Víctor Manuel Ramos
Sin
embargo, el repudio al golpe de Estado y la afirmación de Manuel Zelaya
como líder indiscutible del pueblo hondureño, de sus masas explotadas
por la falsa democracia de Honduras, lo ejerció el pueblo catracho,
aglutinado en torno al Frente Nacional de Resistencia Nacional que fue a
las calles, sin fallar un tan solo día, desde el mismo día del golpe, a
exigir el retorno del Presidente Zelaya y el castigo contra los
golpistas y asesinos de muchísimos hondureños que mostraron su oposición
a la ruptura del orden constitucional, más bien a la ruptura de las
esperanzas de salir del abismo y de la miseria económica y humana de la
mayoría de los hondureños, gracias a los pasos reivindicativos que
encabezaba el Presidente Zelaya durante su mandato.
Desde
el 28 de junio de 2009 el pueblo estuvo en las calles todos los días,
sin excepción, en casi todas las comunidades del país, repudiando el
golpe militar traidor y exigiendo el retorno de su Presidente. En
Tegucigalpa, sobre todo, las manifestaciones fueron realmente masivas y
casi siempre terminaron en enfrentamientos con la policía que invirtió,
durante esos días heroicos, miles de lempiras en bombas lacrimógenas, en
gas mostaza y en indignidad de los uniformados, eternamente entrenados
para reprimir al pueblo y no para defender la soberanía nacional. El
balance es que hay varias decenas que sacrificaron sus vidas en defensa
de estos ideales. El primero en caer fue Isis Obed Murillo, en al
aeropuerto, cuando el pueblo se manifestaba para dar la bienvenida al
Mel Zelaya, quien intentó volver a su patria, objetivo que no logró
porque los militares, que le tienen terror al liderazgo de Zelaya y a la
voluntad popular, invadieron con sus tanques y sus fusiles la pista de
aterrizaje.
El retorno de Zelaya a la patria
está matizado de muchísimas esperanzas para el pueblo: que la justicia
ponga tras las rejas a los responsables de la ruptura de la legalidad
constitucional, que sean enjuiciados quienes apuntaron sus armas para
asesinar a los ciudadanos que protestaron en contra del golpe y en
defensa de su derecho a exigir cambios a favor de las grandes mayorías
desposeídas, que se refunde el país en base a una nueva carta magna que
permita la amplia participación de todos los ciudadanos en todas las
decisiones que se tomen a nivel nacional, departamental, municipal y de
barrio, es decir: que se entregue al pueblo la opción e decidir su
destino, como dueño de la soberanía nacional; la eliminación del
ejército nacional y el traspaso de los recursos que ahora consumen a los
rubros de educación y salud; el fortalecimiento de los sistema de salud
y de educación con acceso igualitario a ellos para todos los ciudadanos
del país, la reorientación de la policía para que cuide a la ciudadanía
y persiga a los criminales; la explotación racional de los recursos
naturales del país con participación de las comunidades en donde se
encuentran estos, el rescate de las empresas estatales para fortalecer
las finanzas del Estado y las posibilidades de que su aparato pueda
responder a las expectativas de una vida mejor para todos los habitantes
de esta patria morazánica, y mucho más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario