En los últimos años Colombia se convirtió en el líder global en número
de desplazados internos y de refugiados. A este triste fenómeno están
vinculados sectores muy poderosos, incluyendo a terratenientes, mafias,
sectores políticos y empresas multinacionales.
Una de las víctimas de ese desplazamiento es Janeth, que actualmente se
dedica a ayudar a familias que han sido forzadas a abandonar sus casas y
parcelas. Un desalojo forzado, según ella, es una de las experiencias
más amargas que pueden padecerse.
“Incursionaron a las casas violentando las puertas a la madrugada del
19 de diciembre. De las casas sacaron a todos los habitantes y nos
reunieron en la iglesia del pueblo. Ellos llevaban un listado y fueron
llamando a unas personas, entre ellas a mi esposo. Entonces, yo me fui
para la casa y esperaba que él regresara”, cuenta Janeth.
Pero su esposo nunca regresó. Pocos días después, Janeth huyó con sus
cuatro hijos, abandonando todo lo que tenía. De eso hace ya 11 años,
pero aún mantiene vivo el recuerdo de su pareja asesinada por los
paramilitares. Su preocupación ahora es que sus hijos tengan un destino
diferente y próspero, algo por lo que lucha cada día.
Los registros oficiales indican que 3,7 millones de personas sufren
esta situación en Colombia. Y un reciente informe de Codhes (una ONG
especializada), señala que más de cinco millones de colombianos viven
lejos de sus hogares. Estas cifras ubican al país como 'líder' global en
número de desplazados internos y de refugiados en el mundo, por delante
de países como Sudán, Irak o Afganistán.
Para hacer frente a esta crisis estructural, el Gobierno atiende a esta
población apoyándose en la justicia y aplicando compensaciones
económicas para las víctimas y se lucha para prevenir este fenómeno. Es
lo que pide Janeth para su familia. Ella necesita una ayuda económica
para terminar de educar a sus hijos, un sueño que comparte con miles de
desplazados. Sus objetivos no son otros que los de que se haga justicia
con su caso y mejorar sus condiciones de vida.
“Eso es muy importante, porque es reconocer que el conflicto armado,
pero, además, muchas otras conflictividades sociales y políticas, tienen
raíces muy profundas en la inequidad social”, señala Carolina Tejada,
subdirectora del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP).
Numerosos especialistas están de acuerdo en que el desplazamiento es
además un mecanismo para la acumulación de riqueza, ya que a través de
él se generan influencias para el control de territorios y recursos. El
mayor índice de desplazamiento se presenta en las regiones ricas, que
están en el punto de mira de las empresas mineras o en tierras que
pueden ser dedicadas a cultivos extensivos, como el de la palma de
aceite, que generan cuantiosos beneficios.
Los datos oficiales muestran una disminución en las cifras del
desplazamiento de población y el Gobierno plantea una restitución de las
tierras usurpadas. Pero paliar la situación actual del país al respecto
no es sencillo. Quizá la solución del problema llegue por abordar la
impunidad con que se llevan a cabo estos hechos.
Articulo completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/america_latina/issue_24887.html
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