Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
Uno de
los flancos estratégicos más preocupantes para Estados Unidos, más allá
de las guerras en Irak y Afganistán, es América Latina y
particularmente México. “Como todos saben, hay una forma de insurgencia
en México con los cárteles, que está justo sobre nuestra frontera. Esto
no se trata sólo de drogas e inmigrantes ilegales. Esto es,
potencialmente, sobre una toma de un gobierno por individuos que son
corruptos”, afirmó. La derecha mexicana (PAN, PRI, empresarios)
aplaudirían que los soldados gringos atravesaran nuestra frontera norte.
2.
Se sabe: en México, con excepción de la del año 1932, ningún presidente
renuncia. No importa que la economía esté cayendo a pedazos, que el
desgobierno sea evidente, que la mayoría de la población sufra en la
pobreza y miseria; nada importa mientras no surja un gran levantamiento y
que las amenazas revolucionarias se hagan serias. México no es Túnez,
Egipto o Irán donde un millón de manifestantes pudieran estar un mes o
más tiempo en las calles combatiendo. Por solidaridad estuve unos 20
días -durmiendo allí- en el Zócalo de la ciudad de México en 2006, pero
fuera de los mítines vespertinos, me parecieron días de campo. Combatir
es otra cosa: es realizar cientos o miles de brigadas diarias de
agitación con reparto de propaganda en las fábricas, bloqueos
permanentes en carreteras, avenidas, glorietas, mercados, edificios
públicos, embajadas; es confrontarse con las fuerzas militares que
bloquean o buscan reprimir las protestas.
3.
Decían mis compañeros profesores de la CNTE al respecto: la bronca no es
tomar los edificios o las calles y permanecer resguardándolos unos
días, sino el problema es conservarlos hasta que caigan los charros o
los malos gobiernos. Aunque debemos comenzar, no estamos aún entrenados
en este tipo de batallas. Sabemos que hay cientos de miles de activistas
que turnándolos serían más que suficientes para consolidar las tomas,
pero surge el otro gran problema: la unidad de la izquierda y demás
luchadores sociales. ¿Olvidas la gran campaña de calumnias de los medios
de información, la ideología individualista de la mayoría de los
habitantes de la ciudad, las permanentes amenazas de represión y todas
las presiones de la clase política? Por eso siempre hay que pensar en
cómo organizar movimientos contundentes, muy fuertes para unos días y no
pensar en varias semanas o meses. Imagina las campañas en contra de la
iglesia.
4. Sin embargo no hay que olvidar que
la tarea revolucionaria es “hacer posible lo que muchas veces parece
imposible”. La renuncia de un tipo tan funesto como Calderón es
importante pero, ¿qué hacer luego con el movimiento de masas tan grande?
¿No serán acaso los más organizados -los priístas- quienes se
aprovecharán de la coyuntura? El sábado 12 podrían participar 10 mil,
luego 100 mil, para más adelante reunir a millones entre los que podrían
estar hasta empresarios y parte de la clase política. Pero ¡Cuidado!,
comenzarán a acusar a los más notables dirigentes de tener tratos con
narcotraficantes, buscará el gobierno sembrarles droga y armas en sus
domicilios o acusarlos de violadores de menores. Ya saben como se las
gasta el gobierno y cómo los medios de información buscan destruir a los
movimientos de izquierda o de trabajadores. La iniciativa movilizadora
es correcta, pero hay que cuidar el proceso del control oportunista.
5.
Enumerar los motivos por los que Calderón debe renunciar ya no es
necesario por obvios y conocidos. ¿Quién puede esconder el gigantesco
desempleo, los salarios de hambre en la inmensa mayoría de la población,
la emigración de trabajadores a Estados Unidos, las decenas de miles de
muertes, la penetración del ejército yanqui y sus armas, el
desgobierno, etcétera? Si Calderón es un borracho empedernido o no, es
otra cosa; si empiezan a aparecer grandes propiedades entre sus
familiares, son cosas personales de la vida privada; pero “esas cosas
privadas, íntimas” no son trascendentes, no son de importancia ante la
situación tan negativa del país. Pero tampoco hay que olvidar que
también hay personajes que piensan como Calderón: “El país está mejor
que nunca”; Creel, al lanzar su precandidatura presidencial buscando el
apoyo del PAN, ha dicho que “buscará consolidar los grandes logros de
los gobiernos panistas de los últimos 12 años, de Fox y Calderón”.
6.
Vale más un movimiento real que cien discursos. Las masas en sus luchas
pueden aprender en unas cuantas horas, en su práctica social, lo que en
años no les pueden enseñar en escuelas burguesas y en libros. Quizá por
eso los maestros mexicanos de la CNTE gritan en sus manifestaciones:
“el maestro luchando también está enseñando”. ¿O alguien piensa que los
títulos académicos sirven para otra cosa que no sea para ganar más
salarios y presencia social burguesa? Por ese motivo la convocatoria del
próximo sábado 12 al Monumento de la Revolución de la ciudad de México
puede ser de enorme trascendencia: enseñar que el único camino válido
para que el pueblo logre sus demandas es saliendo a las calles a luchar
por ellas. Por eso hay que gritar: “ánimo compañeros, hay que dar la
batalla en todos los frentes enterrando nuestros sectarismos e
individualismos que tanto nos separan y que la mismo burguesía ahonda.
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