Ya es hora que en el país los funcionarios públicos usen el tiempo, las energías y el dinero de los contribuyentes en las cosas que realmente cuentan.
En el centro de la agenda nacional es indispensable poner los temas importantes de nación, es necesario ir más allá de la campaña presidencial adelantada, hay que regresar a lo básico: si se quiere erradicar la violencia en el país se debe comenzar por erradicar la violencia de la familia. Prevenir, sancionar y erradicar la violencia familiar debe ser prioridad.
En la Asamblea Legislativa ya es tiempo que se pongan a trabajar y tomen con prontitud más medidas legislativas para erradicar la violencia intrafamiliar que tanto daño causa a la sociedad salvadoreña. La violencia intrafamiliar, constituye una violación a los derechos humanos y debe entenderse como toda acción u omisión que de manera directa o indirecta cause daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o patrimonial, tanto en el ámbito público como en el privado, a una persona integrante del grupo familiar, por parte de parientes, cónyuges o ex cónyuges .
Urge tomar acciones efectivas de protección para garantizar la vida, integridad, seguridad y dignidad de las víctimas de violencia intrafamiliar y brindar protección especial a mujeres, niños, niñas, jóvenes, ancianos y ancianas y personas, discapacitadas que son violentadas en el seno de la familia.
Es necesario insistir que cuando se habla de la violencia en la familia no solamente se trata de la violencia física, emocional y sexual que pone en riesgo la integridad y la vida de las personas que la sufren, sino que esta violencia también impide que las víctimas tengan una incorporación plena a la vida social cultural, económica y laboral del país.
Toda persona que es víctima de violencia intrafamiliar debe tener las facilidades para denunciar y solicitar protección y la policía tiene que estar en condiciones de socorrer y prestar protección a las personas agredidas y exigir al agresor que salga inmediatamente de la casa.
Ya es hora que en el país los funcionarios públicos usen el tiempo, las energías y el dinero de los contribuyentes en las cosas que realmente cuentan como diseñar y ejecutar programas educativos formales e informales para la modificación de los patrones socioculturales de conducta que impulsan a la violencia al interior de las familias y así contrarrestar los prejuicios, costumbres y todo tipo de prácticas que impulsan a la violencia contra las personas.
Es necesario contar con una política pública más efectiva para erradicar la violencia intrafamiliar que después se pueda concretar en un Plan Nacional para la Prevención y Erradicación de la violencia Intrafamiliar. El objetivo general deberá ser fortalecer la institucionalidad del gobierno de tal manera que aborde efectivamente el problema de la violencia intrafamiliar, mejore la calidad de los servicios de atención de las víctimas y se fortalezcan los programas educativos hacia la población.
El Plan debe considerar procedimientos para fortalecer la prevención, sensibilización y educación que realizan las instituciones públicas y privadas y por otro lado debe asegurar que el gobierno tenga capacidad de dar una respuesta inmediata a las víctimas de la violencia intrafamiliar: Sin excusas se debe pasar a la implementación de un modelo de atención integral para mujeres víctimas de violencia, sus hijas e hijos.
Como la mujer en la mayoría de los casos es la principal víctima de la violencia intrafamiliar es urgente que el gobierno renueve su compromiso de asegurar el derecho que toda mujer tiene a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado, el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral; el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación.
Finalmente se debe ofrecer a la mujer objeto de violencia acceso a programas eficaces de rehabilitación y capacitación que le permitan participar plenamente en la vida pública, privada y social y alentar a los medios de comunicación social a la difusión de mensajes que contribuyan a erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y a realzar el respeto a la dignidad de la mujer.
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