Ellos siguen escribiendo en sus medios de comunicación las mentiras
que, en su momento, fueron las culpables de que el mayor Roberto
D’abuisson ordenara matarlos. Ellos a los asesinos les allanaron el
camino, y por eso escribían.
Monseñor Romero y el legado de justicia desde y en los pobres.
A 32 aniversario del Martirio de
Monseñor Oscar Romero en el Salvador, su asesinato sigue impune y
quienes alentaron el execrable crimen también. Ellos siguen escribiendo
en sus medios de comunicación las mentiras que, en su momento, fueron
las culpables de que el mayor Roberto D’abuisson ordenara matarlos.
Ellos a los asesinos les allanaron el camino, y por eso escribían. La
impunidad, pues, no es sólo el crimen también la impunidad de quienes lo
alentaron. La inmensa mayoría de la población salvadoreña sabe quiénes y
dónde están…, pero, la justicia parece ser que no sabe dónde están o
simplemente mira para otro lado.
Monseñor Romero observó desde su
condición de Obispo cómo vivían los ricos, vivió con ellos e incluso
compartió algún que otro punto de vista con ellos, cuando, en algunos
momentos de la historia, el ejército y la policía reprimía,
indirectamente él lo avaló… además su nombramiento como nuevo arzobispo
contaba con el aval de una iglesia que era cómplice con la oligarquía y
la burguesía salvadoreña.
Romero va a dar un giro radical a partir
del asesinato de su gran amigo Rutilio Grande, ve en ello la verdadera
faceta cruel y déspota de la oligarquía. Se produce en él una “metanoia”
cómo un hombre cercano a la burguesía y la oligarquía puede acercarse a
los pobres…, el cambio de Monseñor Romero fue radical, mientras en el
país la represión y el asesinato era el pan de cada día, y, meses
después asesinarían a otro sacerdote, Alfonso Navarro. En los periódicos
de la época se podían leer frases como «Haga Patria, mate un cura».
Su capacidad de inteligir la realidad de
los pobres y sus organizaciones es la que le lleva a comprometerse
primero con su Iglesia, los curas, monjas, catequistas, etc. que
acompañaban al pueblo organizado y luego hace suyo las ansias de
libertad. Él venía de allí y allí regresó para desde ellos condenar la
represión y desde el púlpito defender la lucha que justa, se estaba
convirtiendo en una liberación en toda regla, y monseñor Romero iba a
estar allí con su pueblo, como había dicho a periodistas en alguna
ocasión.
¿cuál es el legado de Monseñor Romero?
Quienes le conocieron saben muy bien el carácter religioso y humano que
observaba siempre en el quehacer diario de su vida, y es precisamente
esa mística religiosa la que hizo posible que, muchos pobres vieran en
él al cura que compartía sus sufrimiento. Y es que su mística le llevó
hasta los sitios menos visitados por la jerarquía mucho menos por los
obispos.
Él a los pobres les dio dignidad y es
que pobres sin dignidad es una masa manejable y manipulada. Mientras que
pobres con dignidad es difícil de someter…, y es eso precisamente lo
que se echa de menos en estos momentos que vive el país, la organización
popular. La dignidad es algo que debe de tener. Fue eso precisamente lo
que les dio y dejó Monseñor Romero a los pobres de ayer, y, de alguna
manera les sigue dando a los de hoy. Se echa de menos sí que aquellos
que dicen “luchar por las causas de los pobres” no hagan -ni lleven- a
buen término lo que se espera de ellos.
Monseñor Romero dejó a los pobres el
carácter de clase en la justicia, sin esa posición de clase desde el
punto de vista de la Teología de la Liberación es difícil hacer
historia; es difícil ver la historia con el punto de vista de los
pobres, desde ese punto de vista es que monseñor Romero enseñó a los
pobres a que sí es posible transformar esta realidad.
Quiso que los pobres fueran motores de
su propia historia, esta es otro de las compromisos que echan de menos
los millones de pobres en el país, ya que quienes deberían de estar
siendo motor de esta historias, son los que están impidiendo que los
pobres construyan su propia historia. Políticos de ahora hablan de
monseñor Romero sin llevar a la práctica y a la política la lucha por la
justicia.
Monseñor Romero fue capaz de ver dónde
estaban los males del país, y a los responsables de esos males, les
señaló y les espetó desde el púlpito. Desenmascaró las mentiras y
maniobras del imperio gringo cuando así le pedía la historia. A las
fuerzas armadas les pidió que dejarán de matar a los de su mismo pueblo y
que ante una orden injusta hay que oír primero a la conciencia…
A los ricos les señaló como los
principales responsables de la miseria en la que habían –y han- sometido
al pueblo, les dijo en la cara de lo que son capaces con tal de seguir
manteniendo sus privilegios. A los políticos les dijo que no fueran
oportunistas, llamó al pueblo para que no se dejaran engañar.
¿Qué nos dejó Romero? Si traemos sus
homilías y sus denuncias 32 años después, veremos que siguen teniendo
vigencia. A los políticos les diría lo mismo. Ahora como ayer, todos,
siguen haciendo caso omiso de las enseñanzas y denuncias que hacía
Monseñor Romero. Hoy, esos políticos que viven de la política y en la
comodidad que les da este estado burgués, corrupto y parasitario. En eso
se están convirtiendo los políticos que se dicen de izquierdas y
participan de él. Ellos como ayer son los responsables de que este país
siga siendo lo que es y que los cambios tan esperados por el pueblo
salvadoreño no llegue…, ni 20 años después de los mal llamados “acuerdos
de paz”. “De nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre”
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