Una mujer de 22 años murió electrocutada estando retenida por los agentes de seguridad en un supermercado de la cadena Súper Selectos. Su marido cuenta cómo vivió el hecho y afirma que luchará para que su muerte no quede impune
Por Angélica Cárcamo / Fernando de Dios
SAN SALVADOR – Karen Yamileth Cordero murió electrocutada en el Súper Selectos, de Mejicanos, el pasado 14 de octubre. La noticia desapareció de las ediciones digitales de los principales diarios del país sólo minutos después de haber sido publicada.
Lo que se sabe es poco, porque el caso ha sido invisibilizado por la prensa, demostrando que la libertad de expresión sólo es importante cuando se quiere atacar al adversario político o ideológico, ser parte de una campaña calumniosa impulsada por algún partido político o afectar a un empresario que, además de no ser nuestro cliente, compite con uno que sí lo es.
Para denunciar muertes de personas en circunstancias extrañas dentro de un supermercado que contrata a diario decenas de páginas en los diarios y muchos minutos en las cadenas de televisión y radio, la libertad de expresión no es importante.
¿Cómo murió Karen Yamileth?
Tal y como cuenta su marido, Saúl Molina, alrededor de las cuatro de la tarde del 14 de octubre, una prima de su mujer le habló al celular para avisarle de que había un problema con su esposa, Karen Yamileth, y tenía que ir al Súper Selectos de Mejicanos. Que llevara dinero por cualquier cosa, dice que le advirtió.
Unos 20 minutos después, llegó al establecimiento y encontró allí a la prima de su mujer y a una amiga, que le dijeron que Karen estaba retenida dentro del supermercado.
Cuando fue a preguntar al vigilante qué ocurría con su mujer, Saúl fue rechazado por éste diciéndole que ya iba a salir, que esperase fuera.
“Entonces me salí y me fui a donde estaban ellas. La prima de ella me dijo:
-Venite, que ahí está ella, ahí la tienen en la bodega.
Me acerqué al lado donde descargan los camiones de carga y le hablé a Karen.
- ¡Karen! ¿Qué pasó?- Le dije, y ya estaba como angustiada, estaba como llorando, tenía miedo donde estaba o algo así y estaba llorando ella.
- Andá a hablar con el vigilante a ver qué es lo que pasa- Me dijo, y volví a entrar a la sala a hablar con el vigilante. Igual a él mismo le dije:
- Mire ¿cuál es el problema que tiene la muchacha? fíjese que ella tiene tres niños, hágame el favor de si se puede llegar a un acuerdo. Entonces solo me dijo lo mismo.
- No, espérese, sálgase que ya va a salir ella, ahí espérela afuera.
Vine yo y le dije a mi hija que estaba afuera:
- Mirá hija, aquí están estos 20 dólares. Andá a dárselos al vigilante, tal vez porque sos una niña te hace el favor de dejar salir a tu mamá”.
Cuando la hija mayor de Karen Yamileth, de siete años, fue a ofrecerle el dinero al vigilante, éste le rechazó con un golpe en la cabeza. Ella regresó llorando y su padre volvió hacia donde estaba su esposa encerrada.
“Ella estaba platicando con la prima y ya no quise hablarle porque me alteré y ella estaba bien alterada también, estaba llorando bien angustiada”.
Saúl regresó hacia la entrada para volver a preguntarle al vigilante.
“Pero cuando iba saltando la rampla dispuesto a hablar con el vigilante, me llamó la prima porque Karen quería hablar conmigo. Entonces, cuando yo me regresé que iba a platicar con ella, oímos la pequeña explosión y se fueron las luces de todo el súper. Yo llegué a donde estaba ella y empecé a gritarle: ¡Karen, Karen! Y ya no nos contestaba ella.
- Gritále duro, tal vez la tienen en otro cuarto, porque está oscuro.
Y empezamos a gritarle duro, a silbarle duro y entonces ya no nos respondió ella”.
¿Por qué murió Karen Yamileth?
Karen Yamileth Cordero tenía 22 años. Su vida representaba la típica historia de una madre humilde salvadoreña. Con tres hijos, sin trabajo, obtenía un ingreso extra revendiendo los productos en oferta del Súper Selectos.
Según parece, esa tarde entró a comprar y realizó alguna acción que puso a los vigilantes, un hombre y una mujer, sobre su pista. Según declararon éstos, había tomado de las estanterías varios tubos de pasta dientes y dos paquetes de café.
Saúl Molina objeta que ella no podía robar nada, que no llevaba consigo ninguna bolsa para poder robar ni nada parecido. Tampoco él sabe lo que pasó, aunque afirma que ha escuchado varias versiones.
“Unos dicen que era porque andaba una pasta, otro porque dos pastas y otro porque andaba con dos bolsas de café. Dicen que ella no tenía dinero para pagar y que se los iba a robar. Si usted puede preguntarle a cualquiera de los que andaban ahí y la vieron ella no andaba bolsa ni cartera ni nada para decir que ella iba a robar un paquete de pasta. Ella andaba solo una carterita de mano y vestía una blusa, una falda y unas sandalias. Es bien ilógico lo que dicen”, afirmó Saúl a ContraPunto.
En cualquier caso, aunque el protocolo que sigue normalmente el Súper Selectos cuando descubre a alguien robando es ficharle y prohibirle la entrada en sus establecimientos, Karen fue retenida durante más de una hora en una bodega.
En esa habitación existe una puerta que da acceso a la subestación eléctrica del supermercado, donde están los transformadores de corriente. Esa puerta, que debería tener un candado y una advertencia de la peligrosidad de lo que hay al otro lado, estaba abierta.
Seguramente buscando una escapatoria, Karen traspasó la puerta y, por alguna razón, se agarró con sus manos a uno de los transformadores, electrocutándose y muriendo al instante.
“Se hizo un grupo afuera de un cuarto y nosotros vimos que cuando se fueron las luces iba saliendo el vigilante de ahí, entonces ellos se secreteaban. Nadie nos decía nada. Sólo se ponían a platicar entre ellos pero nadie se acercaba a decirnos nada” cuenta el marido.
“Cuando llegó la policía le dije a la prima de Karen:
- Estefany, andá a que nos haga el favor el policía, decíle que ella tiene tres niños y que te haga el favor de dejarla.
Entonces cuando ella llegó a hablar con él me acerqué y dijo que esperara al compañero porque solo un policía había entrado.
Cuando salió el policía le pregunte:
- Mire, disculpe ¿cuál es el problema de la muchacha?- Le pregunté eso porque el policía salió llamando a los de CAESS (la empresa eléctrica encargada del mantenimiento la subestación).
- ¿Cuál muchacha?- Me dijo él.
- La muchacha que tienen retenida- Le dije al policía.
- Ese no es el problema, ya lo que ella traía o no traía. El problema es que ella tocó unos transformadores de alta tensión ahí y ha arruinado un montón de bolados y está golpeada y hay que llevarla al hospital.
- ¿Ah, de verdad? Déjeme entrar voy a ir a ver yo.
- No, es que nadie puede entrar ahí- Me dijo.
Pero no me decía nada, hasta que pasó una hora y llegaron los de CAESS y cortaron la luz, y le dije al chamaco de Cruz Verde que me averiguara qué pasaba.
- Esperáme que ya andan ellos adentro, cuando salgan le preguntamos.
Al ratito venían saliendo los camilleros y le pregunté:
- ¿Hey qué pasó con la chava de ahí?
- Es por gusto, ya está muerta.
- Nombre- le dije yo- Anda a hacerme el favor, anda a revisar bien.
Y se fueron los de Cruz Verde con la camilla y todo, pero tardaron más en entrar que en salir y me dijo el chamaco que ya no se podía hacer nada, que ya estaba fallecida”.
La responsabilidad de la empresa
Desde entonces, nada más se ha sabido del caso. Nadie sabe si realmente Karen Yamileth estaba robando, aparte de los vigilantes. La Fiscalía General de la República (FGR) abrió un proceso en el que inicialmente estaban implicados aquéllos y la gerente del Súper Selectos de Mejicanos.
Todos ellos salieron libres tras pagar una fianza. Se dijo que era de $14,000, pero según Saúl Molina, el juez la rebajó a $1,000.
“El Fiscal dice que el juez les puso una fianza de siete mil dólares a cada vigilante mientras se llegaba el proceso. Después me habló y me dijo que el juez bajó la fianza y dijo que mucho era y que le bajó a mil dólares, no sé si a cada uno o por los dos, que al juez le pareció mucho siete mil dólares para que ellos pudieran quedar libres y les bajó a mil porque ellos eran pobres y tenían hijos. Pero ellos nunca se pusieron a pensar si la muchacha tenía esposo e hijos”, explica Saúl Molina.
En la página web de la FGR se puede leer que efectivamente la fianza quedó finalmente en $500 dólares para cada uno de los vigilantes, “aún y cuando fue la empresa que subsidiariamente había cancelado la fianza”.
La gerente del supermercado quedó libre sin cargos. Al ser los vigilantes empleados de otra compañía, la empresa Callejas S.A. de C.V., propietaria de los Súper Selectos, no tiene por el momento ninguna implicación en el proceso judicial, a pesar de que una mujer murió en uno de sus establecimientos.
La figura penal de responsabilidad civil, que sería la que podría afectar a la empresa, se podría aplicar a este caso sólo si se establece que personal de la empresa ha participado en la comisión de un delito.
Así lo explicó el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, Óscar Luna, que dijo que “si se lograra establecer que la muerte fue producto de una acción u omisión en la que pudo haber participación de personal de la empresa, necesariamente la empresa podría responder subsidiariamente en la parte civil, pero tiene que establecerse en el juicio”.
Para Óscar Luna, la empresa no debería esperar a que se determine su responsabilidad en un juicio y debería ocuparse de la familia de Karen Yamileth.
“La empresa no debería esperar a que la obliguen, a que la estén denunciando. A mi juicio, la empresa debería voluntariamente hablar con la familia y llegar a un arreglo, porque los vigilantes estaban a la orden de la empresa y en segundo lugar pues el hecho fue dentro de la empresa” expresó Luna.
En opinión de la directora del Centro para la Defensa del Consumidor (CDC), Nadia Medrano, en este caso debería establecerse algún tipo de responsabilidad de la empresa por no tener claro un procedimiento de seguridad ni las condiciones pertinentes en sus instalaciones eléctricas.
“Habría un tipo de responsabilidad civil en primer lugar por no haber un establecimiento adecuado para llevar este tipo de procedimiento y en segundo lugar por no guardar el requerimiento de seguridad pertinente en el fuselaje, es decir donde estaba el fuselaje guardado”, dice Medrano.
La directora del CDC también opina que la Defensoría del Consumidor debería tomar cartas en este asunto y, al menos, realizar una investigación sobre cómo actúa la seguridad privada en según qué establecimientos.
La Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (Fespad) ha ofrecido a Saúl Molina asesoramiento en el proceso judicial. Según Gustavo Pineda, que se encargará de acompañar el proceso, poco más pueden hacer de momento que asegurarse de que la Fiscalía y el juez realizan sus investigaciones y el caso no se queda en una gaveta.
Por otra parte, el letrado señala que este hecho viene a demostrar que hay una parte de los muchos vigilantes privados que trabajan en este país que no tienen la formación ni la aptitud adecuada para llevar a cabo ese trabajo.
Muchos de ellos, dice, formaron parte durante los años de la guerra de cuerpos policiales con un carácter represivo y no se ha producido en ellos el reciclaje necesario, con lo cual, armados y con poder, se extralimitan demasiado a menudo en sus funciones.
Por último, Pineda afirma que, si el juicio se celebra y se establece alguna responsabilidad de la empresa, se podría poner una nueva denuncia para intentar que se haga responsable de, al menos, indemnizar a la familia.
Pero la actitud de Callejas S.A. de C.V. dista mucho de pretender responder por este hecho. Hasta el momento, según el marido de Karen Yamileth, ningún representante de la empresa se ha puesto en contacto con él. Ni siquiera se ha podido leer o escuchar en ninguna parte una posición oficial. Para ellos es como si no hubiera pasado nada.
ContraPunto intentó ponerse en contacto con la empresa a lo largo de este lunes. La respuesta fue que la persona encargada de las comunicaciones estaba ausente hasta mediados de semana y que quien la sustituye está muy ocupada por ser lunes, día en que se renuevan los catálogos de ofertas.
Saúl tiene ayuda
Además del apoyo de Fespad, Saúl Molina cuenta con el acompañamiento de otros colectivos que no están dispuestos a que este caso quede en el olvido.
Desde ese fatídico 14 de octubre, un grupo de jóvenes formaron una iniciativa ciudadana llamada “Justicia para Yamileth” y, junto a organizaciones feministas, han organizado varios actos de protesta frente a supermercados de la cadena.
El primero fue en el propio establecimiento donde ocurrió el hecho, en Mejicanos. Allí, dice Saúl Molina, “un grupo de feministas que nos apoyaron ingresaron al interior del súper y simultáneamente se fueron a las cajas a supuestamente pagar los productos y entonces se quitaron las camisas y mostraron unas que decían Justicia para Yamileth. Hicimos que cerraran ese supermercado una hora y media antes del cierre”.
Para la siguiente ocasión, la empresa ya se había preparado. La protesta pretendía llevarse a cabo en el supermercado que hay frente a la sede de la empresa, pero allí ya tenían instalados altavoces para poner a todo volumen la publicidad de Súper Selectos y desbaratar la protesta.
Algo parecido ocurrió el pasado 13 de noviembre en el Súper Selectos que se sitúa frente a la entrada lateral de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), coincidiendo con la celebración de la vigilia por los padres jesuitas asesinados hace 21 años.
En esa ocasión, ContraPunto pudo comprobar cómo las bocinas y unidades móviles que se encontraban en las afueras de la entrada y de los parqueos interno y externo del Súper Selectos pugnaban por impedir la protesta.
El volumen de los parlantes era tal, que incluso el padre José María Tojeira, rector de la UCA, comprobó cómo las machaconas ofertas de Súper Selectos se colaban en su sermón mientras se celebraba la homilía por los religiosos asesinados.
Ante varios hombres de seguridad que se encontraban en la acera del supermercado con una actitud intimidatoria, un grupo de jóvenes logró cortar la calle frente al establecimiento y hacer que muchas personas que habían acudido a la celebración de la UCA se informaran sobre un caso que ha sido totalmente silenciado por la empresa y los grandes medios.
El marido de Karen Yamileth afirma que, con estas personas que le ayudan, van a “tratar que no vaya a quedar eso así, porque ellos con el dinero quieren arreglar todo. Pueden callar a medio mundo con dinero, pero nosotros vamos a hacer todo lo posible, todo que sea para esclarecer el caso, porque no es un perro al que han matado, no es un animal cualquiera, sino que era una madre, una esposa, una hija”.
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