Rodrigo Baires Quezada
Elfaro.net
Publicado el 24 de Mayo de 2011
En ruta hacia las elecciones de 2009, los dirigentes del
FMLN hicieron una intensa campaña ante la embajada para convencer a EUA
de que el partido se había moderado. Medardo González, Salvador Sánchez
Cerén, Hugo Martínez y Roberto Lorenzana desfilaron repetidas veces
desdiciéndose del discurso histórico efemelenista, pero sus
interlocutores no les dieron crédito.El FMLN intentó cambiar la imagen que la embajada de Estados Unidos tenía de él. La dirigencia quería aparentar una imagen más “moderada” ante los estadounidenses y los votantes de centro. Alejado de la vista de su militancia y del público en general, el Frente abrió canales de comunicación directos con la sede diplomática e hizo concesiones en temas que antes eran intocables: reversión de la dolarización, finalización del convenio que daba vida a la base estadounidense en Comalapa y revisión de los tratados de libre comercio. La embajada y el FMLN tuvieron una serie de reuniones que se incluyeron a altos dirigentes del partido como emisarios. Medardo González y Salvador Sánchez Cerén acudieron a Santa Elena a tratar de convencer al gobierno de Estados Unidos que el FMLN había dado un giro hacia la moderación, hacia el centro.
El 8 de noviembre de 2007, Charles Glazer envió a sus jefes en Washington D.C. un cable titulado “FMLN intenta mejorar las relaciones con Estados Unidos”. En él, Glazer analizaba que el Frente apelaba a mantener un tono moderado para atraer votantes del centro en las elecciones generales de 2009 y que el partido se había acercado a la embajada como una medida para ello. El interlocutor entre la embajada y el partido sería Hugo Martínez, entonces diputado en la Asamblea Legislativa.
La sede diplomática conocía bien al diputado. “Martínez, de 39 años, es un moderado dentro del FMLN. Él es oriundo de La Unión pero ha vivido en San Salvador desde la infancia”, reseña el cable. La embajada había mantenido canales abiertos de comunicación con él desde hacía tiempo. El mismo Martínez, cinco meses antes de cualquier declaración oficial de su partido, había adelantado que la fórmula presidencial del FMLN para las elecciones de 2009 serían Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén. Aun cuando la embajada veía como poco probable que ya estuviera escogida la fórmula, dio crédito a las palabras de Martínez.
Tras el fallecimiento de Schafik Hándal, líder histórico del Partido Comunista, las alarmas en la Embajada se dispararon. Según las fuentes de la oficina diplomática, la muerte de Hándal podía llevar a una lucha interna del FMLN y todo parecía que la línea más ortodoxa del partido saldría ganadora. A ello se sumaron las reformas realizadas a los estatutos del partido, el 17 de diciembre de 2006, cuando se cerraron todas las posibilidades de primarias abiertas en el FMLN y dejó la elección de candidatos a cargos públicos en manos de la dirección del partido, que mantendría a sus integrantes al menos hasta 2009. Para entonces, la embajada había escuchado a diferentes críticos internos del Frente, entre ellos a Hugo Martínez y al alcalde de Santa Tecla, Óscar Ortiz. Martínez, el 28 de noviembre de 2006, lamentó ante oficiales políticos de la embajada que el FMLN tomara cada vez más una tendencia autocrática y que se obsesionara por alejar sus procesos internos del escrutinio público.
Para finales de 2006, la embajada veía a un FMLN “antiamericano”, que "había dado un claro paso atrás de su estructura marxista semidemocrática a un modelo claro de ‘centralismo democrático’ estalinista”, en el que la dirección del Partido Comunista ejercía el completo control interno y que podía dar lugar a depuraciones internas. “No está claro en este punto si la dirigencia del FMLN va a utilizar su monopolio del poder (interno) para seleccionar una línea dura o tratar de cooptar a un extraño como su candidato presidencial 2009”, resumía Douglas Barclay, entonces embajador estadounidense en El Salvador, que era quien firmaba el cable.
A pesar de las dudas planteadas por los oficiales políticos de la embajada de que el FMLN podría decantarse por una “fórmula mixta” (candidato foráneo–candidato veterano), algunos de sus interlocutores se los habían expuesto como una posibilidad bastante viable. Óscar Ortiz les había adelantado que era poco probable que un candidato de la dirección ortodoxa del FMLN pudiera atraer a los votantes de fuera de las bases tradicionales del partido, “que sigue siendo demasiado pequeña para elegir a un presidente”. A menos de tres años de las elecciones, se hablaba de al menos tres personas foráneas para tomar la candidatura -Arturo Zablah, Victoria de Avilés y Mauricio Funes- y de combinarlos en una fórmula "con un veterano de la vieja guardia del partido” para la vicepresidencia. Según Julio Hernández, ex miembro del FMLN y entonces coordinador general del FDR, entonces ya se hablaba del diputado Sigfrido Reyes o de Salvador Sánchez Cerén.
Cuatro meses después, cuando Hugo Martínez les dijo que Funes y Sánchez Cerén correrían por el FMLN –la oficialización de la candidatura se haría pública hasta en septiembre de 2007–, la embajada comentó: “Después de años de presentar candidatos mediocres que recuerdan a los votantes el pasado más doloroso y sangriento de la nación, el FMLN finalmente puede haber aprendido la lección. Con un candidato más atractivo, el probable respaldo financiero de (Hugo) Chávez (…) y el presidente Antonio Saca luchando para hacer frente a la asombrosa cantidad de delitos violentos, el FMLN tiene más expectativas que nunca para 2009.”
El siguiente paso del FMLN fue dar un mensaje de moderación política, algo que al parecer incluía el relacionarse de manera formal con la sede diplomática. Martínez se reunió con un consejero político de la embajada de Estados Unidos y le dijo que, el 1 de noviembre de 2007, “la dirección del FMLN decidió que mantener y mejorar las relaciones con Estados Unidos era importante para el partido” y que, a pesar de que la relación con los salvadoreños en Estados Unidos sería manejada por otras personas, él había sido designado como interlocutor entre el Frente y la embajada. El 29 de octubre de ese año, según relata el cable, el entonces diputado ya había adelantado que “el FMLN estaría tomando medidas para demostrar su deseo de tener fuertes relaciones con los Estados Unidos”.
Martínez reconoció que la elección de la fórmula presidencial fue una decisión difícil para su partido. Según dijo el entonces diputado, la elección de Funes fue hecha de forma deliberada con el fin de atraer votos del centro; la de Salvador Sánchez Cerén, con el fin de aplacar a los partidarios del FMLN aun cuando esta sería la mayor dificultad de la misma. “Mientras que la combinación podría parecer ilógica a primera vista, Martínez dijo que la fórmula fue construida con el fin de maximizar su atractivo en el centro del espectro político”, detalla uno de los cables.
Aún así, la embajada tenía dudas de si el FMLN podría mantener la disciplina de sus candidatos y activistas durante la campaña alrededor de ese mensaje político de moderación centrista. Martínez aseguró que sí y puso como ejemplo cuando callaron las críticas públicas de Salvador Arias, uno de los principales críticos de la dolarización y de la misma candidatura de Funes. “Los dirigentes del FMLN se movieron rápidamente para eliminar de un puesto de jefatura departamental del FMLN a uno de los aliados políticos de Arias y puso fin a su disidencia pública”, explicó. Martínez se refería a Carlos Magaña, jefe departamental de Sonsonate y mano derecha de Arias.
La ofensiva diplomática del FMLN continuó. Un mes después, Martínez y el secretario general, Medardo González, se reunieron con John Feeley, encargado de El Salvador en el Departamento de Estado de Estados Unidos, y le externaron “el deseo del FMLN para desarrollar y mejorar las relaciones con los Estados Unidos, algo que ven como la clave para una exitosa campaña y un futuro gobierno”.
Los intentos de mostrar un cambio en la dirección del Frente se mantuvieron durante todo 2008. Incluso, cuando se destapó la supuesta vinculación de José Luis Merino, dirigente del partido, en la compra de armas para las FARC, de Colombia, a mediados de ese año, Medardo González se apuró a transmitir mediante Martínez un mensaje directo a la embajada de Estados Unidos en el país: el FMLN había mantenido relaciones con las FARC durante la guerra, pero estos contactos ya no existían. “Basados en la comunicación urgente de un mensaje de los más altos niveles del partido y el lenguaje corporal del mensajero (Martínez), está claro que el FMLN está preocupado por las consecuencias probables en las elecciones de 2009”, relata un cable firmado por la encargada de negocios de la embajada, Deborah Kennedy-Iraheta. Una vez calmadas las aguas por este tema, el FMLN siguió con su mensaje: moderación.
El 31 de julio de 2008, Robert Blau, encargado de negocios de la embajada, envió un cable clasificado como “confidencial” al secretario de Estado en Washington D.C. En él, Blau describía una reunión con tres miembros de alto rango del FMLN –Medardo González, Roberto Lorenzana y Hugo Martínez- y de los deseos del Frente por “tener una relación fuerte con los Estados Unidos” aun cuando se mantiene su posición de entablar relaciones diplomáticas con La Habana, por ejemplo.
“Cada uno se turnaron para explicar que el FMLN tenía un enfoque más pragmático que en los últimos años” que algunos de sus homólogos de izquierda en el hemisferio y “señalaron que su alianza con el Partido de Conciliación Nacional (PCN), así como los acuerdos ocasionales con Arena en la Asamblea coinciden como ejemplo del programa político del FMLN, de su pragmatismo y de su voluntad de llegar a los otroso partidos políticos”.
¿Qué propuestas nuevas tenía la dirigencia del FMLN? Hacer algunos “ajustes” a los tratados de libre comercio con Estados Unidos, a pesar de que sus representantes reconocieron que eso sería difícil.
Además, reconocieron “la necesidad de ayuda de Estados Unidos para combatir el narcotráfico”, el apoyo del Frente para que siguiera el funcionamiento de la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley (ILEA) y a mantener la base aérea antinarcotráfico manejada por Estados Unidos en Comalapa.
Los temas en los que no había cambio de postura eran en el retiro de las tropas de Iraq y el abrir relaciones con Cuba. En este punto, los efemelenistas hicieron hincapié en que el FMLN no estaba interesado en copiar el sistema económico cubano sino solo abrir relaciones diplomáticas y comerciales para beneficio de los empresarios salvadoreños.
Otro punto en el que mostraron un cambio radical con respecto a su pasado reciente fue en el tema de retomar el colón. Según relata Blau, los dirigentes del Frente “afirmaron el apoyo del FMLN para mantener la dolarización de la economía salvadoreña”. El mismo Sánchez Cerén, según relata el cable 171729, firmado por Charles Glazer el 26 de septiembre de 2008, aseguró que, tanto el FMLN como el entonces candidato presidencial, reconocían la necesidad de tener estabilidad económica para mantener y atraer inversiones, tanto extranjeras como nacionales. Por ello, se mantendría el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y el dólar como moneda de curso legal en El Salvador.
Según el cable, durante una reunión en la que estuvo Sánchez Cerén, su esposa –Rosa Margarita Villalta de Sánchez- y Hugo Martínez el 24 de septiembre de 2008, el dirigente del FMLN “dijo que las declaraciones en las campañas electorales anteriores a favor del regreso del colón ya no eran aplicables, ya que el país ya tenía varios años de experiencia en el uso del dólar” y que la utilización de ambas monedas, aunque no se descartaba, “no sería posible en el corto plazo”. Parece ser que Glazer no le terminó de creer a Sánchez Cerén, de quien dijo que, “como era de esperar, siguió el guion con respecto a las posiciones sobre la continuación de las buenas relaciones del FMLN con Estados Unidos si gana Funes”.
Para finales de 2008, aún con la campaña electoral en marcha, no terminó de darle crédito al nuevo rostro que el FMLN trataba de presentarle. Blau y Glazer, en sendos cables enviados al secretario de Estado de Estados Unidos, hicieron ver que los discursos de los dirigentes del Frente buscaban subrayar el nuevo pragmatismo que impregnaba al partido “como para distinguirse de los dirigentes del FMLN de los últimos años”, dice Blau. “Tomamos nota de las declaraciones relativamente benignas del FMLN, pero no aceptamos sus pretensiones de pragmatismo y voluntad de cooperar con Estados Unidos al pie de la letra”, cerraba un comentario final de un cable firmado por Blau en julio de 2008.
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