Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

domingo, 24 de enero de 2016

YO LO MATÉ. CRÓNICA SILENCIOSA DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA


Enfoque Jurídico 
 
 

EL PERFUME AMARGO DE LA MUERTE.

Se acercaba la noche, para Romero la oscuridad que viste el final de un día se convertían en temores, en esos temores que nacen por la calidad de humanos que tenemos, las amenazas por callar su voz se habían convertido en el insomnio rutinario que ni el cansancio más profundo podía quitar, de hecho un par de aguacates caídos en el techo de su habitación ubicada en el Hospital de la Divina Providencia, producto del juego de las ardillas, se volvían anécdotas valientes, que contaba a las monjas y a su amigo Salvador Barraza, luego de la oración que acompañaba el alba.

Ya en febrero de mil novecientos ochenta, el Arzobispo de San Salvador había sido sujeto de una serie de amenazas de muerte, a tal punto de solicitar a sus colaboradores no acompañarlo en sus salidas, para evitar que corriesen riesgos innecesarios.

El nueve de marzo de mil novecientos ochenta, en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, Monseñor Romero ofició una misa por la memoria de Mario Zamora, quien fuese Procurador General de la República, asesinado quince días antes en su domicilio, sólo a horas después de que el ex-Mayor de la Guardia Nacional, Roberto D’Aubuisson, quien dirigía en ese momento el Frente Amplio Nacional (FAN), lo acusara públicamente de ser miembro de grupos subversivos. Sin embargo éste no era el día en que las homilías de Oscar Arnulfo serían silenciadas, pues el día lunes 10 de marzo de 1980, se encontró tras el púlpito, un aparato explosivo fabricado con 72 candelas de dinamita comercial camufladas dentro de un maletín color negro, colocado entre dos pilares del Altar Mayor.

El olor a muerte cada vez era más común alrededor de las vivencias de Monseñor Romero, hombre humilde, callado, que se exponía en sus homilías al denunciar las injusticias que se cometían por parte de la Fuerza Armada que ya manejaba y controlaba el gobierno, esa exposición fruto del amor por los más desprotegidos, por los pobres, que escuchaban en sus prédicas notas de esperanza al encontrar a alguien que velaba por sus intereses, como un padre lo hiciere por sus hijos.
 
LA PRENSA, CÓMPLICE NECESARIO DE UN ADIÓS.

Mientras tanto, los medios de comunicación mantenían una fuerte campaña acusándolo de terrorista y subversivo, se leía en sus páginas “un arzobispo demagogo que estimuló desde la Catedral la adopción del terrorismo” y todo porque en sus homilías exponía graves violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad del Estado.

Casi se cumplía un año de la muerte de doña Sarita, madre de Jorge Pinto, un periodista amigo de Monseñor Romero, quien habría publicado en los periódicos la celebración de la misa de su madre para el lunes 24 de marzo (1980), en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, misma que sería oficiada por el Arzobispo de San Salvador.

Sor Luz Chuevos, directora en ese momento del Hospital, el 23 de marzo de 1980, observó el anuncio de la celebración de la misa de la madre de Jorge Pinto, mismo que le pareció imprudente por las amenazas a las que se veía expuesto su Pastor, recomendándole a Monseñor Romero no celebrar la misa, quien le respondió “Me he comprometido, si no ha llegado mi hora no me pasará nada. Pero si algo pasa, estoy en las manos de Dios”.
 
LA PLANIFICACIÓN DEL VENENO Y LA SERENIDAD DEL FINAL.

En la mañana del 24 de marzo de 1980, 24 horas después de haber suplicado a los militares salvadoreños que cesaran la represión, el ex-Mayor Roberto D’Aubuisson, el ex-Capitán Alvaro Saravia y Fernando Sagrera se reunieron en casa de Alejandro Cáceres, en San Salvador. Llegó el Capitán Eduardo Ávila, quien se había enterado que el Arzobispo Romero oficiaría una misa ese mismo día, opinando que ésta era una buena oportunidad para asesinarle. El ex-Mayor D’Aubuisson ordenó que se hiciese y responsabilizó al ex-Capitán Saravia del operativo.

Mientras tanto, Monseñor Romero en horas de la mañana, se reunió con el sacerdote del Opus Dei, Fernando Sáenz Lacalle, era la tercera vez que planeaban hacer un charla entre ellos una vez que se había ordenado Arzobispo de San Salvador, pero por las múltiples ocupaciones de Romero no se había podido realizar. Sí, mientras el ex-Mayor Roberto D’Aubuisson planificaba el veneno mortal en contra de Romero, el Arzobispo junto a Sáenz Lacalle y tres personas más se dirigían hacia el mar, específicamente a un centro de la pastoral juvenil, el motivo, estudiar un documento de la Congregación Vaticana para la Educación y los Seminarios.

Al llegar a la playa la casa estaba cerrada, y quien la cuidaba había entendido, que era hasta el día martes que iban a llegar los sacerdotes; fue así que Fernando y Óscar se subieron a un tapial, saltando el jardín para abrir la puerta para que entraran los demás sacerdotes, ambos riendo por lo que hacían, disfrutando como niños inocentes, olvidando el contexto en que vivían.

Al observar las condiciones para realizar la muerte anunciada, y poner claros todos los requerimientos malignos, el capitán Ávila se comprometió a contactar por medio de Mario Molina a un francotirador.

Romero junto a los cuatro sacerdotes se sentaban bajo la sombra de una palmera a estudiar el documento. Unos al finalizar se bañaron en el mar, Monseñor prefirió dar un paseo por la playa, caminando tranquilo, con la serenidad de tener a Dios como su protector. Llegó la hora del almuerzo, un mantel sobre la yerba y luego, Romero se acostó en una silla de playa y durmió unos minutos. Al despertar, como quien camina hacía su calvario, les invitó a los sacerdotes a llevarlo al Hospital de la Divina Providencia porque tenía un compromiso… Y así fue!

Romero llegó en horas de la tarde, habló con Salvador Barraza y le encargó preparar fuera de Catedral la plataforma para la ceremonia del Domingo de Ramos. Luego a las cuatro de la tarde se dispuso a ver a su confesor.

EL Capitán Saravia salió de su residencia a las cinco de la tarde, solicitándole a Amado Antonio Garay, que manejara un vehículo color rojo de cuatro puertas, marca Volkswagen; el parqueo del Hotel Camino Real sirvió de punto de encuentro antes de dirigirse a la Capilla. En ese lugar un francotirador barbado, como de unos veinticinco años de edad, bien parecido, alto, delgado, pelo liso con entradas en la frente, junto con el arma asesina ingresó al carro rojo, que conducía Garay.

Garay siguió a un vehículo que iba adelante hasta llegar a un portón negro, ahí el individuo barbado que iba en el asiento trasero, con voz fría como el insensible viento que paraliza en el desierto, le dijo que cruzara a la izquierda y entrara a dicho portón, que dejara de seguir el vehículo que iba adelante; al cruzar se incorporaron a una calle adoquinada que conducía a una iglesia, pasaron primero frente a la casa donde Óscar grababa sus pensamientos, hasta pasar frente a la capilla, el francotirador le dijo que diera vuelta al carro, obedeciendo Garay, luego éste detuvo el vehículo como a unos tres o cuatro metros antes de llegar frente a la Iglesia, el francotirador le dijo: “No, párese frente a la Iglesia”.

El carro avanzó unos metros y quedó justo frente a la capilla, justo frente al altar, el hombre barbado sosteniendo un fusil con ambas manos, con dirección al lado derecho de la ventana trasera del vehículo a punto hacia el profeta, ahí momentos antes de la consagración, una voz temerosa, de un sacerdote humilde, pero con un gran corazón exclamaba: “Con fe cristiana sabemos que en este momento la hostia de trigo se convierte en el cuerpo del Señor que se ofreció por la redención del mundo y que en ese cáliz, el vino se transforma en la sangre que fue precio de la salvación. Que este cuerpo inmolado y esta Sangre Sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar cosechas de justicia y de paz a nuestro pueblo. Unámonos pues, íntimamente en fe y esperanza a este momento de oración por Doña Sarita y por nosotros…” Escuchándose una explosión, ruido que ponía el punto final en la vida de Romero, por lo menos en este mundo, Óscar Arnulfo Romero, fue asesinado a las 6:25 minutos del día 24 de marzo del año de 1980, con un disparo al corazón. (Escuchar audio últimas palabras de Monseñor Romero)
 
 
 
“””Con fe cristiana sabemos que en este momento la hostia de trigo se convierte en el cuerpo del Señor que se ofreció por la redención del mundo y que en ese cáliz el vino se transforma en la sangre que fue precio de la salvación. Que este cuerpo inmolado y esta Sangre Sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar cosechas de justicia y de paz a nuestro pueblo. Unámonos pues, íntimamente en fe y esperanza a este momento de oración por Doña Sarita y por nosotros…”””

El ejecutor del crimen y el chofer retornaron al mismo sitio de donde salieron con el vehículo color rojo, en el lugar esperaba el Capitán Saravia, al verlo el sujeto barbado le hizo una venía con la mano derecha y dijo: “Misión Cumplida”.

En la capilla del Hospital Divina Providencia, había un mar de gritos, al caer Monseñor a los pies de Cristo crucificado, el señor Pedro N. Martínez auxilió al Pastor para conducirlo a un Centro Asistencial, esto le valió para que una fotografía que retrataba ese momento, llegase a manos equivocadas.
 
CIENTO CATORCE DÓLARES POR UN PASTOR CALLADO. COMPLICIDAD DEL ESTADO, CSJ Y FGR

Este caso llegó a competencia del Juez Cuarto de lo Penal, Atilio Ramírez Amaya, quien advirtió “omisiones premeditadas de parte de los servidores de la justicia”, encaminadas a “encubrir el asesinato desde el principio”. Lo anterior lo concluyó pues la Sección de Investigaciones Criminales de la Policía Nacional, en el asesinato de Monseñor Romero, llegaron cuatro días después de ocurrido el hecho y no proporcionaron al tribunal ningún dato ni prueba de una investigación del crimen. Lo mismo ocurrió con la oficina de la Fiscalía General de la República; el Fiscal llegó a la escena del crimen hasta el 28 de marzo, debido a las instrucciones de presentarse a las diligencias por parte del Juzgador.

En la autopsia del cadáver del Arzobispo de San Salvador se extrajeron de la caja torácica tres esquirlas para su estudio, por su peso, la Policía Nacional confirmó que el proyectil era de calibre 22, sin embargo, esta diligencia no constó en el expediente judicial, así como tampoco constan las radiografías del tórax tomadas durante la autopsia.

Tres días después del asesinato, el ex-Mayor D’Aubuisson ordenó la entrega de 1.000 colones a Walter Antonio “Musa” Álvarez quien, junto con el asesino de barba, recibió el pago correspondiente.

Las acciones maléficas por borrar o desaparecer la verdad continuaban, en casa del Juez Cuarto de lo Penal, Atilio Ramírez Amaya, la empleada doméstica, María Hernández, permitió la entrada a dos jóvenes desconocidos que dijeron llegar de parte de una persona a quien el Juez buscaba. Atilio Ramírez Amaya, sospechaba de un atentado, llegó ante los desconocidos con una escopeta. Uno de ellos sacó una metralleta, el juez levantó la escopeta para dispararle, lo que no pudo hacer porque la señora Hernández había quedado entre él y los desconocidos. Los jóvenes aprovecharon para huir, pero antes dispararon varios tiros, uno de ellos hirió a la empleada en la cadera. Tras el atentado el Juez Ramírez Amaya presentó su renuncia y abandonó el país.

El 13 de abril de 1980, 20 días después de haber presenciado la ejecución de Monseñor Romero, y haberle ayudado a cargarlo para llevarlo al hospital, la foto que retrató ese momento, fue su sentencia de muerte, Pedro N. Martínez, desapareció, y no fue encontrado, dicha desaparición del testigo no se investigó debidamente.

El 7 de mayo de 1980, en un allanamiento a la finca “San Luis” en Santa Tecla, fueron capturados doce militares y doce civiles, entre ellos el Mayor Roberto D’Aubuisson, a quienes se acusó formalmente de conspirar para derrocar al gobierno. En el allanamiento se incautaron varios documentos, entre ellos una agenda perteneciente al Capitán Álvaro Rafael Saravia y dos listas con nombres de miembros de la Fuerza Armada salvadoreña.

La agenda de Saravia aporta varios datos relevantes respecto al asesinato del Arzobispo de San Salvador. La misma contiene referencias a compras y entregas de numerosas armas y municiones; conforme al peritaje balístico ordenado por el Juez Ramírez Amaya, varias de ellas correspondían al tipo utilizado en el asesinato. Ciertos nombres de personas contra las cuales existían indicios de haber participado en la planificación, designación, ejecución o encubrimiento del asesinato, aparecían en forma reiterada. También aparecen referencias sobre el chofer Amado Garay, quien transportó al asesino, así como los recibos por gasolina para el vehículo rojo, a disposición del Capitán Saravia, desde el cual se perpetró el asesinato. La agenda nunca fue agregada formalmente al caso de Monseñor Romero.

El 5 de julio de 1980, cuatro meses después del asesinato de Monseñor Romero, la Oficina del Socorro Jurídico en El Salvador fue allanada. El hecho habría sido ejecutado por integrantes de los cuerpos de seguridad, quienes sustrajeron los expedientes del caso de Monseñor Romero, incluyendo testimonios que involucraban a la Fuerza Armada en el asesinato, así como otras evidencias importantes.

Walter Antonio “Musa” Álvarez fue secuestrado en el mes de septiembre de 1981, las investigaciones apuntan que el motivo fue porque conocía la identidad del asesino, lo que podría implicar ya sea al asesino o a Saravia, entre otros, en el asesinato del Arzobispo de San Salvador; se le encontró muerto poco tiempo después.

Roberto D’Aubuisson participó en una transmisión televisiva durante la campaña para las elecciones presidenciales, en marzo de 1984, en la que presentó una confesión grabada por un supuesto comandante del FMLN. En la grabación, el supuesto comandante llamado, “Pedro Lobo”, expresaba haber sido cómplice en el asesinato de Monseñor Romero. Casi inmediatamente, “Pedro Lobo” fue identificado como un preso común que estuvo recluido entre 1979 y 1981, quien confesó que le habían ofrecido U.S. $50.000 para responsabilizarse públicamente del asesinato. Aun después de este incidente, D’Aubuisson continuó insistiendo en que la guerrilla había asesinado al Arzobispo de San Salvador.

El 20 de noviembre de 1987, la Fiscalía General de la República presentó a Garay como testigo ante el Juez Ricardo Alberto Zamora Pérez, el Juez dispuso la detención del Capitán Saravia el 24 de noviembre de 1987. También ofició al Consejo Central de Elecciones para que expidieran certificación de la condición de Diputado de D’Aubuisson, primer paso para solicitar que se levantara su inmunidad parlamentaria para que pudiese declarar ante el Juzgado.

El Capitán Saravia interpuso un recurso de habeas corpus. En diciembre de 1988, la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, específicamente la Sala de lo Constitucional, conformada por el Doctor Francisco José Guerrero, el Doctor Gabriel Mauricio Gutierrez Castro, el Doctor Fabio Hércules Pineda, el Doctor Jorge Hernández Colocho y el Doctor Eduardo Alfredo Cuéllar, sostuvo que “la referida prueba testimonial de Garay no merece entera fe… el testigo rindió su declaración siete años, siete meses, veinticuatro días después de haber ocurrido el hecho sobre el cual depone le resta completa credibilidad a su testimonio”. También consideró que el Fiscal General carecía de facultades para solicitar la extradición del Capitán Saravia a los Estados Unidos de América, donde se hallaba dicha persona.
CONCLUSIÓN

Error tras error en el proceso Judicial, colaboración de impunidad por parte de un Estado silencioso, una Fiscalía General de la República cómplice, desaparición de testigos, eliminación de evidencias, contaminación de la escena del crimen, amenazas a Jueces, medios de comunicación vendidos, y los desprotegidos y vulnerables sufriendo aún más al no tener a alguien que denunciara sus lamentos para que llegaran hasta el cielo.

Según se ha establecido por parte de la Comisión de la Verdad, creada por las Naciones Unidas, y el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Arzobispo de San Salvador fue asesinado con la participación intelectual y material del Mayor Roberto D’Aubuisson, y los capitanes Álvaro Saravia y Eduardo Ávila. También participaron los civiles Fernando Sagrera, Mario Molina y un “asesino profesional” de identidad desconocida. D’Aubuisson es la persona responsable de la orden de asesinar a Monseñor Romero, y de impartir instrucciones precisas a miembros de su entorno de seguridad, quienes actuaron como integrantes de un escuadrón de la muerte en operativo de la ejecución extrajudicial.

El 20 de marzo de 1993, cinco días después de presentado el informe de la Comisión de la Verdad, la Asamblea Legislativa de El Salvador dictó la Ley de Amnistía General mediante el decreto n° 486. La Corte Suprema de Justicia de nuestro país se declaró incompetente para revisar su constitucionalidad por considerar que la amnistía constituía un acto “eminentemente político.”

sábado, 23 de enero de 2016

Para abrazar a Fidel hay más de 90 razones.


Víctor Angel Fernández / Guajirita Soy
micubaporsiempre
 
 
En este inicio del año 2016, cuando celebraremos un nuevo cumpleaños de Fidel, palabra sencilla como lo conoce el pueblo, les propongo una selección de 90 momentos de una vida dedicada a la lucha, no sólo por una Cuba mejor, sino por tener un mundo superior para nosotros y para legarle a nuestros hijos.

Obviamente que la lista detallada será cien veces mayor, pero aquí les comparto mi selección, donde he tratado de que primen las razones históricas, más que el estricto orden cronológico.

1 Traslado a La Habana de la campana de La Demajagua
2 Enfrentamiento a las fuerzas gubernamentales por el desalojo de los vecinos de La Timba
3 Preparación y asalto al Moncada
4 La historia me absolverá
5 La prisión Fecunda
6 El Movimiento 26 de Julio
7 Estancia en México
8 El Granma
9 Cinco Palmas
10 Consolidación en la Sierra Maestra
11 Preparación y desarrollo de la invasión a Occidente
12 Primero de Enero de 1959
13 Esta vez los mambises sí entraron en Santiago de Cuba
14 Revolución Sí, Golpe de Estado No
15 La Caravana de la Victoria
16 Entrada en La Habana el 8 de enero
17 Organización del INRA
18 Visita a Venezuela
19 Viaje a Estados Unidos
20 El Hotel Theresa en Harlem
21 Intervención en Naciones Unidas
22 Reinicio de los estudios de Ciencias Médicas
23 Torneo de la pesca con Ernest Hemingway
24 El futuro de Cuba tendrá que ser un futuro de hombres de ciencias
25 Intervenciones de la Banca y de los grandes monopolios
26 La Primera y Segunda Declaración de La Habana
27 Creación de los Comités de Defensa de la Revolución
28 Reforma Universitaria
29 Fundación de la Federación de Mujeres Cubanas y la real incorporación de la mujer a las tareas de la Revolución
30 Campaña de alfabetización
31 El Plan de Becas
32 Batalla y victoria de Girón
33 Palabras a los intelectuales
34 Organización de Pioneros de Cuba y Unión de Jóvenes Comunistas
35 Fundación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas
36 Crisis de Octubre
37 Los cinco puntos de la Revolución
38 Ayuda a Argelia
39 Visita a la Unión Soviética
40 Premio Lenin de la Paz
41 Presentación del Comité Central del Partido
42 La Carta del Che
43 Fundación del periódico Granma
44 Fundación del periódico Juventud Rebelde
45 Conferencia Tricontinental
46 Apoyo a los movimientos de liberación y a la independencia colonial de Africa
47 Visitas nocturnas a la Universiad de La Habana
48 Juegos nocturnos de baloncesto en la Ciudad Deportiva
49 Respuesta a las agresiones desde la Base de Guantánamo
50 Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad
51 Reunión de la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes
52 Apoyo a la lucha de Viet Nam, Laos y Cambodia
53 Caída en Combate del Che
54 Fabricación de la primera computadora cubana
55 Zafra de los 10 Millones
56 Visita al Chile de Salvador Allende
57 Viaje por Africa
58 Recorrido por la Unión Soviética y otros países de Europa Oriental
59 Reinicio de las relaciones con el Caribe
60 Apoyo internacionalista para la independencia de Angola
61 Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba
62 Visita a las zonas liberadas de Viet Nam del Sur
63 Los Mártires de Barbados: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”
64 XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes
65 Nicaragua sandinista
66 VI Cumbre del Movimiento de Países No Alineados
67 Intervención en la ONU como Presidente del MNOAL
68 Trabajo con Celia Sánchez, la Flor más autóctona de la Revolución Cubana
69 Juegos Centroamericanos y del Caribe
70 Creación del Plan Turquino-Manatí
71 Inauguración del Centro de Investigaciones sobre Ingeniería Genética y Biotecnología y la creación del Polo Científico del oeste en la capital cubana
72 Recordatorio sobre una futura desaparición de la Unión Soviética
73 Operación tributo
74 El Período Especial y el Plan Alimentario
75 Los Juegos Panamericanos
76 La visita a Cuba de Juan Pablo II
77 La Batalla de Ideas y el niño Elián
78 Amistades con grandes intelectuales como Gabriel García Márquez y Oswaldo Guayasamín
79 La amistad con Hugo Chávez y nelson Mandela
80 La colaboración médica alrededor del mundo
81 El ALBA
82 La Operación Milagro
83 Yo Sí Puedo
84 La Asociación de Estados del Caribe
85 Integración Latinoamericana
86 Creación de la Universidad de las Ciencias Informáticas y de los Institutos Politécnicos de Informática
87 Sus Reflexiones
88 Volverán y están con nosotros
89 Las más de 600 planes de atentados contra su vida, como demostración de impotencia de un imperio, que nunca ha soportado tener una Revolución a Noventa (valga la coincidencia) millas de sus costas.

Dejo como hito 90 y abierto, pues no será final, el sentimiento del pueblo cubano, al recibir su anuncio de retiro de las actividades gubernamentales y partidistas, pero con la alegría y los sobrados motivos para celebrar, por su permanente presencia como Líder Histórico de la Revolución Cubana.

viernes, 22 de enero de 2016

Recordar a Feliciano Ama a 84 años de su muerte


Xochitl Acevedo
Gatoencerrado
 
 

José Feliciano Ama, hombre indígena que usaba cabello corto, bigote y vestía de la casual forma en que vestían los indígenas, con camisa y pantalón de manta, caites en sus pies y sombrero de palma en su cabeza. Feliciano era un jornalero que sembraba maíz y estaba casado con Josefa. Era un hombre cristiano, humilde, respetado por sus allegados y poseía una voz apacible, además de firme y convincente.

Josefa, la esposa de Feliciano, era hija de Patricio Shupan, mayordomo del Corpus Christi y cacique de Izalco, y quien dio apoyo a Feliciano, muriendo en el año de 1917 a causa de un fuerte dolor de estómago después de asistir a un importante almuerzo en la casa presidencial, en ese entonces, el presidente era de la muy conocida dinastía Meléndez- Quiñones, Carlos Meléndez.

En el contexto internacional, para los años de 1929, se produjo una significativa crisis económica, marcando una gran depresión y devastando además la economía salvadoreña, que dependía del café, y así afectado los salarios en el campo de forma negativa. Además de ello, en el país los indígenas ya reclamaban el maltrato que sufrían por parte del Gobierno, quien expropiaba las tierras comunales a los indígenas a demás de sufrir maltrato inhumano y explotación.

Estos dos factores notorios en la sociedad salvadoreña, dieron lugar a lo que sería unos de los hechos históricos que más marcaria al país con lucha y sangre unos pocos años más tarde.

El descontento que llegaría a muchas zonas del país, hizo que los indígenas se empezaran a organizar con movimientos populares, creando así la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador en el año de 1924, contando con miles de afiliados y con el único objetivo de luchar por la tierra, el aumento de salarios y leyes que los protegieran de la violación de los derechos humanos, la injusticia e impunidad que la Fuerza Armada y el Gobierno hacía contra ellos.

Ya para el año de 1932, el 22 de enero precisamente, Feliciano ingresó a Sonsonate con centenares de indígenas que lo acompañaban para intentar hacer justicia ante las impunidades del Gobierno, pero en la madrugada se les unió gente extraña proveniente de Juayúa, haciendo decenas de destrozos, incluyendo el asesinato del alcalde, hechos que luego se le atribuyeron a Feliciano injustamente. Por lo que Cabrera, hombre racista que odiaba a los indígenas y comandante de Izalco, ordenó su captura.

En el momento de su captura, Feliciano fue amarrado y llevado a la alcaldía en donde él gritaba ¡Vivan los indígenas! ¡Las tierras son nuestras! Y posteriormente asesinado, linchado por terratenientes, efectivos de la Fuerza Armada y miembros de la dictadura de Hernández Martínez, y finalmente colgando su cadáver en un árbol con un lazo para que lo vieran y dar la impresión que fue ahorcado el día 28 de enero de 1932.

El movimiento duró alrededor de 72 horas y se estima que murieron 30,000 personas, entre ellos ladinos, indígenas, obreros y soldados del ejército del gobierno, tomando los pueblos de Tacuba, Juayúa, Ataco, Sonsonate, Santa Ana, Ahuachapán, Izalco, Cuisnahuat, Santo Domingo de Guzmán, Nahuizalco y otros pueblos como los campos de batalla. Habiendo además, masacres de indígenas en el occidente del país quienes fueron cruelmente torturadas y siendo matadas todas aquellas con rasgos indígenas y que hablaran su idioma náhuatl.

Sin duda alguna, Feliciano Ama, cacique del pueblo de Izalco, debe de ser recordado en el país por todas las personas, en enero de este año se cumple ya 84 años tras aquel brutal suceso, en que miles de personas originarias, indígenas fueron asesinadas por ladinos y personas racistas. Con el asesinato de Ama, quisieron dar por acabado todos los movimientos y luchas a favor del pueblo, sin embargo es recordado más que nunca por su heroica acción y aquel cuerpo que quedo suspendido en una ceiba frente a la Iglesia de la Asunción en Izalco con el objetivo de que los que lo vieran ya no hicieran más revueltas, ahora es un símbolo amor hacia su pueblo.

La insurrección indígena de 1932, no hay que olvidarla, porque no es distinto a lo que 84 años después está sucediendo, maltratos, asesinatos y racismo para los más indefensos, y poder para aquellos que están encerrados en una burbuja riéndose nada más de lo que sucede, llenándose las manos de dinero ajeno, de poder inmerecido y de impunidad. Ya no más pueblo salvadoreño. Hay que hacer memoria a este hombre llamado José Feliciano Ama, hablando y luchando ante las injusticias en un país lleno de arbitrariedad y de una balanza desequilibrada.

1932 una fecha de dolor y muerte que no podemos olvidar


 Muertos, durante la insurrección campesina. Sonsonate, El Salvador 1932.


Iván Escobar


La masacre indígena de enero de 1932 marcó un antes y un después en la historia salvadoreña, y dio paso a una dictadura militar que se impuso sobre el pueblo durante más siete décadas consecutivas, y es que la nación vivió bajo la conducción de gobiernos de corte militar.

A penas cien años antes, Anastacio Aquino, líder indígena, ya había encabezado una rebelión campesina que también fue reprimida en la zona paracentral del país, específicamente en las comunidades de los Nonualcos, ante la explotación campesina por parte de los productores de añil.

Ya en 1932 la situación fue mucho más abrupta. La matanza indígena fue de grandes dimensiones, se concentró en la zona occidental del país, afectando las comunidades originarias de Sonsonate, Ahuachapán y Santa Ana, algunas poblaciones de La Libertad también fueron impactadas por la represión. Algunos documentos e investigaciones hasta ahora no dan datos reales de cuántas personas fueron masacradas.

Se habla que murieron 10 mil, 30 mil o más de 40 mil indígenas a manos de las fuerzas militares de la época, quienes los reprimieron bajo la acusación de ser comunistas. Se dice que en Latinoamérica, la masacre de 1932 es la mayor matanza y cruel suceso, después de la conquista española.
 
Fosa común en la que enterraban a los indígenas alzados en armas en 192.



Y es que la dictadura que semanas antes se había instalado en el país, estaba encabezada por el general Maximiliano Hernández Martínez, un hombre que se caracterizó por ser fiel a la doctrina militar y al nacionalismo, también en sus años de gobierno se caracterizó por el abuso del poder.

Para 1932 la situación de las familias campesinas en El Salvador era deplorable, la explotación y marginación iba en expansión por parte de sectores económicos de poder en aquellos tiempos propietarios de las fincas cafetaleras, quienes con su producción sostenían la economía local, pero el principal problema era que la gran mayoría de población no gozaba de los beneficios del grano de oro.

El mayor impacto en las comunidades indígenas fue perder sus tierras, lo cual los dejaba en la exclusión y marginación total. Sumado a esto las políticas impulsadas por la dictadura que cada vez se intensificaban en contra de la población.

El líder indígena Feliciano Ama, y otros, se levantaron para defender a sus comunidades, y frenar la represión. Sectores populares, sindicatos y fuerzas sociales se sumaron a la rebelión, la respuesta del General Martínez fue el uso desproporcionado de la fuerza militar, dejando como resultado, la masacre del 22 de enero de 1932, la cual se prolongó en por varios días en persecución contra todo aquel indígena hombre, quienes al ser capturados eran fusilados en plazas públicas y enterrados en fosas comunes, ante la mirada de otros que lograron sobrevivir ocultándose en los cerros, dejando de lado sus tradiciones, su lengua, su cultura, para pasar desapercibidos y lograr ocultarse de la dictadura.

“Entre el 19 y 21 de enero comenzaron a llegar a la capital noticias alarmantes. El gobierno, que había decretado el Estado de sitio, se dispuso a la defensa de la ciudad, concentrando a la guarda… la insurrección se desató la noche exacta para la que estaba predicha, la noche del 22 al 23 de enero… Uno de los asaltos más fieros, y el más exitoso, fue hecho en el pueblo de Juayúa…”, se relata en el capítulo séptimo del libro: “El Salvador, 1932”, de Thomas R. Anderson.

El movimiento incluyó la participación de líderes del Partico Comunista, como Farabundo Martí, quien fue apresado y posteriormente fusilado por el régimen junto a otros revolucionarios.

Roque Dalton, en el libro: “Historias Prohibidas del Pulgarcito”, citaba en el poema “Todos”: “Todos nacimos medio muertos en 1932, sobrevivimos pero medio vivos cada uno con una cuenta de treinta mil muertos enteros que se puso a engordar sus intereses sus réditos y que hoy alcanzamos para untar de muerte a los que siguen naciendo medio muertos…”.

En la revista “Trasmallo”, edición #3, destaca en una investigación sobre la masacre de 1932 que “…El temor y el odio de las clases bajas, combinados con una transformación de las mentalidades causada por la Primera Guerra Mundial, condicionaron un “acomodamiento a la muerte violenta y una indiferencia por la vida”…”.

Hay que recordar que de la masacre de 1932 fue un tema que poco o nada se habló durante los gobiernos de corte militar y de derecha en El Salvador. Era un tema tabú. Las primeras investigaciones fueron escasas, y los gobiernos se dedicaron a invisibilizar las comunidades indígenas en el país, un ejemplo de ello, es la pobreza en la que continuaron sobreviviendo, y perdiendo todos sus derechos.

La investigación de la revista “Trasmallo” detalla que la represión se concretó en tres etapas. La primera etapa se dio a partir de la “derrota de la insurrección”, que incluyó persecución militar y ejecución de miles de personas; una segunda etapa, referente a la “derrota militar” y tuvo lugar entre el 25 de enero al 13 de febrero, donde se dieron “dos masacres” en Nahuizalco; ya en la tercera etapa, coincidió con la segunda, extendiéndose a un área mayor, y fue entre el 25 de enero hasta finales de marzo de 1932, se precisa.

Hay que recordar que toda esta represión incidió en los pueblos originarios que perdieron su identidad, su lengua, decisión que tomaron sus pobladores para no ser víctimas.

Hoy en día el tema es más discutido en diversos ámbitos: foros en universidades, conferencias, exposiciones artísticas que dan a conocer con mayor protagonismo estos hechos que dejaron una huella imborrable en la sociedad salvadoreña, sobre todo en las comunidades indígenas que a 84 años de la masacre siguen clamando justicia y reivindicación por la memoria de las víctimas de la masacre de 1932.

jueves, 21 de enero de 2016

"MIGUEL MÁRMOL: LOS SUCESOS DE 1932 EN EL SALVADOR" Roque Dalton (Libro)



Si para Roque Dalton recoger el testimonio de Miguel Mármol constituyó una de las grandes satisfacciones de su vida, para los salvadoreños, después de la guerra, la publicación de este fundamental libro de su historia, en el umbral del siglo XXI, es un reconocimiento de las conquistas obtenidas a través de la heroicidad de las luchas populares de las últimas décadas y a la perennidad de las mismas .

Este prólogo quiere ser simultáneamente expresión colectiva y homenaje, al invitar al rescate de las enseñanzas de todos los que cayeron luchando por la transformación de nuestra sociedad en una verdadera democracia durante los años de guerra vividos. Escribirlo, y la satisfacción de imaginar la sonrisa de Roque al ver su libro publicado en El Salvador es, en este caso, un privilegio que sólo se justifica si se logra con este breve prólogo motivar la recuperación de las lecciones heredadas.

Al ir leyendo este riquísimo testimonio, reflexionar sobre lo acontecido en los años recientes y vislumbrar el camino que se abre luego de la firma de los Acuerdos de Paz, emergen rápidamente dos rasgos esenciales de la historia del país y un enorme desafío: por un lado, la continuidad de las luchas populares y la incesante transformación de ellas; por otro lado, la interrogamnte sobre el carácter de estas luchas en este momento de construcción de la democracia que nunca ha existido en El Salvador.

Si, a lo largo de todo el texto, mientras Miguel Mármol va recordando numerosos sucesos, la victoria del movimiento popular nunca está en duda, a pesar del reconocimiento, lúcido en algunos momentos, de las derrotas y retrocesos temporales, de las dificultades y enormes vacíos. Y esta actitud, que algunos podrían calificar de voluntarismo político, es uno de los asideros claves que explica el fracaso de las políticas contrainsurgentes, a pesar de la modernidad con que fueron diseñadas.

Ellas impregnan los gastos y los esfuerzos cotidianos de millares de salvadoreños en los duros años de la guerra. Ella está presente en las luchas de este momento . Es parte de la utopía que debe mantenerse frente al embate del pragmatismo absoluto de hoy nos rodea. Y las luchas que Miguel Mármol relata muestran la tensión permanente entre la realidad y las aspiraciones y el sentido de la continuidad de las mismas, que no se agota con el deseado y alcanzado silencio de los fusiles.

Por que ligada a esa actitud está una constante, aunque preñada de contradicciones, voluntad de ir adecuando las luchas populares a la realidad del país, lo que se traduce en una incesante transformación de las mismas, proceso no exento de dolorosos errores y profundos peligros, especialmente cuando el contexto internacional es poco favorable a la construcción de nuevas formas de democracia y a la ampliación de la justicia social y económica a pesar del reconocimiento de que el actual modelo está profundizando la pobreza de nuestro pueblos.

Pero la lectura de este libro debe también conducir a la superación de los enclaves autoritarios que se han interiorizado en todos los sectores de la sociedad salvadoreña, incluidos los que luchan por un cambio favorable a la mayoría del pueblo, sin temor, a partir del reconocimiento de la inagotable creatiidad del pueblo salvadoreño que tan agudamente recogiera Roque en el poema de amor a sus compatriotas.

Y en este momento, cuando las incertidumbres parecen tener un mayor peso que las certezas, donde la interrogante sobre el carácter que las luchas populares deben tener en el período político que se ha abierto con la finalización de la guerra desvela y cionaria del país, la lectura del testimonio de Miguel Mármol constituye un refrescante punto de apoyo para pensar el camino a seguir, especialmente para ir construyendo los referentes históricos indispensables para potenciar las luchas populares, y que han sido sistemáticamente ignorados o deformados por la historiografía oficial. Basta recordar el velo que pretendió cubrir la insurrección popular de 1932 o la deformación de la gesta de Anastasio Aquino.

Farabundo Martí y sus compañeros de lucha de los 20 han adquirido ya su legítima dimensión mientras se va reconstruyendo la historia real del país, y mientras el relato de Miguel Mármol señala la vía para ir haciendo, sin mistificaciones, la historia del FMLN, de la cual este casi inmortal luchador, así como Roque Dalton, forman parte indisoluble.

Forjar una nueva cultura política en El Salvador es, entonces, un elemento que debe caracterizar a las luchas populares a partir de la finalización de la guerra. Ya durante la misma se dieron los primeros pasos, pero son claramente insuficientes. Una lectura atenta, cuidadosa, de este testimonio y de otros que comienzan a publicarse en el país es una valiosa fuente de ideas para esta difícil pero ineludible tarea que debe enfrentarse sin miedo ni recelos.

Pensando en la continuidad de las luchas populares en El Salvador, en su incesante transformación, en el nuevo cáracter que ella debe tener en este inédito momento, quisiera imaginar a Miguel Mármol y a Roque Dalton platicando, en algún lugar de El Salvador, después de la guerra:

__Roque, yo te dije al final de la entrevista en Praga, que el cansancio que a veces sentía no me hacía perder la vista mis responsabilidades revolucionarias ni cejar en la lucha por la revolución socialista en El Salvador, que quería verla funcionando aunque fuera una semana, y luego, un domingo por la noche, digamos, ya me podría morir contento, ? crees que lo lograré?

__Miguel, creo que ya lo has logrado, la nueva sociedad salvadoreña ya ha comenzado a construir con el sacrificio de muchos, de gentes que como tú han hecho posible el inicio de este proceso. Están ocurriendo cosas que jamás imaginastes vivir. Llámalo socialista o como quieras, no es eso lo que interesa. Lo importante es el sentido de lo que hoy se está construyendo y la tarea es evitar que los resultados de la larga lucha de Farabundo, tú y muchos otros compañeros iniciaron hace tantos años, sea desvirtuada.

Mario Lungo.


"MIGUEL MÁRMOL: LOS SUCESOS DE 1932 EN EL SALVADOR"




miércoles, 20 de enero de 2016

Los inicios de La Farabundo

 ContraPunto



Breve anécdota con fotografías desconocidas para muchos


Es el equipo inicial y el primer campamento de Radio Farabundo Martí, en el suroccidente de La Montañona, con vista directa a un caserío llamado Lajas Anchas y Llano Grande de Concepción Quezaltepeque, Chalatenango, en enero de 1982.

Estas fotos la habrá captado alguien del Instituto de Cine de El Salvador Revolucionario (ICSR). En ella aparecen, de izquierda a derecha: El Papo, con su cámara; Tania, locutora y redactora; Ricardo, técnico; Haroldo, con una carabina M-1; Bety, la primera responsable de la radio; y, Justo, procesador de información. Abajo, Amadeo, un compañero sordomudo de abastos, asesinado en marzo de 1984; Esperanza, “Pelancha”, correo, con su pistola 45; Miguel Ángel, técnico y locutor (la voz de cumbo); Salomón con su fusil FAL, de seguridad; y el viejo Pedrito, con su UZI, de seguridad en sus inicios y luchador de la UTC.

La hoz y el martillo, de los comunistas de nuevo tipo, aparece tejida con manos campesinas. La bandera hecha diría “RFM”. Como hemos dicho, en esos precisos días del 82, Radio Farabundo Martí, que inició transmisiones de prueba el 17 de enero de 1982 en ese campamento, se auto-mencionaba como RFM de las FPL del FMLN. Exactamente dos semanas después, asomaron los bombardeos militares de los aviones Ouragans sobre La Montañona. Y después los grandes operativos de tierra arrasada.

Aún faltaba por demostrar, en esa práctica, ser emisora guerrillera no solo de las FPL, sino también del FMLN. Y se hizo.

Tania y Haroldo, redactando notas informativas

Bety, en el primer tatú de transmisión.


Ricardo, saliendo del primer tatú de transmisión, bajo tierra y protegido por horcones de pino.

Tu-tu-tum... Tu-tu-tum... La pista de la radio asomaba al aire.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...