La dominación imperial es uno de los rasgos principales de
nuestra formación económica social, influye poderosamente en la génesis
histórica de nuestras modalidades económicas, sociales, políticas y
culturales. Determina la modalidad del sistema de capitalismo
dependiente existente, de las formas de dominación política así como la
formación inicial y el desarrollo de nuestra clase obrera.
Roberto Pineda
La era digital, la última fase del imperialismo
Hace casi cien años (1916) Lenin escribo en Zúrich su obra clásica El imperialismo fase superior del capitalismo. Rápidamente se convirtió en un bestseller de la izquierda. En este libro se establece que la libre competencia origina la concentración de la producción y conduce a la era del capitalismo monopolista y capitalismo monopolista de estado.
Asimismo explica como el capital bancario al unirse al capital industrial crea el capital financiero, base del imperialismo. Antes, el capitalismo de libre competencia, que fue el que Marx analizó en El Capital, se dedicaba a la exportación de mercancías. El imperialismo por su parte, exporta capital.
Y lo hace a partir de un mundo en aquella época en el que “una serie de países atrasados han sido ya incorporados a la circulación del capitalismo mundial; se han construido las principales vías ferroviarias y se han asegurado las condiciones elementales de desarrollo de la industria.” (1) Esto incluyó a El Salvador como lo veremos más adelante.
Lenin explica que los capitalistas crean asociaciones en los países más poderosos para repartirse el mundo y controlar las fuentes de materias primas. Y este reparto del mundo está garantizado por la posesión de colonias, pero de manera permanente provoca la necesidad de nuevos repartos lo que da lugar a la guerra. Cien años después, Irak, Afganistán, Libia, y actualmente Siria confirman esta verdad.
Hasta aquí Lenin describiendo lo que fue el siglo XX y lo que llevamos del XXI. Y si bien la naturaleza capitalista no ha cambiado, si se han modificado los mecanismos que se utilizan en esta época de globalización y de era digital en el que las corporaciones han alcanzado proporciones gigantescas. Y lo que no debemos olvidar es que mientras exista capitalismo existirá la lucha de clases entre burgueses y proletarios.
Las 500 grandes
Hace unos días la revista estadounidense Fortune publico el listado de las 500 más grandes empresas del mundo. Esta encabezado por la petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell que logró acumular un incremento de sus ingresos del 28.1 por ciento con relación al año pasado. Obtuvo 484,000 millones de dólares en ingresos y 30,900 millones en ganancias. Y durante el primer trimestre de este año 2012 sus ganancias crecieron en un 11 por ciento.
Esta transnacional vendió sus acciones en El Salvador en el 2010 a la empresa hondureña Uno Petrol, (división del Grupo Terra, formado en 1978 por Fredy Nasser) que es la que hoy administra las 75 estaciones que tenía Shell. La Shell es hoy Uno Petrol.
Shell desplazó del primer lugar al tercero, a la cadena estadounidense de supermercados Wal-Mart Stores, la cual por cierto abrirá pronto una nueva tienda en la ciudad de Mejicanos, no obstante que esto signifique el descuaje de muchos árboles y crear una peligrosa situación de riesgo ambiental. (2) Wal-Mart compró en el 2005 La Despensa de Don Juan y desde entonces ha seguido aumentando su presencia en el país. La despensa es hoy Wal-Mart.
En segundo lugar de la lista quedó la petrolera estadounidense Exxon Mobil Corporation, que tuvo un incremento del 35 por ciento de sus ganancias con respecto a 2011. 41,000 millones de dólares fueron sus ganancias. En nuestra región, a principios del 2011 la compañía de origen suizo Puma Energy compró las acciones de Exxon Mobil, dueña de la marca Esso, tanto en El Salvador como en toda Centroamérica. La Esso es hoy Puma.
En cuarto lugar quedo la multinacional inglesa British Petroleum y en quinto la china Sinopec Group. Es significativo que ocho de las diez principales corporaciones se encuentren en el negocio energético. Los otros dos sectores importantes son la banca comercial y la industria automotriz. De las 500 corporaciones, 132 son estadounidenses. Europa cuenta con 161. RPC 73 y Japón 68.
Esta son las realidades de El Salvador en un mundo donde los poderes capitalistas globalizadores impulsan complejos procesos de cambios tecnológicos, sociales, militares políticos, ambientales, culturales y económicos. Estos cambios provocan altos niveles de interdependencia entre las culturas y economías del mundo adelantado y el mundo atrasado, entre el mundo explotador y el mundo explotado. Entre opresores y oprimidos. Y como nos lo enseñó Seattle en 1999, frente a la globalización de los poderosos, surge la globalización de la resistencia.
Por otra parte, la ciudad alemana de Berlín marcó el inicio del mundo bipolar (USA-URSS) en mayo de 1945 con la toma por el Ejército Rojo del parlamento alemán y fue esta misma ciudad la que marca el principio del mundo monopolar y el inicio de la globalización capitalista neoliberal con la caída del muro en noviembre de 1989.
Es una nueva época caracterizada por las ideas reaccionarias del postmodernismo, por los sensacionales avances tecnológicos en las comunicaciones, por el predominio de las empresas transnacionales y por una voraz sociedad de consumo. Pero también por la resistencia popular globalizada.
Y aunque en 1989 hubo algunos que hasta hablaron del fin de las ideologías y del feliz dominio eterno del capitalismo, la reunión de la OMC en Seattle 1999 se encargó de regresarlos a la realidad de un nuevo mundo simbolizado por la lucha entre imperios y resistencias globalizadas. Y es claro que desde los avances tecnológicos como el internet y las redes sociales surge la lucha de clases. Y frente a la Organización Mundial del Comercio nace la Corte Penal Internacional. El mundo pertenece a los que luchan.
El imperio colonial
Uno de los más reconocidos historiadores progresistas a nivel mundial, el inglés Eric Hobsbawm, en su obra La era del imperio (1875-1914) sintetiza el nacimiento del imperio colonial moderno de la forma siguiente:
“Desde una perspectiva menos trivial, el período que estudiamos es una era en que aparece un nuevo tipo de imperio, el imperio colonial. La supremacía económica y militar de los países capitalistas no había sufrido un desafío serio desde hacía mucho tiempo, pero entre finales del siglo XVII y el último cuarto del siglo XIX no se había llevado a cabo intento alguno por convertir esa supremacía en una conquista, anexión y administración formales.” (3)
“Entre 1880 y 1914 ese intento se realizó y la mayor parte del mundo ajeno a Europa y al continente americano fue dividido formalmente en territorios que quedaron bajo el gobierno formal o bajo el dominio político informal de uno y otro de una serie de Estados, fundamentalmente el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Bélgica, los Estados Unidos y Japón. Hasta cierto punto, las víctimas de ese proceso fueron los antiguos imperios preindustriales sobrevivientes de España y Portugal, el primero -pese a los intentos de extender el territorio bajo su control al noroeste de África- más que el segundo.
“Pero la supervivencia de los más importantes territorios portugueses en África (Angola y Mozambique), que sobrevivirían a otras colonias imperialistas, fue consecuencia, sobretodo, de la incapacidad de sus rivales modernos para ponerse de acuerdo sobre la manera de repartírselo. No hubo rivalidades del mismo tipo que permitieran salvar los restos del Imperio español en América (Cuba, Puerto Rico) y en el Pacífico (Filipinas) de los Estados Unidos en 1898. Nominalmente, la mayor parte de los grandes imperios tradicionales de Asia se mantuvieron independientes, aunque las potencias occidentales establecieron en ellos “zonas de influencia” o incluso una administración directa que en algunos casos (como el acuerdo anglorruso sobre Persia en 1907) cubrían todo el territorio.”
“De hecho, se daba por sentada su indefensión militar y política. Si conservaron su independencia fue bien porque resultaban convenientes como Estados-almohadilla (como ocurrió en Siam -la actual Tailandia-, que dividía las zonas británica y francesa en el sureste asiático, o en Afganistán, que separaba al Reino Unido y Rusia), por la incapacidad de las potencias imperiales rivales para acordar una fórmula para la división, o bien por su gran extensión. El único Estado no europeo que resistió con éxito la conquista colonial formal fue Etiopía, que pudo mantener a raya a Italia, la más débil de las potencias imperiales.”
En El Salvador, los Estados Unidos se convirtieron en la fuerza dominante a partir del estallido de la II Guerra Mundial, que obligó a la dictadura militar del general Maximiliano Martínez a cortar con sus obvias veleidades nazis y alinearse firmemente con la potencia del norte. Pero este es solamente un episodio de una larga historia de opresión y resistencia que sintetizamos a continuación.
Opresión y explotación imperial vs. resistencia popular y nacional en El Salvador
La opresión imperial inició con la llegada de las oleadas de tribus mexicas que invadieron y colonizaron nuestro territorio durante por lo menos trescientos años, del siglo XII hasta la llegada de los españoles, conquistaron el occidente y centro del país e incluso incursionaron en el territorio oriental de los lencas. Es poco lo que sabemos de esta resistencia, pero los nombres lencas de poblaciones como Talnique, Tamanique y Jayaque en pleno corazón del imperio mexica, evidencian claros y contundentes símbolos de rebeldía y resistencia.
Luego viene la larga noche española, que va del 1524 al 1821, otros trescientos años. Es en esta etapa colonial que surgen las fuerzas sociales y políticas, en particular añileros, que permitirán impulsar el proceso independentista a principios del siglo XIX, que concluyó con la firma del Acta de Independencia el 15 de septiembre de 1821. Luego viene un periodo de luchas intensas regionales entre sectores conservadores y liberales para imponer su proyecto histórico. Al final, los sectores cafetaleros se entronizan en el poder nacional a finales del siglo XIX.
Y es precisamente en 1880 en sintonía con la ofensiva colonial que impulsaban en África y en Asia las potencias europeas de esa época, que se produce en El Salvador la llegada del capital transnacional. Se realiza mediante el establecimiento del primer banco creado con capital inglés, que se conoció como Banco Internacional. Fue durante el gobierno de Rafael Zaldívar, el mismo que privatizó los ejidos y tierras comunales. (4) (5)
Posteriormente en 1888, bajo el gobierno liberal de Francisco Menéndez, se realiza la primera exportación de capital, bajo el signo de “capital industrial en la rama de la minería. Estamos hablando de la Divisadero Gold and Silver Mining Co. Ltd. Compañía que fue capitalizada en 218,479 libras esterlinas. (6) Y esta empresa minera inglesa duró en operaciones hasta mediados de los años veinte del próximo siglo, cuando fue vendida a empresarios norteamericanos.
Un año después, en 1889, todavía bajo el gobierno del general Menéndez, comienzan los empréstitos para la construcción de ferrocarriles, que fue un mecanismo utilizado por los ingleses y luego por los norteamericanos para asegurar el control del comercio y de esta manera ampliar su dominación imperial. (7)
En 1893 se realiza la exportación de capital bancario inglés, con una inversión de 485,000 dólares, mediante la apertura de una sucursal del “Banco de Nicaragua.” En 1899 se crea la empresa minera inglesa Butters Salvador Mines, para la explotación de oro. (8)
Así llegamos al siglo XX. Tanto durante el periodo de las primeras organizaciones obreras (1904-1919) así como durante el periodo de las primeras luchas obreras (1919-1924) presenciamos la disputa entre diversos imperios (inglés, alemán, holandés, francés, estadounidense) por asegurarse el dominio de nuestro país. Es particularmente intensa la disputa entre ingleses y alemanes.
Pero los norteamericanos no se quedan atrás. Prueba de ello es que ya en 1908, bajo el gobierno del general Fernando Figueroa, (9)) realizan la primera inversión directa en el sector de la minería y luego comienzan una nueva instalación ferroviaria en oriente, con base en Cutuco, para disputarles a los ingleses esa estratégica área económica y lograr el fracaso de la línea férrea inglesa y del puerto de Acajutla. (10).
Debe señalarse que a diferencia de otros países centroamericanos, en nuestro caso “El Salvador no ha sido objeto de enclaves imperialistas, como los fruteros o canaleros… tampoco su territorio ha sido ocupado militarmente como el de Nicaragua…” (11)
En mayo de 1904 surge la Sociedad Confederada de Obreros de El Salvador, COES, que aunque estaba todavía refugiada en el mutualismo, constituye las raíces del futuro movimiento obrero organizado. En 1911 se realiza el Primer Congreso Obrero Centroamericano, con la participación de representaciones de trabajadores de la región. El presidente de esa época, Dr. Manuel Enrique Araujo, promovió esta reunión y fue el primer y “quizás hasta ahora de los pocos presidentes antiimperialistas de El Salvador.” (12).
El presidente Manuel Enrique Araujo adoptó una actitud de firme oposición a la intervención estadounidense en Nicaragua.” (13) No obstante sus antecedentes oligárquicos, este presidente supo cambiar la bandera nacional de las barras y estrellas que simbolizaba la opresión imperial por la bandera azul y blanco de la dignidad.
Un año después de fallecido Araujo, en 1914 el presidente francófilo Carlos Meléndez se ve obligado a proseguir esta línea antiimperialista y junto con Honduras y Costa Rica denuncia el tratado Brian-Chamorro ante la Corte de Justicia Centroamericana, con sede entonces en Costa Rica. Este servil tratado autorizaba la construcción de una base militar de EE.UU. en el Golfo de Fonseca.
La tesis esgrimida es que el Golfo de Fonseca es una “bahía histórica.” Esta tesis jurídica fue conocida como la “Doctrina Meléndez.” Y se discutieron con los diplomáticos yanquis. Posteriormente, Meléndez junto con México y Argentina, se niega a declararle la guerra a Alemania en la Primera Guerra Mundial.
En 1927, el capital norteamericano amplia su presencia mediante la compra de la compañía eléctrica CAESS bajo la cobertura de la Canadian International Power Co. Ltd. (14)
En 1945, luego del fin de la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos se estableció como la potencia predominante en el área latinoamericana, incluyendo a El Salvador. Desde entonces marca las pautas estratégicas básicas de país en alianza con la oligarquía. No obstante esto, como resultado de la lucha popular contra el dictador Lemus, en octubre de 1960 surge una Junta de Gobierno que inicia una apertura democrática, la cual rápidamente despierta temores en Washington, por lo que se ordena a su Misión Militar, dedicarse a la conspiración hasta lograr su derrocamiento en enero de 1961. (15)
Veinte años después, en octubre de 1979 se instala una nueva Junta Militar y el gobierno norteamericano maniobra para aislar y separar a los elementos progresistas, e imponer una estrategia de contra insurgencia que respondiera a una situación de alta explosividad social, que amenazaba con una revolución popular triunfante.
1980 es un año en el cual los sectores populares logran unificarse e impulsan una estrategia orientada a lograr el desplazamiento de la oligarquía del poder. Los Estados Unidos intervienen y primeramente avalan una estrategia de reformas con represión y posteriormente se involucran directamente en el conflicto armado proporcionando ayuda militar y económica al gobierno contrainsurgente. Justifican su intervención a partir del conflicto este-oeste.
Los sectores populares, por su parte, logran transformar un poderoso movimiento de masas en un audaz ejército guerrillero que obliga a la dictadura militar a someterse al control norteamericano, incluso en el terreno de las operaciones militares y con la presencia de asesores. Es una larga guerra que por doce años enfrentó a la sociedad salvadoreña. El imperio y la resistencia salvadoreña lucharon en el campo de batalla por doce años, y ninguno logró la victoria.
El conflicto militar concluyó en 1992 con unos Acuerdos de Paz mediante los cuales los sectores populares representados principalmente por el FMLN aceptaron convertirse en partido político y disputar el gobierno mediante elecciones, en la medida que se respetaran los derechos humanos de la población.
El ejército guerrillero se transformó en un partido político. Los Estados Unidos pasaron de ser adversarios militares a ser adversarios políticos, que apoyaban abiertamente al partido de derecha ARENA, que gobernó durante veinte años, de 1989 a 2009 e impuso un marco económico de privatizaciones, acuerdos comerciales y dolarización. Cada uno de los cuatro gobiernos de ARENA representó una escalada en términos de presencia del imperio.
El primer gobierno de ARENA (1989-1994) privatizo la banca y las exportaciones de café y azúcar. El segundo gobierno (1994-1999) privatizó la distribución de energía, las telecomunicaciones y los fondos de pensiones. El tercer gobierno (199-2004) aprobó el envío de tropas a Irak, la base militar de Comalapa y la dolarización. La lucha social evitó en el 2002 la privatización del sistema de salud. El cuarto y último gobierno (2004-2009) aprobó el TLC, y el establecimiento de la ILEA.
Es precisamente en este último gobierno de ARENA cuando la oligarquía financiera luego de un frío análisis de las tendencias globalizadoras y su impacto en la región decide vender los activos de sus principales bancos (Cuscatlán, Agrícola Comercial, Salvadoreño y Banco de Comercio), así como de empresas insignias como La Constancia, Cemento CESSA, TACA a inversionistas extranjeros, principalmente norteamericanos y colombianos.
Durante el primer gobierno de izquierda (2009-2014), se desarrollan sendos proyectos de cooperación como los Fondos del Milenio, primero en la franja norte del país y el segundo “compacto” a realizarse en la zona costera, y el Asocio para el Crecimiento. Asimismo en una polémica decisión que fue apoyada exclusivamente por los partidos de derecha, a petición del presidente Funes, el congreso decide enviar tropas a Afganistán.
El gobierno Funes se ha caracterizado por una política exterior que no se diferencia sustancialmente de la realizada por las cuatro administraciones areneras, es una política de continuidad para acatar el Consenso de Washington. Lo único que puede señalarse como decisión independiente de política exterior es la apertura de relaciones con Cuba. Es una apuesta por la continuación de la dependencia y la opresión imperial.
¿De enemigos estratégicos a socios estratégicos?
La caracterización durante ochenta años (1925-2005) por la izquierda salvadoreña del gobierno norteamericano como enemigo estratégico forma parte de la tradición teórica e ideológica antiimperialista de los sectores populares. Schafik Handal fue su más claro exponente. Pero es claro que en la actualidad esa caracterización ya no es parte del discurso ni del programa de la principal fuerza de izquierda, el FMLN y de los amplios sectores populares que aglutina.
Entre las razones que permiten explicar este radical viraje ideológico se encuentra el reconocimiento de que una tercera parte de nuestra población vive en Estados Unidos y es un sector que influye poderosamente en la vida del país, y en particular en los resultados electorales. Por otra parte, la responsabilidad legislativa asumida le exige mantener una relación permanente con el gobierno norteamericano y sus múltiples agencias en nuestra nación.
Y a esto hay que agregarle que uno de los principales dirigentes del FMLN es el canciller de la republica, lo cual explica porque junto con el presidente Funes se autoconsideran como “aliados estratégicos” e incluso se “regocijaran” con la reciente visita del presidente Obama, de la misma forma que hace diez años los areneros se regocijaron con la visita del presidente Bush.
Esto permite comprender el pánico provocado por las últimas declaraciones del senador norteamericano Richard Lugar sobre la actual crisis entre asamblea legislativa y sala de lo constitucional. Hay una posición basada en el pragmatismo que deja de lado las conocidas apreciaciones de la teoría sobre la naturaleza del imperialismo.
Pero esta visión no es nueva, forma parte de las concepciones ideológicas de la socialdemocracia, que plantea la conciliación de clases como premisa básica, lo que explica lo de “gobierno de unidad nacional.” Y muchas cosas más.Pero la realidad del imperialismo y de su crisis generalizada no puede ser obviada. La situación de crisis financiera en Europa y de estancamiento económico en Estados Unidos nos afecta. Y también nos afectan las políticas guerreristas que se impulsan desde Estados Unidos, incluso por este gobierno demócrata del afroamericano Obama.
El imperialismo es un sistema de relaciones económicas basado en el uso de la fuerza. No existen dos Estados Unidos. Uno que nos ayuda y otro que bloquea a Cuba, que agrede a Venezuela, que apoya a los golpistas hondureños y paraguayos. El imperialismo es uno solo, y una sola es la lucha de los pueblos por su liberación.
NOTAS
1. Lenin, Vladimir. El imperialismo, fase superior del
capitalismo. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo I. Editorial Progreso,
Moscú. 1981. Pag. 731.
2. Pineda, Roberto. El Salvador: la ciudad salvadoreña de Mejicanos desafía al gigante Walmart. www.adital.org.br
3. Hobsbawm, Eric. The Age of Empire. 1875-1914 Weidenfeld &Nicolson. London. 1984
4. Castellanos, Juan Mario. EL SALVADOR 1930-1980. DPI. San Salvador. 2001
5. López Vallecillos, Ítalo. El periodismo en El Salvador. UCA Editores. San Salvador. 1987
6. Menjívar, Rafael. Acumulación originaria y desarrollo del capitalismo en El Salvador. EDUCA. San José. 1980
7. Ibid.
8. Rippy. Fred. En EL SALVADOR DE 1840 a 1935. UCA Editores. San Salvador. 1978
9. López…
10. Menjívar…
11. Valiente, Mario Salazar. El Salvador: crisis, dictadura, lucha (1920-1980) En
En Casanova, Pablo González. América latina: historia de medio siglo. Siglo XXI. México D.F. 1981. (pag.88).
12. Pineda, Roberto. LAS LUCHAS POPULARES DEL SIGLO XX EN EL SALVADOR www.simpatizantesfmln.org
13. Leets, Juan. “Los EE.UU. y América latina. Pensamiento antiimperialista en Nicaragua. ENN, Managua, 1982, pag. 202. )
14. Menjívar…
15. Handal. Schafik Jorge. Teoría de la situación revolucionaria. Ediciones Instituto Schafik Handal. San Salvador. 2012.
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