José Steinsleger - La Jornada
En un territorio que
cabe 93 veces en México (y con una población 17 veces inferior), El
Salvador sufrió una guerra civil que dejó 80 mil muertos y más de un
millón entre migrantes y refugiados (1975-91).
Un dato que a discreción olvidan los analistas
independientes: la gesta del FMLN fue algo más que un
focoguerrillero, clonado de la llamada guerra fría. Porque esta guerra empezó mucho antes de las masacres de 1932, y retomó sus fueros en 1980, año de la constitución del FMLN y de la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
Se dice que los Acuerdos de Paz (México, enero 1992) fueron a consecuencia del
empatemilitar entre las fuerzas insurgentes y el ejército gubernamental. Y con afanes políticamente correctos, se omite que el FMLN derrotó a uno de los ejércitos más grandes y armados del continente, estructurado, entrenado, asesorado y financiado por Estados Unidos.
Los acuerdos fueron en realidad otra vuelta de tuerca en los engranajes del despojo y la exclusión neoliberal. Con la venia de Washington, los gobiernos
democráticosde Arena importaron las nuevas modalidades de la guerra contrainsurgente que en Colombia funcionaban a toda máquina, y que en México se aplican hoy contra el
crimen organizado(?).
A 20 años de los acuerdos (y con un gobierno
de izquierdaen funciones desde marzo 2009), El Salvador registra más asesinatos que en el periodo de la guerra, en tanto 2 millones y medio de salvadoreños (40 por ciento de la población) residen en el exterior. Por esto, en las pasadas elecciones de medio periodo (legislativas y municipales) el pueblo salvadoreño emitió una suerte de
voto castigoal FMLN.
¿Sabían los funcionarios del FMLN que iban a perder? El ex comandante guerrillero y hoy académico Dagoberto Gutiérrez responde en un artículo: “No, al contrario. Como funcionarios estaban absolutamente seguros de que la gente los iba a seguir, como si la gente les perteneciera. Fue el error. Saber lo que está pensando la gente es lo fundamental, clave, eso lo aprendimos en la guerra…”
Añade:
Arena no esperaba ganar donde ganó, y el FMLN no esperaba perder donde perdió. Lo que ocurrió es el que el voto ha sido convertido en un instrumento administrativo vacío de poder. [...] La gente decidió utilizar el voto políticamente y no electoralmente, como castigo al FMLN, más que al gobierno. [...] No es la gente la que teme al FMLN, es el partido FMLN el que tiene miedo al pueblo. [...] La cúpula del FMLN no es de izquierda, es de derecha.
Sin embargo, otros
analistasse
maravillan. Sergio Ramírez escribe:
Si uno mira desde Nicaragua a través de las aguas del golfo de Fonseca, la democracia en El Salvador está funcionando como debe ser. El ex sandinista celebra las
reglas de la democracia, uno de cuyos supuestos esenciales es la alternabilidad, cumplidas al pie de la letra(Allí no más, al otro lado, La Jornada, 31/3/12).
O sea, la posibilidad de que en 2014, frente a la inoperancia y
oportunismo del FMLN, la ultraderecha retorne al poder para depositar
flores en el monumento que la alcaldía de Antigua Cuscatlán levantó al
fundador del partido, el multiasesino Roberto D’Aubuisson.
Tampoco podía faltar el otro inefable, Joaquín Villalobos, ex
comandante del FMLN y asesor del gobierno de México (así como lo fue con
el de Álvaro Uribe en Colombia). Eternamente inquieto por las cuentas
pendientes con la justicia, el asesino del poeta nacional de El
Salvador, Roque Dalton, cierra filas con la teóricos angloyanquis del
Estado fallidoy, abriendo el paraguas, escribe:
Aunque resulte indiscutiblemente justo (sic) resolver estos agravios [NR: masacre de El Mozote, donde 900 campesinos, entre ellos 460 niños fueron asesinados durante la guerra], la pregunta es si estos países pueden darse el lujo de atender este tema sin volverse más inviables (sic).
Incapaces de darse seguridad y justicia en el presente (sic), pretender que lidien con el pasado suena a broma(
El peligro de una Somalia latinoamericana, El País, 19/2/12).
Ni el maravillado Ramírez ni el asesino Villalobos (quienes en
distintos tiempos, medios y cualquiera sea el asunto cumplen con el
deber ser de condenar a Hugo Chávez) deberían andar tranquilos.
Con la venia del
compañeropresidente Mauricio Funes, el nuevo ministro de Justicia y Seguridad Pública, coronel David Mungía Payés, anunció que la FBI y la Fuerza de Tareas Antipandillas de Estados Unidos estarán a cargo del entrenamiento de la policía nacional para
combatir a las pandillas. A más de ofrecer a Washington información personal, de los viajeros que transiten vía aérea por El Salvador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario