Todas las preguntas importantes a las que nos enfrentamos hoy respecto a la naturaleza y dirección de las relaciones de poder internacionales, la naturaleza de los crecientes conflictos, las conquistas y la resistencia giran alrededor de la naturaleza y dinámica del imperialismo (especialmente del más poderoso y agresivo poder imperial, el de los Estados Unidos de América).
Se han planteado cuestiones fundamentales respecto a la sostenibilidad del imperio estadounidense (al menos en su actual estructura militar y económica). La pregunta más común, en su forma más simple, es si el imperio de EEUU está en ascenso o si está en declive. Aunque a primera vista éste parece ser el “asunto principal”, en realidad oscurece las cuestiones más fundamentales que deben formularse referidas a las vinculaciones entre la política y economía internas (domésticas) respecto al imperio, las relaciones de clase y las políticas que apoyan y se enfrentan al imperio, y la capacidad política del imperio para sostener la expansión exterior y el declive interno. Argüir, como hacen algunos académicos, que el imperio está en declive debido a que está “sobre-expansionado” (Kennedy, Hobsbawm, Wallerstein) es desestimar la capacidad de la clase dirigente imperial para continuar reasignando recursos desde la economía doméstica hacia el imperio, para mantener el estado, los medios de comunicación, las instituciones partidarias que afianzan la continuación de la construcción imperial y, lo que es más importante, la capacidad de reclutar clientelas al servicio del imperio.
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