Saludos y bienvenida:
Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.
Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.
Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...
A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.
Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...
Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?
Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.
No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.
Fraternalmente, Trovador
martes, 13 de enero de 2015
Cría cuervos...
Juan Diego García
No puede ser entendido más que como un enorme ejercicio de hipocresía que los gobiernos de las potencias occidentales se pronuncien ahora condenando en los más duros términos los atentados que han tenido lugar en Francia, como si ellos no tuviesen nada que ver con el “fundamentalismo islámico” que se cierne ahora como mortal amenaza. Ni Estados Unidos ni Europa pueden alegar inocencia en el surgimiento y fortalecimiento del fenómeno fundamentalista que han utilizado a conveniencia al menos desde que se propició la expansión de los Hermanos Musulmanes para contrarrestar el nacionalismo árabe, aquel que en su día encarnaba el proyecto de Gamal Abdel Nasser en Egipto como respuesta al resurgir del colonialismo (Con la creación del estado de Israel como avanzadilla).
Las potencias Occidentales han utilizado el fundamentalismo islámico de múltiples maneras y para los fines más perversos: asegurar su dominio sobre los pueblos árabes promoviendo las rencillas y las divisiones, garantizar el saqueo de sus riquezas, someterlos políticamente y diluir su cultura para perpetuar la dominación. No es una casualidad que los principales aliados de Occidente en el mundo árabe sean precisamente las satrapías del Golfo Pérsico, con Arabia Saudí a la cabeza, un estado este último que ha sido y sigue siendo la principal fuente de financiación de todo tipo de fundamentalismos y promotor de las versiones más tradicionales y reaccionarias del Islam.
No sorprende entonces que con el dinero saudí y la asesoría directa de los Estados Unidos y Reino se apoyase a los fundamentalistas que combatían al único gobierno progresista que ha tenido Afganistán en su historia. Esa alianza “non sanctus” permitía alcanzar dos objetivos: meter a los soviéticos en su Viet-Nam particular (eran el único apoyo al gobierno progresista de aquel país) y recuperar una base clave para la estrategia occidental en el centro de Asia (ahora se sabe que allí existen también enormes reservas de minerales). Los fanáticos son convertidos, por obra de la conveniencia de Occidente, en “combatientes por la libertad”, que luego se independizan de sus amos y conforman Al Qaeda, el movimiento talibán y las muchas variantes del fanatismo religioso que acaban por aparecer como “Estado Islámico”, la forma más delirante que asume el fenómeno en la actualidad.
Occidente creó el fenómeno desde sus comienzos; lo entrenó adecuadamente y lo dotó de armamento sofisticado; lo lanzó a cumplir las tareas del trabajo sucio en Afganistán, Pakistán, Irak, Irán, Libia y Siria, además de las aventuras africanas del nuevo colonialismo. Y como suele ocurrir la dura realidad termina por comprobar la validez del refrán “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Occidente creó al monstruo y éste terminó por independizarse y buscar sus objetivos propios. Ahora cual aprendiz de brujo Occidente intenta controlar el fenómeno al tiempo que aprovecha su existencia para justificar nuevas guerras en la periferia pobre del sistema mundial y para reducir aún más los ya mermados espacios de la protesta ciudadana en las metrópolis. Escudados en el elástico concepto de “terrorismo” los gobiernos justifican nuevas leyes que cercenan derechos y libertades tal como ha sucedido en los Estados Unidos después del 11 de Septiembre y se generaliza ahora en Europa.
No es complicado para los fanáticos del fundamentalismo encontrar eco entre algunos grupos de la comunidad musulmana. La imagen de Occidente en el mundo árabe no puede ser peor como resultado de las intervenciones militares que han arrasado países enteros, provocado el éxodo de millones de persona y muerte y desolación en nombre de la democracia. Tampoco lo es tener que soportar la arrogancia de Occidente que ha instalado su base permanente de operaciones en la región con la creación del estado artificial de Israel, asumido de hecho como una prolongación de Occidente y la forma más brutal del nuevo colonialismo. Y no es mejor el panorama en los países ricos de Occidente. A la herida nunca bien sanada del pasado colonial se une ahora la situación de millones de musulmanes que malviven en la periferia de las grandes ciudades y son víctimas cotidianas de la discriminación, la humillación y el miedo que impulsa la extrema derecha en una atmósfera de islamofobia que recorre ya el continente.
La revista atacada forma parte de esa campaña de odio al Islam, escudados su autores en una versión muy particular de la llamada libertad de expresión. Sus campañas contra el Islam son permanentes y, además del mal gusto de sus caricaturas, coinciden con los lugares comunes más ordinarios del colonialismo occidental que, al igyual que los nazis, siempre ha visto a los pueblos de la periferia pobre del sistema como “untermenschen”. Vaya paradoja! Los rasgos de los personajes musulmanes que caricaturiza la revista atacada, con sus grandes narices aguileñas, ojos saltones y cabellos desordenados e hirsutos guardan un innegable parecido con las mismas que los nazis hacían contra los judíos en las campañas antisemitas de aquel entonces (a fin de cuentas, se dirá que árabes y judíos, como buenos primos hermanos, son ambos pueblos semitas).
Tanto el presidente de Francia con el resto de mandatarios que a coro se rasgan ahora las vestiduras deberían comenzar por explicar a la ciudadanía cuál ha sido su papel en las recientes guerras de Siria y Libia y en manos de quien han quedado armas, avituallamientos y dineros que tan generosamente han fluido hasta allí para apoyar a los “combatientes por la libertad” que ahora, como rueda suelta, llevan su fanatismo criminal hasta las metrópolis. Otro tanto se debe explicar a la ciudadanía sobre los apoyos generosos de Occidente a la extrema derecha de Ucrania que se ha convertido allí en el gobierno efectivo, con la directa participación de la misma extrema derecha que en Europa amenaza las formas democráticas que aún quedan y que es la más favorecida -una nueva paradoja!- por los ataques del fanatismo yijadista en Francia.
No solo hay pues una enorme hipocresía cuando las autoridades se lamentan por lo sucedido en Francia como si Occidente nada tuviera que ver con el asunto. Hay un silencio cómplice ocultando los orígenes de este terrorismo fundamentalista en cuyo nacimiento y desarrollo los gobernantes de Estados Unidos y Europa tienen una enorme responsabilidad. Ayer eran “combatientes por la libertad” o en todo caso pobres víctimas perseguidas cuando su utilización resultaba ventajosa en la estrategia contra los grandes enemigos del momento, Rusia o China (ambas naciones con enormes problemas de fundamentalismo islámico). Si conviene, estos engendros serán considerados un “mal menor”, unos “muchachos descarriados” cuando combatan gobiernos que no son del agrado de Occidente (al igual que en su día sucedió con los “contras” en Nicaragua) o cuando prestan “servicios especiales” a gobiernos amigos (como acontece ahora con los paramilitares en Colombia); hasta que la dinámica natural de todos los mercenarios les lleve a independizarse de sus creadores, de aquellos que les han sustentado de mil maneras y busquen su propia conveniencia. Es entonces cuando Occidente clama al cielo y pide su exterminio como si en el asunto no le cupiera responsabilidad alguna.
La condena de los atentados de Francia por parte de los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe; la condena sin paliativos de los partidos de izquierda en todo el mundo y sobre todo la condena clara y contundente de la inmensa mayoría de la comunidad musulmana son sin duda una expresión sincera del sentimiento de pesar y consternación que afecta a las gentes sencillas.
Pero estas y muchas preguntas más quedan sin respuesta en los medios de comunicación de masas. Por ejemplo, ¿se ha preocupado algún medio o algún servicio de inteligencia por establecer a quién le están vendiendo el petróleo los fanáticos fundamentalistas que controlan los pozos en Siria, Irak y Libia? Si esa es por ahora su principal fuente de financiación habría que comenzar por establecer quiénes son los compradores, quienes son pues los cómplices necesarios. Con toda seguridad, no es el propietario de la gasolinera de barrio.
Juan Diego García
No puede ser entendido más que como un enorme ejercicio de hipocresía que los gobiernos de las potencias occidentales se pronuncien ahora condenando en los más duros términos los atentados que han tenido lugar en Francia, como si ellos no tuviesen nada que ver con el “fundamentalismo islámico” que se cierne ahora como mortal amenaza. Ni Estados Unidos ni Europa pueden alegar inocencia en el surgimiento y fortalecimiento del fenómeno fundamentalista que han utilizado a conveniencia al menos desde que se propició la expansión de los Hermanos Musulmanes para contrarrestar el nacionalismo árabe, aquel que en su día encarnaba el proyecto de Gamal Abdel Nasser en Egipto como respuesta al resurgir del colonialismo (Con la creación del estado de Israel como avanzadilla).
Las potencias Occidentales han utilizado el fundamentalismo islámico de múltiples maneras y para los fines más perversos: asegurar su dominio sobre los pueblos árabes promoviendo las rencillas y las divisiones, garantizar el saqueo de sus riquezas, someterlos políticamente y diluir su cultura para perpetuar la dominación. No es una casualidad que los principales aliados de Occidente en el mundo árabe sean precisamente las satrapías del Golfo Pérsico, con Arabia Saudí a la cabeza, un estado este último que ha sido y sigue siendo la principal fuente de financiación de todo tipo de fundamentalismos y promotor de las versiones más tradicionales y reaccionarias del Islam.
No sorprende entonces que con el dinero saudí y la asesoría directa de los Estados Unidos y Reino se apoyase a los fundamentalistas que combatían al único gobierno progresista que ha tenido Afganistán en su historia. Esa alianza “non sanctus” permitía alcanzar dos objetivos: meter a los soviéticos en su Viet-Nam particular (eran el único apoyo al gobierno progresista de aquel país) y recuperar una base clave para la estrategia occidental en el centro de Asia (ahora se sabe que allí existen también enormes reservas de minerales). Los fanáticos son convertidos, por obra de la conveniencia de Occidente, en “combatientes por la libertad”, que luego se independizan de sus amos y conforman Al Qaeda, el movimiento talibán y las muchas variantes del fanatismo religioso que acaban por aparecer como “Estado Islámico”, la forma más delirante que asume el fenómeno en la actualidad.
Occidente creó el fenómeno desde sus comienzos; lo entrenó adecuadamente y lo dotó de armamento sofisticado; lo lanzó a cumplir las tareas del trabajo sucio en Afganistán, Pakistán, Irak, Irán, Libia y Siria, además de las aventuras africanas del nuevo colonialismo. Y como suele ocurrir la dura realidad termina por comprobar la validez del refrán “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Occidente creó al monstruo y éste terminó por independizarse y buscar sus objetivos propios. Ahora cual aprendiz de brujo Occidente intenta controlar el fenómeno al tiempo que aprovecha su existencia para justificar nuevas guerras en la periferia pobre del sistema mundial y para reducir aún más los ya mermados espacios de la protesta ciudadana en las metrópolis. Escudados en el elástico concepto de “terrorismo” los gobiernos justifican nuevas leyes que cercenan derechos y libertades tal como ha sucedido en los Estados Unidos después del 11 de Septiembre y se generaliza ahora en Europa.
No es complicado para los fanáticos del fundamentalismo encontrar eco entre algunos grupos de la comunidad musulmana. La imagen de Occidente en el mundo árabe no puede ser peor como resultado de las intervenciones militares que han arrasado países enteros, provocado el éxodo de millones de persona y muerte y desolación en nombre de la democracia. Tampoco lo es tener que soportar la arrogancia de Occidente que ha instalado su base permanente de operaciones en la región con la creación del estado artificial de Israel, asumido de hecho como una prolongación de Occidente y la forma más brutal del nuevo colonialismo. Y no es mejor el panorama en los países ricos de Occidente. A la herida nunca bien sanada del pasado colonial se une ahora la situación de millones de musulmanes que malviven en la periferia de las grandes ciudades y son víctimas cotidianas de la discriminación, la humillación y el miedo que impulsa la extrema derecha en una atmósfera de islamofobia que recorre ya el continente.
La revista atacada forma parte de esa campaña de odio al Islam, escudados su autores en una versión muy particular de la llamada libertad de expresión. Sus campañas contra el Islam son permanentes y, además del mal gusto de sus caricaturas, coinciden con los lugares comunes más ordinarios del colonialismo occidental que, al igyual que los nazis, siempre ha visto a los pueblos de la periferia pobre del sistema como “untermenschen”. Vaya paradoja! Los rasgos de los personajes musulmanes que caricaturiza la revista atacada, con sus grandes narices aguileñas, ojos saltones y cabellos desordenados e hirsutos guardan un innegable parecido con las mismas que los nazis hacían contra los judíos en las campañas antisemitas de aquel entonces (a fin de cuentas, se dirá que árabes y judíos, como buenos primos hermanos, son ambos pueblos semitas).
Tanto el presidente de Francia con el resto de mandatarios que a coro se rasgan ahora las vestiduras deberían comenzar por explicar a la ciudadanía cuál ha sido su papel en las recientes guerras de Siria y Libia y en manos de quien han quedado armas, avituallamientos y dineros que tan generosamente han fluido hasta allí para apoyar a los “combatientes por la libertad” que ahora, como rueda suelta, llevan su fanatismo criminal hasta las metrópolis. Otro tanto se debe explicar a la ciudadanía sobre los apoyos generosos de Occidente a la extrema derecha de Ucrania que se ha convertido allí en el gobierno efectivo, con la directa participación de la misma extrema derecha que en Europa amenaza las formas democráticas que aún quedan y que es la más favorecida -una nueva paradoja!- por los ataques del fanatismo yijadista en Francia.
No solo hay pues una enorme hipocresía cuando las autoridades se lamentan por lo sucedido en Francia como si Occidente nada tuviera que ver con el asunto. Hay un silencio cómplice ocultando los orígenes de este terrorismo fundamentalista en cuyo nacimiento y desarrollo los gobernantes de Estados Unidos y Europa tienen una enorme responsabilidad. Ayer eran “combatientes por la libertad” o en todo caso pobres víctimas perseguidas cuando su utilización resultaba ventajosa en la estrategia contra los grandes enemigos del momento, Rusia o China (ambas naciones con enormes problemas de fundamentalismo islámico). Si conviene, estos engendros serán considerados un “mal menor”, unos “muchachos descarriados” cuando combatan gobiernos que no son del agrado de Occidente (al igual que en su día sucedió con los “contras” en Nicaragua) o cuando prestan “servicios especiales” a gobiernos amigos (como acontece ahora con los paramilitares en Colombia); hasta que la dinámica natural de todos los mercenarios les lleve a independizarse de sus creadores, de aquellos que les han sustentado de mil maneras y busquen su propia conveniencia. Es entonces cuando Occidente clama al cielo y pide su exterminio como si en el asunto no le cupiera responsabilidad alguna.
La condena de los atentados de Francia por parte de los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe; la condena sin paliativos de los partidos de izquierda en todo el mundo y sobre todo la condena clara y contundente de la inmensa mayoría de la comunidad musulmana son sin duda una expresión sincera del sentimiento de pesar y consternación que afecta a las gentes sencillas.
Pero estas y muchas preguntas más quedan sin respuesta en los medios de comunicación de masas. Por ejemplo, ¿se ha preocupado algún medio o algún servicio de inteligencia por establecer a quién le están vendiendo el petróleo los fanáticos fundamentalistas que controlan los pozos en Siria, Irak y Libia? Si esa es por ahora su principal fuente de financiación habría que comenzar por establecer quiénes son los compradores, quienes son pues los cómplices necesarios. Con toda seguridad, no es el propietario de la gasolinera de barrio.
lunes, 12 de enero de 2015
LA CONDENA DE ENFERMARSE EN EL SALVADOR. EL DERECHO A LA SALUD
A qué nos enfrentamos los salvadoreños al hacer uso del sistema público de salud.
¿Has pasado una noche con los síntomas de alguna enfermedad?¿aquello que es tan molesto o tan fuerte que te obliga a acudir a la red pública hospitalaria o al Instituto del Seguro Social?, seguramente has pensado, aún en el máximo dolor, si ir o no, y ante la inminente necesidad de acudir, que te reciban con la mayor indiferencia a tu padecimiento, nula sensibilidad, y si no pides las cosas tal y como la psiquis de quien te atiende quiere escuchar, estás en un gran problema… Sí, bienvenido a la realidad en nuestro país con respecto al derecho a la salud.
“No es mi culpa que se haya enfermado”, “no hay medicinas”, “citas urgentes para seis meses”, “suspendidas las consultas por huelga”, sumado a una infraestructura inadecuada y filas y filas para todo, esta es la triste realidad que puedes enfrentar en esa aventura, aún mayor a las de Indiana Jones, pues sin dudas la realidad supera la ficción, hechos que has experimentado y afectan mucho más cuando le sucede a un ser querido, sintiéndote impotente de poder ayudarle.
Está claro que la calidad humana hace la diferencia, pues la humanidad es el impulso solidario que sana a quien sufre, y el agradecimiento es la mejor bendición para aquel que cumple tan importante, compleja, y trascendental labor de servir en la salud.
Pero ¿qué nos dice la legislación, sobre el deber ser del derecho a la salud?
Sobre esa interrogante, podemos decir que en otras ocasiones hemos hablado que el Derecho es cambiante, se transforma al ritmo que la sociedad dicta, aunque no siempre lo hace con velocidad que las circunstancias ameritan y en lo que se refiere a la salud, la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, en 1946, estableció que: “El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano…” y dos años más tarde, es decir en 1948, con la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos se contempló en el Art. 25, que la salud es parte del derecho a un nivel de vida adecuado.
En 1966 con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, se reafirmó el carácter de “derecho humano” del derecho a la salud y lo definió como: “el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia”.
Por otro lado el Comité sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, entidad de las Naciones Unidas que vigila el cumplimiento del Pacto antes mencionado, en el año 2000 formuló la Observación General(1)número 14 referente al derecho a la salud, en el cual se amplió la definición de éste, agregó que: “El derecho a la salud es un derecho inclusivo que se extiende no sólo a una atención médica oportuna y apropiada, sino que también a los determinantes implícitos de la salud, como el acceso a agua potable y segura y saneamiento adecuado, condiciones ambientales y laborales saludables y acceso a la educación e información relativa a la salud, incluida la salud sexual y reproductiva”.
En nuestro país la Constitución de la República (CN), reconoce a la persona humana como el principio y el fin de la actividad del Estado, por lo que debe garantizar, respetar y promover todos sus derechos. Así también reconoce derechos íntimamente relacionados con el derecho a la salud, como por ejemplo el Art. 2 CN recoge el derecho a la integridad física, el Art. 50 consagra el derecho a la seguridad social, los Arts. 65 al 70 CN, tratan sobre la salud pública y asistencia social, entre otras disposiciones que ofrecen el marco constitucional que reconoce los derechos de las personas y las obligaciones que con respecto a ello tiene el Estado.
Por otro lado, en lo que respecta a la ley secundaria, el Art. 40 del Código de Salud, establece que la entidad del Estado a la que le corresponde planificar y ejecutar la política nacional en materia de Salud, dictar las normas pertinentes, organizar, coordinar y evaluar la ejecución de las actividades relacionadas con la Salud, es el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. Además una de sus atribuciones es la de propiciar todas las iniciativas oficiales y privadas que tiendan a mejorar el nivel de salud de la comunidad. En resumen puede decirse que el Ministerio tiene a su cargo la promoción, protección, prevención y restablecimiento de la salud.
En esta labor también entra en juego el papel del Instituto Salvadoreño del Seguro Social que es una entidad autónoma que se nutre de capital público y de las cotizaciones de empleadores y trabajadores, cuya cobertura en materia de salud abarca a los trabajadores que dependen de un patrono. Dicho instituto, también tiene similares tareas al Ministerio de Salud y Asistencia Social, en lo que se refiere a la salud.
No obstante lo abundante del marco legal que regula este derecho y lo extensamente desarrollado del mismo en el mundo del deber ser, la concreción de este ideal y el fortalecimiento de las instituciones que brindan servicios de salud, se perciben lejos de concretizarse.
Basta volver la mirada hacia el recién concluido año dos mil catorce, que dejó al descubierto la vulnerabilidad del sistema sanitario de nuestro país con las epidemias de la fiebre chikungunya y el dengue, sobre todo en los meses de agosto a octubre, cuando la incidencia de estas enfermedades fue sumamente elevada. Era común encontrarte con la mitad de tu vecindario o de tus compañeros de trabajo, enfermos o incapacitados.
La epidemia del chikungunya ya para diciembre de dos mil catorce, estaba a la baja en cuanto a número de casos sospechosos y confirmados nuevos y según informes periodísticos del principio de dicho mes, se habían contabilizado alrededor de cincuenta mil casos en total, lo que supuso un desembolso aproximado de un millón de dólares en concepto de incapacidades por esta enfermedad.
Al consultar los datos epidemiológicos publicados por el Ministerio de Salud en su página web, vemos que en 2014, las tres enfermedades más recurrentes, aparte del dengue y la chikungunya, fueron las infecciones respiratorias agudas (2,365,736 casos), la diarrea y la gastroenteritis (334,080 casos) y conjuntivitis bacteriana aguda (61,550 casos).
Si reflexionamos un poco sobre la incidencia de las enfermedades antes detalladas, llegaremos a la conclusión que todas ellas, pueden ser prevenidas mediante los cuidados higiénicos adecuados, por lo que el papel de las instituciones del Estado, se percibe disminuido no sólo en términos de combate y prevención, sino en el tema de la educación a la población, pues mucho tiene que ver en la propagación de las enfermedades los pobres hábitos higiénicos que practicamos como individuos, o bien, la poca colaboración con los programas de públicos de fumigación u otros similares, pues aún con la epidemia en su pico de mayor incidencia, muchos no han querido abrir sus casas, entre otras.
Lo anterior es reflejo de lo vulnerable de nuestro sistema de salud y la necesidad de dignificar a la persona, que se trabaje ante una prioridad impostergable; causa alarma en la población, cuando se escuchan noticias como la epidemia del ébola en África, pues basándose en la actuación de las autoridades de salud en el caso de la fiebre chikungunya, qué podemos pensar sino en el fatalismo.
Finalizamos preguntándonos ¿algún día tendremos atención médica oportuna y apropiada, acceso a la educación e información relativa a la salud, instituciones públicas, fuertes y preparadas para cualquier emergencia sanitaria?. Esperamos que sí, que se piense en el bien común a la hora de tomar decisiones pequeñas y grandes. No te distraigas. Enfócate!
sábado, 10 de enero de 2015
Vientos del pueblo me llevan
Miguel Hernández
Vientos del pueblo me llevan,
Vientos del pueblo me arrastran,
Me esparcen el corazón
Y me avientan la garganta.
Los bueyes doblan la frente,
Impotentemente mansa,
Delante de los castigos:
Los leones la levantan
Y al mismo tiempo castigan
Con su clamorosa zarpa.
No soy de un pueblo de bueyes
Que soy de un pueblo que embargan
Yacimiento de leones,
Desfiladeros de águilas
Y cordillera de toros
Con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
En los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
Sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
Jamás ni yugos ni trabas,
Ni quién el rayo detuvo
Prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza,
Vascos de piedra blindada,
Valencianos de alegría
Y castellanos de alma,
Labrados como la tierra
Y airosos como las alas;
Andaluces de relámpago,
Nacidos entre guitarras
Y forjados en los yunques
Torrenciales de las lágrimas;
Extremeños de centeno,
Gallegos de lluvia y calma,
Catalanes de firmeza
Aragoneses de casta,
Murcianos de dinamita
Frutalmente propagada,
Leoneses, navarros, dueños
Del hambre, el sudor y el hacha,
Reyes de la minería,
Señores de la labranza,
Hambre que entre las raíces,
Como raíces gallardas,
Vais de la vida a la muerte,
Vais de la nada a la nada:
Yugos os quieren poner
Gente de la hierba mala,
Yugos que habéis de dejar
Rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
Está despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidos
De humildad y olor de cuadra:
Las águilas, los leones
Y los toros, de arrogancia,
Y detrás de ellos, el cielo
Ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
Tiene pequeña la cara,
La del animal varón
Toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera
Con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
La boca contra la grama,
Tendré apretados los dientes
Y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
Que hay ruiseñores que cantan
Encima de los fusiles
Y en medio de las batallas.
Miguel Hernández (1910-1942) es uno de los grandes poetas españoles y de la historia universal de las letras. Tomó parte activa en la Guerra Civil de España de parte de los republicanos, siendo detenido y condenado a muerte por el falangismo del dictador Francisco Franco. No llegó a ejecutarse esa pena, pues se le conmutó por 30 años de cárcel, que no llegó a cumplir dado que murió en prisión, joven aún, de tuberculosis. Su obra es un ejemplo de calidad poética y de compromiso ideológico.
viernes, 9 de enero de 2015
Las intimidades del Charral: Mama Munda
Sobre los piropos y la forma tenaz para responderlos que tenían las mujeres en los campamentos guerrilleros
Esto sucedió a “M.” a se cayó del cargo en que andaba, tocándole navegar de galeote en adelante, como cuadro de expansión en nuestras zonas en el departamento de Cabañas, en lo que se pasaría muchos años, sufrido pero consecuente el Compañero.
Concretamente: Hágale huevos, tal como rezaba nuestra Cuarta Ley de la Dialéctica - versión Virginia Peña Mendoza – La Chana, porque: “Esta mierda así es”.
Pero si existía entre nosotros alguien capaz de prescindir por completo de manuales y de instructivos, esa persona era pues Mamá Munda - reina y señora del nixtamal nuestro de cada día.
Nada ni nadie, ni antes ni después de aquellos días, hubiese podido alzar cabeza entre los irredentos guanacos, de no ser por tantas mujeres humildes de su mismo porte.
La cosa es que cae el “M.” cierta vez en el campamento de Huizúcar, esto como a la hora de la Oración, para el tiempo en que amarillean los marañones que miran hacia el Sumpul.
Y se ve que el Hombre se allega hasta el perol tan cagado de hambre como de penas.
El Compañero en cambio, bien conocía que Mama Munda sabía ser graciosa así llovieran cerotes en punta encima de la columna. Tal vez por eso no se le ocurre nada mejor pues, que entrarle a vacilar llenándola de piropos confianzudos para cualquier otra mujer. Ella mientras tanto dele palmear las tortillas de la mara en su afán de repartir cuanto antes la cena.
A todo eso, Mama Munda a pesar de su trajín oía al impaciente comensal haciendo como que no le escuchaba.
Y Mama Munda de acá, Mama Munda de allá, fíjese que una novia me anda haciendo falta Ud. sabe, Mama Munda…
- ¡Ah, bandido!
Se detuvo a mirarlo, alzó una ceja como cuma en advertencia:
- Mientras vos andabas de aquí para allá de comanche creído… - entró a recordarle del derecho al revés las malandanzas –Persiguiendo a las sanitarias, a las radistas… Y a cuanta bicha se te cruzara por delante… ¡Ahora, recién, venís a acordarte de esta viejita!
- Pero si usted no es ninguna viejita, Mama Munda –alcanzó a protegerse “M.”
Suficientes como para sacudir las ramas de aquel portentoso árbol de zunza en el patio fueron, sin embargo, las carcajadas que se oyeron.
Instantes de olvido que después serán los eternos.
A la mierda, pues, la lipidia, las redes, los prales, el cayaguanta, el Enano cabrón, el cabrón de Monterrosa, la puta Oligarquía, el Departamento de Estado, la Guerra de Baja Intensidad, el faraón Reagan, las Catorce familias y todos sus retoños de Miami juntos.
La risa suele ser remedio humano de todos los males de un pueblo en cuenta la Guerra, solo que la más antigua de las militantes más antiguas del glorioso Frente Apolinario no había nacido con la maldita guerra, no, que va, si ella nació pues con la mera Revolución, ella mereció sus primeros poemas, mecía vivaz sueños colectivos inmemoriales.
Por eso enseguida se le echó de notar, algo muy personal le quedaba pendiente.
- Hasta lépero has salido – dijo para que todos oyeran - Pero andalo sabiendo… Vos y todos los jefecitos… Que vieja y todo ¡Esta gallina no quiebra todavía un huevo!
Los años pasaron, nos cruzamos con “M.” ahí por Dulce Nombre en los umbrales del último relajo.
La cansada bondad de su sonrisa terminó por confirmarlo.
La legendaria pasadita que venía circulando de boca en boca durante los ratos muertos de la Tarea, tan cierta era como cuento se me hace que Ud. – Mama Munda – se nos haya ido definitivamente al otro lado del Sumpul.
Y me va a perdonar por andar revelando tales intimidades del Charral.
Los acuerdos de postguerra
Dagoberto Gutiérrez*
La guerra de veinte años terminó durante el periodo de negociaciones. En verdad, fue terminando lentamente,; pero este proceso culminó en una de tantas reuniones que tuvimos, ásperas y armoniosas, prolongadas y agotadoras. De la misma manera, terminó el acuerdo político llamado FMLN que, como hemos dicho, fue un acuerdo (alianza) entre comunistas, anticomunistas y no comunistas.
Estos acontecimientos no fueron registrados ni por el Imperio Estadounidense, ni por los combatientes guerrilleros, ni por el pueblo salvadoreño, ni por la contraparte gubernamental, y significa que las negociaciones se culminaron en el filo de la navaja, en un momento histórico decisivo.
Los Acuerdos de Paz, cuyo nombre es discrecional, y no responde a su naturaleza real de acuerdos de guerra, pusieron fin al enfrentamiento armado; pero no resolvieron el conflicto, que fue la madre y el padre de esta guerra. Además, los acuerdos contenidos en el documento llamado: Acuerdos de Paz, no son ni los más importantes, ni los más determinantes. En realidad son acuerdos que afeitan y mejoran la faz del régimen político, que abordan aspectos totalmente inevitables y necesarios para fortalecer al régimen y que establecieron las condiciones para que la antigua guerrilla se convirtiera en un pilar sostenedor del régimen político al que se enfrentó durante el conflicto.
Una vez en el país y terminada la guerra, actuando en una política abierta, la antigua guerrilla dejó de ser eso, casi de inmediato y fue absorbida, instantáneamente, por el sistema político. Algo así como cuando alguien se mira en el espejo y se enamora de la figura que aparece en ese espejo; aun cuando esa figura sea la del régimen que se ha combatido.
El proceso de absorción fue, sin embargo, insuperable, plenamente exitoso y muy parecido a aquel otro, aplicado por el Imperio Romano, cuando hizo, bajo la conducción del genio político del emperador Constantino, que los antiguos cristianos, perseguidos y masacrados, se convirtieran de la noche a la mañana, en los jefes de la nueva religión oficial de este imperio.
En nuestro proceso histórico, los antiguos y desaparecidos guerrilleros son recibidos con oropel en el régimen político, y se comprometen, para lograr una integración plena, a tres cosas negociadas fuera de los acuerdos políticos. Estas son circunstancias decisivas que influyeron en el curso de los acontecimientos posteriores en nuestro país.
Veamos de qué se trató:
1. Se renuncia a la post guerra.
2. Se renuncia a la política.
3. Se renuncia a la lucha por el poder político.
Estos tres aspectos resultaron ser neurálgicos y aseguraron, en primer lugar, la salud del régimen político, y también aseguran que el nuevo sector político que se incorporó no amenace el orden establecido y no intente sustituirlo por otro orden.
Todo esto ocurrió en los pliegues históricos de esos momentos decisivos en que se celebraba la fiesta de la paz, las bodas del fin de una guerra sangrienta y el advenimiento de un nuevo país. Todos estos sentimientos y emociones instalaban telarañas en los ojos e inteligencia de los salvadoreños. Esas telarañas duran hasta nuestros días y facilitaron la labor de construir espejismos políticos, que aún hoy parecen funcionar.
La post guerra es el periodo histórico inevitable por el que atraviesa la sociedad salvadoreña, pese a que se acordó renunciar a ella. Esta no puede someterse a ningún acuerdo político y sigue su marcha inexorable. Ahora bien, ocurre que este es un periodo que sigue a todo enfrentamiento armado y sirve para restaurar, reparar, restañar e hilar de nuevo ciertos tejidos humanos y sociales, subjetivos y objetivos, heridos por la guerra. Cuando se renuncia a ese periodo, en un acuerdo entre la antigua guerrilla y las derechas gobernantes, se renuncia a este proceso de dignificación de los antiguos combatientes guerrilleros y también de los soldados gubernamentales. Pero, además, se renuncia a abordar la guerra de 20 años como tema de estudio, reflexión y comprensión de parte de la sociedad salvadoreña. En otras palabras, se buscaba exilar del diccionario político la palabra GUERRA.
Esta fue una decisión mortal que ha afectado gravemente la inteligencia política de la sociedad, porque ocurre que las sociedades humanas son productoras de historia y se encargan, además de producirla, de procesarla y comprenderla, para seguir produciendo esa historia y abrirle paso a los nuevos momentos. Cuando se impone el silencio reflexivo sobre este acontecimiento, que es el más importante de nuestra vida como país, la sociedad es desprovista de todo instrumento teórico que le permita comprender lo que está ocurriendo en este momento, y sobre todo, prever los acontecimientos que están listos para caer sobre ella. En otras palabras, los seres humanos son desarmados y transformados en objetos de una política que desconocen, pero que se les aplicada mortalmente.
En este escenario, nuestro país se convirtió en el laboratorio adecuado para aplicar de manera ortodoxa y sin anestesia, las recetas neoliberales en la economía, la política, la ideología, la educación y la cultura, hasta llegar a construir, décadas después, la sociedad de mercado total en la que vivimos actualmente.
Como podemos ver, la renuncia a la post guerra tenía y tuvo propósitos políticos e ideológicos muy claros y definidos, y hemos de saber que estamos viviendo una post guerra que caracteriza aquellos procesos en donde la sociedad avanza con una venda en los ojos, sin brújula y sin ruta establecida.
La postguerra es un proceso histórico tenaz que sigue a la guerra y que no tiene fecha de caducidad; su duración no está librada a la voluntad de las partes interesadas. Por eso es que la sociedad salvadoreña vive el periodo de postguerra, por mucho que las partes insurgentes y contrainsurgentes hayan coincidido en negarla y hasta en sepultarla.
Este periodo histórico es, en cierto modo, la continuación de la guerra después que ésta ha terminado, porque solo terminó en relación con el choque y confrontación militar de las partes directamente enfrentadas en el terreno, pero no termina en cuanto fenómeno social, cultural, psicológico e ideológico. En todos estos aspectos, la guerra sigue en pie y caminando con muy buena salud, aunque no se hable de ella, aunque se haya prohibido pensarla, aunque se oculte como algo vergonzoso y aunque se ignore como un hecho histórico relevante. Lo cierto es que socialmente, culturalmente, ideológicamente y espiritualmente, la guerra sigue siendo parte de la vida de las personas.
El desmontaje de una guerra no se logra con el simple desarme, es decir, con la entrega del arma de cada combatiente; de lo que se trata es de desarmar la guerra adentro de cada ser humano y adentro del mundo de cada persona y de su sociedad. Es en estos terrenos donde se mueve, precisamente, la postguerra. Son los terrenos en donde la vida de los seres humanos se cruza y entrecruza, o sea que una vez terminada la guerra, ésta sigue impactando en la salud mental, en la psicología, en el dolor y en la vida real de cada persona. La guerra no se borra, no se quita, no se anula, por un simple decreto o por un perverso acuerdo o entendido de partes interesadas; por el contrario, ésta sigue marcando su huella histórica por mucho que se le niegue.
La postguerra salvadoreña es, por todo esto, una especie de proceso clandestino que tejió sus telarañas en la oscuridad y en las esquinas de la vida social; y entonces, lenta; pero inexorablemente, aquella guerra civil, se transformó en guerra social, que es la que estamos viviendo actualmente.
La guerra civil es el enfrentamiento definido y organizado de dos partes diferentes en una sociedad, estalla cuando los conflictos no encuentran solución por vía política, – por cierto que esto caracteriza a toda guerra-. Es decir, que expresa una maduración de conflictos que las sociedades no son capaces de resolver y la guerra entonces resulta inevitable.
Lo que llamamos guerra social es un fenómeno superviviente que se nutre de la guerra civil y de la política impuesta. Veamos sus características:
En esta guerra social hay ausencia aparente de proyectos políticos, y aparece, a simple vista, como una delincuencia descontrolada y hasta desbordada.
En esta guerra social hay ausencia aparente de liderazgos políticos y solo aparecen jefes de bandas.
En esta guerra no hay, aparentemente, frentes de guerra, con jefaturas controlantes, porque todos somos una especie de combatientes en una guerra que llega a cualquier persona, en cualquier esquina, en cualquier semáforo o andén de cualquier lugar del país.
En esta guerra no hay aparentemente posibilidades de negociación de ningún aspecto.
Y, finalmente, esta guerra, aparentemente, no guarda relación con la política gubernamental aplicada antes, durante y después de la guerra civil.
Como se puede apreciar, la apariencia cubre una realidad que nos ayuda a entender el fenómeno de la guerra social; de no ser así, nos quedaremos con el criterio de que se trata de simples bandas de jóvenes fuera de la ley y fuera de la sociedad, que hay que combatir con la policía o con el ejército, pero en una mirada más inteligente, no se trata de eso, porque estamos frente a profundas realidades que hay que observar y no solo mirar.
La guerra social se asienta sobre bases políticas muy seguras, establecidas por el neoliberalismo, durante todo el periodo que siguió al fin de la guerra. Este modelo sepultó al Estado como ente rector, y estableció al mercado como rey y reina, en un juego mortal para el pueblo débil y trabajador, para las clases medias, campesinos y pequeños empresarios. En este mundo de mercado, los seres humanos perdimos nuestro valor y fuimos sustituidos por un precio, dejamos de ser ciudadanos y fuimos transformados en simples consumidores, es decir, que cada persona dejó de valer por lo que es y pasó a valer por las cosas que tiene o puede tener, y cuando esta conversión ocurre, la persona pierde humanidad, y al ocurrir esto, pierde sus derechos y el derecho de tener derechos.
Como podemos ver, se trata de un profundo golpe al ser humano. Está implantado durante los sucesivos gobiernos de ARENA y continuado por el gobierno de Mauricio Funes y por el actual gobierno.
Cuando el Estado abandona los territorios, la salud y la educación públicas prácticamente desaparecen, las comunidades se convierten en territorios de nadie, el trabajo, al ser tratado abierta y descaradamente como simple mercancía, es sometido y minusvalorado por el capital, y se establece el precarismo como filosofía dominante, llegamos así al momento en que el trabajo de las personas y las profesiones de los profesionales no valen nada, porque un médico no puede ser médico, ni un economista, ni un químico, ni un sociólogo, porque el mundo construido es el mundo de la proletarización, en donde cada persona, sea quien sea, o haya estudiado lo que haya estudiado, debe depender de un salario que proviene de un patrón desconocido, que no le reconoce a este trabajador ningún derecho. Toda esta política es justamente la política gubernamental.
Así, toda esta fenomenología ha llenado, aparentemente, el espacio correspondiente a una post guerra, y ha buscado sustituirla, pero tal como hemos explicado, todo este proceso de destrucción de la humanidad y del reinado del capital, en realidad se ha establecido al mismo tiempo que la post guerra marchaba, por eso los efectos son devastadores, altamente destructivos y han sido capaces de descomponer la convivencia mínima en nuestra sociedad.
El nombre de guerra social pone de relieve que el conflicto generado por una guerra, que proviene a su vez de conflictos no resueltos, al no ser abordados ni enfrentados, y aún más, al ser acompañados por la política que he explicado, ha hecho estallar los términos mínimos de convivencia en nuestro apretado y reducido mundo.
Aquella decisión de renunciar a la postguerra fue, en verdad, una decisión perversa, antipopular y criminal. En esos momentos álgidos se decía: “no hay que hablar de la guerra para no asustar a la gente, porque lo que nos interesa es que la gente salga a votar, y si no logramos esto, se nos complica el cuadro, hay que hablar de la paz porque esto le gusta a la gente”.
La renuncia a la postguerra es el inicio de lo que después sería, ya en nuestra vida diaria, la apertura a lo que hoy denominamos como “guerra social”, pero sobre todo, la insistencia en la paz, verdaderamente inexistente, expresaba el segundo entendido: la renuncia a la lucha política y su sustitución por la lucha electoral.
Cualquiera puede pensar que se trata del recambio de una palabra por otra, pero ocurrió que lo electoral era y es un teatro de operaciones en donde el sistema, el régimen y todo el orden burgués, es dueño seguro del control total, y en donde el pueblo, en las actuales circunstancias, se encuentra participando en un juego con los ojos vendados, las manos amarradas, los pies paralizados, la lengua cercenada, así, en esas condiciones, se convierte en votante.
De eso se trataba este acuerdo, de impedir que el pueblo tuviera acceso a la política, porque lo que se estaba montando era el modelo neoliberal más completo y ortodoxo, y nuestro país sería convertido en un laboratorio en el que se privatizaría el Estado y los seres humanos serían simples partes de un ensayo.
No hay que olvidar que el modelo neoliberal fue reconocido y aceptado por los acuerdos de paz, y ahora se trataba de construirle las mejores vías para su implantación. Es en estos momentos cuando el nuevo actor político pasa a llamarse “Partido FMLN”, y es aquí cuando las antiguas organizaciones guerrilleras son disueltas, justamente cuando cada una de ellas desarrollaba una discusión política e ideológica para entender el nuevo momento histórico y para definir el papel de cada una en la construcción del nuevo sujeto que le diera continuidad al proceso político.
El tema fue bien preciso: el FMLN guerrillero había muerto, la guerra había terminado, pero el proceso histórico continuaba y se trataba de hacer de cada organización una fuerza política capaz de tomar los acuerdos políticos adecuados al nuevo momento histórico. Recordemos en este punto que el FMLN era un acuerdo de organizaciones ideológicamente diferentes, pero políticamente concertadas. Y la nueva alianza a construirse, correspondiente a este nuevo momento, el de la postguerra, debía tener como resultado un nuevo acuerdo histórico para la continuidad del proceso. Cuando las organizaciones son disueltas, se liquida esa continuidad y se trunca la posibilidad de la discusión política, de la evaluación política de la guerra, del ajustamiento de cuentas con la experiencia realizada, y del encuentro del nuevo momento.
Toda la trampa estaba armada, porque la disolución de las organizaciones se hizo en nombre de la unidad y en nombre del avance del proceso, todo vinculado a nuevas intenciones, y hasta de supuestas revolucionarias intenciones, todo en medio de una fiesta de victoria, cuando en realidad se estaba cercenando el proceso político y se estaba construyendo un simple instrumento electoral al servicio del orden neoliberal, del régimen político y de los sectores dominantes del país.
Previendo la resistencia del pueblo ante los altos niveles de explotación que se anunciaban, el nuevo actor político que como sujeto político había conducido la lucha social, anuncia el rompimiento de sus relaciones con el movimiento social, alegando que se trataba de asegurar la autonomía de ese movimiento, cuando en realidad todo el tinglado fue diseñado para asegurar la marcha de los gigantes neoliberales en el país más pequeño y más pobre del continente. Las dos banderas, la de la paz y la del fin de la guerra, jugaron el papel paralizante de la resistencia, de la movilización y de la oposición, y lo sigue jugando hasta nuestros días.
Entre la lucha política y la lucha electoral funcionan vasos comunicantes, y esta lucha electoral resulta ser parte de la política, pero esta relación no siempre funciona de manera vívida y concreta en el terreno social. En nuestro país, hay momentos históricos, específicos, donde este vínculo resulta decisivo. Un ejemplo de esto fueron las campañas electorales de 1967, con el Partido Acción Renovadora (PAR) y las campañas de 1972 y 1977, con la Unión Nacional Opositora. En estos momentos históricos, las campañas electorales estaban ampliamente contaminadas por la lucha política, en la medida que la crisis de esos momentos se expresaba en el terreno electoral, y la alianza electoral del Partido Demócrata Cristiano, del Movimiento Nacional Revolucionario y del Partido Comunista de El Salvador (UNO), estaba vinculada y al servicio de esa lucha política.
En estos acuerdos de postguerra, el panorama fue diferente porque aquí se trataba, precisamente, de ahogar toda protesta, de paralizar toda movilización, de impedir toda resistencia, y la paz funcionó como el antídoto, porque siendo un bien que había que cuidar, no podía ser perturbada por reclamos “fuera de tiempo”, en tanto que la guerra social no podía ser despertada de su prolongado letargo para impedir que retornara a la sociedad. Así en medio de una esperanza dominada por el miedo, y de un miedo adormecido por la esperanza, la sociedad salvadoreña aceptó y se tragó, sin resistencia y sin protesta, el neoliberalismo más salvaje y brutal que se ha impuesto a un pueblo.
Mientras esta construcción avanzaba, los antiguos guerrilleros se convertían en funcionarios, aprendían a disfrutar el botín de la administración de la cosa pública, descubrían los goces de las mieles de los aparatos, y se convertían en alumnos de sus antiguos enemigos.
Este es el momento en el que los guerrilleros pasan a ser preparados en los salones de clase del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), que como todos sabemos es el centro donde la burguesía prepara sus cuadros. La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) colabora en la preparación de los cuadros guerrilleros, y el sistema político es aceptado, asimilado y absorbido, se destierra de la cabeza política toda idea y toda posición anti sistémica.
Aquí se inaugura el reino de lo electoral y el destierro de la lucha política, todos debían convertirse en activistas y todo debía estar preparado para la próxima campaña electoral, todos debían ser aspirantes a una candidatura y a un cargo público, todo debía estar dentro del orden y nada debía estar en el desorden, mientras tanto, el mayor desorden de la humanidad, el capitalismo neoliberal, apretaba la garganta de todo el pueblo.
A la renuncia de la post-guerra y la renuncia de la política le siguió la renuncia del poder, que como podemos ver se trató de una trilogía poderosa a partir de la cual el proceso político que siguió a la guerra de 20 años dejó de amenazar el proyecto neoliberal que se montaría y también aseguró los intereses de los sectores dominantes. Se renunció a todo proyecto popular y se amarró toda posibilidad de movilización organización y formación del pueblo que sería afectado totalmente durante las próximas décadas por la política y la filosofía neoliberal.
Mas de 20 años después de estos acontecimientos, la sociedad puede darse cuenta de las consecuencias perversas sobre sus vidas; pero en aquellos momentos, toda esta política oscura fue manejada como una especie de victoria y un sentimiento de fiesta y celebración que recorría la sociedad de arriba para abajo y mientras para las personas, la paz valía la pena aunque la justicia no apareciera. Cuando los antiguos guerrilleros empezaron a aparecer de alcaldes y otros de diputados, se entendió que eso era el poder y algunos, incluso pensaban, que eso era la revolución y otros que eso era el socialismo, cuando en realidad, justamente aquí, en la asunción de un cargo público y en la conversión de una persona en funcionario estaba situada, de manera inadvertida para la gran masa, la renuncia al poder y su sustitución por el acceso a los cargos públicos. Se trata de un hilo fino, invisible y a la vez poderoso.
Hemos de saber que para realizar las transformaciones que las sociedades necesitan, que suelen ser traumáticas y producen desorden porque suponen la negación de un orden y la construcción de otro orden, para hacer todo esto, se necesita contar precisamente con el poder necesario para hacerlo, se trata del poder de abajo sustentado con la organización y la movilización del pueblo y el poder de arriba con el control de los aparatos del Estado.
Cuando una fuerza política renuncia previamente al poder de abajo y desmoviliza al pueblo, lo desorganiza, a la vez que no tiene ninguna condición para controlar ningún aparato estatal porque carece de la fuerza política para hacer semejante cosa. Sin contar con ese poder entonces no tienes más camino que convertirte en funcionario de un aparato cuyos propietarios y controladores son los mismos de siempre, los sectores dominantes y las oligarquías tradicionales que son las que continuaron ejerciendo el poder en el país, mientras la antigua guerrilla, liberada de toda insurgencia, se hacia parte del funcionariado como cualquiera lo hace en cualquier Estado.
El poder nunca fue discutido por el nuevo actor partidario y siempre se reconoció y aceptó el poder de los oligarcas e incluso nunca se llegó a plantear ni compartir el poder, de tal modo que esta renuncia al poder se convierte en una política conservadora y reaccionaria.
Conviene saber que cuando hablamos de poder nos estamos refiriendo al poder político que es el poder de los poderes, es la madre del cordero y entendemos por poder una relación social que se da entre personas y no entre la persona y la cosa o entre la persona y la naturaleza; esta relación social se basa en la diferencia de recursos que es la segunda característica del poder, aquí se ubica lo que se llama la fuente del poder y podemos preguntarte de donde viene el poder del dueño de la fabrica y has de saber que no viene del mayor conocimiento técnico del manejo de las máquinas, tampoco viene de su mayor edad o su mayor simpatía, viene a partir de que es el propietario de los medios de producción de los que dependen todos sus trabajadores, esa es la fuente de poder. El poder de un padre sobre su hijo viene de su ascendencia, un hijo siempre es descendiente de su padre y puede ser, a su vez, ascendiente de sus hijos, esta es la fuente de poder; el tercer aspecto es que el poder puede ser o subversivo o conservador de acuerdo al uso que se le dé, para transformar la realidad o para impedir esa transformación.
Yo tengo poder político cuando cuento con el control de los aparatos de Estado que funcionan de acuerdo a mis intereses, ese poder político no funciona automáticamente, ni mecánicamente a partir de mi poder económico, debe ser construido de manera sistemática y organizada, este es el corazón de las luchas de clases la cual consiste en definir qué clase social o que fracción de una clase social es dueña y controladora de las áreas decisivas de los aparatos de Estado. Cuando una fuerza política renuncia a esta pelea, tal como lo hizo en su momento el recién inaugurado partido FMLN se trata de un inquilino que agradece el alojamiento, promete portarse bien y controlar toda posibilidad de desorden impidiéndolo y maniatando los espíritus de los posibles transgresores. Solamente pide manos libres para participar en el usufructo de la administración del botín de la cosa pública.
A estas alturas podemos afirmar que la oligarquía no ganó la guerra; pero ganó la post-guerra, empezando porque al renunciar el partido FMLN a esta post-guerra, se sepultó a la guerra y se procedió a soterrar el episodio más hermoso de nuestra historia. Este enterramiento no puede ser considerado, en ninguna circunstancia, una victoria de pueblo, fue una victoria de sus enemigos.
A mas de 20 años de distancia la guerra empieza a ser desenterrada, muy lentamente, dolorosamente, con vergüenzas y aquella especie de alianza establecida después de la guerra parece estallar, cuando el modelo neoliberal aplicado exitosa e implacablemente en el país, hunde a la sociedad en la mayor crisis histórica conocida y así, cuando aquel partido llega a hacerse dueño del gobierno carece de amigos, no cuenta con aliados, no tiene finanzas, tampoco tiene política conocida, ni proyectos, ni líderes respetables, ni cohesión de ningún tipo, es lo más parecido a un gobierno de mercaderes que aparecen sin sonrojos, como simples clientes haciendo cola en Washington y en las oficinas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
El problema del poder sigue pendiente y ahora con mas relieve, cuando el antiguo poder oligárquico tradicional se ha esquebrajado y el inquebrantable poder filosófico y espiritual, que es el que amarra a las almas de los consumidores y votantes también está quebrado y aquel perseguido aparato del Estado, ese codiciado botín de piratas ha sido controlado por el mercado todo poderoso. Así el gobernar es hacer negocios y obtener ganancias desde el aparato del Estado, se trata de negociar la política y en este marco las luchas por el poder pasan a ser un tema de vida o muerte precisamente, cuando la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), que entiende bien esto que estamos explicando, intenta convertir las votaciones, a contra pelo de los mismos partidos beneficiarios, en algo benéfico, civilizatorio, democrático y bienhechor.
Es cierto que varias cosas electorales establecidas a partir de los fallos de la CSJ pueden ser vistas como avances y pasos democráticos y también es cierto que lo electoral necesita de la contaminación de lo político para convertirse en movilizador y canalizador de la protesta y del reclamo del malestar y de la inconformidad. Todo esto existe en la sociedad y ha de crecer dentro y afuera de las urnas, para que no se detenga la posibilidad de una vida digna y de la supervivencia de la sociedad. Por eso decimos que el problema del poder político sigue pendiente, aunque no continuará así para siempre.
* Lic. Dagoberto Gutiérrez es Vicerrector de la Universidad Luterana Salvadoreña.
jueves, 8 de enero de 2015
Confirman que versión oficial del 11S fue un montaje
Los fragmentos del informe de la Comisión senatorial estadunidense sobre el programa secreto de torturas de la CIA revelan los contornos de una organización criminal de gran envergadura. Después de leer cuidadosamente las 525 páginas de ese informe, se encuentra en ese documento estadunidense la prueba de lo que se ha venido proclamando desde hace años: la historia oficial del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York fue creada al gusto de la CIA y nunca se buscó la verdad. Más aún, la agencia estadunidense hizo todo lo posible por proteger a los verdaderos autores del atentado.
Red Voltaire Línea Global
Thierry Meyssan/Red Voltaire
Damasco, Siria. El 9 de diciembre de 2014, Dianne Feinstein, presidenta de la Comisión del Senado estadunidense a cargo de los servicios de inteligencia, hizo público un fragmento de su informe clasificado sobre el programa secreto de torturas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés).
El fragmento desclasificado sólo representa una doceava parte del informe inicial.
El informe en sí no trata sobre el vasto sistema de secuestros y encarcelamientos arbitrarios que la Armada de Estados Unidos instauró bajo los mandatos del expresidente George Bush hijo, programa que dio lugar a los secuestros de más de 80 mil personas en todo el mundo y al encierro de esos secuestrados en 17 barcos estacionados en aguas internacionales (se trata de los navíos USS Bataan, USS Peleliu, USS Ashland, USNS Stockham, USNS Watson, USNS Watkins, USNS Sister, USNS Charlton, USNS Pomeroy, USNS Red Cloud, USNS Soderman, USNS Dahl, MV PFC William B Baugh, MV Alex Bonnyman, MV Franklin J Phillips, MV Louis J Huage Jr, MV James Anderson Jr). El texto se limita al estudio de 119 casos de personas utilizadas como conejillos de Indias en la realización de experimentos sicológicos en la base naval estadunidense de Guantánamo (Cuba) y en unas 50 cárceles secretas, desde 2002 y hasta finales de 2009, es decir, 1 año después de la elección del actual presidente Barack Obama.
Los fragmentos del informe no indican bajo qué criterios fueron seleccionados esos cobayos humanos. Se limitan a indicar que cada prisionero denunciaba al siguiente y también indican que esas confesiones no les fueron arrancadas sino inculcadas. En otras palabras, lo que hizo la CIA fue justificar sus propias decisiones fabricando denuncias que las confirmaban a posteriori.
En el informe inicial, los nombres de los agentes y de los contratistas de la CIA implicados fueron reemplazados por seudónimos. Además, los fragmentos desclasificados han sido ampliamente censurados, fundamentalmente para borrar los nombres de los cómplices extranjeros de la Agencia.
El contenido del informe
He leído detenidamente las 525 páginas de fragmentos provenientes del informe. A pesar de ello, estoy aún lejos de haber sacado de esos fragmentos toda la información que puede obtenerse de ellos, ya que habrá que realizar numerosas investigaciones para poder interpretar los párrafos mutilados por la censura.
Las sesiones de condicionamiento se realizaban en unas 50 cárceles secretas bajo la responsabilidad de Alec Station, la unidad de la CIA a cargo de la búsqueda de Osama bin Laden. Las infraestructuras, el personal y los transportes funcionaban bajo la responsabilidad del Grupo de Capitulación y Detención de la CIA. Las sesiones se concebían y realizaban bajo la supervisión de dos sicólogos contratados que incluso crearon una firma en 2005. Las autorizaciones para la aplicación de las técnicas de condicionamiento se concedían desde el más alto nivel, sin especificar que el objetivo de esas torturas no era arrancar información a las víctimas sino condicionarlas.
El entonces vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney, la exconsejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice, el exsecretario de Justicia John Ashcroft, el exsecretario de Defensa Donald Rumsfeld, el exsecretario de Estado Colin Powell y el otrora director de la CIA George Tenet participaron en reuniones sobre ese tema realizadas en la Casa Blanca. Asistieron a simulaciones en la Casa Blanca y visionaron grabaciones de video de varias sesiones, grabaciones que posteriormente fueron destruidas ilegalmente. Es evidente que el objetivo de aquellas reuniones era implicar a esas personalidades, pero no resulta posible determinar cuáles de ellas sabían para qué se utilizaban esas técnicas.
Sin embargo, en junio de 2007, el entonces contratista de la CIA que supervisaba aquellos experimentos explicó personalmente a Condoleezza Rice en qué consistían. La consejera de Seguridad Nacional autorizó la continuación de los experimentos, limitándose a reducir la cantidad de torturas autorizadas.
Los fragmentos publicados del informe contienen un análisis detallado de cómo la CIA mintió a las demás ramas de la administración Bush, a los medios de prensa y al Congreso. Los experimentos de Martin Seligman
Los fragmentos del informe que se han dado a conocer confirman que la CIA realizó experimentos basados en los trabajos del profesor Martin Seligman (teoría de la impotencia aprendida). El objetivo de los experimentos no era obtener confesiones ni información, sino inculcar a los torturados un discurso o un comportamiento.
La mayoría de las citaciones que la prensa ha publicado tienden a confundir al público. En efecto, la CIA se refiere a los “métodos de condicionamiento” llamándolos “métodos de interrogatorio no estándares” (non-standard means of interrogation). Sacada de su contexto, esa denominación hace pensar que el término “interrogatorio” designa la búsqueda de información cuando en realidad designa el condicionamiento de las víctimas.
Todos los nombres de los torturadores fueron censurados en la parte desclasificada del informe. A pesar de ello, es evidente que bajo el seudónimo de Grayson Swigert se esconde Bruce Jessen mientras que James Mitchell aparece en el informe como Hammond Dunbar.
Bruce Jessen y James Mitchell supervisaron el programa desde el 12 de abril de 2002. Estaban físicamente presentes en las cárceles secretas. En 2005, formaron juntos una firma comercial, Mitchell, Jessen & Associates, designada en el informe como Company Y. Desde 2005 y hasta 2010, esa firma recibió pagos ascendentes a 81 millones de dólares. Posteriormente, el Ejército o fuerzas terrestres de Estados Unidos (US Army) los empleó para que dirigieran un programa sobre el comportamiento aplicado a 1.1 millones de soldados estadunidenses.
En mayo de 2003, un senior officer de la CIA recurrió al inspector general de la Agencia señalando que los trabajos del profesor Seligman se basaban en las torturas que se aplicaban en Vietnam del Norte para obtener “confesiones con fines propagandísticos”. Aquel oficial cuestionaba el programa de condicionamiento. Pero su denuncia no tuvo consecuencias. En todo, la denuncia contenía un pequeño error: se refería a Vietnam del Norte. Los trabajos de Seligman, al igual que las prácticas de los norvietnamitas, se basaban en trabajos coreanos.
Cómo se protegieron los torturadores
Según la Comisión senatorial, el programa de tortura de la CIA respondía a una orden del expresidente George W Bush emitida el 17 de septiembre de 2001, es decir, 6 días después de los atentados contra los Torres Gemelas y el Pentágono. Tenía como único objetivo proporcionar medios extraordinarios para la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre de aquel año. Pero ese programa se desarrolló de inmediato en violación de varias instrucciones del presidente. Por consiguiente, a partir de la realización de los atentados, la CIA, a espaldas de la Casa Blanca, se esforzó por fabricar falsos testimonios que “demostrarían” la culpabilidad de Al-Qaeda.
El expresidente George W Bush y los miembros del Congreso fueron engañados por la CIA que:
- Obtuvo autorizaciones para recurrir a ciertas torturas disimulando el objetivo final de tales procedimientos.
- Presentó falsamente como información obtenida bajo la tortura lo que en realidad eran confesiones inculcadas.
El 6 de septiembre de 2006, cuando el expresidente Bush reconoció la existencia del programa secreto de torturas de la CIA, defendió esa práctica argumentando que había permitido la obtención de información que sirvió para salvar vidas. Bush se basaba en los informes plagados de falsedades proporcionados por la CIA e ignoraba que, en vez de buscar pruebas, la Agencia se dedicaba a fabricarlas. A partir de entonces, la prensa atlantista se hundió en la barbarie y comenzó a debatir sobre la justificación de la tortura presentándola como algo malo que permitía lograr algo bueno.
Los torturadores tuvieron la precaución de dotarse de una cobertura jurídica. Para ello pidieron que el Departamento de Justicia los autorizara a torturar. Pero el Departamento de Justicia se pronunció únicamente sobre la legalidad de los métodos utilizados (aislamiento, encierro en una caja de pequeñas dimensiones, simulacros de enterramientos, uso de insectos, etcétera) en vez de pronunciarse sobre el programa en su conjunto. La mayoría de los juristas autorizaban solamente algunas posturas en particular, pasando por alto las consecuencias síquicas que podían acarrear cuando se combinaban unas con otras. En agosto de 2002 ya se habían obtenido todas las autorizaciones.
Los dirigentes de la CIA que autorizaron esos experimentos especificaron por escrito que había que incinerar los cadáveres si las personas utilizadas como cobayos morían durante el proceso de condicionamiento y que a los sobrevivientes había que mantenerlos encerrados por el resto de sus días. Confesiones fabricadas
Para que se entienda bien, la Comisión senatorial no dice que las confesiones de los detenidos de la CIA son legalmente incorrectas por haber sido obtenidas bajo la tortura. Lo que expone es que la CIA no interrogó a esos detenidos sino que los condicionó para que declararan sobre situaciones y actos con los que no tenían nada que ver. La Comisión precisa que los agentes de la CIA ni siquiera trataron de informarse sobre lo que los detenidos ya habían declarado o confesado a las autoridades que los habían arrestado. En otras palabras, no sólo la CIA no trató de saber si Al-Qaeda estaba implicada o no en los atentados del 11 de septiembre, sino que su acción tuvo como único objetivo fabricar testimonios falsos para demostrar falsamente una supuesta implicación de Al-Qaeda en dichos atentados.
La Comisión senatorial no discute si las confesiones de los cobayos humanos les fueron arrancadas o si les fueron inculcadas. Pero, después de explicar que los supervisores no eran expertos en interrogatorios sino en condicionamiento, detalla ampliamente el hecho que ninguna de esas confesiones permitió anticipar nada. Demuestra que la CIA mintió al afirmar que habían permitido impedir otros atentados. La Comisión no escribe que la información sobre Al-Qaeda proveniente de aquellas confesiones es fabricada, pero señala que todo lo que se podía verificar era falso. De esa manera, la Comisión desmiente explícitamente los argumentos utilizados para justificar la tortura y anula implícitamente los testimonios utilizados para vincular a Al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre.
Ese informe confirma, de manera oficial, varias informaciones que nosotros ya habíamos presentado a nuestros lectores y que contradicen e invalidan los trabajos de los tanques pensantes atlantistas, de las universidades y de la prensa desde el 11 de septiembre, tanto en lo tocante a los atentados de 2001 como en lo que concierne a Al-Qaeda.
Como resultado de la publicación de los fragmentos del informe queda demostrado que todos los testimonios citados en el informe de la Comisión Presidencial Investigadora sobre el 11 de Septiembre que vinculan a Al-Qaeda con esos atentados son falsos. Ya no existe en este momento el menor indicio que permita atribuir esos atentados a Al-Qaeda: no existe ninguna prueba de que las 19 personas acusadas como secuestradores aéreos estuviesen aquel día en ninguno de los cuatro aviones y tampoco es cierto ninguno de los testimonios de exmiembros de Al-Qaeda que se atribuyen la autoría de los atentados. El informe confirma lo que ya revelamos en 2009
En octubre de 2009 publiqué un estudio sobre ese tema en la revista rusa Odnako. Afirmaba en ese trabajo que Guantánamo no era un centro de interrogatorios, sino de condicionamiento. También cuestionaba personalmente al profesor Seligman. Un año más tarde, luego de la publicación de la traducción de aquel artículo al inglés, sicólogos estadunidenses hicieron campaña exigiendo que Martin Seligman diese explicaciones sobre el asunto.
La respuesta de Seligman consistió únicamente en negar su papel como torturador y emprender una acción legal simultánea contra mí y contra la Red Voltaire tanto en Francia como en Líbano, país donde yo residía en aquel momento. Pero finalmente, el profesor Seligman ordenó a sus abogados suspender toda acción legal cuando publicamos una de sus cartas acompañada de una explicación de texto. Martin Seligman emprendió igualmente acciones legales contra todos los que abordaron el tema, como Bryant Weich del Hunffington Post. En este momento
En lo que constituye una muestra de valentía, la senadora Dianne Feinstein ha logrado publicar parte de su informe, a pesar de la oposición del actual director de la CIA, John Brennan, quien estuvo a cargo de ese programa de tortura.
El presidente Barack Obama ha anunciado que no emprenderá acciones legales contra ninguno de los responsables de esos crímenes, mientras que los defensores de los derechos humanos luchan por poner a los torturadores en el banquillo de los acusados, que es lo mínimo que debería hacerse.
Pero no son esas las preguntas realmente importantes: ¿Por qué cometió la CIA esos crímenes? ¿Por qué inventó la CIA confesiones destinadas a vincular artificialmente a Al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre? Y, por lo tanto, si Al-Qaeda no tiene nada que ver con los atentados del 11 de septiembre, ¿a quién quiso proteger la CIA?
Y, para terminar, el programa de la CIA sólo contaba 119 cobayos humanos. ¿Qué pasó entonces con los 80 mil prisioneros de las cárceles secretas de la US Navy?
Red Voltaire Línea Global
Thierry Meyssan/Red Voltaire
Damasco, Siria. El 9 de diciembre de 2014, Dianne Feinstein, presidenta de la Comisión del Senado estadunidense a cargo de los servicios de inteligencia, hizo público un fragmento de su informe clasificado sobre el programa secreto de torturas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés).
El fragmento desclasificado sólo representa una doceava parte del informe inicial.
El informe en sí no trata sobre el vasto sistema de secuestros y encarcelamientos arbitrarios que la Armada de Estados Unidos instauró bajo los mandatos del expresidente George Bush hijo, programa que dio lugar a los secuestros de más de 80 mil personas en todo el mundo y al encierro de esos secuestrados en 17 barcos estacionados en aguas internacionales (se trata de los navíos USS Bataan, USS Peleliu, USS Ashland, USNS Stockham, USNS Watson, USNS Watkins, USNS Sister, USNS Charlton, USNS Pomeroy, USNS Red Cloud, USNS Soderman, USNS Dahl, MV PFC William B Baugh, MV Alex Bonnyman, MV Franklin J Phillips, MV Louis J Huage Jr, MV James Anderson Jr). El texto se limita al estudio de 119 casos de personas utilizadas como conejillos de Indias en la realización de experimentos sicológicos en la base naval estadunidense de Guantánamo (Cuba) y en unas 50 cárceles secretas, desde 2002 y hasta finales de 2009, es decir, 1 año después de la elección del actual presidente Barack Obama.
Los fragmentos del informe no indican bajo qué criterios fueron seleccionados esos cobayos humanos. Se limitan a indicar que cada prisionero denunciaba al siguiente y también indican que esas confesiones no les fueron arrancadas sino inculcadas. En otras palabras, lo que hizo la CIA fue justificar sus propias decisiones fabricando denuncias que las confirmaban a posteriori.
En el informe inicial, los nombres de los agentes y de los contratistas de la CIA implicados fueron reemplazados por seudónimos. Además, los fragmentos desclasificados han sido ampliamente censurados, fundamentalmente para borrar los nombres de los cómplices extranjeros de la Agencia.
El contenido del informe
He leído detenidamente las 525 páginas de fragmentos provenientes del informe. A pesar de ello, estoy aún lejos de haber sacado de esos fragmentos toda la información que puede obtenerse de ellos, ya que habrá que realizar numerosas investigaciones para poder interpretar los párrafos mutilados por la censura.
Las sesiones de condicionamiento se realizaban en unas 50 cárceles secretas bajo la responsabilidad de Alec Station, la unidad de la CIA a cargo de la búsqueda de Osama bin Laden. Las infraestructuras, el personal y los transportes funcionaban bajo la responsabilidad del Grupo de Capitulación y Detención de la CIA. Las sesiones se concebían y realizaban bajo la supervisión de dos sicólogos contratados que incluso crearon una firma en 2005. Las autorizaciones para la aplicación de las técnicas de condicionamiento se concedían desde el más alto nivel, sin especificar que el objetivo de esas torturas no era arrancar información a las víctimas sino condicionarlas.
El entonces vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney, la exconsejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice, el exsecretario de Justicia John Ashcroft, el exsecretario de Defensa Donald Rumsfeld, el exsecretario de Estado Colin Powell y el otrora director de la CIA George Tenet participaron en reuniones sobre ese tema realizadas en la Casa Blanca. Asistieron a simulaciones en la Casa Blanca y visionaron grabaciones de video de varias sesiones, grabaciones que posteriormente fueron destruidas ilegalmente. Es evidente que el objetivo de aquellas reuniones era implicar a esas personalidades, pero no resulta posible determinar cuáles de ellas sabían para qué se utilizaban esas técnicas.
Sin embargo, en junio de 2007, el entonces contratista de la CIA que supervisaba aquellos experimentos explicó personalmente a Condoleezza Rice en qué consistían. La consejera de Seguridad Nacional autorizó la continuación de los experimentos, limitándose a reducir la cantidad de torturas autorizadas.
Los fragmentos publicados del informe contienen un análisis detallado de cómo la CIA mintió a las demás ramas de la administración Bush, a los medios de prensa y al Congreso. Los experimentos de Martin Seligman
Los fragmentos del informe que se han dado a conocer confirman que la CIA realizó experimentos basados en los trabajos del profesor Martin Seligman (teoría de la impotencia aprendida). El objetivo de los experimentos no era obtener confesiones ni información, sino inculcar a los torturados un discurso o un comportamiento.
La mayoría de las citaciones que la prensa ha publicado tienden a confundir al público. En efecto, la CIA se refiere a los “métodos de condicionamiento” llamándolos “métodos de interrogatorio no estándares” (non-standard means of interrogation). Sacada de su contexto, esa denominación hace pensar que el término “interrogatorio” designa la búsqueda de información cuando en realidad designa el condicionamiento de las víctimas.
Todos los nombres de los torturadores fueron censurados en la parte desclasificada del informe. A pesar de ello, es evidente que bajo el seudónimo de Grayson Swigert se esconde Bruce Jessen mientras que James Mitchell aparece en el informe como Hammond Dunbar.
Bruce Jessen y James Mitchell supervisaron el programa desde el 12 de abril de 2002. Estaban físicamente presentes en las cárceles secretas. En 2005, formaron juntos una firma comercial, Mitchell, Jessen & Associates, designada en el informe como Company Y. Desde 2005 y hasta 2010, esa firma recibió pagos ascendentes a 81 millones de dólares. Posteriormente, el Ejército o fuerzas terrestres de Estados Unidos (US Army) los empleó para que dirigieran un programa sobre el comportamiento aplicado a 1.1 millones de soldados estadunidenses.
En mayo de 2003, un senior officer de la CIA recurrió al inspector general de la Agencia señalando que los trabajos del profesor Seligman se basaban en las torturas que se aplicaban en Vietnam del Norte para obtener “confesiones con fines propagandísticos”. Aquel oficial cuestionaba el programa de condicionamiento. Pero su denuncia no tuvo consecuencias. En todo, la denuncia contenía un pequeño error: se refería a Vietnam del Norte. Los trabajos de Seligman, al igual que las prácticas de los norvietnamitas, se basaban en trabajos coreanos.
Cómo se protegieron los torturadores
Según la Comisión senatorial, el programa de tortura de la CIA respondía a una orden del expresidente George W Bush emitida el 17 de septiembre de 2001, es decir, 6 días después de los atentados contra los Torres Gemelas y el Pentágono. Tenía como único objetivo proporcionar medios extraordinarios para la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre de aquel año. Pero ese programa se desarrolló de inmediato en violación de varias instrucciones del presidente. Por consiguiente, a partir de la realización de los atentados, la CIA, a espaldas de la Casa Blanca, se esforzó por fabricar falsos testimonios que “demostrarían” la culpabilidad de Al-Qaeda.
El expresidente George W Bush y los miembros del Congreso fueron engañados por la CIA que:
- Obtuvo autorizaciones para recurrir a ciertas torturas disimulando el objetivo final de tales procedimientos.
- Presentó falsamente como información obtenida bajo la tortura lo que en realidad eran confesiones inculcadas.
El 6 de septiembre de 2006, cuando el expresidente Bush reconoció la existencia del programa secreto de torturas de la CIA, defendió esa práctica argumentando que había permitido la obtención de información que sirvió para salvar vidas. Bush se basaba en los informes plagados de falsedades proporcionados por la CIA e ignoraba que, en vez de buscar pruebas, la Agencia se dedicaba a fabricarlas. A partir de entonces, la prensa atlantista se hundió en la barbarie y comenzó a debatir sobre la justificación de la tortura presentándola como algo malo que permitía lograr algo bueno.
Los torturadores tuvieron la precaución de dotarse de una cobertura jurídica. Para ello pidieron que el Departamento de Justicia los autorizara a torturar. Pero el Departamento de Justicia se pronunció únicamente sobre la legalidad de los métodos utilizados (aislamiento, encierro en una caja de pequeñas dimensiones, simulacros de enterramientos, uso de insectos, etcétera) en vez de pronunciarse sobre el programa en su conjunto. La mayoría de los juristas autorizaban solamente algunas posturas en particular, pasando por alto las consecuencias síquicas que podían acarrear cuando se combinaban unas con otras. En agosto de 2002 ya se habían obtenido todas las autorizaciones.
Los dirigentes de la CIA que autorizaron esos experimentos especificaron por escrito que había que incinerar los cadáveres si las personas utilizadas como cobayos morían durante el proceso de condicionamiento y que a los sobrevivientes había que mantenerlos encerrados por el resto de sus días. Confesiones fabricadas
Para que se entienda bien, la Comisión senatorial no dice que las confesiones de los detenidos de la CIA son legalmente incorrectas por haber sido obtenidas bajo la tortura. Lo que expone es que la CIA no interrogó a esos detenidos sino que los condicionó para que declararan sobre situaciones y actos con los que no tenían nada que ver. La Comisión precisa que los agentes de la CIA ni siquiera trataron de informarse sobre lo que los detenidos ya habían declarado o confesado a las autoridades que los habían arrestado. En otras palabras, no sólo la CIA no trató de saber si Al-Qaeda estaba implicada o no en los atentados del 11 de septiembre, sino que su acción tuvo como único objetivo fabricar testimonios falsos para demostrar falsamente una supuesta implicación de Al-Qaeda en dichos atentados.
La Comisión senatorial no discute si las confesiones de los cobayos humanos les fueron arrancadas o si les fueron inculcadas. Pero, después de explicar que los supervisores no eran expertos en interrogatorios sino en condicionamiento, detalla ampliamente el hecho que ninguna de esas confesiones permitió anticipar nada. Demuestra que la CIA mintió al afirmar que habían permitido impedir otros atentados. La Comisión no escribe que la información sobre Al-Qaeda proveniente de aquellas confesiones es fabricada, pero señala que todo lo que se podía verificar era falso. De esa manera, la Comisión desmiente explícitamente los argumentos utilizados para justificar la tortura y anula implícitamente los testimonios utilizados para vincular a Al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre.
Ese informe confirma, de manera oficial, varias informaciones que nosotros ya habíamos presentado a nuestros lectores y que contradicen e invalidan los trabajos de los tanques pensantes atlantistas, de las universidades y de la prensa desde el 11 de septiembre, tanto en lo tocante a los atentados de 2001 como en lo que concierne a Al-Qaeda.
Como resultado de la publicación de los fragmentos del informe queda demostrado que todos los testimonios citados en el informe de la Comisión Presidencial Investigadora sobre el 11 de Septiembre que vinculan a Al-Qaeda con esos atentados son falsos. Ya no existe en este momento el menor indicio que permita atribuir esos atentados a Al-Qaeda: no existe ninguna prueba de que las 19 personas acusadas como secuestradores aéreos estuviesen aquel día en ninguno de los cuatro aviones y tampoco es cierto ninguno de los testimonios de exmiembros de Al-Qaeda que se atribuyen la autoría de los atentados. El informe confirma lo que ya revelamos en 2009
En octubre de 2009 publiqué un estudio sobre ese tema en la revista rusa Odnako. Afirmaba en ese trabajo que Guantánamo no era un centro de interrogatorios, sino de condicionamiento. También cuestionaba personalmente al profesor Seligman. Un año más tarde, luego de la publicación de la traducción de aquel artículo al inglés, sicólogos estadunidenses hicieron campaña exigiendo que Martin Seligman diese explicaciones sobre el asunto.
La respuesta de Seligman consistió únicamente en negar su papel como torturador y emprender una acción legal simultánea contra mí y contra la Red Voltaire tanto en Francia como en Líbano, país donde yo residía en aquel momento. Pero finalmente, el profesor Seligman ordenó a sus abogados suspender toda acción legal cuando publicamos una de sus cartas acompañada de una explicación de texto. Martin Seligman emprendió igualmente acciones legales contra todos los que abordaron el tema, como Bryant Weich del Hunffington Post. En este momento
En lo que constituye una muestra de valentía, la senadora Dianne Feinstein ha logrado publicar parte de su informe, a pesar de la oposición del actual director de la CIA, John Brennan, quien estuvo a cargo de ese programa de tortura.
El presidente Barack Obama ha anunciado que no emprenderá acciones legales contra ninguno de los responsables de esos crímenes, mientras que los defensores de los derechos humanos luchan por poner a los torturadores en el banquillo de los acusados, que es lo mínimo que debería hacerse.
Pero no son esas las preguntas realmente importantes: ¿Por qué cometió la CIA esos crímenes? ¿Por qué inventó la CIA confesiones destinadas a vincular artificialmente a Al-Qaeda con los atentados del 11 de septiembre? Y, por lo tanto, si Al-Qaeda no tiene nada que ver con los atentados del 11 de septiembre, ¿a quién quiso proteger la CIA?
Y, para terminar, el programa de la CIA sólo contaba 119 cobayos humanos. ¿Qué pasó entonces con los 80 mil prisioneros de las cárceles secretas de la US Navy?
Lo más peligroso es la islamofobia
Santiago Alba Rico - Rebelión
El atentado fascista en París contra la redacción del semanario Charlie Hebdo, que ha arrebatado la vida a 12 personas, entre ellas a los cuatro dibujantes Charb, Cabú, Wolinsky y Tignous, deja una doble o triple sensación de horror, pues está agravada por una especie de eco amargo y sucio y por una sombra de amenaza inminente y general.
Está sin duda el horror de la matanza misma por parte de unos asesinos que, con independencia de sus móviles ideológicos, se han situado a sí mismos al margen de toda ética común y por eso mismo fuera de todo marco religioso, en su sentido más estricto y preciso.
Pero está también el horror de que sus víctimas se dedicaran a escribir y a dibujar. No es que uno no pueda hacer daño escribiendo y dibujando -enseguida hablaremos de esto-; es que escribir y dibujar son tareas que una larga tradición histórica compartida sitúa en el extremo opuesto de la violencia; si se trata además de la sátira y el humor, nadie nos parece más protegido que el que nos hace reír. En términos humanos, siempre es más grave matar a un bufón que a un rey porque el bufón dice lo que todos queremos oír -aunque sea improcedente o incluso hiperbólico- mientras que los reyes sólo hablan de sí mismos y de su poder. El que mata a un bufón, al que hemos encomendado el decir libre y general, mata a la humanidad misma. También por eso los asesinos de París son fascistas. Sólo los fascistas matan bufones. Sólo los fascistas creen que hay objetos no hilarantes o no ridiculizables. Sólo los fascistas matan para imponer seriedad.
Pero hay un tercer elemento de horror que tiene que ver menos con el acto que con sus consecuencias. Ahora mismo -lo confieso- es el que más miedo me da. Y es urgente advertir de lo que nos jugamos. Lo urgente no es impedir un crimen que ya no podemos impedir; ni tampoco condenar asqueados a los asesinos. Eso es normal y decente, pero no urgente. Tampoco, claro, espumajear contra el islam. Al contrario. Lo verdaderamente urgente es alertar contra la islamofobia, precisamente para evitar lo que los asesinos quieren -y están ya consiguiendo- provocar: la identificación ontológica entre el islam y el fascismo criminal. La gran eficacia de la violencia extrema tiene que ver con el hecho de que borra el pasado, el cual no puede ser evocado sin justificar de alguna manera el crimen; tiene que ver con el hecho de que la violencia es actualidad pura, y la actualidad pura está siempre preñada del peor futuro imaginable. Los asesinos de París sabían muy bien en qué contexto estaban perpetrando su infamia y qué efectos iban a producir.
El problema del fascismo y de su violencia actualizadora es que se trata siempre de una respuesta. El fascismo está siempre respondiendo; todo fascismo se alimenta de su legitimación reactiva en un marco social e ideológico en el que todo es respuesta y todo es, por tanto, fascismo. El contexto europeo (pensemos en la Alemania anti-islámica de estos días) es la de un fascismo rampante. En Francia concretamente este fascismo blanco y laico tiene algunos valedores intelectuales de mucho prestigio que, a la sombra del Frente Nacional de Le Pen, llevan calentando el ambiente desde púlpitos privilegiados a partir del presupuesto, enunciado con falso empirismo y autoridad mediática, de que el islam mismo es un peligro para Francia. Pensemos, por ejemplo, en la última novela del gran escritor Houellebecq, Sumisión (traducción literal del término árabe “islam”), en la que un partido islamista gana al Frente Nacional las elecciones de 2021 e impone la “charia” en la patria de Las Luces. O pensemos en el gran éxito de las obras del ultraderechista Renaud Camus y del periodista político del diario Le Figaro Eric Zemour. El primero es autor de Le grand remplacement, donde se sostiene la tesis de que el pueblo francés está siendo “reemplazado” por otro, en este caso -obviamente- compuesto de musulmanes extraños a la historia de Francia. El segundo, por su parte, ha escrito El suicidio francés, un gran éxito de ventas que rehabilita al general Petain y describe la decadencia del Estado-Nación, amenazado por la traición de las élites y por la inmigración. Hace unos días en Le Monde el escritor Edwy Plenel se refería a estas obras como depositarias de una “ideología asesina” que “está preparando Francia y Europa para una guerra”: una guerra civil- dice- “de Francia y Europa contra ellas mismas, contra una parte de sus pueblos, contra esos hombres, esas mujeres, esos niños que viven y trabajan aquí y que, a través de las armas del prejuicio y la ignorancia, han sido previamente construidos como extranjeros en razón de su nacimiento, su apariencia o sus creencias”.
Este es el fascismo que estaba ya presente en Francia y que ahora “reacciona” -puro presente- frente a la “reacción” -pura actualidad asesina- de los islamistas fascistas de París. Da mucho miedo pensar que a las 7 de la tarde, mientras escribo estas líneas, el trending topic mundial en twitter, tras el tranquilizador y emocionante “yo soy Charlie”, es el terrorífico “matar a todos los musulmanes”. La islamofobia tiene tanto fundamento empírico -ni más ni menos- que el islamismo yihadista; los dos, en efecto, son fascismos reactivos que se activan recíprocamente, incapaces de hacer esas distinciones que caracterizan la ética, la civilización y el derecho: entre niños y adultos, entre civiles y militares, entre bufones y reyes, entre individuos y comunidades. “Matad a todos los infieles” es contestado y precedido por “matad a todos los musulmanes”. Pero hay una diferencia. Mientras que se exige a todos los musulmanes del mundo que condenen la atrocidad de París y todos los dirigentes políticos y religiosos del mundo musulmán condenan sin excepción lo ocurrido, el “matad a todos los musulmanes” es justificado de algún modo por intelectuales y políticos que legitiman con su autoridad institucional y mediática la criminalización de cinco millones de franceses musulmanes (y de millones más en toda Europa). Esa es la diferencia -lo sabemos históricamente- entre el totalitarismo y el delirio marginal: que el totalitarismo es delirio naturalizado, institucionalizado, compartido al mismo tiempo por la sociedad y por el poder. Si recordamos además que la mayor parte de las víctimas del fascismo yihadista en el mundo son también musulmanas -y no occidentales- deberíamos quizás medir mejor nuestro sentido de la responsabilidad y de la solidaridad. Pinzados entre dos fascismos reactivos, los perdedores son los de siempre: los inmigrantes, los izquierdistas, los bufones, las poblaciones de los países colonizados. Una de las víctimas de los islamistas, por cierto, era policía, se llamaba Ahmed Mrabet y era musulmán.
Del yihadismo fascista no espero sino fanatismo, violencia y muerte. Me repugna, pero me da menos miedo que la reacción que precede -valga la paradoja einsteiniana- a sus crímenes. El “matad a todos los musulmanes” está de algún modo justificado por los intelectuales que “preparan la guerra civil europea” y por los propios políticos que responden a los crímenes con discursos populistas religiosos laicos. Cuando Hollande y Sarkozy hablan de “un atentado a los valores sagrados de Francia” para referirse a la libertad de expresión, están razonando del mismo modo que los asesinos de los redactores del Charlie Hebdo. No acepto que un francés me diga que defender los valores de Francia implica necesariamente defender la libertad de expresión. Por muy laica que se pretenda, esa lógica es siempre religiosa. No hay que defender Francia; hay que defender la libertad de expresión. Porque defender los valores de Francia es quizás defender la revolución francesa, pero también Termidor; es defender la Comuna, pero también los fusilamientos de Thiers; es defender a Zola, pero también al tribunal que condenó a Dreyfus; es defender a Simone Weil y René Char, pero también el colaboracionismo de Vichy; es defender a Sartre, pero también las torturas de la OAS y el genocidio colonial; es defender mayo del 68, pero también los bombardeos de Argel, Damasco, Indochina y más recientemente Libia y Mali. Es defender ahora, frente al fascismo islamista, la igualdad ante la ley, la democracia, la libertad de expresión, la tolerancia y la ética, pero también defender la destrucción de todo eso en nombre de los valores de Francia. Da mucho miedo oír hablar de “los valores de Francia”, “de la grandeza de Francia”, de ”la defensa de Francia”. O defendemos la libertad de expresión o defendemos los valores de Francia. Defender la libertad de expresión -y la igualdad, la fraternidad y la libertad- es defender a la humanidad entera, viva donde viva y crea en el dios que crea. La frase de “los valores de Francia” pronunciada por Le Pen, Hollande, Sarkozy o Renaud Camus no se distingue en nada de la frase “los valores del islam” pronunciada por Abu Bakr Al-Baghdadi. Son en realidad el mismo discurso frente a frente, legitimado por su propia reacción asesina, que bombardea inocentes en un lado y ametralla inocentes en el otro. Pierden los de siempre, los que pierden cuando dos fascismos no dejan en medio ni el más pequeño resquicio para el derecho, la ética y la democracia: los de abajo, los de al lado, los pequeños, los sensatos. De eso sabemos mucho en Europa, cuyos grandes “valores” produjeron el colonialismo, el nazismo, el estalinismo, el sionismo y el bombardeo humanitario.
Mal empieza 2015. En 1953, “refugiado” en Francia, el gran escritor negro Richard Wright escribía contra el fascismo que “temía que las instituciones democráticas y abiertas no sean más que un intervalo sentimental que preceda al establecimiento de regímenes incluso más bárbaros, absolutistas y pospolíticos”. Protegernos del fascismo islamista es proteger nuestras instituciones abiertas y democráticas -o lo que queda de ellas- del fascismo europeo. La islamofobia fascista, en Europa y en las “colonias”, es la gran fábrica de islamistas fascistas y una y otro son incompatibles con el derecho y la democracia, los únicos principios -que no “valores”- que podrían aún salvarnos. Buena parte de nuestras élites políticas e intelectuales están más bien interesadas en todo lo contrario.
Descansen en paz nuestros alegres y valientes compañeros bufones del Charlie Hebdo. Y que nadie en su nombre levante la mano contra un musulmán ni contra el derecho y la ética comunes. Esa sí sería la verdadera victoria de los fascismos de los dos lados.
miércoles, 7 de enero de 2015
MEDARDO GONZÁLEZ Y SUS HOTELES.
OBJETIVO 2015
“El FMLN trabajando a favor de todos” es uno de los nuevos eslóganes populistas electoreros que el partido de izquierda difunde por los principales canales de televisión y que choca con lo que algunos de sus dirigentes, por no decir lo que todos están haciendo a espaldas de su misma militancia.
En una caravana efemelenista que contemplamos el recién pasado domingo en Ahuachapán, algunos de los militantes y coordinadores de base al margen de esta, nos decían que mucha de la gente que iba en la gran cola de los automóviles, pick up y camiones, no tienen conciencia política, mucho menos cultura o poder de debate. De esa forma ellos solo se ponen la camisa roja, su gorra verde olivo y votan ciegamente sin tan solo preguntar cómo se manejan los fondos en el partido, en la Asamblea Legislativa o en la empresa ALBA.
Eso, nos dicen, hace que la dirigencia se sienta confiada y se haya adueñado de la dirección del partido. Además todos los mandos medios y mayormente los que manipulan asambleas generales, reuniones o votaciones internas, son patrocinados con migajas de puestos de trabajo y dinero y además avisan de cualquier movimiento de alarma, que ponga en peligro a la nueva burguesía del FMLN.
Con los millones de ALBA y las donaciones desde el exterior, toda la macoya de dirigentes y funcionarios han sabido diversificar sus inversiones, utilizando por supuesto a familiares y apoderados legales como prestanombres y testaferros. Esta es una vieja maña por la grave impunidad que deambula en las esferas políticas y de las cuales hoy esa izquierda se ha apropiado.

Con el escándalo de Sigfrido Reyes y sus terrenos en Greenside, además de gasolineras que ha ido adquiriendo, hubo encerronas de todos ellos para que otro error de tal magnitud no volviese a pasar. Cuando decimos ellos, nos referimos a un pequeño grupo de cinco a ocho personajes, quienes en realidad manejan toda la corporación comercial del FMLN. Sobre todos estos, quien manda es José Luis Merino quien logró imponerse estratégicamente con su gente de confianza en el nuevo gabinete de gobierno, aun sobre las molestias y desconfianza de Salvador Sánchez Cerén.
Existen inconformidades y malestares entre mucha gente que realmente estuvo en la guerra con los diferentes brazos armados de la ex guerrilla, tanto así que de allí nos vino el aviso que investigáramos lo de los hoteles de Medardo González, uno ubicado en el kilómetro 96 cerquita de Ataco y el otro llamado Hotelito los Pinos, cerca de la Universidad Nacional en San Salvador.


Ambos hoteles tienen el mismo concepto de diseño antiguo, bastante vegetación y encuentro con la naturaleza. Al conocer ambas instalaciones pudimos comprobar que las inversiones sobrepasan el millón de dólares.
En hotel Casa Antigua en Ataco, también observamos la prisa por vender o alquilar la propiedad, inmediatamente despúes del notición de las inversiones de Sigfrido Reyes y sus terrenos en Nuevo Cuscatlán con la complicidad de Nayib Bukele. Lizbeth Portal ex compañera de vida y esposa del secretario general del FMLN Medardo González, es quien negocia la propiedad, mientras que Medardo junior hijo, es el gerente o administrador del otro hotel en la capital llamado Los Pinos.
El tercer hijo del excomandante Milton, asume en una de las gerencias de ALBA Petróleos, cuidando los patrimonios de la familia que ya cuentan con varios millones de dólares.
Escuchamos decir a la Sra. Lizbeth Portal que piden cerca de 600 mil dólares por la venta de hotel Casa Antigua y la otra opción inmediata es alquilarlo por $ 1.200 dólares mensuales. La cosa es que la noticia de dichas propiedades no llegue a oídos de la militancia, mucho menos a todos los ex combatientes que viven en el exterior. Esto podría comenzar a crear un clima de subversión dentro del partido y lograr así el destapar los otros negocios de Norma Guevara, Roberto Lorenzana, Ramiro Vázquez, Lorena Peña, Manuel Flores, Leonel Búcaro, Nelson García, Sigfrido Reyes, etc., y hasta el mismo presidente.
Ahora muchos comprenderán del porque a estos dirigentes les urgía hacer pactos con el partido de Tony Saca, GANA y agenciarse la Corte de Cuentas. En los próximos cuatro años y medio, esta gente podrá esconder todas sus inversiones, despilfarro y malgasto, sin peligro que salgan a la luz pública. A estos se sumó el partido PCN quienes tienen alianzas con narcotraficantes de la región como Chalatenango y Metapán, protegiendo al capo llamado Adán Salazar alias Chepe Diablo y a quien el presidente estadounidense Barak Obama, tipifico como un jefe narco de gran poder y peligro.
Mucha de la militancia ni se ha percatado como en el nuevo presupuesto de la nación para el 2015, casa presidencial se aumentó cerca de 8 millones de dólares más y quien sabe a dónde irá a parar tanto dinero, porque ellos al igual que Mauricio Funes se auto declaran gastos en reserva y confidencialidad, especialmente los desvíos que Hacienda les hace llegar, incluyendo los gastos de viaje.

El FMLN y sus amigos ya cuentan que en las elecciones del 2015, ellos y sus aliados políticos lograrán mantener la mayoría en la Asamblea Legislativa e iniciar una gestión sin ninguna oposición política, que mantenga el equilibrio de fuerzas tan necesarias para la salud de todos.
Los nuevos negocios de la dirigencia del FMLN vienen a través de aerolíneas, canales de televisión, lavado de activos en el exterior principalmente en Panamá y Guatemala, desechos sólidos, energías renovables, intercambio comercial con Rusia, Irán y China, manteniendo al país sometido a mas prestamos confiando en el poder de los cerca de 4 mil millones de dólares anuales en remesas.
Para lograr penetrar en todos estos mercados la dirigencia del FMLN, necesitaban de una parte del capital y conexiones de los árabes y musulmanes, como los Bukele y los Salume, los cuales desde ya se restriegan las manos por las grandes ganancias y utilidades que ya ven venir y por supuesto con la ayuda del voto de los efemelenistas.
Socialismo capitalista querían, pues eso precisamente van a tener. Siete meses en el gobierno ya lo predicen.
Recuerda cada vez que veas un spot electoral del FMLN, que “Ellos trabajan a su favor”.
martes, 6 de enero de 2015
América Latina: Realidad y Quimera
Mario R. Fernández (desde Canadá)
Los latinoamericanos viven su realidad cada día, como los demás habitantes del mundo, pero la imagen de una Latinoamérica unida que se proyecta al mundo es más quimera que realidad. Representantes latinoamericanos de todos los niveles presentan al mundo una identidad que no tenemos. Latinoamérica ha demostrado creatividad literaria y artística, fruto de ricas, coloridas y singulares experiencias de lucha protagonizadas por millones, de cuyos mezquinos triunfos y abundantes derrotas, emerge nuestro realismo mágico, lo real maravilloso y otros géneros y tipos de arte que han expuesto nuestra historia y nuestra realidad al mundo que las traduce y trata de entender. Ha sido un esfuerzo de siglos y válido, pero uno que puede haber contribuido indirectamente a que hoy aparezcamos dueños de una identidad que en la práctica no tenemos. Latinoamérica la rebelde, la emergente, la que avanza, la unida.
En contexto…
Cuando el paradigma soviético llega a su fin en 1990, de manos de sus propios dirigentes y no del pueblo ni sus trabajadores, nadie podía dudar que el colapso era además otra cosa que su derrota, una derrota que despierta y expande por el mundo la alegría histérica de todos sus enemigos. Entonces todo parecía hundido y se extiende la sospecha de que pocos intentos de transformación sobrevivirán estos tiempos traumáticos. Es que el proyecto socialista que se iniciara con la Revolución Rusa y que había sumado las enormes luchas obreras del siglo 19 para terminar en 1917 con el zarismo, tuvo gran impacto sobre el viejo mundo y el planeta. El fin del paradigma soviético seria necesariamente ahogante para quienes, embarcados en la transformación de su realidad de opresión, en esfuerzos de liberación propios, particulares, no podrían desembarazarse de alguna forma del derrumbe soviético. Y entre ellos estaban sin duda muchos pueblos de América Latina que luchaban como podían, incluso a través de movimientos radicales de liberación.
Cuba fue entonces la diferencia fundamental, porque en nuestro continente existe esta isla, que había replanteado con su revolución el paradigma de lucha en 1959 y que continuaría resistiendo luego de la caída de lo que se llamó el “socialismo real”, presentándonos a los latinoamericanos con un ejemplo trascendente. En América Latina Cuba había emergido como un nuevo punto de partida, dándole dinamismo al proceso de liberación latinoamericano y del mundo. Y como muestra de que la historia latinoamericana es un proceso creativo y dinámico, emerge en Chiapas en 1994 el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional formado por humildes indígenas y campesinos. Y más tarde, en 1998, es elegido Hugo Chávez presidente en Venezuela y lanza el proyecto bolivariano de liberación. Ambos en tiempos de “fin de la historia”, ocasionando la reacción enardecida no solo de las oligarquías latinoamericanas e imperiales sino de ex-izquierdistas que, habiendo vendido sus proyectos de cambio y ya instalados en los nuevos ordenes del poder en el bando de los ricos y opresores no podían tolerar la emergencia de ningún proyecto liberador. Todos estos acontecimientos aparecen en momentos difíciles en lo ideológico y en lo práctico. La rebeldía continua en América Latina y en el año 2000 en Cochabanba, Bolivia, el pueblo se levanta contra el saqueo del agua y luego contra gobiernos corruptos y criminales. En el año 2001 los pueblos toman la iniciativa de la lucha en otros países latinoamericanos y se suman Ecuador y Argentina.
Realidad y Quimera…
Los últimos 20 años de todas las experiencias de resistencia incluyendo los movimientos políticos populares y cambio en favor de los pueblos y los trabajadores vividas en América Latina en su continua lucha, nos llevan sin embargo a preguntarnos donde estamos hoy, con que contamos hoy en esa lucha contra la opresión imperialista, el saqueo, el deterioro de los recursos naturales y el medio ambiente, y fundamentalmente en enfrentar los deseos de los ricos. Con gran esfuerzo a nivel de gobiernos hemos logrado el 2004, por iniciativa de Hugo Chávez, la cooperación de Fidel Castro y sus colaboradores, dar comienzo al proyecto bolivariano del ALBA-TCP para la integración de los pueblos, proyecto que se centra en el intercambio comercial justo y solidario y que representa una alianza única en el mundo, alianza que actualmente está integrada por Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua más cinco pequeñas naciones caribeñas, un total de 10 países. Hay que destacar que en un principio fueron invitados a participar México, Jamaica, Argentina y los países centroamericanos pero que solo Nicaragua y Honduras aceptaron el desafío, con el costo consecuente para Honduras de un golpe de estado.
También por iniciativa de Venezuela y su proceso bolivariano nace el 2005 Petrocaribe, una alianza de Venezuela con 13 estados del Caribe y cuatro estados Centroamericanos para asegurar el suministro de petróleo en condiciones ventajosas de pagos; hoy esta organización tiene vínculos con el ALBA para extender los niveles de cooperación. Hugo Chávez promovió con mucha energía el proyecto de integración bolivariana, creando así Petrosur, Telesur, Unasur y, antes de fallecer, la CELAC dándole forma en la práctica al sueño bolivariano. En lo ideológico político nos fuimos familiarizando con el Socialismo del Siglo 21, Socialismo Comunitario, Reorganización Socialista en Cuba, en fin Socialismo como movimiento y como sistema, una esperanza recuperada que los saqueadores y opresores del mundo creían muerta y enterrada. También quedaron proyectos incompletos y frustrados como el Banco del Sur, y un oleoducto desde Venezuela para distribuir gas natural a todos los países suramericanos.
El ALBA acaba de cumplir 10 años de existencia y continúa funcionando como único reto al neoliberalismo totalitario, abriendo caminos nuevos y puertas al desarrollo cooperativo, humanizado, politizado -favoreciendo el avance del movimiento popular y político. Al tiempo que Venezuela, Cuba, Bolivia continúan siendo blanco de sabotajes económicos, desprestigio, conspiraciones y crímenes por parte de oligarcas latinoamericanos y sus serviles administrativos y políticos, de la falsimedia de Occidente que desprestigian el ALBA y sus miembros, y del sistema financiero establecido que los ve como una alternativa peligrosa y contradictoria al egoísmo general que ellos promueven -su famosa economía “libre” y de “mercado.” Petrocaribe, no tan atacada como el ALBA, pero cuestionada desde el punto de vista del estado de sus finanzas por los mismos cínicos que defienden y representan el poder especulativo de la Banca y de Goldman y de sus robos billonarios e históricos a los pueblos del mundo. Telesur también es blanco de ataques y desprestigio, a la vez que no está siendo apoyado por muchos gobiernos latinoamericanos, y aunque ha decepcionado por su falta de convicción y por querer imitar estilos de la televisión comercial basura, no deja de ser un proyecto valido y de utilidad.
Luego, hay también otros proyectos que involucran convenios entre países como Petrosur, convenio de PDVSA venezolana con corporaciones de petróleo estatales de Argentina, Brasil y Uruguay que ha sido desestimado por los mismo países que lo integran por lo que ha perdido relevancia. Y esta la iniciativa de UNASUR, que podría haber tenido mayor impacto y cuya importancia actual es exagerada puesto que la existencia de UNASUR no impide que se vivan grandes lapsos en sus propósitos y funcionamiento dadas las contradicciones ideológicas de los gobiernos que la integran -unos pro-socialistas y otros neoliberales enemigos declarados y no declarados del socialismo, lo que en el momento de tomar decisiones geopolíticas y económicas obviamente hacen imposible el consenso. Es obvio que el éxito de una iniciativa como UNASUR no depende simplemente de la nacionalidad de sus miembros sino fundamentalmente de sus perspectivas políticas, por lo que los esfuerzos de UNASUR de jugar un papel como espacio de contención no llegan muy lejos ya que no puede saltarse procesos históricos sin pagar el precio que otros proyectos igualitarios han pagado y pagan. El último esfuerzo bolivariano de Hugo Chávez, la CELAC -Latinoamérica y el Caribe unidos, que deja afuera a Estados Unidos y Canadá, es la organización culmine del proceso de emancipación de los pueblos latinoamericanos y del Caribe. Según Evo Morales, presidente de Bolivia, “una unión de países de Latinoamérica es un arma contra el imperialismo” y sin embargo la existencia de la OEA, una organización paralela, y la falta de solidez y de instrumentos legales de la CELAC, la convierten en una especie de conferencia latinoamericana y caribeña periódica que si bien puede hacer declaraciones conjuntas y sacarse fotos no tiene elementos para ir más lejos. Finalmente esta el Banco del Sur, fundado hace más de 7 años con proyectos bien concretos como explica Eric Toussaint del CADTM (Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo): “Ecuador y Venezuela tenían una visión clara, institución que sirviera al empleo y a la integración continental. Proyectos bien concretos como una industria farmacéutica de productos genéricos o la reconexión de los países suramericanos mediante una red ferroviaria hecho con producción local, moneda común, este era un proyecto de integración que tenía en cuenta el interés de los pueblos y habría podido ampliarse a Centroamérica y el Caribe, era una alternativa al Banco Mundial”. Hasta ahora. Sin embargo, el Banco del Sur ha quedado en el papel y no ha extendido ningún crédito.
Las Contradicciones…
Sin duda, el enemigo histórico de los trabajadores y los pueblos de América Latina y el mundo son las plutocracias parásitas, los imperialismos y sus instituciones visibles y ocultas. Un barómetro en cuanto al impacto de una política, proyecto o institución alternativa es su aceptación o no por parte de los opresores, cuando ellos aceptan y elogian a un gobierno latinoamericano y sus políticas sin duda es porque este les sirve o está con ellos y ataque o no defiende los intereses de sus propios pueblos. En América Latina, Colombia, México, Perú, Chile y, seguramente pronto, Costa Rica que será su quinto miembro, crearon el 2011 la Alianza del Pacífico. La crearon como bloque comercial sorprendentemente porque como probó Aymara Gerdel, analista, el intercambio entre ellos es mínimo; lo que si todos ellos tienen firmados tratados de Libre Comercio con Estados Unidos -instrumento legal de protección de las corporaciones multinacionales. Se trata de un bloque político, y tal vez militar, a favor de las políticas imperialistas y contra el ALBA -no contra el Mercosur que es otra alianza afín al neoliberalismo. Lo irónico es que no faltan los lunáticos progresistas que entienden, pese a todo esto, que el gobierno de Chile, uno de los fundadores de la Alianza del Pacifico, es un referente de centro-izquierda y que México, otro de sus fundadores, tiene un interés real en la unidad latinoamericana. Latinoamérica ha construido su propia torre de Babel.
Nos falta preguntarnos cuál es la función de las bases militares de Estados Unidos en países como El Salvador, México-Guatemala (Iniciativa Mérida), Honduras, Costa Rica, Colombia, Chile, Perú y Paraguay y lo que implican para la soberanía y seguridad de nuestros pueblos. Los países latinoamericanos no cuestionan la existencia de estas bases; pero, la historia reciente nos muestra, en el año 2004, su complicidad. Por ejemplo, varios países latinoamericanos participaron en el golpe de estado e invasión al hermano país de Haití, el más pobre y humillado de nuestro continente, que incluyó el secuestro de su presidente Jean-Bertrand Aristide -el primer presidente legalmente elegido en Haiti en sus 200 años de nación “independiente,” quien fue tomado prisionero y llevado a África. Participaron en la invasión específicamente mercenarios, tropas de Estados Unidos, Canadá y Francia, Brasil y Chile. Luego, no satisfechos con esta intromisión los invasores manipularon a las Naciones Unidas para que se creara la MINUSTAH y tropas extranjeras lideradas por el ejército de Brasil, con la complicidad de Chile, Uruguay, Guatemala, Argentina, Paraguay y hasta Bolivia y Ecuador, permanecieran en Haití y algunos protagonizaran todo tipo de abusos y violaciones contra los haitian@s en su mayoría personas pobres.
Cuando en el año 2002 se dio el golpe de estado en Venezuela, golpe que fracasó, el entonces presidente chileno un “socialista” impostor Ricardo Lagos lo apoyó abiertamente. Y en el año 2009 en Honduras, el imperialismo secuestró y destituyó al presidente Manuel Zelaya, mientras que la OEA y su secretario, José M. Insulza, junto con el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, montaron un verdadero circo diplomático para cubrir su complicidad con el golpe de estado y fingir solidaridad con el presidente depuesto Manuel Zelaya. Los demás gobiernos se limitaban a condenas retoricas al golpe militar, sin ninguna acción. De haber existido un compromiso latinoamericano real en favor de la institucionalidad, los gobiernos latinoamericanos todos deberían de haberse retirado de la OEA, terminando con una institución que ha sido sino un instrumento enemigo a los pueblos latinoamericanos. Y por último, el golpe de estado del 2012 en Paraguay al presidente Fernando Lugo donde se utilizaron tácticas de conspiración parlamentaria para su destitución es un buen ejemplo de que se dice una cosa y se hace otra. Paraguay es un país completamente dependiente en lo geográfico y comercial de Brasil y Argentina, si ambos gobiernos hubieran tenido voluntad de proteger al pueblo paraguayo de este atropello, en 24 horas el presidente legítimo Lugo hubiese vuelto al poder. De nuevo la actitud cínica, de vasallos con los ricos prevaleció y otro gobierno legítimo cae y hoy nadie menciona esto.
Más allá de la defensa a las instituciones legitimas de nuestros países, esta la defensa a los derechos humanos de nuestros pueblos. CELAC y UNASUR deberían de jugar como mínimo un papel relevante en este sentido. Estas instituciones no han servido ni para denunciar el asesinato de 145.323 a manos del crimen organizado en México en los últimos 8 años, ni las desapariciones de 23.322 personas desde el año 2011 en ese mismo país. Se trata de crímenes tan horribles que pareciera que el pueblo mejicano vive a diario en un surrealismo macabro diario. Ni hablar de denunciar la existencia de 9.000 presos políticos en Colombia, casi todos luchadores pacíficos, ni los más de 3000 activistas y sindicalistas asesinados por paramilitares en los últimos 30 años en ese país o los 4,5 millones de campesinos despojados y desplazados por militares y paramilitares colombianos. En ambos casos sus presidentes, Enrique Peña Nieto en México y Juan Manuel Santos en Colombia son presentados como príncipes de la democracia, ninguna crítica oficial latinoamericana les toca. Miles de jóvenes, mujeres y pobres han sido y son víctimas de una violencia aterradora producto de la opresión y corrupción generalizada en Guatemala y Honduras pero de nuevo las instituciones y presidentes latinoamericanos raramente se manifiestan. No hay denuncia oficial tampoco frente a la opresión, acoso y crimen continuo contra la resistencia del pueblo Mapuche en Chile y Argentina o contra otros pueblos aborígenes del continente.
Muchos parecen conformarse y aceptar los clichés de gobiernos y presidentes “progresistas” trasmitidos acríticamente por muchos medios incluso de izquierda que cantaban y cantan loas a Lula, Luis Inácio da Silva, quien declaraba sin rodeos no ser ni de izquierda ni de derecha, lo que lo transformó en un regalón de los ricos –y también de muchos izquierdistas que no aspiran sino a seguirle los pasos. En los últimos años el nuevo regalón es el presidente uruguayo José Mujica, ex guerrillero y hombre político, que gracias a un estilo de vida sencillo (y repetido hasta el cansancio) aparece en fotos a la derecha de Rockefeller, va de filósofo popular a Cantinflas, y de “presidente” a “oposición a su presidencia” sin que nadie se pregunte cómo es posible. Elogiada por ricos y progresistas Michelle Bachelet, la presidente de Chile, una figura política mediocre, se ha consagrado como “maternal” a pesar de sus políticas represivas contra los Mapuche y pobladores. Últimamente, se asoma Salvador Sánchez Cerén, presidente de El Salvador, tratando de vendernos el “buen vivir” sin transformar nada. Y todos estos presidentes, y sus gobiernos, son apoyados por empresarios, alimentan a empresarios y representan al imperialismo en América Latina favoreciendo modelos económicos neoliberales obedientes al totalitarismo capitalista. Han traicionado una valiosa oportunidad de implementar cambios prácticos e ideológicos, cambios para los que fueron elegidos por sus pueblos, y esta traición de principios (prioritaria para todos ellos) ha tenido un alto costo para los latinoamericanos todos. En su traición han usado los aparatos políticos en los que están insertos, en el caso de Lula y su sucesora Dilma Roussefy el Partido de los Trabajadores, en el de Mujica el Frente Amplio, en el de Bachelet la Nueva Mayoría, en el de Sánchez Cerén será el FMLN. Todos ellos venden lo que tienen para vender, incluido su pasado político y de victimización, y al hacerlo desmovilizan y despolitizan las bases populares organizadas. Sus gobiernos (Brasil, Chile y Uruguay) han contado con el auge de los precios de las materias primas, sostenido por más de una década y que hoy parece agotarse. Durante su gestión mejoró, en forma temporal, la vida de muchos en parte debido al aumento de empleo, de crédito personal, y a la asistencia básica a los más necesitados (gastos autorizados por las instituciones capitalistas mismas) asegurando clientelismo y evitando levantamientos populares.
Otros, sin embargo, recuerdan con emoción la claridad con la que el derrocado presidente Manuel Zelaya se dirigiera a la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de julio del 2009 denunciando a la oligarquía de su país y al imperialismo. Zelaya, el mismo liberal y propietario, demostró una valentía y honestidad que no hemos escuchado de presidentes que fueron guerrilleros izquierdistas. Recordemos también la honestidad y austeridad que ha mostrado el presidente de Bolivia, Evo Morales, poco comentada, que sin ningún espaviento el año 2006 se rebajó su sueldo de presidente a la mitad, quedando en 2600 dólares al mes, y se establece allí el límite máximo de sueldos a funcionarios del estado.
En suma, aun cuando los gobiernos del ALBA que ellos mismos enfrentan desafíos y contracciones, además de la incógnita que implica la nueva relación cubano-estadounidense, no ignoran esta realidad aunque se abstienen de hacer críticas a los demás gobiernos latinoamericanos. Esto tiene un impacto ideológico y político. Es verdad que a veces se pronuncian, en casos extremos, su estrategia de silencio se explica quizás porque entienden las intenciones del imperialismo de aislarlos. Entonces, agradecen la política externa de Brasil y Argentina que si bien no los defiende tampoco los ataca y contribuye a mantener el flujo comercial con ellos. Pero, qué pasaría si hubiera otro golpe de estado u otro tipo de ataque a cualquier país latinoamericano o del Caribe, lo que es posible porque la conspiración es constante y está en la agenda de los enemigos (en cuanto a cualquier proyecto que ellos no controlen). Es probable, que dada la realidad arriba discutida, no haya respuesta continental -las organizaciones existentes aun con buena visión están infectadas de impostores y transmiten solo expresiones vacías. Este es el impacto ideológico y político de esta estrategia de silencio. La verdad es relevante. Es relevante saber lo que se tiene, cuales son las herramientas y las fuerzas disponibles con las que se cuenta, entender la realidad que nos rodea y no engañarnos con quimeras. Esto ayuda a seguir andando y a enfrentar cualquier situación de peligro.
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Trovas del Trovador
Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.
Saludos y bienvenida:
Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.
Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.
Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...
A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.
Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...
Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?
Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.
No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.
Fraternalmente, Trovador
Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.
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Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.
Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.
Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...
A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.
Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...
Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?
Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.
No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.
Fraternalmente, Trovador
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