SEMANARIO VOZ
“El
Presidente repite que no piensa cometer los errores del pasado y
confiamos en que así sea. Usted sabe que el principal error de todos los
procesos anteriores ha sido el de llegar a la mesa a exigir
rendiciones”, le dijo el comandante Timoleón Jiménez al Director de VOZ.
Timoleón
Jiménez, comandante en Jefe del Estado Mayor Central de las FARC-EP, es
la cabeza visible del legendario movimiento guerrillero, hoy
comprometido en la búsqueda de la paz democrática, mediante un nuevo
diálogo con el Gobierno Nacional. Es la continuidad de una orientación
de la guerrilla de las FARC-EP. Se lo había dicho Manuel Marulanda a
VOZ, durante los diálogos del Caguán: “La paz es una bandera de los
revolucionarios”.
Esta
entrevista se da en un momento histórico, ad portas de un nuevo
esfuerzo para lograr la paz en Colombia. Aquí están las respuestas de
Timoleón Jiménez, concretas, precisas. Se podría decir, sin falso
optimismo, que la paz está más cerca que antes, pero todavía hay mucho
recorrido por delante. Todo el país espera que no sea una nueva
frustración.
Comienza
un nuevo proceso de diálogo con un Gobierno de alguna manera heredero
de la “seguridad democrática” uribista. ¿Cómo lo abordan las FARC?
Foto: Los dos Santos y Uribe
Nosotros
siempre hemos estado dispuestos a la búsqueda de soluciones distintas a
la guerra. Con Uribe no fue posible, por su abierto desconocimiento de
nuestra condición política. Santos no es sólo heredero de la seguridad
democrática, sino además uno de sus protagonistas estelares. De hecho,
con maquillajes al nombre, ha continuado con ella. Pero como él mismo lo
dice, decidió asumir los riesgos de dialogar y dio pasos positivos en
ese sentido. Cualquier colombiano diría que el verdadero riesgo es la
guerra y no el diálogo, por eso no vacilamos en aceptar las
conversaciones para buscar la paz. En cuanto al modo de abordar el nuevo
proceso, diría que lo hacemos con grandes expectativas de alcanzar el
fin del conflicto. El Presidente repite que no piensa cometer los
errores del pasado y confiamos en que así sea. Usted sabe que el
principal error de todos los procesos anteriores ha sido el de llegar a
la mesa a exigir rendiciones, sin voluntad real de atender a la solución
de las causas que dieron origen y siguen alimentando la confrontación.
La
agenda contempla el tema de la “dejación de armas”, que sería el punto
de llegada de un acuerdo o pacto de paz. ¿Qué expectativas tienen las
FARC al respecto?
Carecería
de sentido iniciar un proceso encaminado a conseguir la terminación
definitiva del conflicto, sin contemplar la dejación de armas como punto
de llegada. Dejación de armas consiste en la abolición del empleo de la
fuerza, de la apelación a cualquier tipo de violencias, para la
consecución de fines económicos o políticos. Es un verdadero adiós a las
armas. Si lográramos que en Colombia eso fuera una realidad, nuestro
país daría un salto enorme hacia adelante. Confiamos nuevamente en que
la administración Santos, y todos los sectores empeñados en la violencia
como método de acción económica y política, coincidan en este criterio
con nosotros.
Los “errores del pasado”
El
Presidente Santos ha dicho que su Gobierno requiere que este proceso de
diálogo “no repita los errores del pasado”; que exista la garantía que
va a conducir al fin del conflicto; y que el Gobierno mantendrá los
operativos militares y la presión militar sobre las FARC. ¿Cuáles son
los presupuestos de la insurgencia para que el proceso culmine con
éxito?
La
oligarquía dominante en Colombia, apoyada sólidamente por los Gobiernos
de los Estados Unidos, lleva ya casi 50 años apostándole al exterminio
de las guerrillas. Doce Presidentes, uno con mandato repetido, han
prometido invariablemente nuestro fin y dado manos libres al aparato
militar para cumplirlo. Cuando Santos ordena incrementar las operaciones
no está dando satisfacciones a los sectores de extrema derecha, lo hace
porque cree con ellos, como todos los anteriores gobiernos, que de
veras podrá rendirnos por obra de la fuerza. Precisamente es ese el
círculo vicioso que se necesita romper. Si usted observa el plebiscito
general de aprobación a las conversaciones de paz, se dará cuenta de que
la inmensa mayoría de los colombianos no comparte la salida militar,
entre otras cosas porque con mayor cordura que sus gobernantes, sabe que
no será posible. Nosotros partimos de la idea de que este proceso será
exitoso, en la medida en que esas grandes mayorías que se inclinan por
la solución política tengan oportunidad de hablar, de movilizarse, de
influir, de decidir al respecto. Y las estamos invitando a hacerlo.
En
varios sectores que apoyan el diálogo se está planteando la propuesta
de tregua, cese de fuegos y ceses de hostilidades. ¿Qué opinan las
FARC-EP?
-
Estamos completamente de acuerdo. Siempre ha sido uno de nuestros
primeros planteamientos al producirse aproximaciones con los distintos
gobiernos. Desafortunadamente, la oligarquía colombiana se ha inclinado
porque los diálogos se produzcan en medio de la confrontación. Si el
despeje del proceso pasado hubiera estado acompañado de un mecanismo de
esa naturaleza, otra hubiera sido la suerte del mismo.
-
En Colombia, las clases dominantes, su clase política y sus medios de
comunicación sufren la manía de mirar sólo a uno de los lados. Informar
de la matanza de 30 guerrilleros en un bombardeo aéreo despierta sus
aplausos, mientras que las bajas oficiales en combate se repudian como
asesinatos. Con dicha manipulación se busca además presionarnos
groseramente en las mesas de diálogos.
El papel de VOZ
Foto: Carlos Lozano Guillén, director de VOZ y autor de ésta entrevista al Jefe del Estado Mayor Central de FARC-EP
-
Ustedes, como medio alternativo de heroica perdurabilidad, son quizás
quienes de manera más honrada han informado al país, desde décadas
atrás, de la infame persecución criminal practicada en Colombia contra
ese tipo de organizaciones. De los archivos de VOZ podría elaborarse la
más fidedigna historia de los crímenes de Estado en contra del pueblo de
este país. El número de víctimas en Colombia se equipara al espantoso
holocausto judío en la Europa ocupada por los nazis. Entonces adquiere
singular importancia el papel de los distintos movimientos sociales,
sindicales, agrarios, populares, que el Estado colombiano pretende
ignorar al abordar con migajas de manera individual uno que otro caso
emblemático. Esa Colombia ignorada y victimizada es la que tiene que
ponerse de pie ahora para reclamar por sus muertos y desaparecidos, para
exigir el fin definitivo de la guerra, para impedir que se consagre la
impunidad, para exigir la satisfacción de los viejos clamores por los
que fue violentada de modo tan generalizado y atroz.
¿Qué opina de los 6 a 8 meses que presupuesta el Presidente Santos?
-
Se trata de una expectativa que él está generando por su cuenta, en
contravía de lo pactado en la letra y el espíritu del Encuentro
Exploratorio. Allí se concertó no poner fechas fatales, ni siquiera la
palabra meses, así que lo expresado por el Presidente nos indica lo
difícil que va a ser este camino que emprendemos. De paso, evidencia de
manera clara la estrategia que van a implementar: cuando no logren algo
en la mesa intentarán imponerlo en los medios. Para llegar a La Habana y
realizar el Encuentro Exploratorio duramos dos años, cuando
inicialmente se creyó que sería cuestión de semanas. Y no fue
precisamente por causa de la insurgencia, tema del cual no quiero dar
pormenores por respeto el compromiso de mantener por el momento en
reserva los detalles al respecto, aunque por las crónicas que han salido
en los medios, la contraparte parece haberse olvidado de ello.
Un asunto de los colombianos
¿Qué propuesta política le hacen las FARC-EP a los colombianos al comenzar el diálogo?
Foto: Una imagen de una sociedad neoliberal clasista desde el centro banquero de Bogotá.
-
Movilizarse en torno a la terminación definitiva del conflicto. La
guerra o la paz son asuntos que nos conciernen a todos los colombianos y
estamos obligados a pronunciarnos. El Gobierno pretende que los
diálogos se realicen exclusivamente entre sus voceros y los nuestros, de
modo discretísimo, sin bochinches, como repite insistentemente. Como
cuando Laureano Gómez y Lleras Camargo firmaron en Europa los acuerdos
de Sitges y Benidorm. Además, pretende que las FARC demos allá el
espaldarazo a sus planes de gobierno, como lo más conveniente para el
país.
-
Es decir, que se desconozca otra vez a la población colombiana, que se
pacte a sus espaldas lo que en verdad sólo interesa y conviene a las
transnacionales, banqueros, empresarios y terratenientes. Eso no puede
suceder más en este país. Las grandes mayorías deben ser escuchadas y
atendidas. Nuestra propuesta apunta a eso.
¿Por qué se decidieron las FARC a asumir este nuevo intento de paz? ¿Debilidad? ¿Estrategia? ¿Realismo?
-
Quienes afirman que la presión militar ha sido definitiva para movernos
a una negociación política, olvidan que esta década de guerra se desató
cuando Pastrana puso fin de manera unilateral al proceso de paz que se
celebraba en el Caguán. Es el Estado quien regresa a la Mesa de Diálogos
con las FARC, para lo cual habrá hecho sus valoraciones internas. Una
de ellas, así no la haga pública, tiene que ser el reconocimiento de que
el enorme esfuerzo realizado para vencernos ha resultado inútil. Las
FARC seguimos ahí, combatiendo, resistiendo, avanzando. Ahora volvemos
al escenario natural de la política, los diálogos civilizados. Es
absurdo afirmar que nos han obligado a sentarnos a la Mesa, cuando fue
el Estado quien se levantó furioso de ella. Dialogamos, porque la
solución política ha sido siempre una bandera nuestra y del movimiento
popular.
Foto: Guerrilleras y guerrilleros de las FARC-EP
Serios golpes
¿Pero entonces no han recibido las FARC golpes severos durante estos diez últimos años?
-
No puede negarse que hemos recibido serios golpes. Y sumamente
dolorosos. Las muertes de cuatro miembros del Secretariado Nacional no
pueden ser minimizadas. Son muy duras también las muertes de
combatientes bajo el fuego de los bombardeos. Sin embargo, hemos
asimilado con coraje todos esos casos. Ninguno de los actuales miembros
del Secretariado cuenta con menos de treinta y cinco años de experiencia
guerrillera, lo cual puede aplicarse también a casi todo el Estado
Mayor Central. Los relevos no se improvisan. 48 años de lucha continua
han producido un formidable engranaje. Seguimos adelante, con dolor en
el alma, pero más avezados y convencidos de nuestras razones. En toda
guerra hay muertos. La campaña mediática insiste en presentarnos como
una organización derrotada y sin futuro. Igual ha sido siempre. Si se
tratara de hacer frente a una fuerza vencida, no estarían trabajando en
incrementar aún más el pie de fuerza y el ya de por sí enorme arsenal
adquirido. Son verdades que el Estado y los medios ocultan
deliberadamente.
Entonces,
aunque las FARC no ejecuten acciones del calibre de las de catorce años
atrás, ¿puede afirmarse que la confrontación continúa siendo de grandes
proporciones? El Ministro de Defensa los minimiza a ustedes por
completo y alega que la confrontación persiste tan solo en el área rural
de diez municipios aislados del país...
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