha comenzado porque el conglomerado mediático dirigido por la red O Globo impide la instalación de este asunto en la agenda pública. En Ecuador, una consulta popular convocada el año 2011 aprobó una normativa mediante la cual las empresas periodísticas quedan inhabilitadas para realizar negocios o inversiones en otras áreas de la economía, reduciendo significativamente la posibilidad de hacer que los órganos de prensa se conviertan en arietes para promover los intereses de grandes conglomerados empresariales bajo el ropaje del periodismo. Desgraciadamente esto es lo que ocurre en casi todos los países, pero afortunadamente está prohibido en Ecuador.

Por lo tanto, no habrá avances democráticos si no se democratizan los medios. Este es el objetivo de la Ley de Medios en la Argentina: facilitar, según lo establece la propia ley, “la promoción, desconcentración y fomento de la competencia, el abaratamiento, la democratización y la universalización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación”. Pero la implementación de esta norma se ha visto en parte obstaculizada por sucesivos amparos judiciales promovidos por el Grupo Clarín, mismos que hasta ahora impidieron avanzar como se esperaba  en la desmonopolización del sistema mediático. Por otra parte, para que este se democratice será necesario que el estado nacional inyecte una importante cantidad de dinero para facilitar el desarrollo del tercio del espectro radial y televisivo reservado a las organizaciones populares y comunitarias, cosa que aún no ha ocurrido en la magnitud suficiente. Al mismo tiempo, en el tercio reservado para el sector público, es de fundamental importancia evitar que esos medios reduzcan su papel al de simples voceros del oficialismo. Sería altamente perjudicial, inclusive para el mismo gobierno, obrar de esa manera. Por otra parte, uno de los problemas es que la agencia de aplicación que preside todo lo relacionado con la comunicación audiovisual, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), depende de la Presidencia de la república y del Congreso. Son ambas ramas del estado quienes designan a los miembros del Directorio, sin ninguna intervención de organizaciones de la sociedad civil. De este modo, la AFSCA como organismo rector que debe garantizar la democratización del sistema mediático es conformado exclusivamente por la dirigencia política, lo que conspira contra la legitimidad democrática que debería tener un órgano tan crucial como ese en momentos en que aquella no cuenta precisamente con un alto grado de aprobación popular.

Ahora bien, ¿cómo combatir a los poderes mediáticos? Como en tantas otras cosas de la vida pública no basta la ley. Es importante pero insuficiente. Pero lo decisivo es algo más: no reproducir en espejo, simétricamente, la agenda, el estilo y la temática de los oligopolios mediáticos. No se combate a los medios del Grupo Clarín haciendo cada día un “anti-Clarín”, ni se lucha contra O Globo o El Mercurio haciendo un “anti” de esos medios. La experiencia indica que esta táctica de lucha termina por producir un resultado exactamente opuesto al esperado.

Por otra parte, es preciso comprender que para torcerle el brazo a los conglomerados monopólicos se requiere algo más que ganar una batalla dialéctica. Es preciso impulsar con energía la aparición de nuevas voces desde el campo popular. La sola desmonopolización será insuficiente para democratizar a los medios si las organizaciones populares de todo tipo siguen sin poder hacer oír su voz. Para eso es necesario dotarlas de toda suerte de recursos: desde dinero y equipamiento adecuado hasta formación técnica. Sin ello no podrán hacer una diferencia en el sistema. Democratizar a los medios requiere de gobiernos que garanticen la sustentabilidad financiera de esta batalla comunicacional, que por eso es también una batalla económica y política crucial para el futuro de la democracia.

Lo anterior es suficiente para comprender la trascendental labor hecha por Telesur desde el momento en que fuera creada, hace diez años. No sólo estamos informados, cuando antes estábamos desinformados; sino que estamos bien informados, con periodistas que comparten nuestra cultura y nuestros sueños, que nos muestran lo que las oligarquías locales y el imperialismo no quieren que veamos o que sepamos. No querían que se supiera que en Honduras había un golpe de estado en marcha; o que en Bengasi no había “combatientes por la libertad” masacrados por Gadafi; o que  quienes despacharon casi 10.000 misiones de bombardeo a Libia, con innumerables víctimas civiles fueron los aviones de la OTAN, para no citar sino unos pocos ejemplos. Aún si su contribución a lo largo de estos años hubiera sido la de aportar información verídica sobre temas cruciales Telesur justificaría con creces su existencia. Pero hizo algo más: fue un factor muy importante en la consolidación de una conciencia crítica nuestroamericana. Gracias a ese medio hoy somos más latinoamericanos que antes, y mejores latinoamericanos también. El gran proyecto bolivariano, relanzado por Chávez, encontró en Telesur un instrumento singularmente valioso para acelerar su concreción y un arma muy potente, en esa artillería de pensamiento a la que aludía el líder bolivariano, para librar con éxito la batalla de ideas que nuestro tiempo y el futuro nos reclaman. Tiene razón Pilger cuando, en su artículo reseñado más arriba, recuerda una sentencia notable de Tom Paine: “si a la mayoría de la gente se le niega la verdad y las ideas de la verdad, es hora de tomar por asalto la Bastilla de las palabras.”  Ese es, sin duda, uno de los mayores desafíos con que tropieza la democracia en el mundo actual.




[1] Cf. Atilio Boron, Aristóteles en Macondo (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg-Editorial Espartaco, 2015. Nueva edición corregida y aumentada). En otras anteriores, ya disponibles en la web, desarrollamos esta tesis con amplitud. Ver sobre todo Estado, capitalismo y democracia en América Latina, libro que recoge algunos artículos sobre el tema escritos en la década de los ochentas, y Tras el Búho de Minerva, donde  el asunto es abordado a la luz de los estragos producidos por la globalización neoliberal en la década del noventa. Fuera de América Latina y el Caribe autores como Ellen Meiksins Wood, Leo Panitch, Sam Gindin, Gianni Vattimo y Sheldon Wolin, en Estados Unidos y Europa, hace tiempo que vienen aportando nuevos fundamentos a la contradicción entre capitalismo y democracia

[2] Sobre esto ver Marcos Roitman Rosenmann, Tiempos de Oscuridad. Historia de los golpes de estado en América Latina (Buenos Aires: Akal, 2013)

[3] La obra de Sharp es motivo de fuertes polémicas. Director del Albert Einstein Institute de Boston, sus libros y panfletos han sido fuente de inspiración de muchas de las rebeliones en contra de los regímenes de Europa Oriental en la época de la Unión Soviética, y China. Sharp niega cualquier vinculación, financiera o política, con el gobierno de Estados Unidos a través de cualesquiera de sus agencias. Sin embargo, en su record no figura absolutamente nada que lo vincule a las luchas de los pueblos latinoamericanos contra sus dictaduras, ni a la de los palestinos por su autodeterminación, ni la de las poblaciones negras en contra de los regímenes racistas africanos. Resulta por lo menos paradojal que su sitio web esté traducido a 31 lenguas, mientras que el del Banco Mundial lo esté a 20, el de la bloguera contrarrevolucionaria cubana Yoani Sánchez a 18 y el de la Unesco apenas a 6. Que cada quien saque sus conclusiones.

[4] Cf. su “Los académicos al servicio del imperio”, en https://dedona.wordpress.com/2014/04/12/los-academicos-al-servicio-del-imperio-the-minerva-research-iniciative-gilberto-lopez-y-rivas/

[5]  Sobre este tema remito al lector a consultar la notable obra de Fernando Buen Abad Domínguez, tanto sus ensayos de largo aliento como sus intervenciones más coyunturales. Entre los primeros sobresale su Filosofía de la Comunicación (Caracas: Ministerio de Comunicación e Información, 2006), disponible en http://www.cta.org.ar/IMG/pdf/filosofia-de-la-comunicacion.pdf

[6] Ver su Homo videns. La sociedad teledirigida (Madrid: Taurus, 1998) pg. 3.

[7] Ver Guillermo Mastrini y Martín Becerra, “Estructura, concentración y transformaciones en los medios del Cono Sur latinoamericano”, Revista Digital Comunicar, Nº 36, Vol XVIII, 2011, pp. 51-59.

[8] Cf. John Pilger, “Geopolìtica y concentración mediática”, en Rebelión, 10 de Agosto de 2007. http://www.iade.org.ar/modules/noticias/article.php?storyid=1925


lunes, 27 de julio de 2015

Cultura politica de la democracia en El Salvador y en las Américas,2014 (LIBRO)




El  Barómetro  de  las Américas  del  Proyecto  de  Opinión  Pública  de  América  Latina  (LAPOP, por  sus  siglas  en  inglés)  es  un  instrumento  excepcional para  la  evaluación  y  comparación  de  las experiencias  de  los  ciudadanos  con  la  gobernabilidad  democrática  entre  los  individuos  dentro  de  los
países, a lo largo de las regiones sub-nacionales, entre los países y a lo largo del tiempo. Este informe presenta  un  conjunto  de  esas  evaluaciones  basadas  en  la  recolección  de  datos  del último  año:  2014.

Este  año  marca  un  hito  para  el  proyecto:  en  2004,  LAPOP  inició  el proyecto  del  Barómetro  de  las Américas y hoy en día podemos evaluar una década de cambio en la opinión pública en las Américas.

El Barómetro de las Américas de 2014 es la encuesta más amplia y sofisticada de las Américas hasta la fecha.  Esta ronda  incluye  28  países  y  más  de  50.000  entrevistas,  la  mayoría  de  las  cuales  fueron obtenidas  mediante  un  sofisticado  software  informático  que  añade  un  nuevo  avance  a  los  esfuerzos
minuciosos de control de calidad de LAPOP. Este prólogo presenta un resumen de los antecedentes de este estudio y lo sitúa dentro del contexto del mayor esfuerzo de LAPOP.


Cultura politica de la democracia en El Salvador y en las Américas,2014

¿Golpe de Estado?


José M. Tojeira

Algunas oficiales del gobierno, cansados de la crítica sistemática de algunos sectores, y de diversos ataques en las redes sociales, han hablado de golpistas y de una desestabilización tendiente a favorecer un golpe de estado. ¿Se puede dar esa contingencia, por llamarla de alguna manera, en El Salvador? Creo que en la actualidad es imposible. Y por esa misma razón no conviene hablar de ese modo. Es posible que a algunos fanáticos de la derecha les gustara la idea de un golpe, pero son demasiado pocos y demasiado débiles como para poder impulsar la historia salvadoreña actual en esa dirección. Que haya quienes se quiere aprovechar de los fanáticos con fines de desgaste es otra cosa. Pero mencionar el tema del golpe de estado es hacerles propaganda a quienes, aunque irrealizables hoy, puedan tener ese tipo de intenciones.

Personalmente creo que un golpe no es posible por las siguientes razones. En primer lugar los militares tendrían que darlo. Y el ejército, aunque tenga armas, no tiene la capacidad de darlo. Tendría que reprimir a demasiada gente y eso haría inviable un gobierno militar, aun con aliados de otros grupos. Los militares actuales, que además no son golpistas, saben que no tienen posibilidad de éxito. Y no son tontos. Saben de sobra que si algunos militares se libraron de ir presos por masacres y abusos de derechos humanos, un golpe actual con represión de la gente se pagaría más temprano que tarde no con leyes de amnistía sino con cárcel. La empresa privada, otro sector que podría impulsar un  golpe en ciertas condiciones, no está interesada en el tema. Como en todas partes puede haber un empresario aventurero. Pero saben de sobra que no sería una buena inversión. El partido ARENA, por otro lado, aunque tenga algún loco en sus filas, cosa que no es infrecuente en los partidos políticos nuestros, tengan el color que tengan, tampoco tiene ni el prestigio ni la solvencia moral para emprender una aventura de ese tipo. Después de instaurar una corrupción grave en el país, montarse sobre una ventura represiva terminaría definitivamente con el partido. Además los problemas de violencia o desigualdad en los gobiernos pasados son muy parecidos a los actuales. Y los areneros sensatos lo saben de sobra. En todo caso prefieren la política de acoso y desgaste que en el mediano o largo plazo suele tener resultados electorales propicios, especialmente cuando hay temas de difícil solución.

Por otra parte el FMLN, con los problemas de gobernanza que tiene, no se puede ver como un gobierno débil. No se trata aquí de presentarlo como un  gobierno extraordinario. Pero aun con sus fallas, tiene suficiente visión y estabilidad interna, alianzas y apoyo popular como para resistir las inclemencias del acoso mediático y opositor sin tener que recurrir a medidas que tensaran la situación interna del país. Si alguna crítica se le puede hacer, aparte de las normales dependientes de la inveterada burocracia del país y las lentitudes y desorden que la misma impone, es que va más lento de lo que se esperaba a la hora de hacer reformas estructurales. El modo de fijar el salario mínimo, por ejemplo, continúa con los mismos patrones injustos e insultantes hacia los más pobres, heredados de ARENA. Y eso aunque el FMLN, la última vez que se subió dicho salario, haya elevado un poco más los porcentajes de aumento que en otras ocasiones. Elevar de un modo serio y responsable el salario mínimo en el país, haciéndolo mínimamente coherente con la justicia social, ni generaría golpe de estado ni debilitaría al gobierno, por mucho que rabiaran algunos sectores de la empresa privada.

En este contexto, hablar de golpe de estado no me parece conveniente. Lo que se debe hacer, especialmente por parte de la gente seria y que tiene una idea racional de lo que precisa el futuro salvadoreño, es plantear los graves problemas que permanecen desde hace más de cincuenta años y que tienen que resolverse. E impulsar para ello un pacto de nación, unos nuevos acuerdos socioeconómicos,  o como los queramos llamar, que no sólo diseñe una política nacional y de estado, sino que proponga los recursos y la fuente de los mismos. Un país que invierte poco en la gente no tiene perspectiva. Y aunque el FMLN está invirtiendo más en la gente que lo que invertía ARENA en sus gobiernos, lo que se invierte es del todo insuficiente para las necesidades de un desarrollo equitativo. Sólo un diálogo nacional, una claridad de objetivos en campos como los educativos, de salud, vivienda y trabajo digno, y un pacto fiscal que permita avanzar hacia la justicia social en esos temas puede sacarnos de los problemas que hoy sufrimos. La violencia en El Salvador comienza con la violencia estructural de una economía que no está al servicio de las mayorías, con la violencia de una estratificación social creadora de desigualdades profundas en el campo de los derechos humanos básicos y con una profunda debilidad institucional, que al final acaba beneficiando al más fuerte y dejando a la víctima sin defensa.  Esta problemática no la puede resolver ningún sector del país en solitario. O hay diálogo, plan nacional de desarrollo básico dialogado y apoyado por la mayoría, pacto fiscal que lo posibilite, o seguiremos con los problemas de violencia y dolor por demasiado largo rato. Un golpe de Estado sería cosa de locos y no haría más que agravar la situación.

Razones para solicitar ayuda contra la impunidad


Editorial UCA


En Guatemala ha funcionado, con bastante precisión e incluso eficacia, la Comisión Internacional contra la Impunidad. Acá ha estallado la polémica de si es necesario un apoyo semejante para superar nuestros problemas de violencia y de falta de castigo al delito. Para definirse al respecto, es útil recordar brevemente la estructura y finalidad de este instrumento internacional de ayuda. La Comisión es un órgano independiente de carácter internacional, fruto de un acuerdo entre la ONU y el Gobierno de Guatemala, que fue aprobado, primero, por la Corte de Constitucionalidad y, posteriormente, por la Asamblea Legislativa de dicho país. Su finalidad es investigar cuerpos ilegales de seguridad que violan derechos humanos y asesorar al Ministerio Público en la persecución de los mismos, terminando con su impunidad.

Cada país tiene su problemática, y la de Guatemala, entre otras de extremada violencia, era la existencia de grupos de exterminio dentro de las estructuras estatales de seguridad. Y los salvadoreños conocemos con claridad la brutalidad con la que operaban en el país vecino. Baste para ello recordar el asesinato de tres diputados salvadoreños del Parlacen en tierras chapinas, cometido por un grupo policial guatemalteco, y la posterior ejecución, ya en la cárcel, de los agentes que habían cometido el crimen. Ese tipo de casos hacía necesaria en Guatemala una institución como la Comisión. Pero a esos extremos de impunidad y violencia organizada dentro de las estructuras policiales no hemos llegado. ¿Se puede entonces decir que necesitamos una comisión internacional?

A nuestro juicio, la respuesta es “sí”. No se trata de tener una copia exacta del organismo que opera en Guatemala, pero sí de recibir ayuda internacional de alto nivel en la lucha contra la impunidad, que sigue siendo muy alta en nuestro país. Con frecuencia hemos creído que es suficiente traer a un par de supuestos expertos para que nos hablen de su experiencia en la lucha contra el delito. Y así han pasado por nuestro país diversos grupos y personas, incluido Rudolph Giuliani y su equipo. Pero eso no basta. Necesitamos ayuda y consejo consistentes y constantes sobre la investigación, prevención y análisis del fenómeno de la violencia. Además, no manejamos adecuadamente el problema de la corrupción y se mantienen en la impunidad la mayoría de los delitos contra la vida.

Asimismo, el fenómeno de las maras amerita la conformación de un grupo externo de expertos con amplio conocimiento y manejo de soluciones sobre las organizaciones delincuenciales juveniles. Sabemos poco de ellas y tendemos las más de las veces a enfrentarlas con mano dura, de un modo contraproducente y absurdo. El crimen organizado, cuando tiene fuertes raíces y causalidades en la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la debilidad institucional, difícilmente se vence con fuerza bruta. La capacidad de investigación, el conocimiento a fondo del tipo de estructuras, el análisis de las causas de este fenómeno evidentemente social tienen que llevar no solo al mejor funcionamiento de las instituciones encargadas de velar por la seguridad y la justicia, sino a tomar medidas serias en el campo de la educación, el trabajo decente y los medios que permiten reconstruir y reforzar la cohesión social.

En El Salvador, una comisión internacional contra la impunidad y el delito debería unir policías, sociólogos expertos en temas de violencia y personas con experiencia en intervención social orientada a la cultura de paz y el desarrollo local. No se trata de ceder soberanía ni de que otros vengan a sustituirnos en nuestras obligaciones. Este tipo de comisiones son ayudas externas, como otras que hemos tenido y que no hemos aprovechado adecuadamente. Cuando Mauricio Sandoval era director de la PNC, en tiempo del Gobierno de Francisco Flores, se radicalizó el problema de las maras. Y los policías europeos que en ese momento asesoraban a los nuestros solían decir que lo que ellos recomendaban, Sandoval lo desaprovechaba e incluso dañaba. Hoy seguimos necesitando ayuda, puesto que mantenemos unos índices de violencia muy semejantes. En el país, las cabeceras municipales son relativamente seguras, mientras que en algunos cantones la presión de las maras es insoportable. Este fenómeno, el de la ruralización de las pandillas, no se ha estudiado ni tratado adecuadamente. Como tampoco la relación entre el narcotráfico y las maras.

La corrupción sigue siendo un flagelo, comenzando por la impunidad en la evasión fiscal y siguiendo por los delitos contra la vida. Las cárceles son parte del problema de la violencia, no de la solución. Una decisión inteligente sería discernir y acordar con claridad los puntos en los que se necesita ayuda, y promover luego la conformación de la comisión internacional. Negarse en absoluto a esa posibilidad puede llevarnos a desaprovechar oportunidades y a perder el enriquecimiento que personas con experiencia pueden aportarnos en esta tarea de construir cultura de paz.

sábado, 25 de julio de 2015

La guerra que duró cien años y la mujer que la soportó



Ángela Mendoza, mamá de la diputada Lorena Peña, perdió tres hijos en la Guerra Civil: Felipe, Ana Margarita y Virginia; y es viuda de José Belisario, uno de los primeros que luchó contra la dictadura militar. Esta es su historia:


David Ernesto Pérez

D1.com


Todo comenzó un domingo después de misa.

Era abril de 1944 y en la casa de Manuel Mendoza había visitas muy inusuales: vestidos de verde-olivo Mariano Munguía Payés, José Belisario Peña y Julio Adalberto Rivera jugaban a las cartas sobre una mesa de madera colocada en un amplio patio. Ángela Mendoza regresaba de la iglesia y la escena le despertó la curiosidad. Nunca antes había visto un grupo tan grande en la quinta de su tío. Tampoco conocía a esos hombres.

No eran los únicos militares que hospedaba la casa de los Mendoza. En los cuartos estaban alojados varios más que durante el día se disfrazaban de civil y se perdían entre los mares de personas que caminaban en las calles de El Salvador apuradas por el trajín cotidiano. En la noche volvían a los cuartos solamente a dormir. Al día siguiente la rutina se repetía.

Más que alojados estaban escondidos. Sobre ellos caía el peso de una sentencia de muerte. El 2 de abril de 1944 se habían rebelado contra el todopoderoso presidente Maximiliano Hernández Martínez  que el 1 marzo de ese año selló una estrategia a prueba de errores para sumar cuatro más a los doce años que tenía de ostentar el poder absoluto de la República: reformó la Constitución para que la Asamblea Legislativa lo reeligiera en el cargo sin necesidad de competir en las elecciones. Él era un hombre astuto, peligroso: a principios de 1931 había ganado la vicepresidencia de la República de la mano de Arturo Araujo, que se convirtió en presidente; a finales de ese año movió desde la oscuridad los hilos con los que derrocó a su antiguo compañero de fórmula. Al año siguiente ordenó a asesinar a casi 30,000 indígenas que se alzaron en armas en medio de una tremenda crisis social. Desde entonces tejió una alianza con intelectuales y oligarcas que le permitió perpetuarse.

Como hormigas que presagiaban la mala hora los militares de las tandas Cinco y Doce de la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios se organizaron en el más absoluto silencio para frenar de una vez por todas al dictador. El movimiento conspiratorio también lo lideraban civiles como Arturo Romero, Francisco Guillermo Pérez, Agustín Alfaro Morán y Víctor Manuel Marín. Pero el golpe fracasó y el poderoso ordenó llevar al paredón a castigar con fuego y bala a todos los que osaron señalarlo con el dedo inquisidor.

Dos días después del intento de derrocamiento, Martínez publicó un mensaje a la nación en el Diario Oficial: “Sé que el PUEBLO SALVADOREÑO está conmigo como también sé que conmigo está la JUSTICIA Y LA LEY. No es pues la intención aviesa de un grupo de inconscientes y de criminales la que me detendrá en el cumplimiento de la misión que me ha confiado el PUEBLO SALVADOREÑO, y que he aceptado gustoso”. En esa edición la Sección de Prensa del Ministerio de Gobernación atribuyó la autoría del movimiento a Romero y al coronel Tito Tomás Calvo quienes “lograron a algunos oficiales y civiles pero afortunadamente el presidente, con el apoyo eficaz y enérgico de todos los buenos salvadoreños, logró dominar a todos los sediciosos”.

Unos fueron capturados y fusilados. A otros los escondió Manuel y Ángela los conoció. No todos, sin embargo, podían vestirse como civiles y salir a la calle a comer y disfrutar la vida anónimamente mientras la guillotina de Hernández Martínez pendía sobre ellos. El de José Belisario Peña, conocido como Peñón, era uno de estos casos que por no tener dinero se quedaba todo el día en la casa. La sobrina de Manuel también se quedaba a zurcir calcetines y a leer la novela Lo que el Viento se Llevó de la escritora estadounidense Margaret Mitchell. En la soledad se hacían compañía y discutían la lectura que tiempo después Hollywood llevó a la pantalla grande.

La casa de Manuel podía considerarse el centro de auxilio para los conspiradores. Una vez llegó el intelectual hondureño Medardo Mejía -que luchaba contra la tiranía que gobernaba su país- a pedir refugio. Con él viajaba su esposa y su hijo. Fue en esos días que Ángela y Peñón se hicieron novios y empezó otro capítulo de la historia.

El anonimato se había vuelto innecesario. La Huelga de Brazos Caídos del 9 de mayo de 1944 obligó a Hernández Martínez a abandonar el poder. Un día después la Asamblea Legislativa aceptó la renuncia y su lugar lo ocupó, momentáneamente, Andrés Ignacio Menéndez.  También decretó una amnistía que beneficiaba a “todos los militares o civiles que como autores, cómplices o encubridores aparezcan complicados en actos de rebelión, sedición”. Los conspiradores pudieron por fin salir a la calle sin miedo. Habían burlado la muerte jugando cartas en la casa de los Mendoza y vistiéndose como civiles errantes en las calles. Pero Peñón no encontró el rumbo sino hasta un año más tarde cuando Mónica de Zelaya, dueña de una hacienda, le ofreció ser capataz con un sueldo muy bajo. Cuatro años después se casó con Ángela y nacieron cuatro niños: Felipe, Virginia, Ana Margarita y Lorena. Posteriormente trabajó en la Hacienda La Carrera, propiedad de Juan Wright.

Los niños crecieron y la guerra volvió a la casa. Felipe se convirtió en un miembro más de la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS) y estaba muy activo en la vida política de los años 70.  En realidad la vida agitada nunca terminó: Peñón fue uno de los fundadores del Partido de Conciliación Nacional (PCN) que en esa época se creía que iba a ser el semillero de los militares progresistas que intentaron derrocar a Hernández Martínez pero sirvió a un estrecho grupo que se enclaustró en el poder. Se convirtieron en aquello que habían combatido y que casi les cuesta la vida.

El esposo de Ángela decidió combatir a la nueva dictadura que empezaba a enquistarse en el Estado. También lo hicieron sus hijos aunque cada uno por su lado: Felipe se movió en círculos estudiantiles y obreros que luego dieron vida a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL); Virginia, al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); Ana Margarita y Lorena se incorporaron posteriormente a la naciente guerrilla como militantes de las organización a la que pertenecía el mayor de los hermanos.

En medio de todos los flancos estaba Ángela que regentaba una confitería en el Centro de San Salvador. Y como un rayo que alumbra la más oscura de las noches un pensamiento invadió su mente: “Esto va a salir mal, somos muchos los comprometidos, a más de uno vamos a perder”.  Un par de horas más tarde uno de sus vecinos le contó que había visto a Felipe disfrazado como campesino en una marcha contra el gobierno de Fidel Sánchez Hernández.

Eran los años de la rebeldía estudiantil, de los jóvenes barbudos, de Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Cuba, Vietnam, Ho Chi Minh, Dien Bien Phu, del General Giap, del Mayo Francés y de Jean Paul Sartre. El mundo reclamaba cambios y como los más grandes representantes de esos mundos antagónicos en disputa estaban Estados Unidos y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Felipe iba en serio. En las sombras las FPL se hacía cada vez más poderosa lideradas por el obrero Salvador Cayetano Carpio; el mayor de la familia estaba muy cerca de él a tal grado que más de una vez intercedió a su favor. Una noche, por ejemplo, le dijo a su mamá que necesitaba víveres para un campesino muy pobre, que lo iba a llevar a la tienda para que se los donara. Ella aceptó ayudarlo y los espero hasta que llegaron a traerlos. Después que se los entregó lo fue a dejar en su carro cerca del cementerio de Mejicanos donde supuestamente tenía su casa. El trayecto del Centro Capitalino hasta uno de los municipios más populosos del país transcurrió en el más absoluto silencio.  Los insurgentes sabían callar hasta lo que sus sombras les gritaban.

Ese ambiente cargado de conspiración preocupó mucho más a la mamá de los Peña Mendoza. Una noche dormía profundamente pero unos gritos la despertaron. Venían del fondo de la casa, exactamente del cuarto de Felipe. Se levantaron a tropezones con Peñón mientras las palabras se volvían más diáfanas. Entonces entendieron lo que pasaba: Felipe y Virginia discutían acaloradamente problemas ideológicos. Ella podía leer en inglés pero él no y eso lo enojó. La situación parecía que iba a resolverse en golpes pero no pasó a más.

Tiempo después Peñón cayó en manos de la Policía Nacional por participar en un intento de golpe de estado contra Sánchez Hernández. Lo mantuvieron preso durante nueve meses. Virginia, Ana Margarita y Lorena lo iban a visitar a la cárcel las primeras semanas en las que se dieron cuenta que lo torturaban. Aunque él, por ser compañero de los militares que estaban en el poder, lo trataron suavemente: con cuero de chinche.

Lorena, aunque todavía no militaba como sus hermanos, iba a alfabetizar a los lugares más remotos del país. Una vez  lo fue a hacer a Quezaltepeque donde la Guardia Nacional capturó a uno de sus compañeros. La pedagogía de la Liberación de Paulo Freire no hablaba de que eso podía ocurrir. Ella escapó y alertó a un sacerdote lo que había pasado. Cuando estaban en la cárcel reclamando al prisionero salió José Alberto Medrano, director de ese cuerpo de seguridad, que al verla la reconoció como la hija de Peñón, la vecinita que vivía a un par de casas de la suya en la colonia Centroamérica. Le dijo que no anduviera metiéndose en cosas en las que no debía.

Lorena

Pero la imagen de gorila que todo el mundo tenía del Chele Medrano –como se le conocía- era muy diferente a la que tenía la familia Peña Mendoza. Como vecino siempre había sido bueno con ellos por la amistad que lo unía con Peñón. La fama de matón que se había ganado a pulso en los círculos militares y políticos eran bastante distante a la que en algún momento llegó a tener Ángela de él.

Basta recordar, por ejemplo, lo que narró Waldo Chávez Velasco en su libro Lo que no Conté de los Gobiernos Militares en el que recuerda que en el primer encuentro que tuvo con el “niño bonito de los gringos” le regaló una granada que casi le provoca un infarto. O la vez que en la que le encajó un balazo en el estómago al coronel Óscar Gutiérrez. También se le atribuye el asesinato de los primeros enemigos del gobierno y de ser la cabeza que dio vida a la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN) que funcionaba como un gran recolector de información que alimentaba a la Agencia Nacional de Seguridad Salvadoreña (ANSESAL). Era un duro que se formó bajo la sombra de la Guerra de las Cien Horas y el ejército estadounidense.

Las noticias tenebrosas sobre el Chele Medrano Ángela las conoció gracias a una empleada que trabajaba en la casa de él y que a la vez era informante de la insurgencia. Ella le contaba “todas las groserías que hizo”.

Y la muerte tocó a la puerta de los Peña Mendoza. Un viernes 16 de mayo Ángela salió a verificar la construcción de la casa de una de sus primas y regresó en la tarde. Entonces entró su hermano Felipe con un periódico en la mano y le explicó que a Felipe, su hijo, lo había acribillado la Guardia en una casa del Barrio Santa Anita. Gloria Palacios, su esposa, estaba gravemente herida en el hospital. En la calle estaba Peñón que se despedía de uno de sus amigos y ella le gritó desde la sala para explicarle las malas noticias. Subieron al carro e inmediatamente se fueron a la casa de los padres de la mujer; cuando les contaron lo que había pasado prefirieron desentenderse de la hija porque creían que estaba “metida hasta el cuello” con la naciente insurgencia. Tomaron el camino hacia el lugar donde supuestamente estaba el cadáver pero Peñón se perdió absorto en mil pensamientos negros. Ella le gritó: “¡Chepe se volvió loco, qué le pasa!” Él no reaccionaba, parecía que iba a derrumbarse como un castillo al que le ha caído un meteorito.

Llegaron al juzgado y allí yacía el cuerpo de Felipe Peña, el hombre que había intercedido para que el obrero Cayetano Carpio tuviera comida, que trabajó con el padre Ignacio Ellacuría en la construcción de casas en la colonia Tutunichapa II y ayudó a obreros y campesinos a organizarse para exigir sus derechos.

En mayo de 1975 los periódicos no publicaron nada sobre la muerte de Felipe. Las primeras planas las ocupaba el juicio del secuestro y posterior asesinato de Ernesto Regalado Dueñas, el joven magnate que fue una de las primeras víctimas de la guerra que se avecinaba cada vez con más fuerzas.

Un año más tarde Peñón se exilió en México. La represión que ejercía la dictadura se había intensificado. Ella se quedó cuidando la confitería y colaborando con los miembros de la guerrilla de las formas más variadas: les prestaba dinero para las cartas que enviaban a sus compañeros y les ayudaba a traer armas en su carro.

Como una pieza dominó que vertiginosa bota a las demás la Guerra empezó. Monseñor Óscar Arnulfo Romero había sido asesinado por un escuadrón de la muerte en el que supuestamente participó el mayor Roberto d´Aubuisson. Todos se radicalizaron: los militares

En 1981 la muerte volvió a tocar a sus puertas. A Ana Margarita, conocida en las trincheras como Julia, la había capturado y desaparecido el Ejército después de un combate. Lorena, la menor de la familia, estaba en Vietnam cuando ocurrió.  Ángela movió cielo y tierra buscándola pero era como intentar hallar una aguja en un pajar. Pasados los años se enteró que la asesinaron y la tiraron al mar por órdenes de Reynaldo López Nuila, exdirector de la Policía Nacional. Tenía siete meses de embarazo.

Con la vida a cuestas Ángela migró a México; Peñón la mandó a traer. Abandonó todo en uno de esos momentos en que parece que la vida tiene poco sentido.

Allá la vida familiar resurgió. La casa nuevamente se convirtió en una pasarela en la que desfilaron revolucionarios de toda talla: desde Óscar Ortiz que en aquellos años era uno de los comandantes más destacados de la guerra hasta Salvador Sánchez Cerén que llevaba sobre sus hombros la dirección de las FPL. Pero la desgracia no paró: en julio de 1986, en Dulce Nombre de María, Chalatenango, el Ejército asesinó a Virginia. Primero hubo un combate en el que fue herida de una pierna e, inmovilizada, le asestaron un disparo en la cabeza. Un grupo de combatientes que estaba en México llevó la noticia a los padres. De cuatro hijos solo quedaba viva Lorena.

Y nuevamente la depresión se apoderó de Ángela. Cuando estaba sola lloraba a mares. Una vez la descubrió Adriana, la hija de Virginia, que le preguntó. ¿Por qué llorás, mamá? Ella prefirió mantenerse en silencio.

El cansancio pesaba más que una losa de mármol. Tantos años en guerra ya eran insoportables. Por suerte llegaron los años 90 y con ellos los Acuerdos de Paz que acabaron con doce años de enfrentamiento entre la guerrilla del FMLN y el Ejército.

Ángela y Peñón regresaron a El Salvador. Pasaron los tres gobiernos de ARENA de la posguerra, en 2009 el FMLN ganó la presidencia y en mayo de este año Lorena, su hija, se convirtió en presidenta de la Asamblea.

Interrumpe la narración. Llama a una señora a la que le pide un refresco. Sentada en una silla de ruedas también y debajo de la sombra de un árbol en un pequeño patio  cuenta que  el Chikunguña la ha dejado mal, con serios dolores que le han impedido tener la vitalidad que la caracterizaba hasta hace unos ocho meses. Solo el sentido del humor sigue intacto.

Ahora tiene 92 años y recuerda perfectamente las aflicciones de aquellos años de piedra. Se pregunta por qué nunca tuvo miedo pese a estuvo en medio de todos los peligros. De lo que está segura es que siempre luchó sin pedirle ayuda a nadie: “He sido honrada y nunca he recibido ni un centavo ni del gobierno ni de la guerrilla, todo lo he hecho valientemente”.

El mal tiempo siempre lo enfrentó con los labios apretados.

“La guerrilla me enseñó a ser humilde, a conocer a los pobres”, dice la nonagenaria aunque no niega que más de uno de los jóvenes que conoció en los años más duros ahora “se haya perdido”.

¿De dónde viene ese gen combativo que todavía brilla en sus ojos? Angelita, como la conocen sus allegados y familiares, tiene una explicación: lo heredó de Prudencio Alfaro, uno de los insurrectos que participó en el derrocamiento del general Carlos Ezeta. La lucha que lleva en la sangre no comenzó aquella mañana de domingo de 1944 sino en 1894 en Santa Ana.

Las cinco estratagemas principales de EE.UU. para asfixiar a América Latina


 La Verdad Oculta 


 Las cinco estratagemas principales de EE.UU. para asfixiar a América Latina EE.UU. sigue propagando por el mundo políticas para conseguir sus fines, que en el caso de América Latina consisten en desestabilizar la región imponiendo su "falsa ayuda" a los pueblos latinoamericanos en diferentes ámbitos, en particular en el de derechos humanos y seguridad, afirma el periodista y politólogo Salvador González Briceño.


 En su artículo para el portal América Latina en Movimiento el experto señala que en Latinoamérica a EE.UU. no le funciona la táctica de la "falsa bandera" para atacar a los países con el pretexto de luchar contra el terrorismo, como hizo con éxito en Irak y Afganistán. "Pero le funciona a la perfección la 'guerra contra las drogas', en aras de la cual está controlando el negocio, a la vez que militarizar aquellos países como Colombia y México, sentando las bases para la desestabilización", escribe González Briceño.

 El periodista enumera las cinco estrategias que utiliza Washington para mantener su imagen y simultáneamente llevar a cabo sus planes para desestabilizar la región.

1. Defensa de los intereses de empresas estadounidenses


 Las políticas económicas que está implementando Washington en los países latinoamericanos con el pretexto de defender los intereses de sus empresas "generan situaciones de crisis desestabilizando a los Gobiernos 'no afines'", explica el periodista, que cita como ejemplos los casos de Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina. El especialista señala que en esta situación los Estados afectados "tienen, pueden y deben buscar sus propias vías para salir del atraso, hacer y aplicar sus mejores políticas económicas".

 2. Los países aliados de la región son un trampolín contra otros

Según González Briceño, Washington utiliza los países latinoamericanos que tiene "sometidos o controlados" (como México, Colombia, Perú y Honduras) a modo de plataforma contra otros que "intentan mantener una relativa 'autonomía' o independencia en sus políticas internas". De esta manera Washington opera desde la sombra de sus aliados sin mancharse.

 3. Desestabilización de la situación en Cuba mediante el restablecimiento de relaciones


 En cuanto al reciente restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, el politólogo opina que, tras reconocer que la política de bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla no ha funcionado, Barack Obama ha comenzado a operar con otros medios para conseguir los mismos fines: desestabilizar la situación en Cuba desde dentro, "al tiempo de romper el protocolo".

 4. Organismos de 'ayuda'

González Briceño también destaca el papel de los llamados organismos de 'ayuda' comoUSAID, que junto con las agencias de inteligencia y de espionaje y otros centros de operación sirvieron como embajadas de las estrategias desestabilizadoras de Washington en América Latina.

 5. "Libre mercado"

 Desde el punto de vista económico, de acuerdo con el experto, EE.UU. intenta "controlar económicamente a los países [latinoamericanos] a través de las empresas que generan 'inversión' y 'empleo' para el 'desarrollo', representando esta esquema como 'libre comercio'". "Son las directrices neoliberales que imponen las políticas macroeconómicas que conllevan la destrucción de las clases media y trabajadora, y atenta contra la población en general", afirma González Briceño. El analista opina que Washington presenta los tratados comerciales como una herramienta de ayuda, aunque en realidad son un instrumento para controlar a los Gobiernos latinoamericanos.

El porqué de los nombres de los países iberoamericanos


Jorge Alvarez

Probablemente una de las mayores injusticias de la Historia sea que el continente americano no lleve el nombre de su genuino descubridor, Cristóbal Colón, y en cambio se le haya bautizado con el de un comerciante y cosmógrafo florentino de méritos bastante polémicos y, en todo caso, limitados a haber comprendido que lo que se creían que eran las Indias se trataba en realidad de un nuevo mundo: Amerigo Vespucci, que al asentarse en Castilla cambió su nombre por el más español de Américo Vespucio.

La responsabilidad de bautizar al continente fue del cartógrafo alemán Martin Waldseemüller, autor de un mapa conocido como Universalis Cosmographia en el que bautizó esas tierra como América en honor de Vespucio; concretamente lo aplicó a lo que hoy es Sudamérica. Corría el año 1507 y, al igual que pasó con Colón, Américo también falleció sin llegar a disfrutar de su fama porque el nuevo nombre tardó en generalizarse.

El caso es que, varios siglos después, el sueño de Simón Bolívar de emanciparse de España y convertir América en una gran república que agrupase todos los virreinatos se estrelló contra la realidad de los localismos. Se consiguió la independencia, sí, pero América quedó desgajada en un montón de países más pequeños y con menos potencial de lo que hubieran podido ser unidos. Cada uno adoptó su propio nombre, diferente al dado en su momento por los españoles. Éstos son sus significados.

1-ARGENTINA: deriva de la palabra argentum, que en latín significa plata. Y es que se alza junto a la desembocadura del Río de la Plata, conocido así porque se asociaba a la leyenda de la Sierra de la Plata, que los indios tupiguaraníes contaban a los españoles sobre una montaña del interior llena de ese metal precioso. Actualmente se cree que se referían al cerro de Potosí.

2-BOLIVIA: Potosí está precisamente en Bolivia, nación cuyo nombre es fácil deducir porque lleva el del Libertador (aunque él nació en la actual Venezuela).

3-BRASIL: los portugueses lo llamaron de muchas formas antes de la actual, que se cree que viene de un tipo de árbol muy abundante por esos lares, el palo brasil, que da una madera rojiza de un tono que recuerda al brazi, palabra que identificaba en la Edad Media el colorante púrpura de los fenicios.

4-COLOMBIA: si Bolívar dio nombre a un país no iba a ser menos Colón. Eso sí, debidamente adaptado de su forma original italiana, Colombo. Hubiera sido el nombre de la macronación soñada por Bolívar, la Gran Colombia.

5-COSTA RICA: se supone que fue el propio Colón el que la definió así, cuando arribó a su litoral durante su cuarto y último viaje, por la exuberancia de la vegetación y las piezas de orfebrería áurea que usaban los indígenas para adornarse. No obstante, oficialmente figuraba en las cartas como Nueva Cartago y Costa Rica. Otra teoría dice que es una españolización del vocablo indígena coquerrique.

6-CUBA: un término de los indios taínos designa hoy la isla, siendo su significado algo así como “Donde la tierra fértil abunda” o “Gran lugar”.

7-CHILE: dicen que también aquí se impuso la denominación autóctona, aunque determinar con exactitud su significado ya es harina de otro costal. Puede equivaler a frío, un tipo de pájaro, fin de la tierra…

8-ECUADOR: éste es fácil porque se refiere a la línea imaginaria que divide el globo terrestre en dos mitades (norte y sur) y que pasa precisamente por el país, cerca de Quito.

9-EL SALVADOR: más fácil todavía porque a nadie se le escapa la alusión a Jesucristo, aunque se eligió ponerle el artículo delante para evitar suspicacias, ya que el nuevo país independiente estaba formado por la unión de dos territorios, San Salvador y Sonsonate.

10-GUATEMALA: españolización de la palabra quauhtlemallan, empleada para describir la selva, y que no es maya como debiera, sino náhuatl, ya que la usaron los tlaxaltecas que acompañaban a Pedro de Alvarado en la conquista de la región

11-HONDURAS: se cree que es una referencia a la profundidad del agua hecha por los marinos españoles que navegaban por su costa.

12-MÉXICO: otro vocablo náhuatl que designa a los mexicas, más conocidos hoy como aztecas, y que se llamaban así en honor de uno de sus dioses. Mexitli, también llamado Huitzlipochtli.

13-NICARAGUA: posiblemente venga de las palabras nic-atl-nahuac o nic anahuac, usadas por los aborígenes para definir una extensión de tierra rodeada por agua. Otra teoría habla de Nicarao, señor de los niquiranos o nahuas.

14-PANAMÁ: algo tan poético como abundancia de peces, o de mariposas, según versión indígena, es una de las teorías. Pero no faltan otras como la que alude a un tipo de árbol, pero sí es curioso que ya en tiempos de la conquista se adoptḉo ese nombre, aún cuando el territorio se integrase en un virreinato mayor.

15-PARAGUAY: se sabe que es un término guaraní, la etnia que habitaba la región, pero su significado no está tan claro. La mayor oarte de las propuestas tienen que ver con la idea de un río que desemboca en el mar. También se habla de un cacique llamado Paraguaio, lo que es compatible con lo anterior.

16-PERÚ: vocablo quechua y aymara. Lo que los españoles adaptaron como Perú podía referirse al río Virú o a un cacique cuya gracia era Birú, pero resulta más divertida la leyenda anecdótica de que, cuando los conquistadores preguntaban a los indios dónde estaba el reino inca, éstos respondían “virú”, que significaría “no te entiendo”.

17-PUERTO RICO: aquí no hay problema, ya que se trata de un nombre español dado a la isla de San Juan Bautista (Borikén en taíno), de donde zarpaban las naves cargadas de tesoros hacia España.

18-REPÚBLICA DOMINICANA:
los dominicos que viajaron a la isla de La Española para predicar le dieron el nombre del fundador de su nombre, Santo Domingo de Guzmán, aunque ya Bartolomé colón, hermano del Almirante, había bautizado así al lugar, quizá por descubrirlo un domingo. De hecho, se llamó Santo Domingo hasta bien entrado el siglo XIX.

19-URUGUAY: la primigenia Banda Oriental pasó por numerosos nombres a raíz de su proceso de independencia y no alcanzó su denominación actual hasta 1918, tomada del río homónimo. Es una palabra guaraní cuyo significado, como siempre, resulta incierto; el sufijo designa un río pero el prefijo es más dudoso: ¿río del urú (un tipo de ave)? ¿Río de los uruguá (caracoles)?

20-VENEZUELA: con este país se cierra el círculo porque volvemos a Américo Vespucio. Y es que, embarcado en la expedición de Alonso de Ojeda, el florentino vio unos palafitos que le recordaron Venecia, de ahí lo de Venezuela (un diminutivo).
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...