Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

sábado, 16 de noviembre de 2013

EL MOVIMIENTO NUEVO PAIS Y LAS LUCHAS ACTUALES


EL MOVIMIENTO NUEVO PAIS Y LAS LUCHAS ACTUALES

El momento político del país está determinado por la creciente lucha de los sectores populares contra los efectos más perversos de la crisis. El nivel y la calidad de vida de los trabajadores han sido afectados negativamente, en la misma medida en que las ganancias de las grandes empresas, locales y extranjeras, han aumentado inmensamente.

La angustia del pueblo y las ganancias de las empresas se corresponden: los grandes bancos y empresas transnacionales obtienen sus utilidades a costa del empobrecimiento de la vida de la gente.

Por encima de la perturbación que una gris campaña electoral pudiera producir, una corriente de lucha política en defensa de la vida cruza y domina todos los ruidos, discursos y espectáculos electorales.

Las/os trabajadores del aparato del Estado se movilizan y ponen en la calle su reclamo, su malestar y sus reivindicaciones, especialmente en su justa exigencia de respeto a la ley del escalafón, aprobada y aplicada desde hace ya varios años y que el presidente Funes, violando las leyes de la república, pretendió ignorar, calificándola, como “una ley perversa”, cuando en realidad ha sido una conquista del movimiento sindical, con un costo altísimo de lucha y represión gubernamental.

El gobierno de Funes, evidenciando una vez más su carácter antitrabajador, presentó una propuesta de ley de presupuesto a la Asamblea Legislativa, que dejaba descubierto el pago de los incrementos salariales que la ley del escalafón obliga a pagar a las/os trabajadores.

Sin embargo, la respuesta de las organizaciones sindicales fue contundente saliendo a enfrentar este antipopular y malintencionado proyecto con paros, tranques de calle, movilizaciones y diversas acciones, logrando que en la Asamblea legislativa, a fuerza de presión, reorientaran fondos del presupuesto nacional para resolver la exigencia de los trabajadores en lo relativo al escalafón.

No obstante, la intención declarada por el presidente Funes de derogar o modificar esa ley, sigue pendiente y los trabajadores y trabajadoras, hoy más que nunca, deberán estar atentos y prestos a librar nuevas batallas en defensa de sus derechos y conquistas, consientes de que solo su lucha organizada e independiente de intereses partidarios y electoreros, les garantizara una vida digna.

Otros sectores populares reclaman agua, no incremento de las tarifas del trasporte público, atención médica, defensa ante las pandillas, atención de las carreteras, trabajo, pensiones y otras demandas, de tal manera que la movilización, la protesta y el reclamo, son el elemento más destacado y que caracteriza el momento actual de El Salvador.

En realidad, la economía neoliberal, la educación mercantilizada, los hospitales sin medicina ni atención, la agricultura sin campesinos/as ni producción de alimentos suficientes, el desmantelamiento de la capacidad productiva del país, la crisis ambiental, la indefensión ciudadana y el desaparecimiento del Estado a manos de los grandes mercaderes y de las bandas delincuenciales, son los factores que han llevado a nuestro país a la crisis que está moviendo al pueblo a expresarse políticamente.

Ninguno de estos aspectos, es abordado en la campaña electoral; ningún candidato habla de esto, ninguna plataforma conoce esta temática, ninguno de los partidos contendientes se muestra interesado en el pueblo, más que para conseguir los votos que les aseguren hacer del estado su botín; pero el pueblo, ejerciendo su independencia, aprende, día a día, que su vida está vinculada al enfrentamiento ante un mercado todopoderoso y ante un Estado sometido a la voluntad de quienes controlan el mercado.

El MOVIMIENTO NUEVO PAIS
saluda y respalda las luchas presentes, somos parte de las mismas, y no dudamos que es este el camino para hacer de nuestro país un lugar donde la vida con dignidad y la libertad estén al servicio de las mayorías. La sombra de las campañas electorales pasará y la lucha quedará y avanzará…

¡TODOS/AS UNIDOS EN LA LUCHA POR UN NUEVO PAIS!

San Salvador, Noviembre 2013.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Ataque a Pro-Búsqueda destruyó expedientes de causa contra militares que estudia Sala Constitucional




 Interior del archivo donde los atacantes formaron una pila de documentos para quemarlos. Foto Mauro Arias

Aunque los atacantes destruyeron los archivos de tres causas que la organización ha presentado ante la Sala de lo Constitucional para determinar el paradero de siete niños, Pro-Búsqueda informó que tiene copia de respaldo de los expedientes. Los documentos identifican con nombre y apellido a militares ya retirados que podrían ser los responsables de las desapariciones forzosas de los menores.

Daniel Valencia Caravantes y Sergio Arauz
elfaro.net 



Interior del archivo donde los atacantes formaron una pila de documentos para quemarlos. Foto Mauro Arias
Interior del archivo donde los atacantes formaron una pila de documentos para quemarlos. Foto Mauro Arias

Tres hombres armados irrumpieron en la madrugada de este jueves 14 en las oficinas de la Asociación Pro-Búsqueda, sometieron al presidente de la junta directiva, a un motorista y a un vigilante; y luego se dedicaron, durante 40 minutos, a sustraer equipo informático, a destruir papeles y archivos, y a rociar gasolina y prenderle fuego al local, con sus rehenes maniatados en el interior.

El atentado, minuciosamente planificado, a juzgar por los testimonios de los rehenes, dejó a la Asociación Pro-Búsqueda con las oficinas parcialmente destruidas, archivos dañados y una pila de expedientes consumidos por el fuego. Tres de esos expedientes están relacionados con una causa que en este momento ventila la Sala de lo Constitucional por la desaparición forzada de siete niños en un operativo militar conocido como “la guinda de mayo”, ocurrido en 1982, en el departamento de Chalatenango.

“Descartamos por completo que esto haya sido producto de la delincuencia común, porque en la oficina lo más valioso no era la pequeña caja chica con la que contábamos, sino todos los expedientes, la base de datos de denunciantes, los archivos que la institución ha recopilado desde su fundación en 1994”, dijo Esther Alvarenga, excoordinadora de Pro-Búsqueda, ahora miembro del equipo técnico de investigación y una de las principales voceras de la Asociación.

Pro-Búsqueda es una organización que ha investigado y resuelto centenares de desapariciones forzosas de menores de edad ocurridas durante la guerra civil, y con eso se ha documentado un método que los militares usaron como arma de guerra contra poblaciones a las que consideraban afines a la guerrilla, y también como un potencial negocio de adopciones ilegales de niños y niñas.

En la madrugada de este jueves, el motorista de Pro-Búsqueda se estacionó frente al portón, como lo hace todos los días, desde hace más de siete años. Se suponía que este jueves 14 de noviembre tendría una jornada especial de trabajo, y por eso llegó de madrugada, a las 4:30 a.m. San Salvador todavía estaba oscuro, y el motorista se creía la única alma en pie en el área de la oenegé, en la colonia Buenos Aires.

El motorista bajó de su carro, lo cerró con llave y caminó hacia la puerta de acceso. Necesitaba que “El Viejito”, el vigilante privado que custodia la oficina desde hace tres años, le abriera para poder ingresar a la oficina. Adentro, en el parqueo cerrado con portón, estaba el vehículo institucional en el cual viajaría junto a una sicóloga de la organización hacia Morazán, cuatro horas hasta el oriente del país, para atender a familias beneficiarias de Pro-Búsqueda.

La colonia Buenos Aires de San Salvador está ubicada cerca de las oficinas de recaudación de impuestos del Ministerio de Hacienda, en una zona residencial amplia y populosa, catalogada por la Policía Nacional Civil (PNC) como una zona de peligro por los constantes asaltos y, especialmente, junto a la vecina colonia San Luis, por el constante robo de vehículos. En el final de la cuadra de la Buenos Aires hay un comedor que por las noches se transforma en un bar; enfrente de Pro-Búsqueda está la casa de resguardo de unas monjas franciscanas; y a la par, a la derecha, una casa de citas, sin rótulo, clandestina, con parqueo para tres vehículos. Nadie en la cuadra escuchó ni vio nada.

A la casa de citas y a la oficina de Pro-Búsqueda las divide una pared, detrás de la cual hay un montículo engramado. En esa esquina imperceptible para el motorista estaban escondidos los tres hombres que salieron a su encuentro. Ninguno tenía el rostro cubierto. El motorista no había terminado de llegar a la puerta de la oficina –menos de siete metros- para tocar el timbre, cuando los atacantes lo sometieron. El motorista cayó al suelo, boca abajo, y uno de los agresores le puso una rodilla en la espalda y una pistola en la nuca. “¡Callate, hijueputa, o te morís!”, le dijo. Los otros dos se acercaron a la puerta y uno de ellos tocó el timbre.

Cuando sonó el timbre, El Viejito -el vigilante de Pro-Búsqueda-, observó a través de la mirilla que el automóvil de El Motorista estaba parqueado enfrente de la oficina. El Viejito, sin embargo, al no ver a nadie del otro lado de la puerta, preguntó: “¿Quién es?”

El hombre que tenía sometido al motorista le dijo: “¡Decile que abra o te morís!”.

-¡Abrí, Viejito! Soy yo –gritó, desde el suelo, el motorista.

El Viejito reconoció su voz y abrió, y los dos hombres que aguardaban tras la puerta, pistola en mano, se le fueron encima. Le quitaron una pistola 9 milímetros y lo obligaron a subir las escaleras hasta la recepción. Detrás de él venía el motorista, jalado de los pelos por el tercer atacante. Cerraron la puerta.

Periodistas toman imagenes del lugar donde fueron atados con cables los empleados de Probúsqueda.

Pro-Búsqueda de niños y niñas desaparecidos en la guerra ha investigado 925 casos desde su fundación y ha logrado localizar a 387 menores, muchos de ellos ya adultos cuando fueron encontrados. De estos, 295 ya se han reencontrado con sus familias biológicas gracias a la intermediación de la organización con las familias adoptivas. Gracias a las causas promovidas por Pro-Búsqueda ante al sistema interamericano de derechos humanos, la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos han señalado que en El Salvador ocurrió una práctica sistemática de agentes del Estado, ligados al ejército salvadoreño, para secuestrar y desaparecer a niños y niñas durante la guerra.

El procurador David Morales condenó el atentado e hizo hincapié en que este tipo de ataques no se registraban desde los primeros años de la posguerra, es decir, a mitad de la década de los noventas. “Es preocupante que este tipo de actos resurjan y, sin lugar a dudas, este acto tiene motivaciones políticas y busca intimidar, amedrentar, infundir miedo a la lucha contra la impunidad que ha realizado durante muchos años, y que sigue realizando la Asociación Pro-Búsqueda”, dijo.

El atentado ocurre, además, en el momento en que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia procesa una demanda de anulación de la Ley de Amnistía de 1993, que pretendía perdonar las violaciones a los derechos humanos cometidas durante los años de la guerra, pero que ya fue declarada inválida por la Corte Interamericana. La Sala, además, en este momento estudia una causa que entraña una acusación por desapariciones forzosas contra varios militares.

Los tres hombres armados que irrumpieron en Pro-Búsqueda se encontraron adentro de las oficinas con el que sería un tercer rehén: Nicolás Rivera, presidente de la junta directiva de la Asociación. Rivera también fue sometido junto al motorista y al vigilante.

-¡No nos miren, hijos de puta! ¡Todos al suelo y boca abajo! –gritaba uno de los sujetos. Todos los atacantes iban con los rostros descubiertos.

Uno de los atacantes apareció con unos cables de los ratones de las computadoras, y con ellos amarraron las manos, a la espalda, de los tres rehenes. A juzgar por lo que Nicolás Rivera, El Viejito y el motorista escucharon a partir de ese momento, el ataque había sido minuciosamente planificado para destruir los archivos de la institución. Uno de los tres hombres se quedó custodiándolos, mientras los otros dos ingresaron a las oficinas de la organización para desbaratar anaqueles, botar papeles, arrancar equipo informático. Los tres sometidos, entonces, alcanzaron a escuchar.

-¡Quedan 20 minutos!

Los dos hombres que sustraían archivos y equipos siguieron en lo suyo, abriendo a la fuerza archiveros cerrados con llave, poniendo especial atención en las oficinas en donde se guardaba la información más valiosa de la institución: las oficinas de los jurídicos y del equipo de incidencia. Este es el que recoge los testimonios, investiga los casos, da con el paradero de las víctimas y sus padres postizos.

En la oficina del equipo jurídico estaban las carpetas de tres casos que la institución actualmente ha promovido contra la Fuerza Armada ante la Sala de lo Constitucional. Se trata de tres causas abiertas y promovidas ante la Sala de lo Constitucional en noviembre de 2012. Pro-Búsqueda, en representación de varios denunciantes, promovió tres hábeas corpus para que se investigue e informe el paradero de siete niños desaparecidos en 1982, hace más de 30 años, en Chalatenango. Eso es lo que consta en los expedientes en manos de la Sala, pero en su página en internet, la oenegé habla de nueve niños desaparecidos.

Según la investigación de Pro-Búsqueda, ese operativo afectó cantones y caseríos del oriente del departamento de Chalatenango, y en él participaron los batallones de Reacción Inmediata Belloso y Atlacatl y la Cuarta Brigada de Infantería destacada en El Paraíso. El operativo dejó un total de 53 niños y niñas desaparecidas, así como más de un centenar de personas fallecidas, todas civiles, campesinos no combatientes. A la fecha, la Asociación Pro-Búsqueda ha logrado encontrar a 20 niños y niñas –hoy adultos- de esos 53, y promueve los hábeas corpus para dar con el paradero de otros nueve.

Para el lunes 11 de noviembre pasado, a petición de los demandantes, la Sala de lo Constitucional convocó a los representantes actuales de la Fuerza Armada, en definitiva la institución demandada. La pretensión de los demandantes es que el ministro de la Defensa, David Munguía Payés; el de la época en el que sucedieron las desapariciones forzadas, José Guillermo García (condenado civilmente en Estados Unidos por tres casos de tortura); el jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada actual, Rafael Melara; y el de la época de las desapariciones, Rafael Flores Lima (requerido por la Fiscalía por otro caso ventilado por Pro-Búsqueda, el de las hermanas Erlinda y Ernestina Serrano Cruz, y por el cual el estado salvadoreño ya fue condenado por la Corte IDH), ayuden a establecer la verdad las desapariciones y a ubicar el paradero de los niños.

A la cita, sin embargo, no se presentó ningún representante de la Fuerza Armada, y la Sala reprogramó el intercambio para el lunes 18 de este mes. La preparación de esas causas correspondía a la oficina jurídica de Pro-Búsqueda, una de las más afectadas en el ataque de este jueves.

“Nuestros compañeros del área jurídica ya se percataron de que los archivos en donde estaba contenida toda la información física de esas causas ha sido la más dañada, al punto que los papeles de esos casos fueron consumidos por el fuego”, lamentó Esther Alvarenga. “Esto tendría que ser demasiada coincidencia, ¿no le parece? Quienes vinieron a realizar este oscuro y horrendo atentado sabían por lo que venían”.

Uno de estos casos denuncia la desaparición de Milagro Navarro Orellana y Marcos López Orellana. Ambos niños, quienes eran primos, según los denunciantes, desaparecieron mientras huían de un operativo realizado por el ejército y que fue conocido como “Operación Limpieza.”

Lo último que sus familiares supieron de ellos es que se refugiaron en el municipio de Arcatao, huyendo del operativo del ejército contra la guerrilla. En el hábeas corpus presentado a la Sala, se cita una nota de prensa del Comité de Prensa de la Fuerza Armada con fecha del 1 de junio de 1982. En ella se informa de las acciones "de pacificación" en el departamento de Chalatenango. Según ese documento, las unidades que participaron en el operativo fueron la Cuarta Brigada de Infantería, de El Paraíso, Chalatenango; Brigada de Artíllería de San Juan Opico; la Fuerza Aérea Salvadoreña; y los batallones de reacción inmediata Ramón Belloso y Atlacatl.

En la nota de prensa de la Fuerza Armada se menciona que las acciones de los primeros días de junio de 1982 dejaron un saldo de 135 personas muertas. Además, se destaca que el desaparecido teniente coronel Domingo Monterrosa (acusado por comandar la masacre de El Mozote, ocurrida en diciembre de 1981 en Morazán); y el mayor Carlos Mauricio Aguilar Guzmán, informaron que esos fallecidos eran “subversivos”.

“Entre las bajas se encontraban algunas mujeres y niños que se cruzaron entre los fuegos, muchos de ellos servían de mensajeros o estaban por la fuerza con esos grupos. Dos miembros del batallón Atlacatl adoptaron a dos de aquellos niños”, dice el mismo texto del Comité de Prensa de la Fuerza Armada, en poder de la Sala, y en el que no se especifica más información.

En otro de los casos investigados por la Sala de lo Constitucional se denuncia la desaparición del menor José Mauricio Menjívar Melgar, quien huyó junto a sus familiares hacia el municipio de Arcatao, en el contexto del mismo operativo conocido como “operación limpieza” o “la guinda de mayo”. Al igual que los otros dos menores, José Mauricio Menjívar Melgar presuntamente cayó en manos del ejército en medio de las huidas del operativo militar. Para este caso, la Sala se ha informado, al igual que los reportes de prensa de la Fuerza Armada, de los reportes de prensa de los diarios locales que confirman la participación del ejército en operativos ocurridos en esas zonas. Entre estos destacan las publicaciones de La Prensa Gráfica para los días 9 y 10 de junio de 1982, en donde también se habla de un saldo de 135 muertos.

La información relativa a dichas operaciones y esos casos es la que fue destruida en el ataque de este jueves.

Una vez que los atacantes ubicaron esa información, comenzó un nuevo calvario para los rehenes, que hasta llegaron a temer por sus vidas.

-¡Quedan siete minutos! ¡Traé la gasolina! –ordenó el hombre que custodiaba a los rehenes, y por la cabeza de El Viejito se atravesó una angustia. "¡Ahora sí vamos a morir chamuscados!", pensó.

Uno de los hombres bajó a la primera planta, a la puerta de salida, e inmediatamente subió hacia la segunda y la tercera plantas. Los rehenes sospechan que los atacantes, cuando entraron al local, ya entraron cargando algún recipiente con gasolina, porque no recuerdan haber escuchado que se abriera y cerrara la puerta durante el ataque, una puerta que tiene la particularidad de cerrarse de golpe y con fuerza, con un gran estruendo.

El humo comenzó a inundarlo todo, y, de nuevo, uno de los agresores gritó:

-¡Queda un minuto!

Los tres rehenes no lo vieron, pero sí escucharon que los hombres se llevaban equipo y archivos.

-Ellos se hablaban: ¡llevate vos esto! ¡Tomá esto otro! –recuerda el motorista.

No fue sino hasta que los rehenes escucharon que la puerta se cerró, con fuerza, y que afuera se escuchó un auto que partió a toda velocidad, cuando reaccionaron. En la casa no quedaba nadie más que ellos, maniatados, y el humo comenzaba a asfixiarlos.

El Viejito y el motorista se colocaron espalda con espalda, y entre cuatro manos lograron que se soltara el amarre que apretaba las muñecas de El Viejito. Él corrió luego hacia la cocina y con un cuchillo liberó al motorista y a Nicolás Rivera.

Entre los tres, corrieron a la pila, ubicada en el primer piso, acarrearon agua en guacales y también la rociaron a través de una manguera hacia los cuartos que se incendiaban. Lograron apagar el fuego, pero rápido se percataron de que se habían provocado muchas pérdidas de materiales informáticos y archivos. Uno de esos expedientes era la investigación completa de la tercera causa abierta ante la Sala de lo Constitucional.

En este último caso se denuncia la desaparición de los niños José Rafael Franco, Pastor Serrano Serrano, Gladis Serrano Serrano, Norberta Serrano Serrano, todos entre los cino y 11 años de edad.

En este caso, relacionado con la operación “tierra liberada”, el padre de una de las víctimas ha declarado como sobreviviente y testigo del operativo. Ha dicho que se encontraba junto a los niños desaparecidos en un lugar conocido como "Rama Caída", en el municipio de Nombre de Jesús, en Chalatenango. Según el testigo, en este lugar había más de 300 personas que escucharon los motores de los helicópteros y aviones de la Fuerza Aérea.

El testigo declara que todas las personas, incluidos los niños, huyeron hacia un lugar conocido como “Los Amates”. “Es en ese lugar donde empezó a escucharse el disparo de las armas de fuego y es entonces que toda la gente que se encontraba ahí comenzó a correr de una manera descoordinadamente hacia todos lados”, dice el testimonio. Como ocurrió con los casos anteriores, los niños se separaron de sus padres en las huidas, y al no aparecer en las listas de las bajas hechas públicas por la Fuerza Armada, los denunciantes exigen que se averigüe el paradero de los niños.

Y ahora es Pro-Búsqueda la que pide que se averigüe lo ocurrido este jueves en la madrugada. “Nos amarraron y destruyeron todo o casi todo. Esto no puede ser. Esto ya debería haber quedado en el pasado”, dijo Nicolás Rivera, horas después de haberse liberado y de haber alertado a la Policía.

La Policía se marchó del lugar a las 9:30 de la mañana, cuatro horas después del ataque. Desde ese momento, y hasta las 12 del mediodía, hora en la que por fin aparecieron representantes de la Fiscalía, nadie llegó a custodiar la escena.

Para la tarde de este jueves, Pro-Búsqueda todavía no tenía cuantificadas las pérdidas, pero sí tenía claro que hubo sustracción de la base de datos de las familias denunciantes –nombres, ubicaciones, contactos-; de equipo informático y sospechaba la destrucción de la mayoría de expedientes –testimonios, investigaciones, declaraciones de fuentes del mismo ejército- en físico. Según la Asociación cuenta con respaldo digital de toda esa información, y los atacantes no lograron afectar el bando de ADN que maneja la institución, y que es pieza clave para identificar con un joven localizado en otro país si es pariente de la familia que lo busca en El Salvador.

Durante el transcurso del día, familiares beneficiarios de Pro-Búsqueda se comunicaron con las autoridades para manifestar su apoyo incondicional para continuar por el trabajo.

“A nosotros nos reconforta que lo perdido no será irreparable, porque de todo el país nos han estado llamando los familiares de los niños y niñas desaparecidos para decirnos que no nos preocupemos, que lo que ellos tienen en sus cabezas nadie lo podrá destruir”, dijo Esther Alvarenga.

Mariana Ortiz, empleada de Probúsqueda, se muestra afectada por el atentado, mientras revisa las instalaciones. Foto Mauro Arias
Mariana Ortiz, empleada de Probúsqueda, se muestra afectada por el atentado, mientras revisa las instalaciones.



 Mariana Ortiz, empleada de Probúsqueda, se muestra afectada por el atentado, mientras revisa las instalaciones.

 Foto Mauro Arias

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una historia de locura



Porque los cuerdos están, casi siempre, del lado del poder


Autor: William Yohai

Elegimos la primera mitad de la década de los 50 del siglo pasado para comenzar esta historia.
Érase una república latinoamericana como tantas. Una democracia podrida hasta la médula intercalada con períodos de dictadura sanguinaria. Una burguesía identificada hasta el ridículo con la potencia imperial. Un pueblo que sufre, se rebela por momentos, pero es invariablemente vendido por dirigentes corruptos. Los que no se venden son asesinados sistemáticamente.
Un oficial militar de baja graduación ha dado un golpe (otro más) de estado. Es sanguinario, como los que le han precedido. La tortura y el asesinato están a la orden del día. Impera una corrupción generalizada. Alguien graficará después “donde quiera se apretara con un dedo salía pus”.


Muchos jóvenes provenientes de distintas clases sociales, pero principalmente de la clase trabajadora están indignados. Son estudiantes y obreros.


Uno de ellos proviene de los mejores colegios católicos. Es hijo de un próspero empresario agrario. Se ha graduado hace poco de abogado. Es alto, fuerte, extremadamente inteligente, tiene una notable capacidad de palabra y un no menos extraordinario magnetismo personal.
Por sobre todas las cosas es honrado hasta el exceso y ama a su pueblo humilde y trabajador.


Pero ¡Ay! Está loco. De remate.

Figúrate, lector; carece de experiencia militar alguna. Tal vez ha cazado alguna vez en su lejana provincia de origen. Y ha leído alguna historia sobre guerras. No tiene dinero. Se lanza, sin embargo, a organizar una acción armada de gran envergadura contra el ejército comandado por el dictador. Varias decenas de miles de hombres entrenados para la guerra y armados con las armas disponibles en la época. Como no tiene lugares para que sus hombres aprendan tiro deciden hacerlo en las aulas de la universidad. Con armas de aire comprimido, claro.
Organiza así algunos cientos de jóvenes hombres y mujeres.


Como no disponen de apoyo internacional ni relaciones con las fuerzas del orden no tienen otra posibilidad que comprar armas en las armerías. Fusiles calibre 22 y escopetas calibre 12.
Con  ellas intentarán asaltar la segunda fortaleza militar de aquel país. El objetivo: ocupar las armas y repartirlas entre el pueblo. Retirarse y comenzar una guerra de guerrillas en las montañas cercanas.


No cabe duda: él y sus jóvenes compañeros están locos.

Llevan adelante la acción y sucede lo que cualquier persona cuerda les habría anunciado. Fracasan. Los soldados y policías del régimen reciben una orden. No habrá prisioneros. Tortura y muerte son el destino de los asaltantes que no tienen otro remedio que rendirse al terminársele las escasas municiones de sus pobres armas de caza enfrentadas al armamento de guerra liviano y pesado de que dispone el enemigo. Como sucede con frecuencia algunos logran, no obstante, sobrevivir. Entre ellos el protagonista de esta historia y algunos de sus seguidores. 

Casi todos caen presos.
Él, abogado al fin, aprovechará el juicio amañado que se le impone para pronunciar un alegato explicando las razones y objetivos de su acción y llamando a continuar la lucha. El documento saldrá de las paredes de  la cárcel, será impreso y distribuido clandestinamente…
Algunos años después, convencido de que domina absoluatamente la situación y tratando de mejorar su imagen internacional el tirano liberará a los presos.


Dando una vez más muestra de su absoluta locura este joven marchará al exilio y preparará otra acción militar. Esta vez organizará a otro grupo de jóvenes, incluyendo a los sobrevivientes del primer intento para “invadir” militarmente su país y derrocar al tirano. En este grupo se incorporará otro loco sin remedio; es éste un médico recién recibido y proveniente de una república lejana. ¿Invadir? A bordo de un viejo y desvencijado yate deportivo, mal armados y abastecidos, esta vez con alguna preparación militar “en serio”, se harán a la mar. Son menos de cien y arribarán tres días después; enfermos, hambrientos y sedientos a un lugar completamente distinto al planeado. Alertado por casualidad el enemigo los estará esperando. En el primer combate el saldo será trágico. Otra vez morirá el 90% de ellos.
Los sobrevivientes se reagruparán algunos días después en la montaña apoyados por algunos campesinos.


Al constatar que dispone de unos 10 hombres y otros tantos fusiles el loco de remate que comanda la empresa afirmará rotundo “hemos vencido”.


Dos años después su pronóstico se hará realidad.

El tirano se ha ido, su ejército se desbanda y algunos cientos de guerrilleros sucios, hambrientos, barbudos (aunque algunos son tan jóvenes que ni barba tienen) entrarán triunfales en la capital de aquel país.

Nuestro joven abogado, convertido ahora en simpático héroe de película, un verdadero Robin Hood moderno ocupará la premiatura.
Otra vez la cordura aconsejará moderación. La dependencia de aquella república en relación al imperio es total. Algunas panaderías traen cada mañana el pan por avión desde allí.


Cuando una máquina compleja se rompe los técnicos vienen en avión desde la potencia para repararla. Luego se van.


La materia prima de cuya exportación dependen casi todas sus divisas se vende principalmente a la potencia a un precio preferencial.


Un líder cuerdo no lo dudaría un instante. Un gobierno honesto (bueno, hasta donde se pueda, al menos), alguna medida para mejorar la condición de los más pobres, algún impuesto a los más ricos (no mucho, que eso no les gusta), pedir crédito a la potencia a la cual el derrocamiento de este antipático “hijo de puta” (palabras de ellos) no viene nada mal. Y, faltaba más, una democracia republicana y burguesa limpia y ordenada, con elecciones libres y medios de comunicación conducidos por empresas capitalistas y serias, también libres.


Nuestro abogado cae simpático. Hace una gira por varios países extranjeros y las multitudes lo aclaman en todos lados.

Pero, lamentablemente, el tipo está loco.

Empieza por hacer una reforma agraria y expropia las grandes extensiones de tierra…¡en  primer lugar las de las empresas de la potencia!
Sigue con las empresas de servicios, telefónicas, eléctricas, de agua potable.


¡hasta los bancos!

En la potencia no lo pueden creer. Y comienzan a tomar medidas.
No es difícil: están bien cerca, apenas 90 millas, y tienen todos los mecanismos. Conocen todos los “que importan”. Vuelan obras de infraestructura, asesinan maestros improvisados que por miles concurren a alfabetizar a los campesinos, bloquean los suministros básicos para la economía, fomentan activamente la salida del país de los técnicos vitales para su funcionamiento.


Los  burgueses (grandes pequeños y medianos) en su inmensa mayoría comienzan a tomar una de dos actitudes: se van o conspiran activamente contra el loco que está en el gobierno y el populacho vil que, extrañamente, lo apoya cada vez con más firmeza.


Debemos reconocerlo: tanta locura ha estimulado la simpatía de los dirigentes de la principal potencia socialista de la época. Son burocráticos y están fosilizados, pero no hay caso, tanto desparpajo, atrevimiento y honradez, tanto apoyo popular, logran conmoverlos. Aconsejarán, sin éxito, moderación. Llegarán a retirar los cohetes con cabeza nuclear que han instalado en nuestra república. Establecerán  relaciones comerciales basadas en la ley del valor. El petróleo que le envían al reino de los locos costará sensiblemente menos que su precio en el mercado mundial. El azúcar será pagado a un precio mayor que éste.


Llega un momento, ante la invasión inminente de tropas mercenarias organizadas, pagadas y armadas por la potencia que el loco comete su, tal vez, mayor insensatez: proclama que instalará en esa república atrasada

¡el socialismo!

Con el apoyo inmensamente mayoritario del pueblo aquella república atrasada, sometida, unida por lazos que parecían imposibles de romper a la principal potencia económica, política y militar de la época construirá precisamente eso: el socialismo.

Así nomás. Fábricas, las grandes primero, las pequeñas después, tierras (excepto las de los pequeños campesinos que apoyaron decididamente a la revolución como clase y a los cuales se les había prometido la tierra), empresas de servicios grandes, medianas y por último pequeñas, centros educativos, hospitales y clínicas…casi todo, al cabo de pocos años, quedará bajo propiedad y administración de aquel estado de obreros y campesinos administrada por una compleja mezcla de democracia política de nuevo tipo con dictadura del proletariado.

El loco que gobierna no recuparará la cordura. En vez de concentrarse exclusivamente en ordenar ese inevitablemente imponente caos se dedicará a apoyar a cuanto loco ande por el mundo siguiendo su ejemplo. Cuando en África otra república atrasada logre sacudirse tras sangrienta lucha a la potencia colonial y se vea amenazada por la intervención extranjera, tropas enviadas desde la tierra del loco detendrán rápidamente la invasión.

Entrenará y armará a cuantos locos se lancen a la aventura en América Latina.
Llegará al extremo, ya al límite de su insanía, de enviar decenas de miles de soldados voluntarios a combatir en territorio africano a una de las principales potencias militares de la época. Todo porque un hombre honesto (y loco, claro) que ha encabezado la lucha anticolonial está a punto de ser derrotado y le ha pedido ayuda.

Otra vez los locos vencerán. Derrotarán a aquella potencia militar y ese régimen de “apartheid” donde una minoría blanca gobierna con mano férrea y explota a la mayoría negra y “de color” cambiará.


UNA HISTORIA DE CORDURA.

 
En otra república, mientras tanto, suceden cosas….


Otra dictardura brutal y sanguinaria se ha instalado. Con el objetivo de controlar a un movimiento obrero y popular que amenazaba la hegemonía burguesa e imperial los militares han dado un golpe de estado.


Miles de presos se pudren en las cárceles. Son torturados, acosados, hambreados. Se trata de destruirlos física y mentalmente.


Pero en este país hay un hombre cuerdo. Es hijo de un obrero de una empresa estatal. Se ha criado en un barrio de trabajadores. Es muy inteligente y dedicado.
Estudia. Como es cuerdo comprende que no conviene hacerse el loco.


Es peligroso e inconveniente. Estudia medicina. Se gradúa. E inicia una carrera profesional y docente que lo llevará a la cumbre. Como profesional y empresario se hará rico. Como docente llegará al máximo escalón.


En plena dictadura los ciudadanos están catalogados. Sólo los “A” (o sea los que no tengan relación alguna con la “subversión” en sus distintas variantes) podrán acceder a cargos de relevancia.
Nuestro hombre cuerdo sabe bien todo esto. Cuando haga falta felicitará a algún nuevo dictador a su ascenso.


Todo sea por la buena causa…la de él, claro.
Pasará el tiempo, caerá la dictadura, nuevos tiempos democráticos transcurrirán en esta otra república.
Volverán los exiliados. Saldrán los presos de la cárcel. Recuperarán sus trabajos algunos de los proscritos.


Nuestro médico cuerdo formará parte de la fuerza política que se acercará lentamente al poder.
Su inteligencia, habilidad y carisma le permitirán, tiempo después llegar a la presidencia.
Pero, claro, él es un hombre cuerdo.
Habrá amenazado con “hacer temblar las raíces de los  árboles”…pero nada temblará.
Todo sucederá dentro de los límites de la más estricat cordura. Mantendrá y desarrollará las relaciones con la potencia de marras.


Firmará con ésta un tratado de protección de inversiones. Mantendrá las tropas que su predecesor ha enviado a reprimir a un pueblo cuyo presidente legítimo ha sido detenido y expulsado por las tropas de la potencia (y otra aliada).


Invitará, agasajará, alabará, al presidente de la potencia; que hará, con él, lo propio. ¿porqué habría de importarle que este presidente sea, en particular, autor de varias invasiones a tierras lejanas con cientos de miles de muertos?
Vamos, hombre, ¡que somos cuerdos!


Les tirará algunas migajas (la coyuntura internacional hará crecer fuertemente la economía bajo su mandato) a los pobres.


Cuando los peores violadores de los derechos humanos durante la dictadura estén a punto de ser extraditados a un país vecino con la perspectiva de ir a parar a una incómoda cárcel común los hará detener en una cárcel cómoda, higiénica, amplia. Construida especialmente para ellos y a cargo de sus camaradas de armas.
Ningún burgués, nacional ni extranjero, perderá o correrá el menor riesgo de perder sus bienes.


El tiempo ha pasado, nuestro personaje cuerdo ha dejado el gobierno a uno de sus compañeros. Éste ha hecho básicamente lo mismo. Notable: él ha sido un loco de remate y ha pagado su locura con largos años de prisión…pero ha recuperado la cordura a tiempo.
De la mano de los vastos recursos que proporciona ser fiel a las clases dominantes y a la potencia, nuestro hombre cuerdo está hoy muy bien posicionado para acceder nuevamente a la presidencia.


Ha visitado hace pocos días al loco que protagoniza la primera parte de esta historia. Éste es ya un anciano y está retirado de todos sus cargos de gobierno.
A la vuelta el hombre cuerdo afirma que aquel le ha dicho: “Tabaré, ustedes están haciendo las cosas bien, sigan como van. Hoy pensar en hacer una revolución es de locos, construyan el camino al socialismo, nosotros todavía lo estamos haciendo”
Y, colorín colorado…este cuento se ha acabado.



Jueves 31 de octubre de 2013 |


La reunión con Fidel Castro

Durante el acto, Vázquez confesó que días pasados se reunió en Cuba con el expresidente y líder revolucionario, Fidel Castro. Aseguró que se  encontró en dos oportunidades con el ex mandatario cubano y a pedido del propio Castro. Vázquez afirmó que hablaron “de todo”.
“Tabaré, ustedes están haciendo las cosas bien, sigan como van. Hoy pensar en hacer una revolución es de locos, construyan el camino al socialismo, nosotros lo estamos haciendo todavía”, le aconsejó Castro a Vázquez, según así lo confesó el propio ex mandatario.


Vázquez se reunió tanto con Fidel Castro como con su hermano Raúl, el 15 de octubre pasado. El ex mandatario viajó a La Habana para presentar la edición cubana de su libro “Crónica de un mal amigo”, en el que narra una serie de historias de su vida como especialista de oncología en la lucha contra el cáncer


Si bien  Vázquez prefirió este viernes no realizar “valoraciones políticas” sobre los temas de actualidad.


Empero, se refirió a la “revolución socialista”, al citar tanto a Karl Marx como a Fidel Castro.
Vázquez fue propuesto como candidato nuevamente a la Presidencia de la te del Frente Amplio, pero será proclamado en forma oficial  a fines de noviembre por parte del Congreso Nacional del sector.



El mujifardo



Por Hugo Bruschi

(dedicado al MAU-MAU y de lectura prohibida para gente aburrida)

El Mujifardo
 

Para todos aquellos escépticos - que los hay - que creen que la política es aburrida y excluyente, sólo destinada a algunos pocos entendidos, lamentamos sacarlos de su error.La política nos regala la oportunidad de conocer personajes, que le han puesto color al desempeño de la función y también al País.
 

Hoy estamos en la agenda mundial, no sólo por obra de las calificadoras de riesgo, sino por otras virtudes gubernamentales. Y hoy la política está al alcance de todos y no solamente de los que puedan pagarse una candidatura.

 Contamos con un presidente simpático y multifacético, que además de haber vendido flores, fue guerrillero.La patria no vivirá lo suficiente, para agradecerle a este hombre, los servicios prestados. Que suenen los clarines!!

 Austero es sus formas de vida, predica con el ejemplo, que para vivir no se necesita consumir, al ritmo que nos impone la propaganda.Y esto no ha pasado desapercibido a los medios de comunicación, que se disputan  sus entrevistas -in situ - para mayor comodidad y para que el mundo entienda, que un presidente también puede ser pobre. Revistas que en sus páginas interiores, anuncian las virtudes de la moda, con Calvin Klein y Dolce Gabana a la vanguardia, muestran a este enemigo de la belleza superficial, como un ejemplo a tener en cuenta.Contradicciones del mundo capitalista.Resaltan la imagen de un enemigo del consumo. O será tal vez que la pobreza también vende? Y que una vez puesta de moda en los escaparates de París, ya no será tan desagradable?  Vaya uno a saber.... pero yo no dudo que llegado el momento, los zapatos rotos y los pantalones de arpillera, pasen a ser artículos de lujo.

 Recuerdo que en Brasil, un presidente - creo que fue Castello Branco - ordenó pintar las favelas de color. Ya no serían pobres, sino que formaban parte del colorido geográfico y carnavalesco del país.

 Hoy podemos afirmar con orgullo que nuestro presidente es más conocido que Islandia, de la que curiosamente poco y nada sabemos y los medios tampoco.Será que no es un buen ejemplo a seguir? Pero los medios de información han omitido la mayor virtud de nuestro presidente: su aporte a la cultura.Será que la cultura no es buen negocio?

 Cuántas generaciones habrán de pasar, para que hagamos justicia con este adelantado de las palabras, con este descubridor de idiomas, con ese pionero de la lengua? Las mismas tal vez que debieron pasar para descubrir al verdadero Artigas y no al bandido que nos vendieron los fundadores de la patria?
 

La justicia llegará más temprano que tarde. El tango era calificado como la "voz de las cloacas" por la oligarquía argentina, hasta que un día irrumpió en el Teatro Colón y de ahí saltó al mundo

 El legado cultural de nuestro presidente, tendrá que ser reconocido por la Real Academia, porque los hechos son más  porfiados y este idioma llegó para quedarse. Se ha instalado en el corazón y en la lengua de nuestros dirigentes, y de allí ha llegado al pueblo.Y que sepan además que no admitiremos rebajas a categorias de dialecto. Iremos a los tribunales y a la misma ONU, si fuese menester. Contamos con amigos que nos aseguran los votos.

 Este idioma ya fue estrenado en giras por Europa, en disertaciones sobre economía y en materia de inversiones, generando el aplauso de presidentes y destacadas personalidades del mundo empresarial. Y el lenguaje caló muy hondo en la voluntad inversora de las multinacionales, y demostró que el inglés no es el único idioma válido a la hora de los negocios.Los inversores captaron rápidamente las señales enviadas.
 

Cual un Francisco Canaro de la lengua, paseó el MUJIFARDO por el mundo, ante la admiración de miles de compatriotas que se agolparon en las residencias diplomáticas, para escuchar a este embajador de la cultura.
 

Quien impedirá ahora que algún artista lo inmortalice en el lienzo y lo exponga en la misma plaza de Montmartre? O en su versión tercermundista de la feria de Tristán Narvaja?
 

No vemos entonces porqué no habrían de reconocerlo. Suiza con ser tan o más  pequeño que nosostros, habla 3 idiomas. Porqué no podemos nosotros ser bilingües? Serán los ingleses que no querrán perder su hegemonía y el privilegio de manejar el idioma internacional, acaso los franceses con su idioma diplomático, o tal vez la Real Academia que no quiere desprenderse de su legado colonialista y no admite otro idioma?
 

 Y esta vez lo patentaremos para mayor seguridad y para evitar polémicas interminables, como sucedió con la nacionalidad del Mago.Esta vez los argentinos no tendrán suerte y así le evitaremos al Dr. Tabaré Vazquez molestar a sus amigos  del norte. Y tal cual hizo China en su momento con las citas de Mao, cada uruguayo podrá contar con un ejemplar de bolsillo, sin costo alguno, para el caso de ser necesaria su consulta.
 

Tampoco se descuenta la posibilidad, que alguien más adelante tomará la iniciativa de juntar firmas para proponerlo al Nóbel de Literatura. La idea no sería descabellada. Pero sea como sea, con Nóbel o sin él, el MUJIFARDO ES NUESTRO. Festejen uruguayos, festejen!!!

martes, 12 de noviembre de 2013

Los revolucionarios y el error de la inocencia

Homar Garcés

Quienes hacen una revolución de orientación socialista generalmente se hallan ante la disyuntiva de acabar de una vez por todas con el viejo orden establecido u optar por una alternativa gradual que permita ir desconstruyendo dicho orden mediante la puesta en vigencia de algunas reformas de leyes y medidas gubernamentales que contribuyan a ello.

De ahí que las diversas experiencias revolucionarias (aun las más radicales) estén expuestas a equivocar el rumbo y terminen por mantener inalteradas las relaciones de poder y, por ende, las estructuras del viejo Estado que se pretendía transformar y erradicar. Esto último llegó a suceder en el caso fallido de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que, al no cambiar dichas relaciones, se produjo la entronización de una nueva casta dirigente que -excusándose en razones de Estado, en algún momento válidas- impidió y limitó la participación popular, lo que terminaría posteriormente en la restauración del capitalismo, tal como lo advirtieran tempranamente León Trotsky y el Che Guevara al estudiar su realidad política y económica.

En tal caso, lo que se requeriría es disponer de una voluntad política suficiente y de un sentido de la trascendencia histórica (tanto particular como colectiva) para asumir y llevar a cabo una revolución verdaderamente socialista, sobre todo si ésta se impone superar y extirpar las desigualdades derivadas del sistema capitalista. Tal cosa -debemos estar conscientes de ello- no es una tarea demasiado fácil de cumplir, especialmente con hombres y mujeres quienes han sido objeto desde su infancia de un proceso constante de alienación que legitima la lógica del capital, sin que unos y otras estén plenamente conscientes de esto, a pesar de evidenciarse también lo contrario. Pero, ¿será, acaso, imposible de lograr una revolución de signo socialista en medio de la realidad creada a imagen y semejanza del capitalismo? Nos respondemos que no. Lo que debe establecerse es una comprensión permanente de los múltiples obstáculos a vencer en el camino de la construcción colectiva del socialismo revolucionario y no creer jamás en que esto será producto de la visión, del ánimo y de las acciones decididas de un líder carismático que, al decir de muchas personas, sólo aparecería cada cien años. Mientras se piense en las limitaciones y desánimos particulares, el avance revolucionario se hará lento y, en muchas ocasiones, sufrirá un estancamiento definitivo que, a la larga, sabrían aprovecharlo sus enemigos históricos.

A pesar de todo ello, la fórmula pareciera bastante simple: no caer en el error de ser inocentes al creer que sólo basta expresar unas buenas intenciones, al modo de la prédica de un nuevo evangelio que redimirá a la humanidad actualmente explotada y oprimida. Este error de la inocencia, incluso, hace que muchos revolucionarios lleguen a esperar confiados en que sus opositores serán alcanzados, en algún instante de sus existencias, por la revelación de la verdad revolucionaria, olvidando que ellos nunca estarían dispuestos a aceptar un cambio tan radical que afecte sus mezquinos intereses de clase.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Encarcelados visita las cárceles salvadoreña



Roberto Valencia

Este jueves 7 de noviembre la cadena de televisión española laSexta emitió un programa sobre las cárceles salvadoreñas en primetime. Se dijeron barbaridades como que el padre Toño es el responsable de la tregua entre el Barrio 18 y la Mara Salvatrucha, o que Vanda Pignato es la propietaria de Aliprac, la empresa que suministra la comida a los reos.
Aparece un grupo de soldados encapuchados, una coaster azul estacionada y el muro exterior del penal de Mariona. Una sonora voz en off se impone sobre un fondo musical intrigante: “Vamos en busca de un español que se juega la vida todos los días. Vive amenazado desde hace 13 años. Le recogemos... en su refugio”.
Son las diez y media de la noche de un jueves de noviembre, horario de máxima audiencia, y en el televisor arranca un programa por el que desfilarán el Viejo Linx, docenas de pandilleros-lienzo rifando barrio y el omnipresente padre Toño. Un collage relativamente habitual en las pantallas desde que en marzo de 2012 inició la tregua entre las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha, pero con un matiz que en este caso lo relativiza todo. No estoy viendo esto en San Salvador sino en Vitoria-Gasteiz, la capital del País Vasco, y la cadena que lo emite no es Canal 12, TCS o Megavisión, sino laSexta, una de las más vistas de España.
Durante los próximos sesenta minutos, El Salvador más crudo se colará en los hogares de cientos de miles de españoles, quizá millones.
La sonora voz en off es la del periodista, un español bajito y barbado llamado Jalis de la Serna. Dice: “En El Salvador la vida vale muy poco. Se han llegado a producir hasta 4,500 homicidios anuales”.
—Tú imagínate una España de 40,000 asesinatos anuales. Sería una España... en guerra –dice el padre Toño, también español.
***
Aclaración necesaria: laSexta comenzó a emitir en septiembre de 2013 Encarcelados, una serie de documentales que aspiraban a retratar las condiciones tercermundistas que sufren los ciudadanos españoles encerrados en cárceles latinoamericanas. Como me consta que no hay españoles en cárceles salvadoreñas, supuse que habían descartado nuestro país; de ahí la sorpresa este jueves al ver tanta cara conocida.
El Salvador es, lo dice la Organización de Estados Americanos (OEA), el país del continente con el sistema penitenciario más hacinado, y para que se escuchara el acento español en las cárceles, –y no traicionar por completo la aparente razón de ser del programa– se les ocurrió que los guías de los recintos visitados fueran españoles. El elegido para la visita al Centro Penitenciario de Cojutepeque fue el sacerdote pasionista Antonio Rodríguez, el padre Toño, quien trabaja desde hace más de una década entre pandilleros de la zona de la Montreal (Mejicanos), algo sabe del tema, y su gusto por las cámaras lo ha convertido en cicerone recurrente para los periodistas extranjeros que llegan al país unos días para grabar a pandilleros tatuados y luego pontificar sandeces sobre un problema tan complejo y enrevesado como lo es el de las maras.
Tras nueve emisiones, de Encarcelados se puede decir que es un show superficial y con un preocupante tufillo colonial. Entre sus principales virtudes, el hecho de haber metido las cámaras en lugares cuya crudeza solivianta al espectador primermundista –las cárceles latinoamericanas– y una craneada y reposada post-producción; las imágenes del programa que se está pasando este jueves 7 de noviembre se grabaron hace medio año.
***
—Lo más importante es que veamos las condiciones de las cárceles, porque al final... las cárceles son la mejor radiografía que puede tener un país –dice el padre Toño.
Voz en off de De la Serna: “Nos disponemos a entrar en las prisiones de las maras, pandillas criminales custodiadas por el Ejército”.
Las cámaras entran en Cojutepeque; sin duda, el más duro de los penales que yo he conocido en Centroamérica. Una pocilga que ofrece nulas posibilidades de reinserción, hacinada hasta el surrealismo y en la que –si bien no se verán en este programa– hay verdaderas mazmorras, sin luz natural ni artificial. Para hacerse una idea de lo que estamos hablando, pueden ver esta galería gráfica que hace un año elaboró el fotoperiodista Pau Coll para la Sala Negra de El Faro.
Voz en off de De la Serna: “Nos reciben con su particular lenguaje de signos, que en un primer momento no sabemos descifrar”.
—Vamos a entrar en Cojutepeque, la cárcel de la Mara 18 –dice De la Serna ante una de las cámaras, repitiendo una vez más el error de llamar “Mara 18” a una agrupación delictiva cuyo nombre es Barrio 18, pandilla 18, Eighteen Street gang o simplemente la 18, pero nunca Mara 18–. Hace bastante calor y el olor es un poco... fuerte.
Voz en off de De la Serna: “Todos se deben a la Mara. Huyendo de la guerra, sus familias se instalaron en Los Ángeles. Y ellos, marginados y rechazados, encontraron allí otra guerra: la de la calle. Estados Unidos acabó deportándoles. Así... se extendió el terror... de las bandas callejeras”.
El listado de imprecisiones, falsedades y lugares comunes es interminable.
Voz en off de De la Serna: “Lo increíble es que es un español el que propicia desde la cárcel una tregua histórica. Aun a riesgo de su vida, este cura de Ciudad Real actúa de mediador entre las bandas callejeras más peligrosas del mundo”.
Dice: es un español el que propicia desde la cárcel una tregua histórica.
Se está refiriendo al padre Toño, quien durante el primer año fue uno de los más agresivos detractores de la tregua, iniciativa que calificó en repetidas ocasiones como “paz mafiosa”, pero que repentinamente giró 180 grados y en marzo de 2013 se convirtió en un defensor del proceso, tras el asesinato de Giovanni Morales (a) Destino, un activo de la Guanacos Locos de la Mara Salvatrucha que trabajaba para el Servicio Social Pasionista, la oenegé que el sacerdote español dirige.
Cuando hablan sobre la comida que les dan, un reo hace la gracia de decir que Aliprac, la empresa privada que suministra los alimentos a todos los privados de libertad en El Salvador, significa “Alimentos Pura Caca”, y De la Serna complementa en off que es propiedad “de la mujer del presidente de El Salvador, recibe 20 millones de dólares al año por alimentar a los presos”. Difama a Vanda Pignato, la esposa del presidente Mauricio Funes que nada tiene que ver con Aliprac, y tan ancho.
Voz en off de De la Serna: “Nos aventuramos a entrar hasta el fondo. El español (padre Toño) no duda. Quiere que lo grabemos todo. Que enseñemos al mundo lo que él considera una bomba de relojería”.
—No hay un solo espacio. No hay un solo hueco –dice ante cámaras De la Serna–. Esto está absolutamente atestado. Viven en unas condiciones absolutamente infrahumanas. Y es un olor muy fuerte. Es un olor como a azufre...
—(El Salvador) casi es un Estado mafioso –dice el padre Toño–. Cómo tratan a estas personas y cómo tratan a los privados de libertad. Esto es una de las violencias más grandes que hay...
Voz en off de De la Serna: “Resulta difícil creer que aquí un pandillero tiene alguna posibilidad de rehabilitarse”.
—Yo personalmente no tengo palabras –dice el padre Toño–. Estoy con ganas... hasta de llorar.
El programa da para mucho. Se muestran gravísimas violaciones de derechos humanos por parte del Estado salvadoreño, pero también carencias que están solo en el ojo de un europeo acomodado que evidentemente no se ha documentado sobre la realidad salvadoreña, como cuando ve unos guineos majonchos sancochados y, por no saber qué son, cree que son plátanos podridos.
—Vemos que esta persona que se está lavando los dientes no tiene un lavabo en el que lavarse –dice ante cámaras De la Serna en otro momento–, sino que coge agua de este pilón.
El programa apenas lleva veinte minutos. Falta ver una boda múltiple de pandilleros en el penal, una seudoentrevista con el Viejo Linx en la que el veterano pandillero termina mofándose del desconocimiento manifiesto de De la Serna, y sendas visitas complementarias al penal de San Vicente y al de mujeres de Ilopango. Pero el tono no variará.
***
Un viajero incansable llamado Ryszard Kapuściński, periodista él, alguna vez dijo: “Intentar conocer otras civilizaciones y culturas con una visita de tres días o de una semana no sirve para nada”. La frase parece pensada para describir este producto televisivo llamado Encarcelados. Aunque quizá sea precisamente esto lo que los involucrados quieren. Para laSexta, los datos confirmarán mañana que de toda su parrilla este ha sido su segundo programa con mejor audiencia; más de un millón sescientos mil espectadores. El intrépido De la Serna será premiado en las redes sociales con piropos y aplausos a su valentía. El padre Toño obtiene valiosos minutos en primetime en su país natal, que le permitirán seguir siendo un referente a la hora de pedir fondos para su oenegé. Incluso los pandilleros logran ventilar a escala internacional sus demandas.
Pierde El Salvador, claro, que proyecta una imagen de tercermundismo y de republicabananera que costará neutralizar.
Y pierde el periodismo –el rigor, la ética–, pero... ¿a alguien le importa ya todo eso?
***
Para sacar sus propias conclusiones, puede ver el programa sobre El Salvador de Encarcelados en este enlace.

NO OLVIDAR. Testimonios de ex presos políticos de El Salvador‏




Una crónica de Sigfredo Ramírez

Hay fragmentos, muchos fragmentos dispersos sobre las violaciones a los derechos humanos durante la guerra civil en El Salvador. Algunos son testimonios escritos a máquina, otros son fotografías en blanco y negro sin identificación, y también hay cintas de video deterioradas que nadie ha visto en 30 años. Hay archivos que no están organizados y hay víctimas que todavía tienen miedo a hablar. Testimonios que acusan a ambos bandos en el conflicto. Pero hay algunas personas torturadas que van superando el temor y esperan que alguien las oiga.

Destino. Los presos políticos que llegaban al centro penal de Santa Tecla –hoy Museo Tecleño– eran remitidos de diferentes cuerpos de seguridad después de ser torturados.


“Siempre estuve vendada. Siempre. Las dos veces que me torturaron. La primera a finales de 1982 y la segunda en febrero de 1991. Cuando ya estaban negociando los Acuerdos de Paz a mí me estaban torturando. Las dos veces fueron muy parecidas. Me pusieron una venda desde que me capturaron y después me despojaron de la ropa. Así, desnuda y descalza estuve en la Policía Nacional y la antigua Guardia. Todos los días me ponían los toques eléctricos, todos los días me golpeaban, todos los días me violaban.

La primera vez estuve cinco días y los cinco días me violaron. Me hicieron el teléfono, que es un golpe en las orejas para que perdiera el sentido. Me daban golpes en la espalda y el vientre. Todavía recuerdo que el día que me liberaron me habían estado torturando en la mañana. ¿Cómo eran los lugares donde estuve? No sé. Aún no lo sé, porque todo el tiempo estuve vendada. Pero en ese sitio se oían gritos despavoridos, llenos de terror, de angustia, dolor. Se escuchan lejos. Y también cerca. Después de tantos años, de estas tres décadas, sigo creyendo que esos gritos eran cuando despedazaban a las personas.

Las celdas apestaban demasiado a sangre, como a ‘chuquilla’. En 1991 me capturaron cuando iba en un taxi en la 29.ª avenida norte, por la Zacamil. Ese día yo iba con el herido civil de un bombardeo rumbo al hospital. Un muchacho de 19 años. Era parte de mi trabajo en el Comité de Madres de Reos y Desaparecidos de El Salvador (COMADRES). Dos vehículos bloquearon el paso del taxi. ¿Para dónde nos escapábamos? Yo solo me acuerdo que me agarraron del pelo y me aventaron adentro de su vehículo. Inmediatamente me pusieron una venda. Me dieron unos toques eléctricos en el cuello y allí empezó el interrogatorio. Nos llevaron a la Guardia Nacional y estuve allí vendada por 22 días. Fueron 22 días de tortura y de oscuridad.”

***

La sala de té Balché se ha quedado vacía. La mayoría de invitados al evento se fue hace una media hora. Pero Patricia García sigue contando su historia en voz baja. Casi susurrando y haciendo pausas entre sollozos. Ella está sentada en una silla de plástico al fondo de un gran salón con ventanales. Afuera se ve un jardín. Es el mediodía del martes 29 de octubre de 2013. Es un día más. Y a esta hora, Patricia está sumergida en un mar de recuerdos de los años que marcaron su vida: su exilio de nueve meses en México, sus pláticas con Monseñor Romero, la desaparición de su hermano, las dos ocasiones en que estuvo detenida y la torturaron.

Patricia lleva un vestido negro y un pañuelo blanco a la altura del cuello. Luce delgada y frágil, con su cabello levemente peinado. Dice que ha perdido 15 libras en las últimas semanas en las que ha estado internada en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social. No debería de estar aquí, pero ha venido convaleciente hasta esta sala de té en el bulevar Universitario para recibir un reconocimiento en nombre de su madre, Alicia de García, de parte de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH). En el acto, que duró casi toda la mañana, se le dio un homenaje a su mamá –una de las fundadoras de COMADRES– por su defensa a los derechos humanos en El Salvador.

Pero ahora, Patricia habla en voz baja de las detenciones que vivió hace décadas. Lo hace sin auxiliarse de ningún apunte ni grabación. Solo con los recuerdos que guarda en su memoria. Su hermana menor, Blanca García, que platica en la entrada del salón, se acerca desde atrás y le da un vaso con agua a su hermana. Sabe que el recuerdo de las violaciones son tragos amargos para Patricia. Los años inmediatos al hecho ni siquiera podía recordarlo en la intimidad del hogar sin romper a llorar. Por ello no hay registro judicial de su caso.

—Ha logrado hablar de la tortura sin ponerse mal hasta hace dos años— dirá Blanca García, unos días después, al otro lado del teléfono.

Patricia tuvo miedo que su testimonio fuera usado en su contra. Así que su caso no está en ningún juzgado capitalino, ni en los expedientes de la Fiscalía General de la República (FGR), ni en la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), ni siquiera está en las oficinas de Tutela Legal del Arzobispado; a pesar de que COMADRES fue uno de los grupos que nutrió los archivos católicos con sus listas de víctimas del conflicto.

La oficina de Tutela Legal fue el lugar donde miles de víctimas se abocaron en medio de la guerra, desconfiadas de brindar información sobre sus casos al mismo Gobierno. Hay acusaciones de crímines cometidos por ambos bandos: desde casos de tortura realizados por agentes de los cuerpos de seguridad hasta ejecuciones extra judiciales de la guerrilla. La Iglesia católica ha planteado en octubre de 2013 y de manera preliminar –todavía se está realizando un inventario– que hay alrededor de 50,000 procesos archivados en la oficina.

La mayoría son expedientes que fueron nutridos por la investigación judicial que realizaron 22 abogados desde 1982. Documentos recopilados de los juzgados de Paz de todo el país, y la toma de testimonios de víctimas en el lugar de los hechos. “¿Cuál es el valor del material? En ese tiempo los jueces de Paz llevaban la investigación de los casos, pero casi nunca se atrevían a entrar en las zonas de conflicto, algunos archivos son únicos”, dice Wilfredo Medrano, abogado investigador y subdirector de Tutela Legal hasta principios de octubre de 2013, cuando el arzobispo de San Salvador decidió cerrar la oficina jurídica.

Medrano lo cuenta desde el patio de una gran casa en la colonia Buenos Aires: en las páginas escritas en máquinas de escribir o las grabaciones de voz que están en Tutela Legal se plasma el sentir de las víctimas. Las madres de desaparecidos que llegaban a Tutela Legal con la partida de nacimiento y la última fotografía del hijo que no volvió a casa; los torturados que dieron su testimonio al salir de los cuerpos de seguridad, donde los habían obligado a firmar un acta en la que hacían constar que los policías los habían tratado humanamente; las mujeres víctimas de violación en los caseríos más escondidos del país.

“El archivo contiene miles de abusos de la guerrilla y del ejército que fueron verificados y se convirtieron en la base para el Informe de la Comisión de la Verdad (la misión de Naciones Unidas encargada de investigar crímenes de guerra en 1991), casos que nunca se aclararon, pero eso sí, mucho del material está en bruto, videos que se han deteriorado y nadie ha visto en 30 años que se tendrían que recuperar”, asegura Medrano.

A pesar de la importancia histórica del archivo de Tutela Legal nunca se le dio mayor tratamiento a los documentos. Los casos están archivados alfabéticamente por el nombre del caso y por mes, pero hay algunos traspapelados desde que fueron prestados a la Comisión de la Verdad hace décadas. La Universidad de Colorado en Estados Unidos firmó un convenio con Tutela Legal para digitalizar los archivos, pero el proyecto bibliográfico quedó a medias porque, según Medrano, se necesitaban $400,000 para realizar todo el trabajo. Actualmente, y después del cierre de Tutela Legal, el arzobispo capitalino, José Luis Escobar Alas, aseguró que los documentos se están reorganizando y ya se lleva un 12% de avance.

—El archivo está completo. No vamos a destruir nada, vamos a resguardar la confidencialidad de las víctimas con celo de fe— precisó monseñor José Luis Escobar, después de la homilía del 27 de octubre .

Y para Wilfredo Medrano, el exsubdirector de la oficina de Tutela Legal, la confidencialidad es importante. Muchos de los testimonios del archivo fueron realizados en los años que siguieron a la guerra civil que terminó en 1992. A medida que el miedo se fue esfumando poco a poco. Un paso que cada quien dio a su tiempo. Hombres y mujeres, como Patricia García, que más de dos décadas después de aquellos días hacen un esfuerzo por reconstruir las historias que vivieron en su juventud.

***

“No estuve todo el tiempo en las celdas. Hubo una vez en las que ellos me aseguraron que me iban a liberar. Mirá —me dijeron— ya no te queremos hacer nada más, queremos que quedés en libertad. Me pusieron una camisa que apestaba a sangre, me agarraron de los brazos y sin quitarme la venda, me metieron en el baúl de un carro. El trayecto fue bien movido y llegamos a un lugar donde había viento. ‘Esta debe de ser la Puerta del Diablo’, recuerdo que pensé en mi mente. Los torturadores trataron de convencerme de que corriera para quedar en libertad.

—Ahora que sos libre podés correr —me dijo uno de ellos.

Yo me quedé quieta. Pensaba que si corría me iba a caer a un acantilado. Les dije que no iba a correr. Y que si era cierto que me querían dejar libre, que se fueran y yo me iba a quedar allí parada y después me iba ir para mi casa. Ellos me trataron de convencer una y otra vez. ‘¡Corré pues, corré!’, me gritaban. Yo no me moví. Se pusieron bien enojados. Me agarraron otra vez y me aventaron al baúl del carro. Me llevaron de regreso a la guardia.

—¡Bueno, como no quisiste colaborar hoy sí vas a saber lo que es bueno, maldita!— me amenazó uno de los hombres cuando llegamos a la delegación.

Pero otro de los mismos agentes le dijo que me diera una oportunidad. Que de todos modos tenían salida para el 17. Yo seguía vendada. Al poco tiempo me subieron al carro. Me llevaron a un sitio que yo creo que era el playón. Sentí las piedritas en los pies. A saber cuántos cadáveres estaban allí pero apestaba como si hubiera decenas. A saber en cuántos me paré, porque nunca me quitaron la venda y bajo mis pies sentía cosas aguadas entre las piedras. Allí me quitaron la camiseta y empezaron a interrogarme otra vez.

Ellos siempre quisieron que yo confesara que COMADRES era una fachada de la guerrilla, que entregara a madre Alicia, a la abuela Antonia, a la madre Miriam. Pero no. Nosotros no éramos parte de la guerrilla. Yo siempre se los dije: no voy a aceptar algo que no es cierto. Entonces el tipo se enojó, me ultrajó y me llevaron nuevamente a la ciudad. Yo sentí que ya no era la misma ruta. Ese día me llevaron a la Policía Nacional. Cuando llegamos allí, me dieron una gran patada para entrar a una celda. El piso estaba lleno de líquidos y apestaba a sangre, así que me deslicé y fui a pegar contra la pared. Cuando me caí empecé a gatear. En el suelo encontré un dedo. No sé cuál era. Yo lo agarré y empecé a sobarlo. Después lo dejé allí. Seguí gateando y me encontré con otro pedazo. No sé si era un brazo o una pierna, porque ya ve que los salvadoreños somos lampiños. Yo seguí gateando hasta que me topé con una bota militar. ‘Ya maldita, ahora sí vas a saber lo que es bueno’, me dijo un hombre.

Me agarraron entre dos y me acostaron en una cama de cemento con los brazos y los pies abiertos. Ellos encendieron una máquina, era como una bovina. Yo solo me imaginaba que era la que hacía pedazos a las personas. Pensé: ahora sí se acabó todo… lloré, pedí perdón por todo lo malo. Empecé a sentir el ruido de la máquina más cerca y más cerca. Y de repente, alguien dijo: ‘¡Perate!’ Alguien bajó la palanca y oí una gran y terrible discusión. Encendían y apagaban la máquina como decidiendo qué iban a hacer conmigo.

Al final, uno de ellos se compadeció y me quitaron las cosas. Me sacaron al patio y me bañaron con una manguera. A todo esto no me quitaron la venda. Me hicieron que subiera unas escaleras y al llegar arriba sentí que estaba parada sobre una alfombra. Me dieron mi ropa, un trapo para que me limpiara, y una mujer me dio un peine. Al final de todo, un hombre se me acercó y me dijo: ‘No creás en todo lo que has soñado, nosotros hemos estado aquí para velarte el sueño y has tenido horribles pesadillas’.”

***

Nadie puede ver los archivos de Tutela Legal del Arzobispado mientras se realice el inventario de los casos, pero sí los de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES). Y su encargada –una mujer de piel blanca y de tono amable– dice que hasta esta casa de la colonia Médica todavía vienen familiares de las víctimas de la guerra civil. Es raro que ocurra pero todavía la sorprenden de vez en cuando. No vienen a interponer una denuncia ni brindar testimonios, pero sí a buscar alguna fotografía de su familiar desaparecido porque han perdido la única que guardaban.

—Hace poco vino una señora de Ahuachapán buscando una foto de su hija porque se acordaba que hace años vino a dejar una aquí ¿Y sabe qué? Aquí estaba, le sacamos una copia y se fue bien feliz —cuenta la mujer mientras camina por el corredor que lleva al archivo de la CDHES.

La encargada del centro de memoria histórica es acompañada por Miguel Montenegro, director de la CDHES, y quien ayudó a construir el archivo durante el conflicto. Montenegro labora aquí desde 1982, tomó algunas de las fotografías que engrosan los casos y viajó hasta cantones recónditos para grabar testimonios. Ahora, es una especie de custodio de todo el material recopilado. El archivo está en una habitación amplia de piso ocre y cielo falso con goteras.

Aquí, hay estantes repletos de fólderes con documentos legales y exhumaciones, hay periódicos de los ochenta, hay revistas, hay 30 álbumes de fotografías que están llenos de imágenes de muerte. Cientos de personas que aparecieron a la orilla de las carreteras de todo el país durante la guerra civil. Mujeres, hombres, hermanos, hijos, primos. La mayoría no están identificadas. Revisar cualquiera de los álbumes es encontrarse con un espeluznante decálogo de muertes.

Miguel Montenegro hojea uno de los primeros álbumes en el estante.

—Mire a este muchacho, le echaron ácido en el rostro y por eso no tiene pelo; mire este otro, está hecho pedazos por los machetazos—dice Montenegro, impávido, mientras pasa las hojas.

Y el director de la CDHES asegura que esas imágenes no son las únicas con las que cuenta la organización no gubernamental. Una parte de los archivos están en México y Nicaragua desde los años de la guerra civil, cuando los compiladores temían un cateo de las autoridades. Otra parte del material todavía está en la bodega, acumulando polvo y sin clasificar. Montenegro calcula que son el 37 % de los documentos los que aún están guardados sin que nadie los pueda ver. “Esto ha sucedido porque no se ha encontrado una fuente de financiamiento para hacer todo el inventario”, cuenta el director de la CDHES, de pie en medio del archivo.

Aunque ya se han realizado esfuerzos por rescatar el material. En unas repisas de madera en el centro de memoria histórica, hay 248 cintas de video negras en formato VHS que contienen declaraciones de alrededor de 100 casos de tortura, masacres y desapariciones. En los últimos años –al estar conscientes del franco deterioro de las cintas– la dirección de la CDHES comenzó a regrabar las horas y horas de grabación en discos DVD.

Algunas todavía tienen los defectos de la cinta original. Hay unas con el sonido apenas audible. En uno de los videos titulado “Encuentro testimonial con víctimas de la guerra (30-10-1990)” aparece una joven de 19 años. Es morena, lleva una blusa rosa y un cepillo en el rostro. Tiene un micrófono gris en la mano y brinda el testimonio de su caso a una abogada. Poco a poco va contando lo que ocurrió:

—Ellos me obligaron a acostarme en el suelo y él forzosamente me quitó el blúmer… y empezó la violación sexual. Luego llegó el otro que estaba apuntando a mi padrastro y procedió a hacer lo mismo, al final me dijeron que no anduviera hablando nada, porque si no, iban a matar a toda la familia. Me dijeron que si mi mamá preguntaba, que dijera que solo me habían hecho unas preguntas— dice la muchacha con su mirada puesta en el cielo falso de la habitación.

—¿Ustedes pusieron alguna denuncia?— pregunta la abogada.

—Sí, fui a la fiscalía y pasé con un licenciado que no me acuerdo el apellido. Llegamos a dar la denuncia, después fuimos al juzgado de Mejicanos, al cuartel San Carlos, a la Policía Nacional.

—¿Y sabe si los castigaron?

—No sé, pero en el juzgado identificamos a los soldados. Después me dijeron que el proceso había estado mal porque los identificamos cara a cara, ellos también nos vieron.

—¿No han vuelto a pasar por su casa?

—Sí pasan, siempre pasan, pero ya no se quedan cerca de la casa.

En el archivo de la CDHES hay 248 cintas con testimonios parecidos.

***

“Usaron la técnica del policía bueno, policía malo. El mismo día de mi captura me trasladaron al Centro de Instrucción de Transmisiones de la Fuerza Armada (CITFA) en San Jacinto. Al llegar me vendaron los ojos y me amarraron las manos. El primero en recibirme fue un soldado que me agarró a patadas. Después de la golpiza, llegó un segundo interrogador. Él trataba de ser amigable. Me dijo que el primer tipo era ‘un bruto’. Me ofreció un cigarro pero le dije que no quería. Él me dijo: ‘Va pues, ya va a venir el otro a darte verga’. Volvió a entrar el primer interrogador. Esta vez me amarraron a una mesa y me quitaron los zapatos.

Sentí que me estaban amarrando algo en los dedos gordo y meñique en ambos pies. Al instante me invadió una sensación de presión, un cosquilleo doloroso y calorífico. Eran choques eléctricos por lapsos de cinco segundos. En las pausas me volvían a preguntar lo mismo y cuando les contestaba que no sabía nada, volvían a la descarga. Después de cuatro veces me soltaron y el interrogador dijo que me dieran agua. Me zambulleron dentro de una pila.

Después me dejaron tirado en el suelo, amarrado con las manos hacia atrás. Perdí la noción del tiempo. Creo que fue al día siguiente, al mediodía, cuando me levantaron y junto a otros capturados me subieron a la cama de un camión. Nos pusieron varias colchonetas para cubrirnos y encima iban soldados. Creí que nos sacaban para asesinarnos. Pensé en mi familia y si iban a encontrar mi cuerpo algún día.

Nos llevaron a la Guardia Nacional y nos encerraron en celdas individuales. Allí me dejaron quitarme la venda y había un marco metálico de una cama sin colchón, un servicio sanitario, y un foco de luz amarilla que estuvo encendido por los siguientes seis días. De comida me dieron un yoyo, dos tortillas con frijoles en medio. Como tenía sed y no había más agua que la del servicio, metí las manos en el tanque del agua y tomé de allí. En esa celda, escuché al menos tres veces cómo torturaban a otros. Una vez escuché a un torturador con acento argentino. Al final de la semana hubo otro traslado. Me sacaron de la celda, me vendaron y me llevaron a una sala grande donde estaban prisioneros y guardias. Había un televisor que sintonizaba un discurso del presidente Napoleón Duarte. Uno de los guardias se estaba burlando de él.

Luego, nos subieron a la cama de otro camión. Ese día llegamos al castillo de la Policía. Nos bajaron siempre vendados y nos llevaron a un sector conocido como ‘el sótano’. Se escuchaban las teclas que alguien escribía a máquina. Me levantaron del brazo y me sentaron en una silla. Era la hora de mi confesión. Les di mi nombre completo: Rolando Ernesto González Morales. Cada vez que negaba algo me golpeaban. Cuando el policía terminó de redactar me dijo: ‘Te voy a levantar la venda y vas a firmar, ¡si me ves, te vas arrepentir!’ Me levantó la venda, me soltó de las manos y me dio un bolígrafo.

—¿Lo puedo leer antes de firmar?— le pregunté al agente de la policía.

—¡Firmalo hijueputa, no vas a leer ni mierda!— me respondió y me dio un culatazo en la cabeza.

Lo firmé. Luego me tiraron con los demás prisioneros. La primera noche en el sótano del Castillo me ficharon. Llegó un policía y me tomó del brazo. Él me llevó a un baño. Solos los dos me dijo: ‘Quitate la venda’. Yo me impresioné y entonces vi al tipo. A uno de ellos. Tenía una máscara de mapache que le cubría el rostro, una de esas de cartón que usan en fiestas infantiles. En los huecos de los ojos tenía papel celofán. Era un fotógrafo.

—Mirá para la cámara— me dijo el hombre que se ocultaba tras la máscara de mapache.

Como había estado vendado me molestó la luz del foco del servicio. Cuando menos sentí, me cegó el disparo del flash de la cámara. Me tomó fotos de frente y de perfil. Siempre me he preguntado dónde estarán esas fotos que me tomaron en uno de los peores momentos de mi vida. Una evidencia de aquella semana infernal. Después de tomarme la fotografía nos llevaron a una celda grande. Pasé varios días en el Castillo de la Policía hasta que el 11 de febrero de 1980, me trasladaron al penal de Santa Tecla. Estuve preso 28 meses de mi vida.”

***

Rolando González vuelve hoy a la prisión en la que estuvo recluido hace ya 33 años. Solo que ahora este ya no es un centro penal, sino que el Museo Tecleño. Y Rolando asegura que ahora “parece un hotel”. González está reunido con un grupo de antiguos presos que hace décadas estuvieron organizados en el Comité de Presos Políticos de El Salvador (COPPES). En las últimas semanas, este grupo montó una exposición con figuras de barro moldeadas en Ilobasco sobre las técnicas de tortura que se usaron en el país durante la guerra civil.

Parte de la exposición estuvo basada en un libro testimonial que los presos escribieron en el centro penal La Esperanza, Ayutuxtepeque, en 1986. El libro “La tortura en El Salvador” fue publicado hasta diciembre de 2012 como una iniciativa de la CDHES, y el financiamiento de la Cooperación Española. El documento se guardó por décadas en el archivo de la comisión y ahora sale a la luz. En sus páginas se explica gran parte de las técnicas empleadas para conseguir información con ilustraciones de los mismos torturados.

Según Miguel Montenegro, director de la CDHES, el objetivo de la publicación no es “una cacería de brujas ni atacar a los sujetos que cometieron este tipo de delitos, sino que prevenir para que estas historias no vuelvan a ocurrir, que el Estado salvadoreño se dé cuenta de la necesidad de firmar el protocolo facultativo contra la tortura y adherirse al Estatuto de Roma”.

Rolando González camina hasta la celda en la que estuvo recluido durante el conflicto. Es un salón amplio de paredes gruesas en el ala izquierda del museo. González es flaco y serio. Su caso es especial. Después de casi tres décadas se reconoció a sí mismo como una víctima y en 2010 interpuso una denuncia ante la fiscalía para que se investigara su caso de tortura. Pero al ver que no tuvo respuesta, el antiguo preso político decidió llevar su caso hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, D. C., en 2012.

Todavía está esperando respuesta. Parte del sustento del caso de Rolando González está en los archivos de la que hasta hace unas semanas fue Tutela Legal. Allí guardan unas listas con los presos políticos de la época y más información de los detenidos. Silvia Cuéllar, abogada del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (IDHUCA), afirma que la importancia judicial de los archivos es que pueden dar indicios a un juez sobre lo que pasó en el tiempo de la guerra civil. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben. “La decisión de perdonar es de cada una de las víctimas”, dice.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...