Usté que era el más quedao
se quiere adueñar del baile
Víctor Jara
¡Qué bien que todavía existe indignación en la sociedad salvadoreña! La reacción en contra del decreto legislativo que obliga a que las resoluciones de los magistrados de lo Constitucional sean unánimes y la sanción expresa de dicho decreto por parte del Ejecutivo movilizó a diversos sectores sociales a protestar el viernes pasado frente a Casa Presidencial. Qué bien. Pero no todo está bien.
Porque la derecha, que en pleno aprobó lo que el diputado Sigfrido Reyes calificó de “golpe de estado técnico” y lo que Armando Salazar denunció como “secuestro” de la democracia, esa misma derecha, pero usando otras expresiones, quiere también capitalizar la indignación ciudadana para sus fines electorales.
La estrategia es el contrabando ideológico. Como toda mercancía contrabandeada (lo de mercancía no es ninguna sutileza: para el capitalismo, las ideas son viles mercancías), se pasa inadvertidamente donde las defensas están bajas y en-menos-de-lo-que-canta-un-
Una de estas ideas se nutre del cansancio ciudadano por el sistema de partidos. Y utiliza una causa que puede estar movidas por las buenas intenciones: la lucha por las listas abiertas y las candidaturas independientes. No fue sorpresivo que frente a Casa Presidencial se encontraban representantes de un movimiento que desde hace años viene exigiendo que se admitan candidaturas independientes de los partidos políticos en las contiendas electorales, un movimiento cuyos integrantes son de derecha. Y tampoco es sorpresivo que el adefesio perpetrado por los diputados de ARENA, PCN, PDC y GANA, todos de derecha, sea utilizado como bandera en esta lucha por las candidaturas independientes.
En un país como El Salvador, donde estamos frente a una lucha del poder tradicional frente a un proyecto de izquierdas aún muy incipiente, es muy difícil pensar que en la práctica se den candidaturas “independientes” de cualquier interés político. Esto puede darse en la cabeza de alguien, pero en la vida real, no. La consabida afirmación de que nadie es políticamente neutral porque el lugar que se ocupa en una sociedad define también su ubicación política en gran medida, se vuelve aún más contundente en un país donde existe una confrontación entre el poder que nos ha gobernado durante décadas y una posible alternativa a la cual se le ataca desde la cuna y desde todos los flancos posibles, con todo y que no siempre estemos de acuerdo con todo lo que hace el partido político que plantea esta alternativa desde el gobierno.
Las candidaturas independientes buscan dividir el voto que puede ser de izquierdas, ya que la derecha está pasando un mal momento, por decirlo con cierta cordialidad. Además, no es nada nuevo que, de la nada, salga un outsider del sistema político establecido y se convierta en el portaestardante de la derecha, como ocurrió en el Perú con Alberto Fujimori. Así que cuidado con la ideología de la “independencia”. Veamos mejor de quiénes o de qué dependen los “independientes”.
La segunda forma de contrabando ideológico es movilizar el descontento por el decreto en mención y utilizarlo en contra del FMLN, que, junto a Cambio Democrático, fue el partido que se negó a acompañar el desmán que hoy nos preocupa. No se puede decir que si Funes sancionó el decreto es señal inequívoca de apoyo al mismo por parte del FMLN. No puede decirlo mucho menos la derecha, que, cuando le ha convenido, ha manejado mediáticamente la imagen de un FMLN separado irreconciliablemente de Funes, o de un FMLN que sabotea al gobierno. Aquí, según lo dictado por la conveniencia, se está manejando la imagen de que el FMLN y Funes han actuado de consuno y que los diputados del partido oficial han apoyado el decreto... ¡aunque no hayan votado por él!
No nos dejemos llevar por aquellas voces que piden la democratización del sistema electoral cuando han sido las mismas que a lo largo de la historia y hasta el día de hoy han pervertido ese sistema, mediante el robo de elecciones en el pasado y por medio del asalto político, como acaba de ocurrir.
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