Laura Bernal
Analistas consideran que con decisiones fiscales del actual gobierno, el FMLN está también lejos de ser un partido social demócrata
No solo partidos de oposición han cuestionado la medida del Ejecutivo de incorporar un nuevo impuesto a las telecomunicaciones, analistas también consideran que el partido de izquierda en El Salvador, FMLN, en lugar de oponerse al sistema tributario aplicado en los últimos gobiernos, se ha unido.
Para el firmante de los Acuerdos de Paz, Roberto Cañas, con las últimas decisiones tomadas por el actual gobierno, el instrumento de lucha que le dio origen al FMLN previo al conflicto armado salvadoreño “ha sido en vano”.
Y precisamente, Cañas hace alusión a la última propuesta del Ejecutivo de incorporar un diez por ciento de impuesto para el servicio de telefonías, internet y televisión por cable, a fìn de reunir fondos para financiar la ejecución de programas destinados al combate a la inseguridad.
A juicio de Cañas, la ausencia de formación política, la falta de elaboración teórica, la introducción del pensamiento, falta de iniciativas para presentar propuestas y análisis de la realidad son los síntomas de un padecimiento que está acabando con el ahora partido oficialista.
De hecho, para Cañas, “no es excusa” que la actual administración intente sostener que es difícil acabar con un sistema tributario ya instalado por gobiernos liderados por la derechista, ARENA.
“Llevamos 26 años de un sistema bipartidista y el sistema regresivo de las finanzas del país no ha cambiado, los conceptos básicos de un sistema fiscal no cambia. Mientras en El Salvador el FMLN se niegue a construir una cultura tributaria basada en equidad y progresividad vamos mal. Por obtener fondos rápidos, sacrifican la oportunidad de un pacto fiscal. De tomar al corno por los cuernos”, apunta sobre la urgencia de crear una política fiscal integral.
Pero el presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, reiteró este lunes que la propuesta del nuevo presupuesto responde a “una urgente necesidad” de garantizar la seguridad pública del país, a la cual “todos deberían contribuir”.
Sin embargo, representantes del Partido Comunista de El Salvador (PCS), refundado en marzo de 2005, pero aún no considerado un instituto político como tal, también cuestionan el rumbo del FMLN.
Según el PCS, si lo que busca el FMLN es adaptar sus ideales a un socialismo demócrata, lejos del comunismo reconocido en Venezuela o Cuba, “aún y así, están muy lejos de lograrlo”.
“La social democracia, en ánimos de generar una distribución más equitativa de las riquezas de un país plantea la construcción de una forma de tributación progresiva (el que tiene más pague más); en consecuencia la acción directa es crear impuestos al gran capital (renta a las ganancias y otros impuestos al patrimonio)”, aclara el documento compartido en su sitio web.
“El gobierno de Sánchez Cerén debe de modificar su planteamiento sobre el tema y el partido FMLN debería de empujar al gobierno para que se decante por una estructura tributaria progresiva, haciéndole honor a los documentos que se discutirán en el congreso de dicho partido”, agregan representantes del PCS.
Pero para el analista Edwin Lima, “que el FMLN no de más la talla para resolver las necesidades como nación, no hay duda”. Lo cuestionable es la necesidad de crear una nueva organización, explica.
“Pero esta organización debe surgir en las calles, no en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y antes de un nuevo partido político necesitamos una organización social que recupere el espíritu combativo y reivindicativo que fue característico de los movimientos de masas de la década de los setenta, comienzo de los 80”, agrega
Lima insiste que “de la misma forma que el FMLN conquistó espacios políticos, no a través de concesiones, sino más bien de conquista y lucha, así los salvadoreños no pueden continuar esperando que sean las urnas o la buena voluntad de la oligarquía, del FMLN y ARENA, que le traigan mejores condiciones de vida a la gente”.
Precisamente, Cañas coincide con Lima, y aclara que es imposible ver al FMLN sin el quehacer de los movimientos sociales, a quienes “abandonó desde hace muchos años”, asegura.
Ese “pecado mortal,” como lo califica el ex firmante de los Acuerdos de Paz, le ha costado la credibilidad y el apoyo de gran parte de su militancia a las nuevas decisiones tomadas desde el gobierno.
“Ser social determina la conciencia social y la cúpula del FMLN ha cambiado bruscamente su condición económica y social, no se van a ensuciar los zapatos para trabajar con las comunidades”, critica.
Pero para discutir el papel de su militancia y el rumbo que tomará el partido en los próximos años, el FMLN se prepara para su próximo Congreso General, programado para noviembre de este año.
De acuerdo a dirigencia del partido de izquierda, dicho Congreso “permitirá continuar y profundizar los cambios y convertir El Salvador en un país donde valga la pena vivir”
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