Los recuerdos de la guerra, de cuando era niño
Por José-Luis Preza (*)
VIENA -
Uno piensa que durante la guerra quienes estuvieron peleando fueron los
del FMLN contra el gobierno de turno, pero la verdad es que aún
habiéndose unificado bajo un mismo „nombre“, las diferentes
organizaciones o grupos de resistencia que conformaron al FMLN
retuvieron su identidad no solo estructural pero también a nivel
individual.
Es
muy probable que estaban coordinados a nivel macro, es claro, pero a
nivel individual sus miembros se identificaban con el grupo (yo soy de
las efe, yo erp, yo prtc, etc) y no con el FMLN mismo, tanto así que
para la primera ofensiva, en la ciudad donde habitaba (Santa Ana) los
diferentes grupos de resistencia se la repartieron por zonas. La zona
sur (El Palmar) correspondía al grupo al cual mi papá pertenecía. Debido
a esto días antes de la ofensiva nosotros, toda la familia, „cambiamos“
de casa y nos mudamos temporalmente a una casa de operaciones en El
Palmar.
No
tengo idea quien vivió ni lo que pasó en mi casa durante la ofensiva,
pero si les voy a contar lo que pasó en la casa donde nos fuimos durante
los días de la ofensiva.
Una
vez conformado el FMLN a finales de los 80, me imagino que comenzaron
las preparaciones para la primer ofensiva, y como se puede asumir tal
esfuerzo pues esto requiere de una gran preparación logística. Y como en
toda guerra, una de las cosas importantes son los heridos, pues las
bombas y balas lo menos que hacen es herir y mutilar a las personas, en
el peor de los casos te destripan o simplemente te matan.
Como
parte de estas preparaciones se conformaron „escuelas médicas“, donde
-asumo- doctores le enseñaban a gente común técnicas santarias, de
enfermería, hasta cirugías menores.
Para
1981 yo ya contaba con 13 años de edad. Mi papá -guiado por sus
ideales- nos mandó a mi mamá y a mí a una de dichas escuelas, la nuestra
tuvo lugar en la UCA.
Lastimosamente
recuerdo pocos detalles, sí me recuerdo de un doctor moreno (aunque no
extranjero) que nos enseñó muchas cosas: como limpiar heridas, como
inyectar, incluso aprendimos a hacer insiciones y a coser heridas, lo
cual practicábamos en sandías. Me recuerdo que mencionaba que la cáscara
de la sandía era similar a la piel, y que el bisturí había que usarlo
siempre con precaución pues aun cuando la piel puede ser cueruda y dura,
una vez abierta la carne interna es suave y frágil. Igual que la
sandía.
Sí me
recuerdo que el cursito ese duró un par de semanas, allí comíamos y
creo que incluso dormimos en algún lugar en la capital. Al final del
curso nos dieron un montón de equipo de enfermería: bandejas de acero
inoxidable, con tapaderas, para esterilizar jeringas, bisturís, tijeras,
etc; obviamente nos dieron montón de jeringas, gazas, bisturís, y hasta
medicina, incluyendo inyecciones de valium y diazepán y otras drogas.
Me
recuerdo de estas últimas bien clarito pues con el tiempo las usé yo
mismo para ponerme bien pedo. Las babosadas seguro estaban hasta
vencidas, pero igual...
El
entrenamiento como doctor de guerra lo puse en práctica pronto, antes
de la ofensiva. Como he contado anteriormente, nuestra casa era una casa
de seguridad, donde incluso vivía gente. Una de las funciones de la
casa era tomar heridos y tratarlos hasta que sanaran.
Uno
de esos que llegó a vivir a la casa le llamaban „Norberto“, un joven
de unos 20 o 25 años, medio achinado y medio aguambado. El Norberto
había sufrido una herida de bala en la mera cabeza (en el área de la
coronilla), cuando llegó a la casa la tenía bien infectada. Pasó varias
semanas allí en el proceso de curación. Norberto usaba una gorrita café
parchada, que me regaló al irse. La gorrita estaba toda manchada de
sangre.
Este
Norberto tenía una su gran pistola (9mm o 45) el baboso, y un día entre
semana por la tarde temprano se pone a enseñarme la babosada, en la
sala, y en una de esas que se le fué un tiro al baboso. Bien sé que era
entre semana pues en la casa vecina había un taller de zapatería y todos
los zapateros estaban trabajando. Ha de haber sido eso de las 2 pm pues
me recuerdo del gran solazo que estaba haciendo y del silencio que
había en las calles. Mi papá no estaba en la casa, ha de haber estado
dando clases en la U.
El
ruido de la bala fué tremendo. Que bien que no estaba ninguno de mis
hermanos cerquita, aunque si estaban a unos 5 metros o algo así...Yo
estaba frente a Norberto, la bala me pasó a la par, primero pegó en el
escritorio haciendole unos grandes hoyos, salió y rebotó en el suelo, de
alli a una pared para después salir rebotando hacia otra pared donde
quedó prendida en el repello.
A
mí me dió un gran miedo, pues la gente seguro iba a llamar a la
policía, y nosotros allí en la casa con el montón de babosadas, armas,
propa, bombas y demás...Yo lo que hice fué simplemente correr al
traspatio, subirme en el muro y saltarme a una casa vecina donde no
vivía nadie. Allí estuve un rato hasta que el susto me pasó y asegurarme
que no había pedo. Que bien que nadie puso el dedo, pues nada pasó...
Pendejo Norberto.
Ya
para la ofensiva, un par de días antes nos fuimos a vivir a la casa de
Roberto Antillón, un chero de mi papá y también profesor universitario.
El vivía en El Palmar en una casa de esquina, arribita de la 25av.
Norte, donde no había pavimento y las calles eran bastante anchas (a
unas cuadras de la actual delegación de la PNC). Allí nos amontonamos
montón de cipotes (los de Roberto y nosotros 4) así como los adultos
padres, y asaber que más gente. La casa era pequeña y se había acomodado
un cuartito a forma de enfermería. Durante el vergaseo, que duró varios
días, muchas personas iban y venían, asumo que han de haber habido
montón de armas y granadas de mano (las mentadas naranjas) y minas (de
lo cual ya he escrito).
Nosotros
bichos no salíamos a la calle pues obviamente era recontrapeligroso,
pero yo (siendo „el mayor“) si a veces salía por momentos nomas para ver
que ondas, pero no durante balaceras pues no era tan pasmado..me
recuerdo de trincheras, de ver las calles bloqueadas por llantas
ardiendo y palos y piedras, me recuerdo de unas grandes humazones, de
ver a lo lejos gente corriendo. Simplemente daba miedo, mas bien un gran
culillo. Tengo muy presente haver visto a través de las ventanas
(solaire) una fila de tanquetas que trataban de quitar los bloqueos y
trincheras y escombros que estaban cabalito fuera de la casa.
Durante
la ofensiva seguro llegaron montón de heridos, pero solo me recuerdo de
uno: un chero llegó con una herida bestial que le habia partido la
nalga derecha y parte de la pierna, todo ensangrentado y con grandes
dolores... Se le veían montón de cartílagos, al menos es lo que yo
veía.
La
„enfermería“ la atendían un par de adultos, que han de haber tenido más
conocimientos que yo, por lo que no me han de haber dejado hacer mucho.
Pienso que es por esto por lo cual no me recuerdo de mucho. No he
hablado de esta pasada con mi mamá para escuchar sus memorias...
Asaber
cómo es que no se dieron cuenta que esa casa de esquina era casa de
seguridad. La onda es que la ofensiva terminó y nosotros días después
marchamos rumbo a casa, la ciudad estaba desolada y silenciosa. Mi papá
nos dijo antes la historia que había que dar si alguien nos preguntaba
dónde habíamos estado, obviamente no íbamos a decir la verdad pues el
escuadrón y las policías y soldados estaban requete mordidos por la
ofensiva y andaban como avispas enojadas matando por doquier.
Poco
tiempo después de la ofensiva mi papá se fué a la montaña, nosotros nos
mudamos de casa (a unas cuadras abajo del modelo, cabalito la última
casa a la par del mesón que colindaba con una finca) y con esto nuestra
casa dejó de ser casa de seguridad. Ni ella ni nosotros estabamos
metidos en nada (pues éramos técnicamente niños, yo el mayor de 4 con 13
años).
En una de sus visitas cuando bajaba del campamento si tuvimos la visita indeseada del escuadrón, fué cuando lo agarraron...
A
pesar de mi entrenamiento rudimentario, nunca pensé tomar la medicina
como carrera (para estudiar medicina hay que tener pisto). Nunca más
practiqué mis „conocimientos“ tampoco, y jamás nunca me atrevería a
presumir de doctor. Yo no me recomiendo ni para curar uñeros.
Dudo
que mi mamá aún tenga algunas de esas bandejas para esterilizar, fuera
chivo verlas de nuevo, aunque a la vez sería muy triste, me evocarían
recuerdos de tanto sufrimiento, tanto muerto, tanto esfuerzo, tanta
bala, tantas familias destruidas. Todo en el afán de tener un mejor
mundo, una mejor sociedad.
Pero
la verdad es que la gente sigue comiendo mierda y hoy en mayores
cantidades, sigue habiendo la gran desigualdad social, montones de
pobres sin acceso a nada, ni agua ni luz, medicinas, escuelas. La
explotación infantil sigue a la orden del día, con mares de niños
desnutridos, panzones lumbricientos que trabajan en condiciones de
esclavitud. Mujeres también. Y hombres también.
Siguen
habiendo un par de majes que se benefician de explotar a grandes masas
de personas que por su condición social y de educación no les queda mas
que ser esclavos.
Seguimos
teniendo leyes y un sistema legal que no solo permiten sino que
alientan a explotar, a robar, a destruir, protegiendo al culpable.
La
violencia social y económica persisten. El genocidio persiste. Los
grupos de fachada (arena, gana, pes, cn) siempre jodiendo al pueblo. Y
lo peor, la gente imbécil aún sigue votando por ellos. Que vaina.
Yo
estoy muy consciente que el FMLN la cagó con la alianza con Funes. Creo
que fueron demasiado ingénuos, en eso la cagaron, en ser ingénuos.
Espero que el futuro sea mejor. El pais necesita cambios estructurales y
radicales, la gente se lo merece. Ojalá se haga lo que se tiene que
hacer.
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