En
septiembre del año 2010, el padre Antonio Rodríguez López-Tercero,
director del Servicio Social Pasionista (SSPAS), estuvo en el centro de
la tormenta cuando se pronunció a favor de un diálogo entre las
autoridades y las pandillas. En aquel momento había sido juramentado de
la Comisión Nacional de Búsqueda de Niños y Niñas de Desaparecidas del
Conflicto Armado.
Pero, luego que leyó un comunicado suscrito por las pandillas 18 y
Mara Salvatrucha, Rodríguez fue despedido por el Presidente Mauricio
Funes. A través del ministro de Relaciones Exteriores, Rodríguez fue
cesado "por tener conflictos de intereses".
Ahora, tras el debate por la presunta reunión entre pandilleros y
miembros del gabinete de Seguridad, el sacerdote que preside el Servicio
Pasionista, y labora en la Parroquia de Mejicanos, el padre Rodríguez
circuló una carta en la que critica el rumbo de la política
gubernamental en el tema pandillas. A continuación, su texto íntegro.
REDACCIÓN DIARIO LA PÁGINA
No me sorprende la noticia pues es evidente, me sorprende la
permisividad ante lo ocurrido y el hecho tan nefasto y la poca calidad y
mediocridad de la negociación y los negociadores, como la hipocresía de
muchos. El 7 de septiembre de 2010 solo por venir haciendo la propuesta
de un diálogo, no de la negociación, fui bombardeado y acusado e
investigado en primera línea, además de expulsado de una Comisión del
Gobierno por menos, solo por proponer que la solución a los conflictos
es por vía del diálogo.
Hoy la historia me está dando la razón, bien
decía un autor que una verdad a priori es estar equivocado, solamente
que cuando propuse el diálogo para salir de este conflicto no propuse un
diálogo con una negociación tan mediocre y poco ética.
Hoy los actores de la negociación se rasgan las vestiduras, nunca
pensaban que vivíamos en un país tan vulnerable; no solo estamos
vulnerables los de abajo para que el sistema se endemonie con una
persona, como fue mi caso hace casi dos años, sino que también esa
vulnerabilidad del sistema de inteligencia alcanza a ciertas élites
políticas y religiosas, porque hoy ustedes tienen a todos y todo para
desmentir dicha irreverencia; como decía Galileo (aunque fue condenado y
luego la historia de dio la razón): ¡pero se mueve! Hoy podemos decir
¡pero en verdad negociaron!
Después de estar anunciando la preparación de una musculatura y estar
entrenando a los musculosos, los homicidios seguían creciendo y
creciendo, para terminar preparando no solo la musculatura sino que una
musculatura con garra; no se entiende que todavía no habían comenzado
los planes ni los métodos de mano durismo extremo, que ustedes bien
saben que sería el fracaso total, que metidos en ese callejón sin salida
vieron como vieron muchos en la historia que la negociación era el
camino, solo que ahora serían un diálogo y una negociación de
estructuras de “alta categoría”, no de los de abajo, condenados y
satanizados, otros bien “bautizados e legitimamos y silenciados”. Bueno
lo importante es que por un rato tendremos entre tres y cinco homicidios
que no son ni de las maras ni del narcotráfico ni del crimen, pero más
adelante nos lamentaremos de la mediocridad y poca categoría del
diálogo.
Es importante el diálogo, pero dialogar no solo significa sentarse
con ellos, sino enviar un mensaje que nos haga dialogar y por ello he
propuesto cuatro líneas fundamentales que podrían estar a la base de una
manera de estar hablando y dialogando:
1.- La situación de la portación de armas y la facilidad y
permisividad hacia ellas. Es más fácil en el país conseguir un arma que
una tortilla. Estamos armados hasta los dientes y no hemos sido capaces
de ser radicales en revisar y contar con una nueva ley sobre el acceso y
la portación de armas.
2.- Se puede dialogar enviando un mensaje de la segunda oportunidad,
yo creo en la segunda oportunidad por ello estoy de acuerdo que después
de hace dos años que fue aprobada en la ley de Proscripción de
Pandillas, la Ley Especial de Rehabilitación de Maras y Pandillas hasta
el día de hoy brilla por su ausencia, y nos hubiera ayudado a muchos que
no solo nos quejamos de la violencia sino que nos comprometemos con
ellas sin tenerle miedos a los jóvenes, sino proponiendo métodos y
caminos de solución que ya existen y los podemos compartir con el
Gobierno. Aprobar esta ley es un diálogo y una forma de hablar
limpiamente y bajo la ley.
3.- Seguir proponiendo el impuesto para la seguridad después de
contar un plan exitoso comprobado, para el que muchas organizaciones
podemos darles el aporte para saber en qué se emplearía esta
recaudación. Pues el problema del impuesto para la seguridad fue que los
empresarios, aparte de resistirse a dicho impuesto, se resisten a no
ver un plan consensuado del fin de este impuesto, pero tenemos que
seguir esta lucha y esto es una forma de dialogar en donde todos estemos
y nos sintamos beneficiados.
4.-Se puede enviar un nuevo lenguaje con las formas de abordar el
delito sin tener que romper y violentar el debido proceso. No podemos
seguir combatiendo el delito cometiendo los mismos delitos que aquellos
que perseguimos; y estos, peor aún, ejercidos por las autoridades
públicas implicadas. Se trata de un diálogo profundizando un nuevo
modelo policial en donde la comunidad comience a confiar en la policía, y
no a tenerle miedo y pánico como hoy estamos y mas aún cuando estos hoy
son militares sin preparación ni conocimientos no solo en la materia
sino incluso en formación humana y valores.
5.- El retiro inmediato de la Fuerza Armada de la seguridad pública es otra manera de hablar, de dialogar, de negociar.
Esto es un verdadero diálogo y sería el camino hacia una negociación,
pero estas cinco propuestas han sido olvidables fracasando en la lucha
contra la delincuencia; tenemos claro que lo que hasta ahora hemos hecho
es implementar y fortalecer la represión con una musculatura, que no es
el musculo de la cabeza el cual no ha sido el que nos ha guiado, porque
nos ha funcionado demasiado el musculo del bíceps y poco el musculo del
cerebro, razón por la que han tenido que recurrir a una negociación tan
mediocre que muchos antes ya lo hicieron por intereses políticos y así
poder seguir ganando medallas e insignias al mérito.
El diálogo implica un espacio compartido. El diálogo sirve sólo para
presionar, para solucionar hay que negociar y la negociación posible
solo tiene visos de realidad si en la mesa se sientan quienes tienen las
armas, los que practican violencia, con su policía y su ejército
detrás.
La negociación ha permitido acabar guerras, reconocer independencias,
optar por lo contrario a la secesión. Los ejemplos abundan: Tony Blair,
socialdemócrata y amigo de Aznar, ha negociado con los terroristas, con
el Sein Fein y el IRA. Israel ha negociado con terroristas Palestinos.
En Guatemala y en El Salvador se negoció. En Colombia se está
negociando.
Y como El General ha dicho que acá vivimos una Guerra y les declaró
la guerra muy pronto, ha reconocido que la victoria policial-militar es
inviable y que la musculatura con garra violenta también.
Las situaciones de enfrentamiento como esta son complejas y
difíciles, los sentimientos y prejuicios pesan en uno y otro bando, el
poder político y en este caso religioso está obligado a buscar
soluciones y a no perpetuar el conflicto; pero esta forma tan poco ética
y burda, lejos de solucionar el problema lo va a complejizar y
agudizar. Esperemos que el tiempo me vuelva a dar la razón, pues una
verdad a priori es estar siempre equivocado.
Que mal lo han hecho, pero eso sí les ha ido mejor que a mi persona haciendo las cosas peor.
El único Camino para la Paz es la Paz. Ghandi.
Y como decía Galileo: “Se mueve”. Negociar.
Lo obvio no se pregunta.
Antonio Rodríguez Lòpez Tercero
No hay comentarios.:
Publicar un comentario