Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

martes, 3 de abril de 2012

Raúl Mijango, mediador entre pandillas MS-13 y Barrio 18:

Saludos:

Cuando el pasado 27 de marzo, William Meléndez de LPG, entrevistara a Raul Mijango, expresé mi deseo de que éste fuera entrevistado por el faro.net, tomando en cuenta la poca credibilidad,confianza y prestigio de los autodenominados "facilitadores" de este todabia oscuro acuerdo.
Me place sobremanera, que mi deseo se concretice ahora con esta entrevista,que aunque el faro aborda otros aspectos que en aquella ocasión quedaro  sin respuesta, todavia no está todo dicho ni transparente...



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“Las pandillas están mandando un gesto de buena voluntad a la sociedad”

Uno de los dos hombres que, según el Ejecutivo, lograron que la MS-13 y el Barrio 18 dejaran de matarse entre ellos cuentasu versión del proceso de diálogo. Afirma que comenzó en septiembre de 2011 con pandilleros en las calles, que requirió gestos de buena fe desde el gobierno y que es todavía muy frágil. “La pelota está en la cancha de la sociedad”, asegura.
Por José Luis Sanz
Publicado el 2 de Abril de 2012
Raúl Mijango. Foto Mauro Arias
Raúl Mijango entrevistado en un café de San Salvador. Foto Mauro Arias

En esta entrevista Raúl Mijango, el hombre que el pasado 20 de marzo habló de “milagro” para explicar, al lado del obispo Fabio Colindres, la decisión de los líderes de la Mara Salvatrucha (MS-13) y del Barrio 18 de dejar temporalmente de matarse entre ellos, se sienta a la mesa de lo racional y explica. No todo, pero mucho más de lo que se había explicado hasta ahora.
Asegura que, pese al odio acumulado hacia los militares, los familiares de los líderes de la MS-13 y la 18 se acercaron en septiembre del año pasado al capellán castrense Colindres porque sabían que tenía contacto directo con las autoridades de Seguridad Pública. Acepta que él mismo cobraba todavía del Ministerio de Defensa cuando comenzó a dialogar con pandilleros fuera de la cárcel en busca de algún camino hacia la paz en la guerra entre las pandillas y el resto de la sociedad o el Estado. Dice que Colindres y él convencieron a los líderes de la MS-13 y la 18 de enviar un mensaje positivo a la sociedad y dejar de matarse. Dice que cree en la honestidad y la madurez de esos líderes de más edad, frente a los más jóvenes que llevan palabra en las calles. Afirma que ese gesto debe ser el inicio de un diálogo con las pandillas que involucre a todo el país, incluido el Ejecutivo.
Cuenta también que el traslado de líderes desde la prisión de máxima seguridad de Zacatecoluca se adelantó para evitar que las pandillas boicotearan el proceso electoral; que en el camino de la negociación, Colindres y él han ayudado a que el Barrio 18, desde hace años dividido, supere sus diferencias y se una bajo una sola vocería, la de Carlos Ernesto Mojica Lechuga “El Viejo Lin”; que el desafío es lograr que las dos pandillas mantengan la unidad de sus bases a lo largo del proceso, para que sus habituales tensiones internas no debiliten la representatividad de los actuales líderes.
Y acepta que, si este proceso de diálogo fracasa, las consecuencias son impredecibles: “Va a generar un nivel de frustración que yo no sé en qué puede terminar”, dice.
En teoría la entrevista iba a ser tensa, un pulso por usar una u otra palabra para llamar a las cosas, o por revelar o no detalles delicados de la negociación con las pandillas. Pero no lo fue. Mijango llegó a la cafetería con ganas de hablar, de ampliar la versión oficial. Y antes incluso de que la grabadora estuviera encendida comenzó casi por el inicio, por sus múltiples empleos y por aquel de sus trabajos que más importa para este tema: su labor como asesor personal de David Munguía Payés en el Ministerio de Defensa:
“Como hay que comer y pagar deudas y esas mierdas, me he metido a hacer un vergo de negocios. Y soy presidente, desde hace tiempo, de una institución que trabaja para personas con discapacidad. Yo tengo cierto nivel de discapacidad y me da el Fondo (de Lisiados) una pensioncita simbólica, pero que ayuda para pagar el agua y la luz. Así va uno flotando. Y cuando David entra a este nuevo escenario (el gobierno), me llama por lo que nos conocíamos y porque yo desde hace rato vengo planteando la necesidad de evaluar la política de seguridad pública en sus dos principales expresiones: ¿ha sido efectiva la represión? ¿ha sido efectiva la política de prevención? Mi conclusión es que ambas cosas han sido un fracaso. Y prueba es que el fenómeno se ha incrementado, se nos fue de las manos. Ahí es donde empezás a analizar, por ejemplo, los millones de dólares que se han despilfarrado en programas de prevención centrados en cosas secundarias, que no atacan el problema de fondo.”
Como canchas.
Canchas y grandes estructuras de trabajo. Por ejemplo hay algo que el Ministerio de Seguridad Pública creó hace tiempo que se llama ProPaz o algo así: una estructura que tiene expresión nacional, director nacional, y mucha gente involucrada. ¿Y qué hacen? Y ves que el Conjuve tiene planes de prevención, que la secretaría que maneja la primera dama tiene planes, la Policía tiene planes de prevención... Hay una enorme dispersión de esfuerzos que al final no obedecen a una estrategia definida. Despilfarramos recursos y obtenemos ningún impacto positivo. Y en cuanto a la represión, uno ve que prácticamente todo -las políticas de manos duras, reduras, súperduras y todo lo demás-, en lugar de disminuir el problema lo complicó. El nivel de degeneración de la ola delincuencial, que ha llegado a hechos gravísimos como quemar un bus con gente dentro, o desmembrar cuerpos, en parte es el resultado de las políticas de súpermano dura.
¿Por qué?
Porque se creyó que aislando a los líderes estratégicos de las pandillas se las iba a neutralizar, y lo que sucedió fue lo contrario: estos se vieron obligados a conceder la dirección operacional a gente mucho más joven. Yo conozco casos de muchachos de 15, 16 años, conduciendo clicas de 40, 50, 60 gentes. Y son bichos que ya no obedecen a la filosofía con que las maras surgieron, sino que están más inmersos en la cuestión puramente delincuencial y han descubierto que el terror es garantía de efectividad en su recaudación de fondos. A un cipote a esa edad, ¿qué marco de principios o valores le rige su acción? Ninguno.
Ni siquiera los códigos internos de la pandilla…
Ni siquiera. Por eso cuando uno conversa con los líderes de más edad, te dicen que no entienden por qué en las zonas que controlan -su chancha, su barrio-, que es lo que deben defender, rentean a la tiendita, rentean a la gente que tiene algún mínimo ingreso. Dicen que se ha desnaturalizado la situación. Y te dicen: “¿Y yo qué puedo hacer si no tengo capacidad de reorientar eso?”. Esa es buena parte de las reflexiones que han venido haciendo ellos mismos… Al final asistimos al fracaso de toda una concepción de cómo enfrentar el fenómeno y eso lo ha vuelto mucho más complejo. Hasta cierto punto llegamos a una situación en la que prácticamente nadie creía que el problema tuviera solución. Y precisamente eso creo que ha sido importante, porque las reflexiones que hemos hecho con monseñor (Colindres) y que fueron la base con la que nosotros entramos, giraban alrededor de lo siguiente: si esta gente realmente son los generadores de tanto problema, si no los considerás como parte de la solución, no hay solución. Porque es un fenómeno muy complicado, y hay quienes no tienen idea de la magnitud que tienen las pandillas ni del nivel de organización que han logrado.
Todo esto no lo descubre usted cuando se incorpora al diálogo. Esta reflexión ya la traía de antes.
Por supuesto.
¿Y la había compartido con David Munguía Payés? Porque él ya como Ministro de Defensa expresaba lo contrario.
Era solo un miembro del gabinete de seguridad.
El miembro más visible, porque Manuel Melgar mantenía un perfil más bajo. El ministro de Defensa Munguía Payés reflexionaba en público más a menudo que el ministro de Seguridad, y hablaba ya de estados de excepción focalizados. Y cuando llega a Seguridad se mantiene la apariencia de que va a ir en la misma línea de los anteriores, enfatizando la represión.
Lo que pasa es que en ese gabinete de Seguridad Pública había dos tesis confrontadas, que no eran excluyentes pero sí lo parecían: por un lado un sector planteaba que había que asumir un poco más de rigidez en el combate a las pandillas, disputar el control territorial, etcétera; versus otro sector que planteaba que toda la estrategia tenía que ser de prevención. Y obviamente cada cosa te lleva a dos escenarios diferentes: si vos estás solo en la lógica de la prevención, descartás como factor de la estrategia la acción represiva. En el caso de David, lo que yo percibo es que en esa etapa hacía mucho énfasis en la parte represiva porque consideraba que era el componente que la otra parte rechazaba. Una dirección de Seguridad Pública mucho más firme, más consistente, quizá hubiera tenido la capacidad de integrar las diferentes visiones, pero ahí hay que reconocer que ese gabinete funcionaba medio raro, porque se supone que Melgar era el ministro de Seguridad Pública, pero sobre él estaba Hato Hasbún, que tenía la interlocución con el presidente y al final era el que operaba como ministro de Seguridad.
¿Qué sucede cuando sale Melgar? Que David, en tanto ya no tiene intermediarios en su comunicación con el presidente de la República, cuenta con mayor respaldo. Y eso le permite integrar una visión que ya no es solo de represión sino que incorpora la búsqueda para ver cómo desarrollar una estrategia un poco más integral. Y por eso cuando nosotros le decimos que existe la posibilidad de provocar un diálogo con los líderes de las pandillas, David no lo ve mal. Él no desmonta su estrategia de represión; todo lo contrario: la sigue construyendo y crea las condiciones necesarias para poderla ejecutar. Y si tú mides el poder de operatividad que la Policía Nacional Civil ha tenido en el último período en el combate contra las pandillas, no puedes decir que ha habido una actitud pasiva; todo lo contrario. Pero también ves a un David muy activo revisando todo el tema de la prevención; a tal grado que cuando sale Henry Campos del Viceministerio (de Justicia), se promueve a Douglas Moreno para que asuma la parte de la política de prevención del Ministerio.
Hasta donde sabemos, en esa decisión hay una apuesta personal del presidente. Es decir: no necesariamente es parte de la estrategia de conformación de gabinete que venía haciendo Munguía Payés.
Creo que te equivocas. Lo que sé es que cuando se genera el vacío en el Ministerio de Seguridad, Henry Campos creyó que iba a relevar a Melgar, y cuando aparece David, Henry se siente incómodo. Además, hay que subrayar que Henry es parte de la cuota que Fespad, en el período de Melgar, tuvo dentro del sistema de seguridad pública. Porque es importante señalar esto: Fespad de alguna manera fue el mayor beneficiado en 2009 cuando se asignaron cargos en el Ministerio de Seguridad Pública.
En los 90 Fusades copaba los gabinetes económicos de Arena y ahora eso ocurre con Fespad en Seguridad…
Así es, y Henry es uno de ellos, Douglas es otro , el director de la Academia de Seguridad Pública otro, Zaira Navas también... Y como Fespad es de los primeros que levanta la bandera contra la supuesta militarización del sistema de seguridad pública, eso incomoda a los cuadros que Fespad había promovido para estos cambios públicos.
Volvamos al cambio de Ministro de Seguridad, en noviembre. ¿Esa idea de que no iba a bastar con la represión ya la tenía clara David Munguía Payés?
Sí. Eran discusiones que tenemos desde que yo entro a apoyarlo a medio tiempo como asesor. Lo que sucede es que antes de noviembre la posición de David en el gabinete de seguridad no era mayoritaria.
Pues en el nuevo lo compensó con creces.
Ja, ja, ja. Eso es casualidad.
Usted, como asesor de David Munguía Payés, ¿ya le había dicho que una solución sin la pandilla no tenía sentido?
No, no hasta ese nivel de detalle. Para ser franco, hablábamos generalidades. Pero en la medida en que el padre Colindres y yo comenzamos a conocer más a fondo el tema, descubrimos no solo que existe la posibilidad, sino que ya había un proceso de reflexión no de la pandilla en general pero sí de su liderazgo, que tiene a estas alturas una característica que es importante rescatar: son personas maduras, todos andan entre los 30 y los 50 años. Obviamente eso hace que vean la vida desde otra perspectiva, si se quiere llamar reposada, menos influenciada por las locuras que de joven a uno se le ocurren. Eso nos permitió profundizar con ellos en la reflexión.
¿Cuándo se sienta usted por primera vez con líderes de la pandilla para iniciar este proceso?
Pues ser específico, directamente con ellos, la primera quincena de enero.
Por cómo lo dice se deduce que usted y Colindres llevaban ya algún tiempo trabajando, sin ver a los líderes en persona.
Con Colindres sí, acordate de que él es el capellán castrense y policial, y tú no puedes estar en el Ministerio de la Defensa sin conocer a ese personaje. Él y yo ya habíamos reflexionado sobre el tema algunas veces; a él le preocupaba no solo el problema delincuencial, sino el hecho de que en los últimos tiempos las pandillas atacaban directamente a la Policía y al ejército. Los familiares, tanto de los policías muertos como de los soldados muertos, apelaban a monseñor para que hiciera algo. Y eso se complementa con el hecho de que a monseñor lo comienzan a buscar también familiares de los presos, para que abogue por ellos.
¿Por qué acuden a Colindres si no es de la Pastoral Penitenciaria y no había desarrollado trabajo en cárceles?
Cómo no. Monseñor Colindres lleva muchos años trabajando en las cárceles, no enfocado en las pandillas, sino en los centros penitenciarios en general. Y obviamente, para ser francos, tanto para Colindres como para tu servidor es más fácil hablar con David Munguía Payés que con Manuel Melgar.
¿Cuándo le dice a usted Colindres por primera vez que está dialogando con familiares de pandilleros? ¿Cuándo se entera usted de que ha iniciado el proceso?
Septiembre, octubre del año pasado, que es cuando se empiezan a recrudecer los ataques contra policías y soldados a partir de la decisión de que el ejército pase a tomar control de los centros penales. Porque ese es el punto de partida: cuando los mareros comienzan a identificar al ejército como enemigo. Ahí es donde ellos comienzan a sentir que el ejército se involucra, a través de la represión a la familia en el registro. Porque si hay algo que para esta gente es muy sensible es el tema de la familia.
Precisamente por eso resulta muy extraño que familiares de pandilleros presos recurran al capellán castrense; porque ven al ejército como enemigo.
Pero tiene lógica. Esta gente, que lee mucho, que está muy bien informada, sabe que Colindres es, de los miembros de la Iglesia, uno de los que pueden tener mayor capacidad de interlocución con las autoridades, por su vinculación con Defensa, con policías y todo eso. Cualquiera se podría preguntar: ¿Por qué no buscaron a Rosa Chávez, a Urrutia, a monseñor Alas? Porque ellos saben que por su función castrense monseñor Colindres está muy en contacto con las autoridades de Seguridad Pública y Defensa.
¿Y cuándo le plantean Colindres y usted a Munguía Payés la posibilidad de hablar con las pandillas?
A los pocos días de que David asume el Ministerio de Seguridad.
En noviembre.
A los días de que David asume comenzamos a plantearle la necesidad de abrir un espacio que permita conocer más de fondo el problema, en tanto que los mismos presos están considerando que con nosotros pueden hablar. ¿Me entiendes?
¿Usted ya había tenido algún contacto con familiares?
Sí, con familiares y con líderes “de la libre” (fuera de la cárcel), como los llaman ellos. ¿Y cómo establezco yo ese contacto? Mirá: por el negocio que yo tenía de distribución de gas a domicilio me movía por toda el área de San Salvador, en Las Palmas, en la Técnico Industrial... zonas de mucho control y dominio de la 18.
Zonas además de las que salieron líderes como...
Como “El Muerto”, de las Palmas
O zonas en las que operaba Tres Colas.
El Chino Tres Colas, así es. Y también distribuía mi producto en esta colonia que está desde el Estado Mayor hasta allá por la terminal, que la controla la MS. Y ¡puta!, para poder entrar me veía obligado a negociar con ellos, negociar renta y todas esas cosas; porque una realidad que muchos salvadoreños hemos tenido que aceptar es que esta gente ejerce autoridad y control de áreas específicas del terreno, donde tú no puedes entrar si no es con su venia. Eso, de alguna manera, me permitió también conocerlos, hablar con ellos, entablar diálogos, negociaciones. Porque a veces piden cantidades exorbitantes que no están dentro de tus posibilidades, y vos tenés que ir a hablar con el palabrero, como ellos le llaman, para decirle: “Puta, no me jodás”.
Habla de un tiempo en el que todavía era asesor de Munguía Payés…
Sí, sí, asesor a medio tiempo. El caso es que esos elementos te dan de alguna manera ventaja porque vas conociéndolos, conocés a sus familias, vas desarrollando cierto nivel de relación pacífica con ellos... Porque, para los que trabajan en este tipo de negocios de reparto, si tú no estás en paz con ellos, te vuelven la vida imposible, te quiebran. Así es que o llegas a entendimientos con ellos para hacer tu trabajo, aunque ganés menos, o te ponés en guerra con ellos y tenés que abandonar el negocio y después te van a perseguir, van a tu casa y te matan.
Raúl Mijango. Foto Mauro Arias
Cuando comenzó a dialogar con pandilleros en la libre, ¿ellos sabían que usted era asesor del Ministerio?
En ese momento no.
¿Cuándo se los dice? Porque era un secreto peligroso. Podían interpretar que usted los espiaba.
Pero partamos de que en ese momento mi responsabilidad con el Ministerio no era significativa.
¿No era significativa? ¡Hablaba personalmente con el ministro!
Sí, pero yo no era una persona de planta, ni andaba con él para arriba y para abajo, ni conocía de su agenda... Mi función era emitir opinión sobre determinados temas en los que el ministro consideraba que yo podía aportar algo.
¿Cuál fue la reacción de Munguía Payés cuando llegan ustedes y le dicen: David, creemos que aquí hay un camino de diálogo con la pandilla?
La reacción de David es: bueno, si ustedes creen que van a ser escuchados por estas personas y lo que me piden es que yo les dé la facilidad de entrar, cuenten con ello. Y lo cierto es que nos permitió ir y seleccionar nosotros con quiénes y con cuántos queríamos hablar.
¿Cómo decidieron con quién o por dónde entrar? Porque las pandillas son sensibles y las sensibilidades causan muertos.
No hay que ser mago para decidir eso: lo que hicimos fue hablar con los personajes más conocidos, y fueron ellos quienes se interesaron y nos empezaron a plantear: nos gustaría que en estas conversaciones participaran fulano, zutano, mengano... Eso nos permitió ir ampliando el núcleo de personas con las que hablábamos, ya no a sugerencia nuestra sino de ellos.
Y así garantizaban que era un grupo representativo de la pandilla.
Claro. Porque cuando iniciamos las negociaciones con ellos hubo algo que les gustó mucho: que cuando comenzamos a hablar yo les expresé: “Nosotros no venimos a pedirles que traicionen a nadie, sino que pensemos en el problema del país, el problema que el país tiene y en el que tienen ustedes también”. Porque es cierto que ellos son victimarios, pero también son víctimas de lo que han generado: la mayor parte de muertos la ponen ellos, y la cantidad de personas privadas de libertad que tienen no es cualquier cosa. Ya pasan de 10 mil los miembros que tienen recluidos en las cárceles, y muchos con condenas de muchos años; esto afecta a las familias. Sobre esa base se fueron desarrollando nuestras reflexiones y empezaron a aparecer las de ellos.
¿Recibieron imformación policial para identificar a esos líderes?
No, no, no, no. Cada director de centro penal sabe qué es lo que tiene ahí. Y si tú llegas y le dices: quiero hablar con los más representativos, ellos saben quiénes son.
¿Y qué nombres les dieron? ¿Con quién se sentaron primero?
Hablamos con los directores para empezar a ver quiénes eran los más representativos de las diferentes pandillas. Así nos fuimos dando cuenta de cómo se organizan: la MS, por ejemplo, tiene una estructura más grande, más consolidada, mucho más disciplinada, aunque tienen una cabeza que es muy grande, porque es falso que haya uno que los guía a todos. Y conocimos también la situación de la 18.
Estamos hablando de diciembre.
De diciembre a enero, así es. Porque antes de tirarse al agua había que tener un nivel previo de conocimiento de qué íbamos a hacer. Eso nos permitió no desperdiciar esfuerzos, porque sabíamos que con quienes estábamos hablando de alguna manera tenían un nivel de representatividad y eso hace que lo que tú estás diciendo no quede en el vacío. Además, si ellos nos rechazaban desde el principio, nos iban a rechazar todos.
¿Cómo manejaron la división de la 18? Estos días se habla mucho de Carlos Ernesto Mojica Lechuga, “el Viejo Lin”, y no se ha dicho nada de los líderes de la otra facción, los Revolucionarios. Incluso, antes de marzo si uno hablaba con Mojica Lechuga él decía, aunque todos sabíamos que no era cierto, que estaba retirado, porque se mantenía al margen del conflicto interno. ¿Cómo manejaron eso? Estos días hemos visto a Lin con los sureños, en Cojutepeque, pero no hubo misa en Quezaltepeque, donde están los Revolucionarios…
Cómo no.
Pues no ha salido en los medios.
Lo que pasa es que todos los medios quieren ir a Ciudad Barrios y a Cojutepeque.
Lo que pasa es que si Centros Penales solo avisa que habrá misa en Barrios y Cojute nadie se entera de que la va a haber en Quezaltepeque.
Con ellos fuimos muy sutiles, muy respetuosos de su situación. En la MS la ventaja es que estabas hablando con todos, porque tienen una visión más unificada. Pero en el caso de la 18 los abordamos primero por separado y hablamos de la necesidad de resolver el problema del país, y fuimos encontrando que entre ellos no había rechazo sino coincidencia. Eso nos permitió sentarlos juntos, al margen de sus diferencias. Primero hablamos con los Revolucionarios, después con los Sureños, y después con los que se mantenían al margen del asunto. Y al final logramos un acuerdo común entre ellos. Hoy, con cualquiera de la 18 que vayás a hablar, te va a hablar en nombre de la 18, porque en esta visión, están unificados.
Ustedes los unificaron.
Por supuesto, era parte del trabajo. Porque vos no podés construir algo como lo que se ha hecho sin cuidar todos los detalles.
Esa es una de las paradojas que nosotros hemos planteado. Con su mediación, las tres facciones en las que estaba descompuesto el Barrio 18 aceptan que Lin sea su portavoz, su líder.
No. Ya te he explicado que estas estructuras no tienen un solo líder. Ellos lo que tienen son diferentes ranflas, y las ranflas son una especie de estado mayor donde están representados los que tienen poder territorial. En la 18, tanto los Sureños como los Revolucionarios aceptaron que de cara a este gran proyecto necesitaban presentar una posición unificada. Dejan las otras diferencias por un lado y ven hacia el futuro. Eso permitió que los tres grupos se integraran con mayor facilidad en una sola vocería. Porque igual que pasa en la MS, ellos han logrado entender que este proyecto es una oportunidad histórica que posiblemente, si no es aprovechada por ellos o por la sociedad, va a generar un nivel de frustración que yo no sé en qué puede terminar.
Habla de proyecto. ¿En qué consiste ese proyecto? Porque usted dice que los líderes de pandillas habían hecho una reflexión sobre el problema, pero supongo que los caminos posibles de solución los aportan ustedes. ¿O no es así?
Nosotros nos involucramos de la discusión de ellos. Monseñor ha jugado un papel importantísimo en la parte de la reconciliación entre ellos, en el hecho de que se respeten, dialoguen y todo lo demás. Y de alguna manera a mí me ha tocado la parte más difícil: el papel de moderador, tratando de conjuntar las diferentes opiniones hasta hacerlas aterrizar en entendimientos concretos. Para serte franco, nunca creí que esta cosa me fuera a involucrar de la manera en que lo ha hecho. Para que te hagas una idea, hoy, a la 1 de la mañana, me llaman (de una pandilla) por teléfono y me dicen: “Mirá, en tal barrio hay un problema y no queremos actuar, andá a ver cómo intermediar”. Hasta ese punto he llegado.
Usted era correa de transmisión, de comunicación, y es importante el detalle de que cobraba del Estado. Ha dicho que participó en el proceso como sociedad civil, pero cuando se incorporó a esto cobraba del Estado.
Cuando empecé el proceso de análisis, sí. Pero cuando entro directamente en el proceso ya no soy funcionario del Estado.
¿Dejó la asesoría en el Ministerio específicamente para poder hacer ese trabajo? ¿O fue casualidad que en diciembre dejara de trabajar como asesor del Ministerio de Defensa y que 15 días después estuviera sentado con los líderes de las pandillas?
Lo que pasa es que yo tenía con el Ministerio de Defensa un contrato por un año, y simplemente no se renovó.
Por eso le pregunto: ¿Ese contrato no se renovó de manera consciente porque el proceso entraba en una nueva etapa?
No, no fue de manera consciente. Simplemente, y esto es elemental, esos son cargos de confianza, que cuando el titular se va, se acaban. Así de simple. El nuevo ministro de la Defensa seguramente estaba interesado en escuchar otro tipo de consejos, no los míos.
Sin embargo, mantuvo usted la cercanía y el contacto constante con David Munguía Payés.
Con David nos conocemos desde hace muchos años. Con él fundamos el partido político Acción Popular.
¿Se conocían de antes, de los 80?
No. Bueno, en los 80 lo conocí indirectamente... David estaba al frente del Batallón Belloso, y este batallón sostuvo un encuentro con unidades mías en Morazán, en la localidad de San Isidro. Desafortunadamente para él esa fue una de las derrotas más importantes que sufrió ese batallón, y obviamente a él le quedó la inquietud de saber quién era yo. Después de que termina la guerra y ya uno comienza a rememorar cosas, aparece que estuvimos en los mismos escenarios, en los mismos centros de operaciones, aunque en bandos completamente diferentes.
Entonces dice que con los líderes de las pandillas su función fue la de moderador.
Porque el evangelizador no he sido yo, ja, ja,ja, ja.
Pero al final cree en el milagro.
Ja, ja, ja.
Lo que quiero decir es: ¿qué opción les propone, que ellos ven como viable? Una cosa es confiar y otra es poner tu vida en manos de otros. Los líderes de las pandillas están arriesgando su vida en esto, porque esa es la lógica de la pandilla: si fallan, si el resto cree que no son buenos líderes, van a morir. ¿Qué les dice usted aparte de las oraciones del padre Colindres? ¿Qué pone sobre la mesa para que digan “esto tiene sentido”?
Yo he vivido una guerra de principio a fin. ¿Y cuál es mi conclusión? Que lo que hoy vive el país es otra guerra, mucho más compleja que la anterior. La base de mi reflexión con ellos es: “¿Y para dónde va esta guerra? ¿Cuándo termina?” Porque tú haces una guerra con un propósito, que es la victoria. Y esa victoria ha de ser tangible. ¿Qué es victoria para ellos? Y cuando empiezo a reflexionar con ellos sobre esto, resulta que su guerra es de subsistencia, de sobrevivencia. Entonces digo yo: “Puta, ¿entonces esta mierda cuándo va a parar?” Porque ellos son claros en decírtelo y a mí me lo han subrayado un montón de veces: “No confundás, nosotros no somos guerrilla, somos pandilla”. ¿Y qué quieren decir con esto? Que ellos no aspiran al poder político para desarrollar transformaciones ni nada por el estilo. Simplemente son un grupo social que siente que la sociedad le ha negado toda oportunidad para desarrollarse y ha tenido que unirse para sobrevivir. ¡La gran meta es sobrevivir! Y esto quiere decir que esta es una guerra que no tiene fin. Y si no tiene fin, ¿qué costo social va a tener para el país? Al final la reflexión es: ¿Por qué se hace esta guerra? Solo si vamos a las causas esto puede tener solución.
Entiendo. Pero el punto es que en desmontaje de un conflicto la confianza se ha de basar en algo. Y aún no entiendo qué es lo que se pone sobre la mesa de reflexión para que ellos confíen en que frenando los asesinatos, que son parte de su dinámica de sobrevivencia, van a salir ganando. ¿La propuesta fue: “Deja de matar y vas a partirte el lomo el resto de tu vida vendiendo en un mercado, pero vas a ser feliz? En serio, ¿cuál es la alternativa?
No. La base de la reflexión es que en una guerra de sobrevivencia tienes dos alternativas: o escalas la violencia o la desescalas. Les dijimos: si ustedes escalan más en el conflicto van a provocar que el combate contra ustedes también se recrudezca. Y eso va a implicar más costo social para ustedes y para la sociedad. ¿No es mejor desescalar? Si quieren que la sociedad los escuche, ¿no es mejor lanzar mensajes positivos a la sociedad que mandar mensajes negativos? Por eso, cuando nosotros conocemos todos los planes que había para sabotear el evento electoral, contados por ellos mismos, y planteado por ellos mismos con preocupación, porque sabían que de cumplirse esos planes podían cerrar toda posibilidad de que la sociedad los escuchara, nos ponemos en esa lógica: las elecciones eran un escenario ejemplo de que tú puedes ser escuchado por la sociedad no a partir del daño sino de buenos gestos. Aunque Borromeo decía en algún momento, porque él es muy metafórico: “Puta, es que en este país si no se pone una bomba, no lo escuchan a uno”.
¿Borromeo Henríquez, “El Diablo”, de la MS-13?
Sí. Y yo le decía: No, fijate, Gandhi hizo una revolución en un enorme país haciendo gestos de buena voluntad. La sociedad los escuchará más haciendo gestos de buena voluntad que con acciones que van a aumentar el odio y el rechazo social. Y ahí es donde comienza a construirse la idea de dar un mensaje que la nación vea como positivo, que es el de la reducción de los homicidios. Además, que dejen de matarse entre ellos mismos es una medida gana-gana. Ganan ellos porque no se matan, gana la sociedad, porque baja el índice de homicidios.
¿Quién propone eso?
Es parte de la discusión que tuvimos. Quienes orientamos en la dirección de que era mejor lanzar mensajes positivos fuimos monseñor y yo. Y una de las virtudes que ha permitido desarrollar el nivel de confianza que actualmente tienen con nosotros es que nunca nos vieron con interés político partidario. Es más: ni queríamos tener protagonismo público. Si nos vimos obligados a contar qué estaba pasando es porque esta cosa se hizo pública y había diferentes versiones sobre el tema. Por eso llegamos a la conclusión de que, aunque el proceso estaba muy tierno, era necesario contar qué estaba pasando, para evitar distorsiones. Pero nunca llegamos a pedirles votos, como hicieron otras administraciones, y nunca llegamos a ofrecer pisto por treguas temporales, como sí hicieron otras administraciones, que llegaron a negociar navidades, semanas santas, fiestas de agosto... Porque de eso venimos. Y ahí es donde uno dice: ¿Por qué rasgarse las vestiduras hoy si ellos mismos te cuentan que Óscar Bonilla llegaba a negociar con ellos, que llegaba a negociar el Pollo Samayoa, que llegaba a negociar no sé quién?
¿Melgar negoció con ellos?
Supongo que sí, porque ellos hablan de que negociaban con el Frente.
Con el gobierno del Frente .
No sé si con el gobierno del Frente, pero con personeros del Frente sí.
¿Ellos percibían que las otras administraciones habían actuado con otros intereses y deciden confiar en ustedes, y deciden confiar en esta administración?
No, esa es una reflexión tuya. Confían en nosotros, no en la administración.
Pero sin administración no hay proyectos; sin la administración no hay posible reintegración a la sociedad. No hay proyectos como el acuerdo nacional que el pesidente dice que va a impulsar. Igual que ustedes necesitaron que el ministro Munguía Payés les diera un voto de confianza y dijera “me la juego”, porque ese traslado fue una decisión política arriesgada...
No es arriesgado porque no estaba violando ninguna ley.
No sé por qué este gobierno está obsesionado por repetir que no hizo nada ilegal. Ese no es el punto. Era arriesgado hacer un traslado de ese tipo sin garantías de que las pandillas cumplieran su supuesto compromiso de buena fe. Y el ministro decide confiar. Y también la pandilla dio un voto de confianza, porque si los líderes ordenan a su gente que deje de matar y a los dos días el Estado traiciona esa supuesta buena fe, la usa para sembrar cizaña en la pandilla, eso le puede costar la vida a esos líderes.
Como lo que hizo El Faro, que trató de meter cizaña hablando de que hubo dinero de por medio, ja,ja.
El Faro no trató de meter cizaña.
Cómo no, ja, ja, Por eso ellos se molestaron con ustedes.
Usted sabe que esa información salió de fuentes de la seguridad del Estado y El Faro la manejó como una de las distintas versiones. Pero insisto: los líderes de la pandilla arriesgan la vida en esto. ¿Por qué confían en que esta administración no va a utilizarlos, a traicionarlos?
Mirá... El punto radica en la confianza que ellos han depositado en la Iglesia Católica. Porque consideran que la participación de la Iglesia a través de monseñor Colindres, garantiza aquellas cosas que ellos están considerando tomar. Por ejemplo: ¿qué le garantiza a la MS que la 18 va a cumplir el compromiso? Solo un testigo de alto nivel, que representa a una institución que representa la moralidad en la sociedad salvadoreña. Esa es su garantía. Porque de lo que aquí estamos hablando es de un acuerdo entre ellos.
Y usted dice que ese acuerdo es solo una muestra de buena voluntad, una parte de algo más grande que tanto ellos como ustedes y como esta administración ven como un proceso.
Un proceso que se abre a partir de eso.
Esa tregua se plantea como un paso para que haya después otros pasos. Usted mismo lo decía: si mandan una buena señal a la sociedad, la sociedad va a comenzar a ponerles atención. Ya desde antes de los traslados del 8 y el 9 de marzo todos los actores conciben esto como el inicio de un proceso.
Que arraca cuando monseñor y yo entramos a establecer ese contacto.
Claro, pero lo que quiero decir es que todo el mundo, todos los actores, cuando se autorizan los traslados son conscientes de que están asumiendo riesgos. Porque el gobierno asume una responsabilidad política frente a la sociedad.
Y todos son riesgos calculados. El ministro lo ha dicho con franqueza: son riesgos calculados.
¿Cuándo se decide que va a haber un traslado?
Hay un proceso de intercambios, de discusiones, de acercamientos, etcétera. Y hay un momento en que con monseñor llegamos a una conclusión: para dar sanidad al proceso era necesario suspenderlo en vista de que se acercaba el evento electoral, para evitar que se fuera a generar en ellos la más mínima percepción de que detrás de nuestra gestión hubiese algún interés electoral. Teníamos que jugar con esas sutilezas, dado que ellos con los políticos no quieren saber nada. Y así lo hicimos: dejamos el proceso en el punto del acuerdo de entendimiento entre ellos, lo congelamos. Pero en ese per+íodo de congelamiento comenzamos a recibir información, tanto de afuera como de adentro (de las cárceles), de la articulación de un plan para sabotear las elecciones. Eso nos obligó a monseñor y a mí a hablar con ellos y a decirles: “Miren, una acción de este tipo anula todo el proceso que ustedes han venido desarrollando. La sociedad no los va a escuchar si ustedes atentan contra ella en un evento que para la sociedad es de gran significado”. Y entonces ellos comienzan a plantear: “Y entonces, ¿qué hacemos?” Y como ya teníamos un proceso que estaba congelado, lo que se decide es, esta vez por razones de seguridad nacional, retomarlo. Así que para garantizar que el evento se pudiese realizar sin problemas se aprovecha para que los que podían ser trasladados llevaran ese mensaje a sus bases. Operó en ese momento el sentido de oportunidad: o lo hacés en ese momento o se te hace mierda lo demás. ¿Me entendés? Y ellos tienen la voluntad de hacer un gesto que consiste en iniciar un proceso de desescalonamiento de su confrontación y el primer paso que prometen es parar todas las acciones que iban a boicotear el proceso eleccionario. Y yo te digo: hay que agradecerles que gracias a esta acción que se tomó hemos tenido un proceso eleccionario de lo más limpio. Las únicas maras que actuaron el día de la elección fueron la del Frente y la de Arena. La 18 y la MS honraron su palabra.
¿Qué iban a hacer para boicotear las elecciones?
Iban a iniciar un paro de transporte el sábado, y a hacer que se prolongara por cuatro días.
¿Era un plan conjunto?
Era un plan conjunto.
¿De clicas?
De cliclas.
O sea: ¿No desde la cúpula?
No.
¿Y de clicas de la MS y la 18?
De las dos.
¿Eso quiere decir que hay comunicación horizontal no solo entre la cúpula sino entre clicas?
Así es, entre los que están en el terreno.
Usted dice que hay que darles gracias pero en realidad fue un chantaje.
No, no es un chantaje. Hay que alegrarse.
¿Qué iban a ganar ellos boicoteando la elección?
Presencia. Hacer una demostración de fuerza. Probar que son una realidad en este país, a la que tenés que tomar en cuenta. Las unidades beligerantes se hacen escuchar así. El FMLN no pudo haber abierto el proceso que puso fin al conflicto si no hubiera lanzado la ofensiva del 11 de noviembre. En aspectos militares así operan las cosas. El punto es que este país tiene una realidad que todos hemos querido ignorar que existe y se desarrolla, dándole la explicación simplista de que aquí lo que hay es un problema de escalada delincuencial. Y no es cierto; esto es mucho más complejo de lo que cualquiera se puede imaginar.
El entendimiento para dejar de matarse entre ellos supongo que planeaban hacerlo público de alguna manera. ¿O no lo iban a hacer público?
No.
Eso no tiene sentido. ¿Cómo iban a enviar un mensaje a la sociedad sin hacer público que las pandillas habían decidido dejar de matarse entre ellas?
Cuando el índice de asesinatos comenzara a bajar.
Pero todo parece indicar que el ministro tenía intenciones de seguir diciendo que el descenso se debía a que la policía estaba trabajando muy bien. Es decir: mérito para las pandillas no iba a haber ninguno.
La Policía ha estado haciendo un buen trabajo también.
Nadie cuestiona eso. Pero el drástico descenso, lo dice usted, viene esencialmente de un acuerdo entre ellos.
Y eso demuestra una tesis que se había venido expresando desde antes...
El punto es que no tiene sentido que la pandilla haga suya la idea que usted les propuso, de enviar un mensaje a la sociedad, si la sociedad no va a saber que ese descenso es por una decisión de las pandillas.
¿Pero cuándo era el momento de que eso se hiciera sentir? En nuestro entender había que llevar la cosa tranquila, que allá, al par de meses empezara surgir el debate de por qué habían bajado los homicidios, y entonces hablarlo, con un proceso consolidado, porque yo sí te voy a ser franco en una cosa...
¿Cuáles eran los siguientes pasos para consolidar ese proceso si decía que el único acuerdo…?
El siguiente paso era el traslado de la orientación desde la cúpula de las pandillas hasta la más mínima estructura. Porque acordate de que ellos tampoco tienen un centro de mando que da órdenes y ya estuvo. Ellos tienen que desarrollar un proceso de convencimiento y todas esas cosas, sobre todo porque en algunos casos este proceso toca intereses muy concretos de sus propios miembros.
Intereses económicos.
Por eso nosotros esperábamos que, abierto el proceso, se les diera el margen suficiente para que ellos lo pudieran consolidar y que no hubiera ningún peligro de que se volviera reversible. Eso, lamentablemente, es lo que se nos ha abortado. Ahora está en peligro la sostenibilidad del proceso, porque se ha convertido en un tema de discusión nacional y obviamente, por lo delicado del tema, encuentras posiciones muy confrontadas. Eso no es bueno para la consolidación del proceso, porque genera dudas en las bases de esta gente sobre cómo la sociedad los está percibiendo. Y eso vulnera el proceso. ¿Cuál es nuestro trabajo ahora? Vuelvo a algo que inicialmente te planteé: el trabajo que hemos asumido con monseñor es que es nuestra obligación y responsabilidad dedicar el máximo de nuestro esfuerzo a tratar de consolidar ese proceso ahora que ya es del dominio público.
Volvamos a un punto que para mí es esencial: la confianza. Usted dice que ellos confían en la Iglesia, pero monseñor Colindres no es toda la Iglesia y ni siquiera había hablado de esto con la conferencia episcopal. El arzobispo no lo sabía. Si usted dice que el ministro tomó un riesgo calculado, ¿cómo calculó su riesgo la pandilla? Es decir: ¿por qué la pandilla confió en esta administración?
Porque ellos están convencidos de que este proceso es lo mejor que a ellos les puede haber sucedido en sus 20 años de existencia. Creen que por primera vez están abriendo un espacio para que la sociedad los escuche y conozca lo que son, los problemas que enfrentan y las posibles soluciones que se proponen.
¿Por qué creen en un ministro que ha dicho que entrará con todo en las comunidades? Insisto, ¿por qué confían en esta administración?
Es que ellos no están confiando en la administración, José Luis. En ningún momento ha estado de por medio la discusión de lo que el Estado pueda asumir como responsabilidad. Lo que ha estado en el centro de la discusión son las consecuencias que un escalonamiento del conflicto tiene para este país y para ellos mismos. La única garantía que ellos tienen de que la sociedad los va a escuchar es que por primera vez se están dirigiendo a ella de una forma diferente, no agrediéndola, sino generándole beneficios. Ese es el punto de quiebre en este asunto.
Es cierto que ha habido un cambio de actitud muy llamativo en parte de la sociedad: quienes hace dos meses estaban pidiendo que se quemara vivos a todos los pandilleros ahora se alegran de que hayan dejado de matarse entre ellos. Pero me pregunto, insisto, ¿por qué confían ellos en que esa desescalada va a ser correspondida? Usted puso antes como ejemplo la ofensiva del 89: atacas para conseguir una posición de fuerza. Esta es la estrategia contraria.
Si alguien que ha vivido una guerra te dice que existe la posibilidad de ser escuchado de otra manera, ¿no lo tendrías en cuenta?
Pero si aspiras a ser escuchado es porque aspiras a un diálogo.
Por supuesto, si ellos lo que están planteando es que se les dé trato humano.
¿Y qué les dicen ustedes que logra que ellos crean que esta administración va a darles ese trato humano?
Que tenemos una administración que es mucho más abierta que otras administraciones que ha habido. Y que puede entender el problema.
Ellos hace cuatro o cinco meses pensaban lo contrario. ¿Cómo les convencen?
Desde el momento en que aparecemos nosotros. Ellos saben que para poder tener el nivel de acercamiento que nosotros hemos tenido, eso no se hace porque yo sea Raúl Mijango y porque monseñor sea monseñor.
Lo que está diciendo es que su aparición ellos la interpretan como una señal de la administración…
Ellos lo interpretan como una señal. Porque ven que se nos están brindando facilidades de acceso a ellos, y saben que esas facilidades no las puede tener cualquiera. Y si no, que te lo cuente el padre Toño.
Lo puedo contar yo, de las veces que he tenido que quitarme los zapatos para entrar en Zacatecoluca.
Ja, ja, ja, ja.
El otro día Nelson Rauda, en una entrevista, me dijo: “El proceso tiene varios componentes, pero no los puedo revelar”. Yo entiendo eso. Me cuesta más creer que el proceso no tenga otros componentes.
Hay una multiplicidad de componentes que convergen.
Y que no se han revelado todavía…
Cómo no, el Ministro quiso hacerlo, pero la prensa lo recogió como contradicciones. Lo que pasó es que han confluido elementos de orden humanitario, elementos de orden legal, elementos de seguridad nacional. Ha confluido la realización de un proceso de búsqueda de entendimiento entre pandillas. De repente tenés una cantidad de elementos, de factores, que confluyen.
¿El hecho de que el ministro desplazara a ciertos reos que estaban enfermos o que llevaban más del 10% de su pena cumplida en Zacatecoluca, era una señal hacia la pandilla?
Eran peticiones que los líderes de las pandillas venían haciendo desde hace rato y nadie les paraba bola. Y precisamente cuando monseñor y yo comenzamos a interceder, esos procesos se habilitan. Eso es una buena señal. Porque este proceso no hubiera sido posible sin la facilitación de condiciones que el ministro nos ha dado. Si tú tienes buenas ideas pero nadie te da chance de desarrollarlas, no te funcionan. Yo creo que hay que reconocerle al ministro, que ha tenido una visión estratégica muy amplia: no ha dejado por fuera ningún factor que pueda contribuir al logro del gran propósito, que es revertir la situación de violencia que abate al país. Desde esa perspectiva yo sí creo que es importante valorar la actitud con la que el ministro ha actuado, con conocimiento del presidente de la República.
¿Las pandillas sabían que el presidente iba a lanzar el miércoles 28 de marzo esa convocatoria al diálogo nacional?
Una parte de ellas sí. El martes tuve la oportunidad de contarles las reflexiones que estuvimos haciendo con el presidente cuando él nos invitó a una cena el lunes 26. Ahí el presidente nos dijo que iba a expresar públicamente su respaldo a la gestión que la Iglesia estaba llevando adelante.
¿Ha hablado con los líderes de las pandillas para que reaccionen de alguna manera a la convocatoria que ha hecho el presidente? ¿Habrá otro comunicado, enviarán otra señal?
Hasta hoy, ellos están empeñados en tratar de consolidad su gesto, buscando convencer a su estructura en pleno de la importancia del proceso que se ha abierto.
Supongo que uno de los principales obstáculos es que la pandilla es diversa. No todos tienen entre 30 y 50 años, y ciertas clicas siguen siendo una pandilla pero otras ya no funcionan como la vieja pandilla.
Sí, algunas ya son más un tipo de crimen organizado común.
¿Los líderes con los que han hablado son conscientes de que en este proceso probablemente haya partes de la pandilla que se puedan descolgar o que tienen una visión o intereses diferentes al resto?
Eso es algo que no se puede descartar. Sin embargo, están haciendo un esfuerzo porque no suceda; yo sé que las conversaciones que están teniendo entre ellos en este momento son bien intensas. Incluso, dicho por ellos mismos, no por mí, ellos están ampliando su marco de discusión y ya empezaron a incluir en su debate el efecto que tiene el tema de las rentas, por ejemplo. ¿Qué van a terminar discutiendo? No sé. Pero han comenzado a debatir el tema. Yo ayer estuve en una reunión en Quezaltepeque con una parte de la 18 y ellos mismos me lo expresaban: “Ya entendimos que para la sociedad no es suficiente lo que estamos haciendo, sino que también hay preocupación por el tema de la renta, y lo estamos empezando a debatir.”
Es curioso que estemos hablando de la pandilla con este nivel de matices, cuando desde el Estado, por mucho tiempo, se ha dicho que la pandilla es una mafia. En los últimos años el debate era si son crimen organizado o no; los rasgos del fenómeno social estaban fuera de la conversación.
Así es, y el mérito es que se ha retomado el tema de fondo, que es el origen de todo esto. Eso es lo que vuelve interesante lo que está sucediendo. Yo no sé al final cómo se decantará la sociedad: si va a aceptar este proceso, lo profundizará, o cerrará el debate. Pero que el debate está puesto por primera vez en su verdadera dimensión. Y hoy, como ellos dicen: la pelota está en el otro lado de la cancha.
¿En el lado de quién?
En el de la sociedad.
¿Sociedad o gobierno?
Es que entre la sociedad civil hay que considerar al Estado.
Raúl Mijango. Foto Mauro Arias
Raúl Mijango. Foto Mauro Arias

jueves, 29 de marzo de 2012

La Mara se fue a misa

La Mara se fue a misa

El mito de los mitos de Joaquín Villalobos

 Alejandro Hope

Joaquín Villalobos tiene un agradecible gusto por la controversia que lo ha convertido en una voz indispensable en el debate sobre seguridad pública en México: dice lo que muchos critican, lo que otros tantos piensan y lo que nadie más se atreve a defender. Sin embargo, en algunos de sus textos el ánimo polémico acaba dominando al rigor analítico. Su más reciente colaboración en nexos, me temo, cojea de esa pata.1
mito
El artículo tiene dos ideas básicas: 1) derrotar a la delincuencia organizada en México sólo es posible mediante un combate frontal que hace inevitable un largo periodo con elevados niveles de violencia, y 2) cualquier persona que proponga ideas para reducir los niveles de violencia en el corto plazo es presa de la “aversión al conflicto”.
¿Qué es la “aversión al conflicto”? El término, tomado del último libro de Jorge Castañeda, se refiere a una supuesta manía de “administrar problemas en vez de resolverlos” y sería presuntamente un atavismo producto de la “cultura del subdesarrollo”.

No entra en esa ecuación la posibilidad de que existan problemas que, por su naturaleza misma, no sean resolubles sino sólo administrables. La diabetes no se resuelve. El SIDA no se resuelve. La delincuencia organizada tampoco: se acota, se contiene, se margina, pero no se resuelve (si por resolver queremos decir eliminar, claro está; si Joaquín quiere decir otra cosa, sería útil conocer su definición). O tal vez sí se puede resolver, pero al costo de liquidar las libertades públicas. Nadie en el siglo XX fue más eficaz en el combate a las mafias que Benito Mussolini.2 Pero en una sociedad libre, el problema no es binario, es de grados.


Allí está la Yakuza japonesa como un ejemplo de una mafia “administrada”.3 Allí está la mafia neoyorquina como otro: las autoridades estadunidenses empezaron a combatir al crimen organizado en la década de 1890 y todavía el año pasado realizaron detenciones de mafiosos en Nueva York.4 ¿Resolvieron el problema o lo administraron? La discusión en México no es cómo eliminar a la delincuencia organizada, sino cómo ponerle límites mucho más severos que los que hoy tiene, en el menor plazo y al menor costo posibles.


Para lograr ese objetivo se requiere indudablemente fortalecer los instrumentos del Estado: limpiar y transformar a las policías, reformar el sistema de justicia penal, recuperar el control de las prisiones, combatir la corrupción en todos los niveles. Nadie en México, salvo los delincuentes, se opone a esa agenda. Nadie tampoco está en contra de la construcción de ciudadanía y de modificar las condiciones sociales que favorecen la expansión de la delincuencia.


Pero hay un problema: esas tareas van a tomar una generación ¿Qué hacemos de aquí a entonces? ¿Qué hacemos para limitar los costos y la violencia que pueda acarrear el proceso? La respuesta de Joaquín es: nada. Debemos resignarnos a tener 25 mil homicidios o más al año durante un plazo largo: cualquiera otra cosa sería una rendición frente a los delincuentes.


Parece irritarle la búsqueda de alternativas. Y en algunos casos no le falta razón para la molestia: algunas de las ideas que flotan en el ambiente son notoriamente inviables o están mal razonadas.


Es sin duda una tontería afirmar que se debió haber esperado a tener condiciones óptimas antes de confrontar a la delincuencia organizada, como si no hubiera habido en 2006 y 2007 coyunturas que obligasen a una reacción. Igualmente absurdo es suponer que el asunto se arregla con más “inteligencia”, sin preguntarse para qué se quiere y cómo se pretende obtener. De acuerdo también en que discutir el estatus legal de las drogas es una distracción. La legalización de las drogas es como el Mesías: de seguro vendrá, pero probablemente tarde.


Pero Joaquín mete en el mismo paquete a ideas que pueden reducir los niveles de violencia en el corto plazo y que en nada detraen del objetivo último de reducir la peligrosidad de la delincuencia organizada. Peor aún, las distorsiona hasta la caricatura. Nadie en su sano juicio ha afirmado que se debe combatir sólo a los cárteles violentos. Lo que se ha propuesto es que se les combata prioritariamente, como un mecanismo para desincentivar la violencia. Ello no obsta para que siga la persecución en contra de todos los demás.

Definir prioridades y modular intensidades no es, bajo ningún concepto, una renuncia a establecer el imperio de la ley: es lo que hacen todas las fuerzas del orden en un mundo donde los recursos son limitados. Se puede debatir que delitos o delincuentes deben ser los objetos primarios de atención en cualquier momento dado, pero de ahí a afirmar, como lo hace Joaquín, que quien no comparta las preferencias del gobierno ha asumido “la defensa de un statu quo que da ventaja a los criminales frente a los ciudadanos”, media un trecho inmenso.

Las críticas a las propuestas inspiradas en el trabajo de Mark Kleiman son particularmente débiles.5 Según se desprende del texto de Joaquín, las ideas no le gustan por dos motivos: 1) los programas de disuasión focalizada a veces no funcionan en Estados Unidos, y 2) no fueron pensadas específicamente para el contexto mexicano o latinoamericano. Sobre el primer punto, nunca nadie ha dicho que ese tipo de acciones siempre funcionen: lo que se ha afirmado es que pueden funcionar. Y la realidad es que funcionan en la mayoría de los casos: una revisión sistemática reciente a programas de disuasión focalizada encontró reducciones importantes de delitos específicos en 10 de las 11 intervenciones consideradas.6


Sobre el segundo punto, es correcto afirmar que “ni los programas experimentales ni las teorías que los sustentan fueron pensados para las selvas colombianas, las favelas brasileñas, el Petén de Guatemala, las maras de San Salvador, los barrios de Ciudad Juárez o los dominios del Chapo Guzmán”. Pero lo mismo vale para la internet, los antibióticos o la democracia ¿Es eso razón suficiente para descartar su uso? ¿No hay manera de adaptar a nuestro contexto el conocimiento extranjero?


México no es Estados Unidos. Pero nadie está pidiendo que se repliquen mecánicamente las experiencias estadunidenses. El propio Kleiman elaboró una propuesta de disuasión focalizada específica para el caso de México que tiene como premisa básica la debilidad de las instituciones mexicanas y que por tanto se apalanca en las capacidades de Estados Unidos.7 La propuesta puede o no ser viable en los términos descritos, pero lo que no se entiende es en qué sentido se puede interpretar como una evasión del conflicto.


La disuasión focalizada es una fórmula para prevenir conductas específicas de delincuentes, mediante la comunicación directa de amenazas creíbles. No implica trato alguno con los delincuentes: simplemente necesita que se explicite una raya fijada por las autoridades y que, pasada esa raya, se intensifique la persecución en contra del transgresor ¿El Estado no recupera soberanía cuando impone límites a los criminales? ¿Qué conflicto se está evadiendo?


En el fondo, Joaquín parece defender la tesis de que los violentos son consustancialmente violentos, sin importar la estructura de incentivos que enfrenten. Esa idea no sólo niega medio siglo de investigación criminológica,8 sino que encuentra su refutación perfecta, irónicamente, en la propia carrera de Joaquín. Él empuñó las armas cuando, a su juicio, las circunstancias lo demandaban y las abandonó cuando las circunstancias cambiaron.


Guardando las distancias, ¿por qué no podría suceder algo similar con los narcos? ¿Por qué no podrían comportarse de manera distinta si cambia la matriz de riesgo y recompensa? El mismo Joaquín reconoce que es posible tener un equilibrio de baja violencia en presencia de mercados ilegales. ¿No se podría reconstituir un equilibrio de esa naturaleza en México, en paralelo a los esfuerzos de transformación institucional, pero sin requerir que éstos concluyan?


La idea le parece ilusa a Joaquín, ¿por qué? En esencia, porque ése no fue el camino que emprendió Colombia. Hay algo de lo que cuestiona a la hora de discutir las propuestas de disuasión focalizada —la imitación extralógica de soluciones extranjeras— en su defensa del modelo colombiano. No se detiene a analizar las diferencias entre Colombia y México, ni a hacer distingos sobre qué resulta aplicable y qué no de la experiencia colombiana. Peor aún, tiene mucho de caricatura su descripción de la trayectoria histórica del país sudamericano.


Consideren la siguiente afirmación: “La violencia en Colombia no se redujo, ni con paramilitarismo, ni con guerra sucia, ni con disuasiones, ni con negociaciones, ni dejando de perseguir capos... La violencia sólo comenzó a reducirse cuando el Estado se decidió a recuperar, por la fuerza, los territorios que estaban en manos de cárteles, paramilitares y narcoguerrilleros”. Esa narrativa tiene una omisión seria: la desmovilización negociada de las llamadas autodefensas (los paramilitares) entre 2003 y 2006.9 Eso fue todo, menos una rendición incondicional: requirió conversaciones abiertas, la firma de un acuerdo formal y la aprobación del Congreso colombiano de una ley ad hoc que le concedió amplios beneficios jurídicos a los paramilitares. Los 31 mil desmovilizados de los que habla Joaquín fueron resultado de ese proceso, el cual se saldó con una importante disminución de los niveles de violencia (al menos inicialmente). Dicho de otra manera, para reducir la violencia, Álvaro Uribe estuvo dispuesto a negociar con delincuentes. ¿Él también sufría de la “aversión al conflicto”?


El Estado racional weberiano que impone su soberanía incontestable a sangre y fuego es una fantasía no sólo en Colombia. El Estado de derecho es siempre y en todo lugar un terreno negociado, donde persisten espacios amplísimos de tolerancia no codificada a formas diversas de ilegalidad.


En México se señala a menudo que la tasa de impunidad es de 99%. Lo que se dice menos es que en Estados Unidos la cifra es de 90% y eso sin contar la inmensa cantidad de delitos transaccionales (la compra y venta en mercados ilegales) que no son capturados por las encuestas de victimización.10 ¿Por qué se tolera tanta ilegalidad, mucha de la cual sucede a plena luz del día y en las narices de la autoridad? ¿Por “aversión al conflicto”? ¿O será que hay otros valores —la libertad, la estabilidad social, la protección de la vida humana— que entran también en el cálculo?


No existe contradicción entre construir el Estado y lo que Joaquín llama “administrar el crimen”. Esa tarea la hacen todos los Estados modernos del mundo. No implica entrar en componendas con los delincuentes. Significa que el Estado, en situación de fuerza pero con plena conciencia de sus limitaciones, ponga rayas, fije prioridades y disuada las peores conductas, aun si eso implica tolerar temporalmente otras. No hay nada particularmente conservador en esa visión y nada eminentemente progresista en sugerir que no hay más ruta que el combate a ultranza, sin referencia a costos y vidas humanas.


1 Villalobos, Joaquín (2012): “Nuevos mitos de la guerra contra el narco”, nexos, núm. 409, enero 2012 Versión electrónica: http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2102505. Consultado 06/01/2012
2 Duggan, Christopher (1989): Fascism and the Mafia, Yale University Press, New Haven.
3 Hill, Peter B.E. (2003): The Japanese Mafia: Yakuza, Law, and the State, Oxford University Press, Oxford.
4 Reppetto, Thomas (2004): American Mafia: A History of its Rise to Power, Holt Paperbacks, Nueva York.
5 Kleiman, Mark (2009): When Brute Force Fails, Princeton University Press, Princeton.
6 Braga, Anthony y Weisburd, David (2011): “The Effects of Focused Deterrence Strategies on Crime: A Systematic Review and Meta-Analysis of the Empirical Evidence”, Journal of Research in Crime and Delinquency. Publicado en línea, septiembre 2011.
7 Kleiman, Mark (2011): “Surgical Strikes in the Drug Wars: Smarter Policies for Both Sides of the Border”, Foreign Affairs, vol. 90, núm. 5, septiembre-octubre 2011.
8 Kennedy, David (2008): Deterrence and Crime Prevention: Reconsidering the Prospect of Sanction, Routledge, Nueva York.
9 Valencia, Germán Darío (2007): “Reconstrucción analítica del proceso de desarme, desmovilización y reinserción con las Autodefensas Unidas de Colombia, 2002-2007”, Perfil de Coyuntura Económica, núm. 10, diciembre de 2007, Universidad de Antioquia, pp. 147-191.
10 Estimación propia, basada en cifras de FBI (http://www.fbi.gov/about-us/cjis/ucr/crime-in-the-u.s/2010/crime-in-the-u.s.-2010/offenses-known-to-law-enforcement) y Bureau of Justice Statistics (http://bjs.ojp.usdoj.gov/index.cfm?ty= dcdetail&iid=245). Consultado 06/01/2012

Alejandro Hope. Director del Proyecto MC2 (Menos Crimen, Menos Castigo), iniciativa conjunta en materia de seguridad del IMCO y México Evalúa. Tiene un interés especial en política de drogas y, en particular, en la operación de los mercados de drogas ilegales.

El Capitalismo por dentro (Parte I)


Alejandro Teitelbaum (especial para ARGENPRESS.info)

Me propongo, en una serie de entregas para ARGENPRESS, tratar de examinar de manera resumida el funcionamiento del capitalismo contemporáneo en sus aspectos económicos, sociales, políticos, culturales e ideológicos.

Será una versión resumida, reestructurada y actualizada de mi libro publicado en Argentina en 2003 con el título El papel de las sociedades transnacionales en el mundo contemporáneo, (edición de la Asociación Americana de Juristas), y que fue objeto de otras dos ediciones ampliadas y actualizadas publicadas en Colombia en 2007 (Al margen de la ley. Sociedades transnacionales y derechos humanos, edición de la Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos y del Observatorio Social de Empresas Transnacionales) y en España en 2010 (La armadura del capitalismo. El poder de las transnacionales en el mundo contemporáneo, Editorial Icaria, con el auspicio de las Asociaciones Paz con Dignidad y el Observatorio de Multinacionales en América Latina)

Estudiar el funcionamiento del capitalismo, como cualquier otro estudio de un fenómeno social, exige una teoría, un instrumento epistemológico o método de conocimiento adecuado que permita examinar los hechos a fin de poder abstraer de los mismos sus rasgos esenciales, sus regularidades, hasta lograr reconstruir en el pensamiento esas “múltiples determinaciones” en una unidad , en “lo concreto pensado”, como lo llamó Marx. Ese es un proceso permanente, pues ese “concreto pensado” requiere un “feedback”, una realimentación permanente a través de su verificación en los hechos mediante la práctica.

Marx escribió al respecto: “Lo concreto es concreto, porque es la síntesis de múltiples determinaciones y, por lo tanto, unidad de la diversidad. Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida, aunque sea el verdadero punto de partida real y, en consecuencia, también el punto de partida de la intuición inmediata y de la representación. El primer paso ha reducido la plenitud de la representación a una determinación abstracta; con el segundo las determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por el camino del pensamiento. Por ello Hegel cayó en la ilusión de concebir lo real como resultado del pensamiento, que se concentra en sí mismo, en tanto que el método que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto no es para el pensamiento, otra cosa que apropiarse de lo concreto, de reproducirlo en forma de concreto pensado” (Introducción a la crítica de la economía política, 1857, Cap. III, El método).

El cerebro humano está “equipado” para realizar esas operaciones (véase, por ejemplo, Jean-Pierre Changeux, neurobiólogo, El hombre de verdad, en particular el Cap. VII , La investigación científica en la búsqueda de la verdad, último párrafo del punto 2 y punto 3).

De modo que para darle coherencia en una visión global y objetiva de la sociedad actual a los datos y a la información que he podido reunir, he intentado utilizar como instrumento de análisis el método dialéctico materialista de Marx y las principales teorías que elaboró estudiando la economía capitalista: el valor, el valor de uso y el valor de cambio, la concentración capitalista, las crisis, la reproducción ampliada como una necesidad inherente al sistema, la plusvalía en tanto teoría de la explotación capitalista, etc.

Y para tratar de comprender y, en lo posible explicar el comportamiento de los individuos y de las colectividades también me he remitido a la explicación de Marx:

...”El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. (Marx, primera página del Prólogo a la Introducción a la Crítica de la economía política, 1859).

Explicación ésta que no se puede interpretar con el esquema simplista de que la conciencia de un individuo refleja automáticamente su condición de trabajador o de burgués. Porque el “ser social” a que se refiere Marx incluye, entre otras cosas, el papel dominante que desempeña la ideología y la cultura del sistema capitalista en la conciencia de los seres humanos.

Los hechos no se perciben con la mente en blanco, sin ideas previas. La percepción de la realidad está condicionada en todos los seres humanos por conceptos anteriores, por categorías inscritas en la mente por la educación que se ha recibido, por el medio ideológico y sociocultural dominante en que se vive, etc.

Un trabajador manual o intelectual, por el sólo hecho de serlo, no siempre tiene conciencia de que es un explotado y que su compromiso debe ser luchar colectivamente por abolir la explotación.

E inversamente ese automatismo tampoco funciona cuando un individuo o grupo, cualquiera sea su clase social, alcanza a superar la conciencia espontánea que le impone la ideología y la cultura capitalista hegemónicas y logra tomar conciencia de las contradicciones inherentes al sistema capitalista y de su nefasta esencia explotadora, no sólo de los seres humanos sino del hábitat natural de éstos.

Como ejemplos pueden citarse al mismo Marx, a Lenin y al Che Guevara, que no eran obreros pero que tuvieron una extrema sensibilidad para percibir los sufrimientos de los explotados y una gran inteligencia para investigar y encontrar la explicación racional de su causa: el sistema capitalista.

Pero hay que agregar una precisión importante. En el método de investigación propuesto por Marx el investigador que reúne los datos empíricos selecciona entre ellos, en función de los objetivos de la investigación, para pasar a la etapa de la abstracción.

Rolando García, doctor en física y epistemólogo, que trabajó con Jean Piaget durante muchos años y que se ocupa de esta cuestión con mucha solvencia, da el siguiente ejemplo:

“Un proyecto de investigación diseñado para contestar a la pregunta “¿cómo se puede aumentar la producción de elementos básicos en la región X?”, será muy diferente del proyecto diseñado para responder a la pregunta, “¿por qué aumentó la malnutrición de ciertos sectores de la región X?”. En los dos casos se trata de problemas concernientes a la productividad y suficiencia de alimentos, pero desde perspectivas muy diferentes. Al interior de la segunda pregunta encontramos también la posibilidad de diferentes proyectos de investigación que dependerán de las concepciones del investigador”... “Las preguntas no surgen de un investigador “neutro” sino que involucran su concepción del mundo y de la sociedad (su Weltanschauung”) que hemos denominado “marco epistémico””. (Rolando García, El conocimiento en construcción. De las formulaciones de Jean Piaget a la teoría de sistemas complejos, Editorial Gedisa, España, año 2000, págs. 71 y 72).

Y esto vale, según Rolando García, no sólo para las ciencias económicas y sociales, sino también para las llamadas ciencias “duras”.

García escribe en la página 62 del mismo libro:

“En todo dominio de la realidad (físico, biológico, social) las interacciones del sujeto con los objetos del conocimiento dan lugar a procesos cognoscitivos que se construyen con los mismos mecanismos, independientemente del dominio. Por consiguiente, en tanto se trate de la asimilación de objetos de conocimiento, no hay dicotomía, en el nivel psicogenético, entre los fenómenos del mundo físico y los fenómenos del mundo social. El sujeto de conocimiento se desarrolla desde el inicio en un contexto social. La influencia del medio social (que comienza con la relación familiar) se incrementa con la adquisición del lenguaje y luego a través de múltiples instituciones sociales, incluida la misma ciencia. Su acción se ejerce condicionando y modulando los instrumentos y mecanismos de asimilación de los objetos de conocimiento, así como el aprendizaje.”

Marx, imaginando las posibilidades de realización del ser humano en una sociedad donde no impera la explotación capitalista escribió en los Grundrisse (1857- 58) que los progresos tecnológicos, la ciencia aplicada y la automatización de la producción finalmente liberarían al ser humano de la necesidad, de los trabajos físicos y del trabajo alienado en general, lo que permitiría su plena realización pasando a ser el tiempo libre (“disposable time”, decía Marx) y no el trabajo, la medida del valor (nuestro el subrayado). Y agregaba lo siguiente: « Desarrollo libre de las individualidades y por ende no reducción del tiempo de trabajo necesario con miras a poner plustrabajo, sino en general reducción del trabajo necesario de la sociedad a un mínimo, al cual corresponde entonces la formación artística, científica, etc., de los individuos gracias al tiempo que se ha vuelto libre y a los medios creados para todos ». (Carlos Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse), Siglo XXI Editores, 12ª edición, 1989, tomo 2, págs. 227 y ss. [Contradicción entre la base de la producción burguesa (medida del valor) y su propio desarrollo. Máquinas, etc.]).

Marx anticipó hace 160 años la posibilidad, alcanzado cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas, de pasar, como medida del valor, del valor trabajo al valor tiempo libre en una sociedad sin explotadores ni explotados.

Es decir una sociedad en la que el trabajo, la vida, la salud, la educación, la alimentación, el aire que respiramos, etc. cesen de ser una mercancía.

Pero fácil es constatar que a pesar de que los progresos alcanzados por la ciencia y la tecnología son deslumbrantes, incluso las necesidades mínimas de buena parte de la población mundial permanecen insatisfechas. Y que pese a la automatización y la robotización, los seres humanos están psíquica y físicamente cada vez más alienados al trabajo con horarios y tensiones agotadoras, cualquiera sea su jerarquía en el sistema productivo.

A comienzos del siglo XIX (hace 200 años) escribió Hegel: “El hombre disminuye el trabajo para el conjunto, no para los individuos, para los cuales, al contrario, lo acrecienta, porque cuanto más el trabajo se hace mecánico, menos valor tiene y más el hombre debe trabajar”…”La disminuación del valor del trabajo es proporcional al aumento de la productividad del trabajo”…”las fábricas y las manufacturas basan su existencia en la miseria de una clase” (G. F. Hegel, Realphilosophie, 1805-6).

Esta es la contradicción principal inherente al sistema capitalista cuya raíz está en que la esencia del sistema consiste en que entre la producción social y el consumo social se interpone la apropiación privada, es decir la explotación capitalista.

Dicho de otra manera, la plena realización del ser humano como la anticipó Marx en los Grundrisse, requiere la abolición del capitalismo y no “mejorarlo”, emparcharlo o disfrazarlo con un discurso liberal o populista.

La explotación capitalista (I)

En los primeros párrafos de El Capital (Libro primero, Sección primera, Capitulo I, La mercancía, 1. Los dos factores de la mercancía: valor de uso y valor (sustancia del valor, magnitud del valor)), Marx escribe:

“La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como un "enorme cúmulo de mercancías", y la mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza. Nuestra investigación, por consiguiente, se inicia con el análisis de la mercancía.

La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran. La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema. Tampoco se trata aquí de cómo esa cosa satisface la necesidad humana: de si lo hace directamente, como medio de subsistencia, es decir, como objeto de disfrute, o a través de un rodeo, como medio de producción”.

Toda cosa útil, sigue explicando Marx, lo es por sus cualidades, que hacen de ella un valor de uso para una finalidad determinada. Pero como mercancía destinada a ser vendida presenta otro aspecto: su valor de cambio y surge el problema de cómo se mide ese valor de cambio, lo que requiere encontrar el denominador común de todos los valores de uso (objetos, servicios) que se intercambian –se venden- como mercancías.

Ese denominador común de todas las mercancías no es otro que ser el resultado del trabajo humano, que se puede definir como el gasto en energía física, en tensión nerviosa y la aplicación por parte del trabajador (manual o intelectual) de su destreza y conocimientos (y a veces también de su inventiva) en el acto de la producción.

De modo que el denominador común de todas las mercancías que sirve para establecer su valor de cambio es el trabajo humano, que produce valores de uso.

“En la relación misma de intercambio entre las mercancías, -escribe Marx- su valor de cambio se nos puso de manifiesto como algo por entero independiente de sus valores de uso. Si luego se hace efectivamente abstracción del valor de uso que tienen los productos del trabajo, se obtiene su valor, tal como acaba de señalarse. Ese algo común que se manifiesta en la relación de intercambio o en el valor de cambio de las mercancías es, pues, su valor. El desenvolvimiento de la investigación volverá a conducirnos al valor de cambio como modo de expresión o forma de manifestación necesaria del valor, al que por de pronto, sin embargo, se ha de considerar independientemente de esa forma.

Un valor de uso o un bien, por ende, sólo tiene valor porque en él está objetivado o materializado trabajo humano abstracto. ¿Cómo medir, entonces, la magnitud de su valor? Por la cantidad de "sustancia generadora de valor" --por la cantidad de trabajo-- contenida en ese valor de uso. La cantidad de trabajo misma se mide por su duración, y el tiempo de trabajo, a su vez, reconoce su patrón de medida en determinadas fracciones temporales, tales como hora, día, etcétera.

Podría parecer que si el valor de una mercancía se determina por la cantidad de trabajo gastada en su producción, cuanto más perezoso o torpe fuera un hombre tanto más valiosa sería su mercancía, porque aquél necesitaría tanto más tiempo para fabricarla. Sin embargo, el trabajo que genera la sustancia de los valores es trabajo humano indiferenciado, gasto de la misma fuerza humana de trabajo. El conjunto de la fuerza de trabajo de la sociedad, representado en los valores del mundo de las mercancías, hace las veces aquí de una y la misma fuerza humana de trabajo, por más que se componga de innumerables fuerzas de trabajo individuales. Cada una de esas fuerzas de trabajo individuales es la misma fuerza de trabajo humana que las demás, en cuanto posee el carácter de fuerza de trabajo social media y opera como tal fuerza de trabajo social media, es decir, en cuanto, en la producción de una mercancía, sólo utiliza el tiempo de trabajo promedialmente necesario, o tiempo de trabajo socialmente necesario. El tiempo de trabajo socialmente necesario es el requerido para producir un valor de uso cualquiera, en las condiciones normales de producción vigentes en una sociedad y con el grado social medio de destreza e intensidad de trabajo”.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Obras Maestras de la Literatura Universal - IX

IX

LAS MIL Y UNA NOCHES

La colección de cuentos orientales titulada "Las Mil y Una noches", fué dada a conocer por vez primera a comienzos del siglo dieciocho,correspondiendo al arqueológo francés Antonio Galland el mérito de acercar a la curiosidad europea ese tesoro de maravillas exóticas.
En oriente ya tenian entonces "Las Mil y Una noches" una tradición de siglos. Unos dicen que su origen se halla en una obra del siglo ocho titulada "Mil cuentos". Otros aseguran que se trata de una recopilación de historias persas de los siglos nueve y diez, en las que aparecen Scheherazada, Simbad el Marino y otros muchos personajes de Las Mil y Una Noches.
No faltan tampoco los que dicen que la famosa compilación fué hecha en Siria, de cuentos escritos en árabe vulgar, y hasta hay quienes creen que su verdadero se halla en colecciones de narraciones sánscritas.
Si nos hemos de atener a las opiniones más autorizadas tenemos que aceptar que el proceso constitutivo se inicia en algunos cuentos indo-persas de mediados del siglo ocho que traduce y adapta al Arabe un poeta de la corte de Harún al Raschid.
Por adulación de cortesano o por obligación de funcionario oficial el traductor y adaptador incluyó entre los héroes de sus cuentos al propio Sultán, a su esposa Sobeida, a sus visires, favoritos y eunucos principales, con lo cual la obra adquirió nuevo aspecto y empezó a tomar el carácter eminentemente árabe que tiene.

A las adiciones que reciben las narraciones en Bagdad, se agregan otras en el Cairo. Si Bagdad era la Corte de Harún al Raschid, El Cairo era el centro espiritual del Islamismo y desde alli, llevadas por las caravanas, se extendieron por todo el mundo árabe.
Hacia el siglo quince Las Mil y Una Noches alcanzan su forma actual después de recibir influencias de otras literaturas orientales, especialmente de la hebrea.
Esto nada quiere decir en contra de la originalidad de la obra y la del pueblo árabe al darle forma. Forma maravillosa porque, deslumbrado por la contemplación de las civilizaciones de Bizancio, de Persia y de la India, el árabe, pueblo pobre, dejó correr su ardiente fantasia como el volcán deja correr la lava que, en su impetu incontenible, va formando figuras magnificas, extrañas, estupendamente hermosas o estupendamente horribles.
El resultado de es desbordamiento de imaginación del pueblo de Mahoma fué la creación de un mundo en el que todos, grandes y chicos,letrados e ignorantes, ricos y pobres, han hallado, hallan y hallarán distracción, atracción, alas para soñar y base para filosofar. ¡Maravilloso mundo el de Aladino, de Ali Babá, de Simbad el Marino, de los genios, altos como montañas, de los palacios que brotan de la tierra solo con que un muchacho frote con sus manos una lámpara de cobre, de las montañas de imán, de las cuevas llenas de perlas y diamantes, de los árboles que cantan, de las princesas, hermosas como la luna!
Toda esa multitud inquieta, gesticulante, locuaz, apasionada; todas esas empresas de amor, de ensueño, de picardia o de guerra; toda esa geografia arbitraria; todo lo que llena las páginas de Las Mil y Una Noches, forma una de las obras maestras de la ficción humana,con la que el pueblo árabe, su verdadero autor, ha adquirido universal renombre.

La originalidad de los temas, la novedad de los ambientes, la simpatia de los personajes se impusieron y Scheherazada y sus gentes fueron y siguen siendo motivos de inspiración para pintores,poetas, músicos y escritores, de tal modo que puede asegurarse que no hay obra que gane en popularidad a Las Mil y Una Noches.
Cosa poco extraña en paises de cultura hispano árabe.
Sabido es el poderoso influjo que siete siglos de dominación musulmana ejercieron en la Peninsula Ibérica. Tan grande fué, que los cristianos, incluso los reyes a veces, se dejaron vencer por él y muchos, de los más ilustres contribuyeron deliberadamente a difundir la cultura del invasor, como Alfonso el Sabio, que mandó traducir el Corán, entre otras obras y fundó escuelas, en que enseñaban, a la vez, maestros cristianos, moros y judios. Cosa semejante se hizo en Portugal, y es indudable que a esa influencia se debe el hecho de que en la obra cumbre de la literatura lusitana, Os Lusiadas, se hallen claras reminiscencias de cuentos o leyendas árabes, como se hallan, también, en La Divina Comedia.

¿Qué es, en definitiva, lo que palpita en las páginas maravillosas? ¿El alma del Oriente? Es el alma del Oriente, pero es también el corazón de la mujer. Si el alfanje del verdugo decapitase a la débil Scheherazada desapareceria el principal encanto de Las Mil y Una Noches. Lo que nos cautiva es su gracia, que la hace supervivir y vencer.
Veamos como empezó el asunto, este largo asunto de años que es la historia de Las Mil y Una Noches, la historia del rey Schariar y de su hermano el rey Schazamán.
Léese en historias muy antiguas, que un rey Sasanida, sabio y prudente, queriendo premiar, a la hora de su muerte, la bondad y la inteligencia de sus dos hijos, a quienes queria igualmente, dividió entre ellos su reino dándole el primogénito, llamado Schariar, el trono de Persia y al segundo, llamado Schazamán, el de Samarcánda.
Vivieron separados veinte años y al cabo de ellos sintió Schariar vivos deseos de que su hermano fuese a visitarle. Schazamán accedió gustoso, mandó preparar caballos, servidores y todo lo necesario para el largo viaje y se despidió de su esposa dispuesto a emprender la jornada.
Olvidósele uno de los regalos que a su hermano llavaba, volvió a buscarlo, y suponiendo que su esposa dormia y no queriendo despertarla, entró sin hacer ruido, hallándose con la sorpresa de que la reina, en vez de descansar, estaba en intimo coloquio con uno de sus esclavos al que habia admitido en su alcoba, pensando que el buen Schazamán estaba ya lejos, camino de Persia.

Degolló el rey a los traidores, emprendió entristecido el viaje y aunque le alegró encontrar a su hermano la alegria no era bastante para consolarlo. Y hasta la música y las danzas eran para él motivo de pesadumbre.
--¿Por qué estás triste, hermano mio?, le preguntaba Schariar...
¿No estás cómodo en mi casa? ¿O es que sientes la nostalgia de las caricias de tu esposa?
Schariar le organizaba cacerias pero Schazamán no queria ir a ellas.
Un dia accedió a ir a una, pero al final decidió volver a Palacio y abandonó a los alegres cazadores.
Y vió que la esposa de su hermano hacia lo que la suya habia hecho, rodeada de veinte esclavas blancas y veinte esclavos negros.
Schazamán se consoló con la ajena de su desgracia y cuando su hermano volvió lo encontró ya menos triste.
Pero, de confidencia en confidencia, llegó Schazamán a comunicar a Schariar lo que habia visto.
Entonces los dos decidieron alejarse juntos de aquellas maldades y prometieron no volver hasta que encontrasen a alguien más desgraciado que ellos.

Descansaban de las fatigas del viaje a la sombra de un árbol cuando observaron que el mar empezaba a agitarse y a formar una columna de humo de la que brotó un genio enorme, un gigante imponente que llevaba sobre la cabeza una gran caja de acero.
De la caja salió al punto una joven hermosisima, rubia como los rayos del sol y vestidas de ricas sedas.
--¡Siéntate, deliciosa criatura! le dijo el genio. Siéntate hermosa niña a la que rapté la noche misma de su boda. Deja que mi cabeza descanse un momento sobre tu regazo. Obedeció la joven y el genio se quedó dormido.
Al rato, la hermosa vió a Schariar y Schazamán, que observaban la escena ocultos en el ramaje de un árbol, y les llamó.
--¡Bajad, bajad de ahi! les dijo, por señas, para que el genio no se despertase... Y depositando suavemente en el suelo la cabeza de su dueño y carcelero entabló amistoso diálogo con los desconocidos a los que a poco pidió como recuerdo los anillos que llevaban...
--¿Para qué quieres nuestros anillos? ¿Qué piensas hacer con ellos?
Ella sacó entonces de su seno una sarta de sortijas en las que colocó las dos que acababa de pedir,y explicó:
--El dueño de cada uno de ellos ha sido mi amante. Con los vuestros son cien los que aqui tengo. Esto quiere decir que cien veces he burlado al genio malvado que ahi duerme sin que le haya servido de nada su precaución de tenerme encerrada en una caja de acero y la mayor parte del tiempo escondida en el fondo del mar. Y es que el genio ignoraba, como la mayor parte de los hombres, que no hay nada que pueda impedir a una mujer satisfacer su deseo.
Acabada la aventura, dijo Schariar a su hermano:
"Si esto le ocurre a un genio del mal, poderoso y feroz, realmente no podemos quejarnos nosotros de la traición de nuestras mujeres, a las que no encerramos en cajas ni ocultamos en el fondo del mar.
--¿Reconoces, pues, que hay alguien más desgraciado que nosotros?"
--Lo reconosco, y como recuerdo la condición que me has puesto al salir de palacio, acepto que volvamos...
Cuando llegaron los dos reyes a la capital de Persia, Schariar ordenó que se presentase ante él su esposa y todas las esclavas que tenia a su servicio. Y sin hacer caso de sus ruegos y lágrimas, mandó al verdugo que alli mismo les cortase la cabeza a todas, empezando por la adúltera. Y cumplida asi su venganza y convencido de que no existia mujer cuya fidelidad pudiese acreditarse, dió orden de que cada noche, a partir de entonces, le fuese presentada una joven virgen,que seria degollada al amanecer del dia siguiente.

Durante tres años se cumplió al pie de la letra esta bárbara ley del desilucionado monarca. Todas las regiones de su reino se cubrieron de dolor y de espanto porque a todas ellas llegaban los emisarios del rey en busca de mujeres que habian de ser sacrificadas, hasta que el Visir un dia, no encontrando ya presas que ofrecer, llegó a su casa apesadumbrado.
El visir tenia dos hijas hemosas, llenas de perfecciones, de gracia y encanto. La mayor se llamaba Scheherazada y la menor Dinarzada. Y la mayor habia leido mucho, conocia la historia antigua, las obras de los poetas, sabia muchas costumbres y leyendas de pueblos exóticos y era muy agradable oirla hablar.
--¿Por qué estás asi, padre mio? ¿qué te aflige? --le dijo--. Consuélate. No hay nada que dure siempre. Ningún mal deja de tener remedio.
El visir explicó entonces a su hija la causa de su temor, que era la que el Rey le castigase por no poder seguir satisfaciendo sus bárbaros deseos.
--¡Por Alá, padre mio! No te aflijas por eso. Llévame a mi al palacio del Rey.
Consintió el padre, aunque muy temeroso, y cuando ya Scheherazada se habia descubierto el rostro ante el Sultán, Schariar quedó sorprendido al ver que las lágrimas rodaban por sus mejillas.
--¿Cómo? Tu padre me habia dicho que venias voluntariamente a ser mi esposa... ¿por qué lloras, entonces?
--Lloro,señor, porque quisiera que mi hermana estuviera cerca de mi esta noche, para darle al amanecer, mi último adiós...
Accedió el Rey y Dinarzada fué instalada en la cámara vecina a la alcoba real.
Al amanecer --conforme a lo que las dos hermanas habian previamente convenido--Dinarzada le pidió a su hermana que le contase una historia...
--De buena gana, siempre que nuestro amado rey me lo permita... Schariar concedió el permiso, porque ya a aquella hora no podia dormir y Scheherazada comenzó...

--...Pues, señor... ¡Oh rey afortunado...! Esto era un mercader, que era dueño de grandes riquezas y que tenia negocios comerciales en distintas localidades...
Pero al llegar a un punto de la narración,precisamente cuando el mercader se encaminaba a un bosque en que un cruel genio le esperaba para degollarlo con su alfanje, mientras Dinarzada, celebraba el ingenio del cuento,Scheherazada dijo:
--Mucho más interezante es lo que sigue, como podrás ver la próxima noche, si nuestro muy amado rey me deja vivir hasta entonces..
Schariar, cautivado --no se sabe bien si por la narración o por la narradora-- dejó el final el final del cuento para la noche siguiente y cuando llegó al Consejo y el Visir, lleno de ansiedad, le miró, esperando la noticia fatal de la muerte de su hija, le dirigió una mirada sonriente y amistosa, que le dejó sumido en la mayor confusión y esperanza.
Llegó la segunda noche, y la tercera, y mil y una noches en las que Schegerazada contó la historia del anciano y la gacela, y la de la mujer asesinada y las tres manzanas, y la del jorobado, el sastre, el judio y el cristiano; y las de los siete hermanos del barbero, y las de los siete viajes de Simbad el Marino, y la del caballo de ébano y el durmiente despierto, y la de Ali Babá y los Cuarenta ladrones, y la de Aladino y la lámpara maravillosa, y la del muchacho testarudo y su hermana la de los pies pequeños...
Y cuando pasaron mil noches, a la mil una, Scheherazada que debia ya tener alguna confianza con el Sultán, le planteó una cuestión inesperada:
--"Durante mil noches y una te he contado cuentos. ¿Estás contento? Y mientras Schariar contestaba, Dinarzada se deslizó con ligerez y volvió acompañada de una nodriza que conducia tres niños, uno en brazos y los otros gateando junto a su falda porque apenas sabian andar.
Y todo acabó como en los cuentos de hadas o como en las peliculas. Fueron felices y jamás hubo iluminaciones más espléndidas para celebrarlo, ni banquetes más abundantes, ni alegria más entusiasta.
Schariar fue un rey modelo de virtudes y Scherazada la reina más gererosa y buena.
A pesar de todo, "la pusieron en solfa".
Pero el que la puso fué Rimski Korzkov y, como era uno de los más geniales intérpretes del alma de oriente, hizo de la figura de Scheherazada, ya de por si inmortal, uno de los más maravillosos poemas musicales de todos los tiempos...

El Quinto Mandamiento


En la Ciudad de México, Víctor (Guillermo Iván), un joven solitario y esquizofrénico, se ha convertido en un brutal asesino serial de jovencitas tras haber sido violado en su infancia por un sacerdote en su pueblo natal (Ernesto Gómez Cruz). Ahora se debate entre continuar sus crímenes justificados por una enferma interpretación de la religión o confrontar su pasado antes de que sea atrapado por la policía, la cual sigue de cerca sus huellas.

REPARTO Guillermo Iván, Luis Felipe Tovar, Angélica Aragón, Ernesto Gómez Cruz, Ileán Almaguer, Alejandro Tomassi, Jimena Guerra

GÉNERO Thriller. Drama


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Entrevista con Raúl Mijango, mediador de acuerdo entre pandillas

Entrevista con Raúl Mijango, mediador de acuerdo entre pandillas
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...