Peripecias para transmitir un discurso del entonces jefe de la guerrilla
Por Armando Salazar
SAN SALVADOR
- De inmediato se planteó un huevo sin precedentes. En el décimo tercer
aniversario de las FPL, la radio tenía que transmitir, sin saberlo, lo
que sería el último mensaje de aniversario del comandante Marcial.
La
grabación transmitida desde Managua en la banda de 40 metros de onda
corta y recibida en La Montañona con un radio Yaesu 707, no se escuchaba
bien. No era audible en varios tramos, afectada por asuntos de
ionósfera y quién sabe por qué cosas, donde circulan las ondas
hertzianas que rebotan entre el cielo y la tierra.
El
Negro, a cargo del radio y las comunicaciones, reportó de inmediato el
problema. La radio tenía que transmitir la grabación en la misma banda y
allí sería mucho peor, además de las potentes señales de interferencia
que emitía el enemigo.
La
solución técnica inicial sería que volvieran a transmitir la grabación o
que Marcial lo volviera a transmitir directamente, para mejorar la
calidad de audio en Chalatenango. No recuerdo bien lo que se hizo, pero
el asunto no mejoró y las horas pasaban.
Independientemente,
el discurso se transcribió y se logró completar el texto discontinuo
con las nuevas grabaciones enviadas. No recuerdo si la jefatura de la
radio habrá informado a la dirección del partido de la situación.
La
cuestión fue que había que emitir el discurso “en vivo”, para lo que
había sido hecho y grabado, y no hacer lectura de un texto por los
locutores de la radio. Alguien lo tenía que hacer en La Farabundo. De
entrada, tenía que ser una voz masculina de los que estábamos. No podía
ser la voz de los locutores (Toñito, Piquín, Miguel Ángel) tampoco voces
que hayan salido en emisiones (Ricardo, Haroldo, Justo o
corresponsales). Tampoco podía ser una voz juvenil (Juan Carlos, Rafa) o
hacer evidentemente una lectura con dificultades que revelaran que no
era la propia voz del comandante en jefe de las FPL. Era un buen lío y
hasta podía llegar a ser considerado como una especie de herejía.
Quizá
un tanto por la edad, la “tarea” le cayó a Neto “El Sordo”. No había de
otra, no hubo más grabaciones originales y no había más tiempo: el
primero de abril de 1983 era el día siguiente y se valoraba que no podía
notarse mayor diferencia por la distorsión de la transmisión en onda
corta de una radio guerrillera.
La
grabación tardó horas. El Toñito Cañénguez se cagaba de la risa de las
entonaciones y gesticulaciones corporales que hacía Neto “El Sordo”,
tratando de imaginar e igualar las entonaciones que habría hecho Marcial
en su lectura. La radio no estaba manipulando el discurso político de
Marcial, pero sí su voz. Y hubiera sido mayor desastre transmitir la
ruidosa grabación de onda corta. Era recuperar el discurso político
original o la voz original del jefe.
Al
día siguiente, el discurso se transmitió íntegro y no se reportaron
dudas. La mayoría de la radio solo conocimos a Marcial por su voz en
otros mensajes, sin pista alguna de lo que sucedería dramáticamente en
los días siguientes.
Meses
atrás, a Haroldo le habían reprochado por escribir una crónica en un
periódico mexicano que tituló “La muerte de Marcial”, donde relataba
cómo un niño de El Jícaro fue destrozado, no recuerdo bien si por un
bombardeo o un cañoneo del ejército. El niño también se llamaba Marcial,
pero el título en un periódico de la urbe intelectual mexicana, generó
sobresaltos.
A
los pocos días de la grabación, se generó en las FPL una lesión
traumática y que en ese abril no solo se llevó a sus dos primeros
responsables políticos, sino que generó certezas y rechazos que aún
permanecen. Meses después, con el asalto guerrillero al cuartel El
Paraíso, también se razonaba por dónde seguían tirándose los tiros.
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