jueves 10 de febrero de 2011
Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)
Pero ello, al contrario de
las intenciones de tales grupos, no ha servido de mucho para elevar el
nivel de conciencia de los sectores populares. De ahí la necesidad de
extender el debate de ideas más allá de lo que ha sido hasta ahora: un
debate inexistente prácticamente o limitado a teóricos y organizaciones
político-partidistas. Esto causa, sin duda, alguna susceptibilidad entre
muchos de los dirigentes “chavistas” que, obviamente, no aspiran a que
haya una radicalización del pueblo, lo cual ha generado confusión entre
sus seguidores, quienes no terminan de entender las contradicciones
entre lo que se hace y lo que se dice en nombre de la revolución
bolivariana.
Aunque es de reconocerse que esta
reinvención del socialismo en Venezuela tiene sus matices, conforme a
la realidad del nuevo siglo, distando aún de ser un modelo acabado,
algunas de sus iniciativas podrían ayudar a definirlo, de permitirse su
profundización independiente por parte de los sectores populares, así
como todos los análisis hechos por organizaciones e individuos
revolucionarios que han comprobado sus carencias ideológicas y de
dirección o vanguardia auténticamente revolucionarias. Pero este
socialismo todavía tiene que adentrarse en lo que entendemos como la
superación necesaria de la teoría del Estado, la construcción de un
modelo económico no capitalista o postcapitalista y la instauración de
una democracia real que incluya no únicamente lo teórico y lo social,
sino que sea ciertamente participativa; todo ello enmarcado en el
pensamiento emancipador e integracionista del Libertador Simón Bolívar,
sin olvidar -por supuesto- los aportes teóricos de Marx y de otros
revolucionarios que se plantearon el socialismo como alternativa
revolucionaria al capitalismo.
Esta comprensión
del proceso venezolano facilitaría darle la orientación revolucionaria
requerida, especialmente en relación a la lucha antiglobalizadora y
antiimperialista que tiene lugar en el planeta desde finales del siglo
pasado, teniendo como actores una heterogeneidad de movimientos sociales
y políticos, especialmente en nuestra América, que han reivindicado las
banderas socialistas. De este modo, al calor de las masas populares,
Venezuela ha experimentado un cambio que aún oscila entre un pasado
representativo que no acaba de morir y un futuro por concretar, pero que
tiene en la participación y en el protagonismo del pueblo a sus
principales elementos.
Por lo pronto, en esta
singular batalla ideológica y “reinvención” del socialismo resaltan
algunos rasgos que harían de este proceso una revolución en su
significación más amplia al definirse como participativo, humanista, de
inclusión social, latinoamericanista, bolivariano, antiimperialista,
anticolonialista, antiglobalizador y anticapitalista; rasgos estos que
la ubicarían en un nivel más avanzado del cual pudieron tener otras
experiencias prerrevolucionarias y revolucionarias del pasado. Por ello
se subraya la necesidad teórico-práctica de caracterizar objetivamente
el proceso revolucionario venezolano, sin dogmas de por medio, en una
trascendental batalla ideológica que le haga vencer las conjuras
nacionales e internacionales en su contra, al mismo tiempo que se
fortalece la convicción revolucionaria popular.
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